LOS CINCO MITOS UNITARIOS DEL NACIONALISMO ESPAÑOL y más

LOS CINCO MITOS UNITARIOS DEL NACIONALISMO ESPAÑOL y más


Aitzol Altuna Enzunza 



La ideología del nacionalismo español se cimentó en el siglo XX y tiene como base cinco falsos mitos históricos sobre una unidad ancestral de España con la que se quiere justificar su supuesto “destino universal”.

RESUMEN DE LOS CINCO MITOS UNITARIOS

La primera unidad del imaginario del nacionalismo español, es una península pre-celta y celta que fue convertida después en la provincia de Hispana dentro del Imperio Romano como segundo ciclo unitario, el cual le dio a España además una unidad religiosa y lingüística, de la que sería su natural sucesor el Imperio Godo de Toledo, ya soberano como tercer hito unitario.


Este imperio, fue invadido por los “extranjeros” musulmanes, por lo que en la Edad Media, el rey astur D. Pelayo junto con Santiago Matamoros primero y el Cid después, consiguieron la cuarta unidad de los reinos católicos peninsulares durante la "reconquista" de España, la cual concluyó con la entronización de los Reyes Católicos, siendo el colofón de la recuperación de la unidad patria la capitulación de Granada el 2 de enero de 1492 y la expulsión de la mayoría de los musulmanes de Europa.

Aunque los españoles vivían en paz y en armonía, hubo un rebrote rojo-separatista en 1936, que obligó al ejército español encabezado por el Caudillo Francisco Franco, a poner orden, así llegó la quinta unidad de España. 




1. LA UNIDAD DE ESPAÑA SE DA DESDE PREHISTÓRICA

En el siglo XX, uno de los máximos exponentes de la teoría de la “Unidad de Destino Universal”, fue el falangista, germanófilo pro-nazi y catedrático en historia Martín Almagro Basch (Madrid 1911-1984) https://es.wikipedia.org/wiki/Mart%C3%ADn_Almagro_Basch

Almagro Basch, junto al también historidor y arqueólogo germanófilo Luis Pericot García (Girona 1899-Barcelona 1978), en un trabajo publicado en 1958, decían que existía ya en la prehistoria: “El idioma e incluso la primera idea de España como unidad aunadora de todas las antiguas diferencias étnicas peninsulares (…)". 

Estos arqueólogos, trataron de demostrar una unidad étnica española desde el perigordiense, hace más de 30.000 años, todo ello en un equilibrio casi imposible: “aquella lejana base de la etnia hispana también racialmente protomediterránea de origen perigordiense”.



HISPANIA ERA TODA ELLA CELTA O CELTÍBERA

El propio Martín Almagro Basch, junto al también germanófilo y arqueólogo Julio Martínez Santa-Olalla (Burgos 1905-Madrid 1977), intentaron demostrar el substrato ario de una península mayoritariamente celtibérica, siguiendo así las ideas de sus estudios post-universitarios en Alemania, país con el que la dictadura fascista o nacional-católica intentaba buscar puntos de encuentro. 


Su idea apropiorística, era que la península ibérica había sido dominada por diversos pueblos “celtas” venidos desde Europa central, hechos que estos autores pro-arios adelantaban erróneamente a los años 1.200 y 900 a. C.: 

“(...) nos hemos inclinado a dar a la invasión céltica, desde hace algunos años, mucho más valor en el orden racial y cultural de lo que se había supuesto en la época anterior a nuestras investigaciones” (1958). 

Mapa real de los pueblos prerromanos, a la derecha, el mapa de la conquista de la península ibérica en diferentes colores según las fechas de su ocupación.
Debajo un mapa más diverso y real de los pueblos prerromanos de ls península ibérica 

Con ello, rechazaban o minusvaloraban cualquier aportación de los íberos del mediterráneo en la creación de esa primera unidad de España e ignoraban a los pueblos euskaros, incluidos los baskones pirenaicos y del Ebro, que no encajaban en su teoría pese a estar muy bien documentados en esa época.


Celtas e iberos según Almagro, donde los pueblos euskaros, incluidos los baskones, no existen. 



2. HISPANIA Y ESPAÑA ES LO MISMO

Los grandes ideólogos del fascismo español desde la arqueología como fueron Martín Almagro y Luis Pericot, sostenían además una unidad patria y la primera unidad política española durante el Imperio Romano, el cual el dio a España una unidad cultural e idiomática, el puzle completo. 


Por ejemplo, en un trabajo conjunto en 1958, decían estos autores que en ls Hispana romsna ya existía: “El idioma e incluso la primera idea de España como unidad aunadora de todas las antiguas diferencias étnicas peninsulares (…)".


Para seguir después ahondando en esta idea política: "La idea de una Hispania concebida como unidad geográfica, cultural y política, se verá siempre a partir del dominio de Roma formando parte del patrimonio espiritual de todas las gentes peninsulares, como la más noble idea de convivencia humana entre todas ellas, idea mucho más fuerte que la tendencia disgregadora que siempre, a los largo de nuestra historia, veremos aparecer sin imponerse jamás a aquella ambición que nunca desaparecerá (...).
Este sentimiento de unidad étnica, ganando durante la romanización, no se romperá ya a pesar de las invasiones germánicas y árabes y pasará vivo a lo largo de la Edad Media a los pensadores más preclaros en lo político y espiritual”. Por tanto  el romano es un ser de luz frente a los invasores germánicos y árabes, pero con importantes matices en el caso de los primeros.




En 1972, cuando el Régimen dictatorial estaba tocando a su fin, los mismos autores repetían la idea: “La conquista romana acabó de dar conciencia definitiva a los habitantes de la Península que eran hispanos, y la conciencia de la vieja unidad no se perdió nunca. 
El nombre de Hispania, con su antigüedad de tres mil años y que se aplicó, por tanto, a gentes que se hallaban en plena prehistoria, lo que no suele ocurrir, pues por lo general los actuales países llevan nombres de origen mucho más moderno, constituye por sí solo una vieja raíz”. 




Es evidente que nada de ello es cierto, y, como dejó bien claro el antropólogo e historiador español Julio Caro Baroja (Madrid 1914-Bera 1995) en su libro “Sobre la lengua vasca”: “(…) la palabra hispano, como íbero, tienen un sentido geográfico y no otro”. 

Es más, ni siquiera la palabra Hispania es latina sino púnica y fueron los cartagineses quienes llamaron así a la península ibérica, cuya traducción sería “tierra de conejos”, según la Enciclopedia Larousse de Historia. Es decir, Hispania era como decir hoy Europa, América central o Península de Escandinavia.


NO HUBO TAL UNIDAD DE HISPANIA 

En realidad, ni tan siquiera hubo tal unidad romana, ya que no hubo un procónsul para toda la península ibérica, ni Roma tuvo la intención de unificar administrativamente Iberia, que era el nombre en griego de la península y con el que se conocía anteriormente en el mundo mediterráneo y oriental, la cual era muy diversa cultural y étnicamente. 

En un primer momento, durante la expansión romana desde la península itálica en su lucha contra Cartago, existían las provincias de Hispania Citerior y Superior (la conquistada y la libre, la pretendida por Roma y la pretendida por Cartago). 

Llegó a tener la península ibérica tras su definitiva ocupación romana (poco antes del año cero de nuestra Era), hasta seis provincias con sus procónsules respectivos y numerosos “conventos” o subdivisiones administrativas que abarcaban incluso el norte de África llamada,  significativamente, Hispania Tingitana.

 

"Entre los años 27 y 14 antes de nuestra era aparecen la provincia senatorial de Baetica y las imperiales de Lusitania y Tarraconensis, que incluía el territorio de los vascones, várdulos, caristios y autrigones, habitantes de los actuales países vascos peninsulares. Hacia el año 214 de nuestra era la Hispania Nova Citerior Antoniana (Callaecia-Asturica) fue separada transitoriamente de la Hispania Citerior. El emperador Diocleciano crea hacia 287 la Diocesis Hispaniarum, con capital en Emerita Augusta, integrada en la prefectura de las Galias y formada por las provincias de Tarraconensis, Carthaginensis, Baetica, Lusitania, Callaecia y Mauretania Tingitana (el hecho de que la Tingitania formara parte de Hispania será utilizado en los siglos XIX y XX por los imperialistas españoles para justificar la anexión de Marruecos). En el mismo siglo IV la Balearica se organiza como provincia. 

Téngase en cuenta que Ataúlfo invade Hispania con sus huestes godas en el año 415, por lo que la unidad hispana como una única diócesis en el seno del Imperio Romano se prolongó a duras penas durante tan sólo 120 años, subordinada además a la prefectura de las Galias. Por eso José Manuel Roldán y Fernando Wulff han señalado que no existe en realidad" (“La Vasconia peninsular y la organización territorial española” Xabier Zabaltza Pérez-Nievas, Iura Vasconiae nº 5 -2008-):


HISPANIA NO CORRESPONDE TERRITORIALMENTE A LA ESPAÑA ACTUAL

Por tanto, durante el Imperio Romano Hispania no correspondía siempre con Iberia, e incluso, entre los escritores romanos, el Pirineo estaba dentro de la Galia y no de Hispania.

Los Pirineos y el antiplano anterior, hasta la Sonsiera o Jaca, estaba dentro de las Galias y no dentro de Hispania
Se puede leer al respecto: https://lehoinabarra.blogspot.com/2014/07/eramos-hispanos-o-galos.html#:~:text=Los%20Belasko%20de%20la%20Llanada,%E2%80%9Cgalasquiyin%E2%80%9D%20(galos)


Esta idea se mantuvo durante la Edad Media, como queda constatado en los textos alto medievales de San Eulogio de Córdoba en el s. IX o en el siglo XII en la guía del peregrino jacobeo Aymeric Picaud, para los cuales Hispania empezaba en la llanura bajo el Pirineo y pasada la Sonsierra entre Alaba y La Rioja, quedando por tanto fuera las actuales Bizkaia, Gipuzkoa, Alaba y el norte de Alta Nabarra, Huesca, Lleida y Girona.

 

EL ESPAÑOL ES EL LATÍN LOCAL QUE TODO EL MUNDO HABLABA

Es falso que en época romana todo el mundo hablara latín en Iberia. El latín era el idioma de la administración y de la legión en el Imperio Romano Occidental, pero incluso entre ellos, casi nadie era monolingüe en latín, y menos fuera de las grandes ciudades o cargos administrativos, donde su uso familiar sería muy reducido y estaría muy “corrupto”, como se ve en las burlas que recibió el hispalense Seneca en Roma por su habla "pueblerina" (cordobés del s.I a.C.)



Ni tan siquiera era el latín la lengua de la cultura sino el griego, que además se hablaba en todo el Imperio Oriental como lengua franca.

El castellano surgió muy tardíamente dentro de los romances peninsulares, no antes del siglo IX en Valpuesta, comarca que pertenece hoy a la provincia de Burgos, pero que entonces estaba dentro del reino baskón de Nabarra y repoblado en gran parte por euskaldunes, los cuales dejaron sus impronta en este nuevo romance (https://lehoinabarra.blogspot.com/2016/06/el-origen-del-castellano-en-valpuesta-y.html).


EL CASTELLANO ES EL ESPAÑOL, LA LENGUA NATURAL

En el siglo XXI sigue existiendo el supremacismo lingüístico dentro de España. Para el nacionalismo español, solo el castellano es el idioma de España, todos los demás idiomas peninsulares son inferiores al castellano en capacidad de expresión. Es más, la expansión peninsular del castellano ha sido algo natural, no ha mediado ningún tipo de coerción política en ello, simplemente, era un idioma más moderno y gramaticalmente más desarrollado. 

Las leyes contra el euskera y el catalán
https://lehoinabarra.blogspot.com/2021/05/las-leyes-contra-el-euskera-y-el-catalan.html


Sin embargo, el castellano es el único idioma de obligado conocimiento para sus ciudadanos o para el que quiera conseguir la nacionalidad española con sus correspondientes exámenes, además de para acceder a un trabajo en la administración pública (todos los exámenes se hacen en este idioma), así lo impone la Constitución española de 1978.



TODOS LOS ESPAÑOLES SON CATÓLICOS DESDE HISPANIA

Los romanos además habrían aportado a España la religión cristiana católica. Aunque, en realidad y pese a ser la única religión oficial desde el Concilio de Nicea del año 325 hasta la Caída del Imperio Romano Occidental en el año 476, se practicó hasta el final un amplio espectro de religiones que caracterizó todo el Imperio Romano.


La implantación definitiva del cristianismo, se produjo más bien durante la Alta Edad Media, hasta el siglo X. Es más, en muchas comarcas como era el caso de todo el norte peninsular, las religiones prerromanas anteriores siguieron practicándose durante varios siglos más, incluso llegaron al siglo XX en perfecto sincretismo con el catolicismo.

El caso de la cristianización tardía de Bizkaia (s. IX-X), la explicamos en: https://lehoinabarra.blogspot.com/2018/10/nabarra-cristianizo-bizkaia.html


LOS CASTELLANOS-ESPAÑOLES SON HIJOS DE TUBAL O TUBALISMO

Pero, este catolicismo creó otro mito unionista, el único que hoy no pervive, ya que ha caído en el olvido por ser el más fantasioso: es el origen bíblico o divino de los españoles. 

El origen de esta teoría está en una alusión del cronista judeo-romano Flavio Josefo del s. I al patriarca bíblico Tubal como ascendiente de los íberos (hijo de Jafet y nieto de Noé), en referencia en realidad a los “íberos del Cáucaso” (los georgianos), pero que San Jerónimo en el siglo IV confundió con los íberos de la península ibérica.


La segunda mención al tubalismo hispano, se puede remontar a época visigoda, cuando su máximo panegirista, San Isidoro de Sevilla (s.VI-VII) decía aquello que: "Thubal, o quo Iberi, qui et Hispani". Mucho tiempo después, en el siglo XIII, el arzobispo de Toledo e historiador de Castilla Rodrigo Ximénez de Rada identificaba los descendientes de Túbal con celtíberos, de donde llegó esta teoría a la Corte Castellana.

Códice de Roda o Meyá (Catedral de Roda en Isabena, Ribagorza en Aragón), dentro del reino nabarro de Pamplona-Iruñea, escrita sobre el año 990. Este códice sigue la tradición basada en la Biblia de atribuir a cada continente un patriarca como su origen, los europeos seríamos descendientes de Jafet, uno de los tres hijos de Noé. Tubal sería uno de los hijos de Jafet, de él vendrían los pueblos de Iberia y los italianos.

El historiador y jurista nabarro José Luis Orellá Unzué (Pamplona-Iruñea 1935), en “Geografías guipuzcoanas de la modernidad bachiller Zaldivia y Esteban de Garibay”, resumía: “La trayectoria historiográfica del Tubalismo habría que jalonarla en Flavio Josefo en sus Antigüedades Judaicas, San Jerónimo en sus Tradiciones Hebraicas, San Isidoro de Sevilla en la Historia Gothorum, Rodrigo Ximénez de Rada en su De Rebus Hispaniae y Alfonso X el Sabio en su Primera Crónica General (s. XIII)”.

Esteban de Garibay Zamalloa (Arrasate-Mondragón 1533-Madrid 1599)
Historiador del rey Habsburgo Felipe II de Las Españas

Todavía el obispo abulense Alonso de Madrigal (apodado "El Tostado", 1410-1455), afirmaba en el siglo XV que el castellano era la lengua traída por Tubal y los españoles sus descendientes, pero partiendo desde los baskones: "Tubal. Del cual descienden los españoles; éste se estableció en la bajada del monte Pirineo en el lugar que se llama Pamplona. Después, cuando éstos se multiplicaron en muchos pueblos, bajaron a las llanuras de España (Hispania)...". Esta idea subsistió durante varios siglos.

La Enciclopedia Auñamendi explica como, el dominico italiano Annio de Viterbo en 1497, reforzaba la teoría del tubalismo, al enlazar genealógicamente la monarquía castellano-aragonesa directamente con Tubal. 

Así, el cronista de los Reyes Católicos el siciliano Lucio Marineo Sículo, a comienzos del siglo XVI en su libro “Opus de Rebus Hispanice Urirabilibus”, reafirmaba la tradición del tubalismo hispánico y de su corona. 

Juan de Marina (Talavera de la Reina 1536- Toledo 1624)

Esta era todavía la línea argumental en 1601 del influyente historiador Juan de Mariana en su “Historia General de España”, aunque escribió “Hispaniae” en el original latino, la lengua de cultura todavía en ese siglo y no el castellano.

Es más, como los godos eran descendientes de Magog, otro de los hijos Jafet como Tubal, los historiadores castellanos argumentaban que por eso se llevaban tan bien y así emparentaban a los godos y los reyes castellano-aragoneses.

Para más información sobre el tubalismo: https://aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus/eu/tubal/ar-132392/

Toledo visigodo


Lo curioso es que, aunque fueron antes y con más detalle los historiadores de los reyes castellanos-aragoneses los que pretendían ser descendientes directos de Tubal, el tubalismo se recuerda más porque perduró en el tiempo mediante las teorías que lo vinculaban finalmente solo con los euskaldunes. 

Esta corriente historiográfica,  estaría dentro de las teorías iberistas (por la que toda Hispania estuvo repoblada por euskaldunes) y las teorías vasco-cantabristas (que sostenían que los vasconabarros eran los cántabros de los textos romanos https://lehoinabarra.blogspot.com/2014/08/las-seis-cantabrias-y-los-baskones.html).

Moneda del rey Carlos IV de Las Españas (Italia 1744-1819) acuñada en Nueva Vizcaya (México) con el escudo bizkaíno, a la que llama Cantabria.



3. TODA HISPANIA ERA GODA

El tercer mito unionista del  nacionalismo española, es una tercera unidad política peninsular con los “bárbaros” godos y su Imperio Toledano, ya con poder y soberanía peninsular, por lo que sería el antecedente más directo de la actual España. 

Los godos eran tribus germánicas escandinavas, que después de deambular por el Imperio y ser expulsados de las Galias por los francos, llegaron a Hispania, donde nunca dominaron a los baskones, pero tampoco del todo a los cántabros y astures, y solo casi al final de su imperio hispano, a los suevos asentados en la actual Galicia. 

Además, hubo varios exarcados o colonias romanas bizantinas en el mediterráneo hispano (incluida Granada), cuando se intentaba rehacer el Imperio Romano.



Es por ello que, los niños en España, en las “escuelas nacionales” y durante muchos años, tenían que recitar la lista de los reyes godos. 

Del mismo modo, en Vitoria-Gasteiz y en Pamplona-Iruña, hay estatuas como las del parque de la Florida de reyes godos, los cuales jamás pisaron ni mandaron en estas tierras; son estatuas sobrantes del Palacio Real de Madrid que se repartieron a distintos puntos de la península para remarcar esta idea unitaria entre la gente en el año 1821, tras la expulsión de los franceses y en busca de una unidad anterior peninsular que justificara la España-nación que querían crear, antecedente romántico del nacionalismo español.

Toda la explicación sobre el nulo dominio de los godos sobre Baskonia, la explicamos en: https://lehoinabarra.blogspot.com/2016/04/los-baskones-dominamos-los-godos-una-y.html


El reino godo fue efímero en el tiempo y epidérmico, su influencia en el idioma, costumbres peninsulares o incluso su aportación genética, fue casi nula; es más lo imaginado que lo real. 



4. LA "RECONQUISTA" DESDE ASTURIAS

La cuarta unión española, se dio durante “la reconquista” de la península, desde una inexistente Batalla de Covadonga contra las tropas del emir musulmán, en una Asturias donde se escondió un último godo, que sería el primer Pater Patriae político de España y que respondería al nombre Don Pelayo, primer rey de Asturias, mito fundacional creado por el político e historiador español Claudio Sánchez Albornoz (1893-1984)De ahí la frase “Asturias es España y el resto tierra conquistada”, a los hispano-musulmanes se supone. 

Se trata de otro anacronismo, lo correcto sería hablar del reino de Oviedo y de astures en vez reino de Asturias y de asturianos, que no están documentados en este época. 

"Según las fuentes la batalla tuvo lugar en el 722, sin embargo, las primeras referencias escritas por población cristianas sobre el proceso de conquista y ocupación islámica de la península ibérica se encuentran en la Crónica Mozárabe del 754 y en algunos textos islámicos del mismo periodo. En ellas apenas se mencionan los hechos de Covadonga y cuando lo hacen se considera una simple escaramuza sin importancia provocada por un astur rebelde. Habrá que esperar más de un siglo y medio para encontrar referencias explícitas a este proceso entendido como una suerte de castigo divino por los pecados cometidos por los godos" (Andrea María Ordóñez Cuevas).


“Padre de la Patria” era un título que otorgaban los romanos a sus emperadores y la historia es doblemente contradictoria, ya que en realidad los cántabros y astures lucharon contra los godos, quienes finalmente los masacraron como antes lo hico la Roma de César Augusto tras las “Guerras Cántabras”, por lo que estos pueblos del norte peninsular no pueden tener mucho cariño ni a unos ni a otros si conocen su historia.

"Otro de los grandes personajes encumbrados por la propaganda franquista será la figura de Pelayo, considerado por la historiografía nacionalista como el primer monarca «español». Tanto la españolidad de Pelayo como su categorización como rey han sido rechazadas por la historiografía. Al margen de estas consideraciones el régimen publicó una revista infantil titulada Pelayos en la que se instaba a los niños a emular las hazañas de caudillo asturiano, identificado a su vez con Franco. Además, en 1964 se inaugura en Covadonga un monumento realizado por Eduardo Zaragoza, en cuya base podemos leer una inscripción tomada del ciclo cronístico de Alfonso III que reza: «Nuestra esperanza está en Cristo que este pequeño monte será la salvación de España» (“La Reconquista: construcción de un mito identitario. Usos políticos y discursivos de un concepto anacrónico” Andrea María Ordóñez Cuevas Doctoranda por la Universidad Autónoma de Madrid)


En esta cuarta falsa idea, se habla de la unión entre los Estados católicos peninsulares ante los “sarracenos” o musulmanes de manera natural, cuando en realidad los Estados cristianos de Portugal (1580) y de Nabarra (1512), fueron tomados por las armas y conquistados contra la voluntad manifiesta de sus naturales. 



Es más, Nabarra lleva en su génesis la unión entre baskones cristianos y musulmanes de la familia de los Ximeno de Eneko Aritza y los Banu Casi. Por suerte para Portugal, su “cautiverio” duró solo 60 años (1580-1640). 


La reconquista de los cristianos viejos tiene otros dos Pater Patriae en las hazañas de Santiago “Matamoros” y en el mercenario burgalés apodado “el Cid” del s.XI (de “Sid” o “Sayyid”, señor en árabe), que son los que mejor resumirían el imaginario que el nacionalismo español otorga a estos siglos de la Edad Media. En realidad, pensar hoy en la resurrección de Santiago a lomos de un caballo blanco matando infieles con su espada es un esperpento.

“Ramón Menéndez Pidal al dedicarle gran parte de su labor investigadora. Tal era su compromiso con la figura cidiana que dedicó su luna de miel a recorrer la ruta del Cid. De este viaje y de su investigación posterior nació en 1925 una de sus obras más reconocidas, La España del Cid En ella proyecta el enfrentamiento entre las dos identidades peninsulares, cristiana y musulmana, la victoria del Cid en Valencia le convierte en el representante máximo del espíritu nacional. Rodrigo Díaz de Vivar, en palabras del propio Menéndez Pidal «reafirmó la unidad hispánica, arrogándose la representación integral de ella para recobrarla tal como el rey Rodrigo la perdió toda El estudio americano eligió a Charlton Heston como protagonista y la producción contó con el asesoramiento del propio Menéndez Pidal y con el interés de Franco que se aseguró de que la cinta fuera rodada en España y de que el héroe fuera tratado como merecía. A pesar de sus imprecisiones históricas la película fue estrenada con bastante éxito en 1961” (“La Reconquista: construcción de un mito identitario. Usos políticos y discursivos de un concepto anacrónico” Andrea María Ordóñez Cuevas Doctoranda por la Universidad Autónoma de Madrid).


José Ortega y Gasset explicaba a la perfección el significado de la figura del Cid y de España en esa época de cruentas guerras entre “majus” o paganos del norte, hispano-católicos e hispano-musulmanes en su libro “La rebelión de las masas” (1929): 

“Suele afirmarse que en tiempos del Cid (s. XI) era ya España –Spania- una idea nacional, y para superfetar la tesis se añade que siglos antes ya San Isidoro (historiador sevillano provisigodo del s.VII) hablaba de la “madre España” (en realidad “Hispaniae” pues escribía en latín). A mi juicio, es esto un error craso de perspectiva histórica. En tiempos del Cid es estaba empezando a urdir el Estado León-Castilla, y esta unidad leonesa-castellana era Spania (sic.), en cambio, era una idea principalmente erudita; en todo caso, una de tantas ideas fecundas que dejó sembradas en Occidente el Imperio romano. (…) Pero esta noción geográfico-administrativa era pura recepción, íntima inspiración, y en modo alguno aspiración”.



"A finales del siglo VI los godos añaden a Hispania la provincia Narbonensis. En época visigótica fueron doce las divisiones administrativas de Hispania: las tradicionales Tarraconensis, Callaecia, Lusitania, Carthaginensis, Baetica, Mauretania Tingitana y Balearica (aunque el control efectivo sobre estas dos últimas no está demasiado claro), y las de nueva aparición, Narbonensis, Carpetania, Asturica, Cantabria (...)", por tanto, Baskonia quedaba fuera, pese a que algún historiador actual pretende incluirla sin documentación histórica que lo acredite (“La Vasconia peninsular y la organización territorial española” Xabier Zabaltza Pérez-Nievas (Iura Vasconiae nº 5 -2008-).

LA SUPUESTA RECONQUISTA

Es más, la expresión “reconquista” es otra expresión “unionista” más que histórica, que aparece por primera vez en el siglo XIX, cuando se buscaba crear una “España-Nación” como hemos mencionado, para la cual, la imagen de unos reinos cristianos unidos por una misma causa ayudaba mucho. 

Esta idea imaginaria fue explotada por los padres del nacionalismo español en el siglo XX, en concreto por el mencionado Sánchez Albornoz, con la que buscaba una imagen idílica de cristianos recuperando España a los infieles que la había invadido, los cuales  nunca fueron "españoles" aunque llevaran 8 siglos en las península o aunque, en muchos de los casos, no fuesen más que conversos de la Hispania romana, y en las crónicas medievales se les llame "hispanos". 


Otro de los padres del nacionalismo español, sin embargo, lo negaba: “una reconquista que dura ocho siglos, no es una reconquista”, así lo decía José Ortega y Gasset en “La España invertebrada”.

Históricamente, no es sostenible una “reconquista” de los reinos castellano-leonés y aragonés de la península, pues éstos son muy tardíos y no existían en el año 711 y sus reyes no tienen nada que ver con los reyes godos. 

La actual capital de España era en su origen una atalaya musulmana

Los historiadores ingleses hablan de “cruzada” debido a que en ella tomaron parte en realidad huestes de toda Europa y fueron éstas ideas religiosas las que llevaron al papa a provocar la expulsión de los musulmanes por los ejércitos católicos. Éstos musulmanes tendrían poco de africanos y tendrían mucho más genes de los antiguos habitantes de la península.


En la Alta Edad Media, Hispania era equivalente Al-Andalus y el califato de Córdoba, la parte de la península ibérica ocupada por los musulmanes.
En la era Hispana del 999 que corresponde al 961 de nuestra Era, durante el reinado asturleonés de Sancho I El Craso, éste hizo un viaje al califato cordobés de Abderramán III para que allí los médicos judíos curasen su excesiva gordura tras ser expulsado por este motivo del trono por Ordoño IV. Sancho I tras adelgazar y con la ayuda del ejército del califa, tal y como él mismo señala: volvió de “ispanie”:" die.VIº kalendas maii era. D CCCC LXL VIIII. anno regni. IIIIº. et de aduentu ispanie. IIº." 




HISPANIA O ESPAÑA SE UNE OTRA VEZ CON LOS REYES CATÓLICOS

En realidad y finalmente, ni siquiera el matrimonio de los Reyes Católicos, otros dos de los Padres de la Patria española, supuso la fundación de España, ya que Aragón y Castilla siguieron configurando Estados diferentes en todo y Nabarra siguió independiente hasta 1512.


Es más, los Reyes Católicos no quisieron unificar sus coronas con su matrimonio. A la muerte de Isabel La Católica de Castilla acaecida en 1504, Fernando II de Aragón (1452-1516) se volvió a casar con Germana de Foix (1488-1536) al año siguiente (36 años más joven que él), con la que quería tener decencia, separar las coronas y consolidar la invasión de Nabarra, pero no pudo.

"En palabras de Falange Española, Isabel y Fernando, mediante su matrimonio y conquistas habían alumbrado el «imperio español, porque se dan todas las características propias: estado fuerte, poderío, autoridad, expansión territorial, cultura propia y fuerza vital para imponerla […]»  (Andrea María Ordóñez Cuevas).

Mandoble de los Reyes Católicos espada con la cual los Reyes Fernando e Isabel nombraron caballero a Cristóbal Colón en 1492, después del regreso de su primer viaje a América. Esta espada llamada de “ceremonia” fue utilizada como “portaestandarte” en todas las ceremonias religiosas o actos públicos significativos de su reinado, como la Conquista de Granada, en ella se ven tan solo los escudos de las coronas de Castilla-León y Aragón
Escudo de los Reyes Católicos donde, lógicamente, no está el de Nabarra. Isabel de Castilla la Católica y Fernando de Aragón el Falsario eran primos segundos de la familia francesa de los bastardos Trastámara, por lo que pidieron una dispensa al papa Sixto IV para casarse a escondidas en 1469, al no recibirla, falsificaron por primera vez una y pusieron la firma del anterior papa, ya fallecido. Por ello, fueron excomulgados y su matrimonio no fue legal a ojos de la Iglesia Católica. La excomunión fue anulada 2 años después con la Bula de Simancas, gracias a la medicación del cardenal aragonés Rodrigo Borgia (futuro papa Alejandro VI), el cual recibió en compensación la ciudad de Gandia (Valencia) en 1485.
El primer escudo de España del que se tiene noticia (unificación de las coronas de Aragón y de Castilla-León), es la de Fernando González de Córdoba, apodado el Gran Capitán, de entre los años 1500-1504. Aunque, la bandera de los tercios españoles era la Cruz de San Andrés o de la Borgoña, impuesta por los primeros Austrias o Habsburgo.

Fernando II rey de Aragón y Silicia, tras la conquista del reino nazarí de Granada (1492) comenzó a titularse rey de “Las Españas”, pues entonces gobernaba también el reino de Castilla. Lo que hizo de forma definitiva tras recluir en Tordesillas a su propia hija Juana “La Loca” en 1509 durante 46 años y sin recibir vistas, la verdadera reina de Castilla tras la muerte de su madre Isabel I “la Católica” (1451-1504), su hermano Juan repentinamente, su hermana Isabel después y el hijo de ésta, todo ello pese a contar Fernando con la oposición de la nobleza castellana

Miniatura del "Devocionario de la reina doña Juana" de Pedro Marcuello, (c. 1482-1502), con los Reyes Católicos sosteniendo una mata de hinojo, es decir, "ynojo" como se llamaba en romance castellano antiguo, con Y de Ysabel, o "fenojo" como se dice en romance aragonés (idioma fagocitado por el primero), con F de Fernando.

Por tanto, los Reyes Católicos nunca tuvieron la intención de unir sus coronas ni éstas con la del Sacro Imperio Germánico, sino que fue un cúmulo de circunstancias aleatorias las que lo propiciaron.

Germana de Foix, segunda esposa de Fernando II de Aragón
"Entre las inclusiones ajenas al emblema medieval se encuentra el nuevo lema nacional «Una, grande y libre» que es quizás el elemento que más contradicciones supone con la política de unión dinástica llevada a cabo por los monarcas, puesto que en ningún caso pretendieron nunca una unión territorial o física de sus dominios, únicamente consagraron sus esfuerzos a garantizar su poderío compartido. Una unión dinástica que Fernando estuvo más que dispuesto a romper cuando a la muerte de Isabel contrajo segundas nupcias con Germana de Foix con el objetivo de dotar a Aragón de un heredero varón. De haber sido fructífero el matrimonio del rey católico con la princesa navarra el destino de ambos reinos habría vuelto a separarse" (Andrea María Ordóñez Cuevas)

En su libro “Nabarra en su vida histórica” (1929) el historiador nabarro Arturo Campión (1854-1937) relataba: "Fernando el Falsario tuvo un hijo con Germana de Foix que murió al de pocos horas de nacer, con la intención de separar Aragón de Castilla pese a que juró a su primera esposa Isabel que no lo haría. Fernando recurrió a los medios de artificio y los brebajes que apuró para tener descendencia, en vez de vigorizar su naturaleza, acortaron sus días”.


ESPAÑA, EL IMPERIO-NACIÓN

“El escritor gascón Téophile Gautier (1811-1872), tras su visita a España dejó escrito: “Para un habitante de Castilla la Nueva lo que ocurre en Castilla la Vieja le es tan indiferente como si ocurriera en la Luna. España no existe desde el punto de vista unitario: son las Españas, Castilla y León, Aragón y Navarra, Granada y Murcia, etc., pueblos que hablan dialectos diferentes y que no pueden ni verse”.


Es más, ni siquiera existió el título de “Rey de España” hasta finales del siglo XIX y en plural, de “Las Españas” (http://nafarzaleak.blogspot.com.es/2018/02/desde-cuando-podemos-hablar-de-espana.html). 

Así, por ejemplo, el título de Carlos I “de España” es un anacronismo, ya que tal título no existía y se enumeraban por orden de importancia  todos los reinos y condados de Castilla, León, Aragón, Barcelona o Bizkaia por ejemplo, dentro de una lista interminable.
Real Armería de Carlos V de Alemania y I de Las Españas (aunque ese título no existía) fabricada en Valladolid hacia 1560, con el águila bicéfala pero donde no aparece el escudo de Nabarra
Grabado con los escudos de armas del Emperador Carlos V. Sammelband Mehrerer Wappenbücher. 
Impreso en Augsburgo en 1530.


En realidad, el emperador Karl o Carlos V de Alemania, solo estuvo 6 veces en Las Españas o Estados peninsulares de Hispania, aunque cuando abdicó se retiró al monasterio y palacio que mandó construirse en Yuste, Extremadura.






Por tanto, la corona hispana contenía los diferentes reinos peninsulares y otros muchos territorios por todo Europa y el mundo, se resumía en las monedas con el término de "Las Españas", y así ha quedado reflejado en todas las que se acuñaron hasta el Gobierno provisional de 1869, el cual fue el primero que empezó a usar el singular "España".


Monedas con la leyenda ESPAÑA, en singular por primera vez en la historia en una moneda o documento oficial, que se trasladará también al nombre del Estado nacido de los diferentes Estados de la corona de LAS ESPAÑAS.
Moneda con la misma dama con túnica y con la rama de olivo romana, acuñadas por primera vez en 1869, durante el Gobierno Provisional y el alzamiento contra Isabel II de "Las Españas" www.tesorillo.com


Aparece en estas primeras monedas la dama con túnica y con la rama de olivo acuñadas en época romana para Hispania, pero sin el conejo símbolo de Hispania o "Tierras de conejos" (para más información sobre el origen del nombre España: http://nafarzaleak.blogspot.com/2019/07/espana-no-esta-en-espanol-alots.html?m=1). 


La primera vez que aparece la palabra Hispania, es en una moneda acuñada  en la ciudad de Morgantina en la isla de Sicilia en época de Hyeron II, entre finales siglo III a.C. y principios del siglo II a.C., en el anverso muestra una cabeza femenina y en el reverso un lancero a caballo. Procede de mercenarios hispanos al servicio de Merico.
Wikipedia: MericoMeric o Mericus fue el caudillo de un grupo de mercenarios hispanos al servicio de Siracusa en el tiempo que esta ciudad estaba controlada por los cartagineses y bajo el asedio del ejército romano de Marco Claudio Marcelo en el año 212 a. C. https://es.wikipedia.org/wiki/Merico#:~:text=Merico%2C%20Meric%20o%20Mericus%20fue,C.

Monedas del emperador Adriano (s. I-II) con una figura femenina con un laurel en la mano y con un conejo a sus pies



Por ello, la segunda Constitución española tras de Baiona de 1808, la Constitución gaditana de 1812, decía en su preámbulo y primeros artículos:
“Don Fernando VII, por la gracia de Dios y la Constitución de la Monarquía española, Rey de las Españas (sic.).

Más información sobre esta segunda Constitución en: http://nafarzaleak.blogspot.com/2014/08/verdades-sobre-la-pepa-la-segunda.html




Monedas del siglo XIX donde se lee Las Españas... con tan solo la corona castellano-leonesa y nazarí en pequeño, ya que, cada reino, acuñaba la suya.



La propia "peseta" tampoco es muy española, ya que fue acuñada por primera vez por orden de los franceses para el rey José I Bonaparte durante la invasión de Las Españas en el año 1811.  Tenía el valor de 2 reales de plata y la ceca estaba en Barcelona, por lo que su etimología deriva del diminutivo de "pieza" en catalán  (por tanto, ni siquiera es una palabra castellana). "Peseta" es como llamaban en Catalunya a las monedas de 2 reales acuñadas durante la Guerra de Sucesión debido a la llegada la corona española de otra casa real francesa, la de los Borbones (1701-1714), expulsado a los germánicos de los Habsburgo o Austrias anteriores. La peseta no fue una moneda de curso legal hasta 1868 y desapareció de circulación en el 2002, por lo que solo tuvo una vida de 134 años
Es más, el primer Bourbon, Felipe V (en realidad Philippe V), se negó en sus 40 años de reinado y antes de su demencia, a aprender castellano, por lo que el idioma de la Corte Española pasó a ser el francés. Tampoco era el primer rey de Las Españas que no sabía castellano, ya que Felipe el Hermoso el esposo de Juana La Loca no lo hablaba y al emperador Carlos V le costó mucho aprenderlo y nunca lo habló bien del todo.

Primeras "pesetas" de 1811 de José I Bonaparte



LA LIMPIEZA DE SANGRE Y LA RAZA ESPAÑOLA

“Los unitarios que sueñan con la unidad impuesta de la fuerza hablan de raza española” Miguel de Unamuno y Jugo (1864 Bilbao-1936 Salamanca).

La condición de “limpieza de sangre” se implantó en la corona aragonesa tempranamente en el siglo XII y en la castellana en el siglo XV, a través de la Santa Inquisición de la Iglesia Católica, creada para luchar contra las herejías y que no fue abolida oficialmente hasta el siglo XIX (en la Nabarra soberana no existió). Es así que para ser funcionario, incluso en el siglo XIX, los aspirantes tenían que demostrar ser: “limpios de toda mala raza, de moros, judíos nuevamente convertidos y Penitenciados por el Santo Oficio de la Inquisición”. Es decir, para la Iglesia Católica y para España, había gente de raza “limpia” y otra que debían desenmascarar y perseguirla hasta su exterminación o expulsión.

Junto con la superioridad de la raza blanca aceptada en toda Europa en general, a finales de ese siglo XIX la ciencia empezó a categorizar “subrazas” según mediciones craneales. En el siglo XX en Europa se buscaban las “razas nacionales”, igualando los término “raza” y “nación”. 


En esta clasificación la “raza española”, que sería dolicocéfala y mediterránea, quedó en un grado intermedio frente a las arias por ejemplo, por las supuestas cualidades que poseía: gran religiosidad, alta moralidad, historia imperial o laboriosidad, pero con una estructura física media-baja y una tez demasiado morena para los supremacistas blancos. 

El conjunto de estas cualidades físicas y psicológicas daban supuestamente como resultado la nación española. Impulsados por la visión del darwinismo social en boga en esos momentos, se creía que las razas más fuertes y mejor adaptadas tenía la obligación de dominar o eliminar a las demás, impulsando así de nuevo el colonialismo europeo dentro y fuera del continente. Por tanto, durante casi todo el siglo XX, raza y nación se convierten en sinónimos.


Es significativo que el día nacional de España, se llamara precisamente “el día de la raza”, desde su promulgación por el nefasto Bourbon Alfonso XIII en el año 1918 y hasta 1958, siendo su conmemoración el 12 de octubre, el día en el que genovés Cristóbal Colón llegó a América en el año 1492. 

Bandera de la Raza Española


En el año 1935, durante la Segunda República española, se creó mediante concurso público, una “bandera de la raza Hispánica”, que constaba de tres cruces moradas y un sol que recordaban tres barcos de Colón rumbo a poniente. Además se instalaron estatuas y placas a la “raza hispana” en varios lugares de España y América, como en la Plaza de España de Sevilla, la cual se acompaña con versos del poeta nicaragüense Rubén Darío (1867-1916).



El madrileño Ortega y Gasset (1883-1955) en su trabajo “España invertebrada” escrito 1921, resumía la base del nacionalismo español en tres fundamentos: “la raza relativamente autóctona, el sedimento civilizatorio romano y la inmigración germánica”. 

En su libro más significativo, “La rebelión de las masas” (1929), este autor insistía en la cuestión pero matizaba: “La relativa homogeneidad de raza y de idiomas que hoy gozan - suponiendo que ello sea un gozo -, es resultado de la previa unificación política. Por lo tanto, ni la sangre ni los idiomas hacen al Estado nacional, antes bien, es el Estado nacional quien nivela las diferencias originarias”. 


Es decir, para Ortega y Gasset y para el nacionalismo español en general, España es algo hecho por la monarquía castellana y sus generales, Castilla es el Estado central y dominador de los demás, España era y es concebida como “un Madrid centrifugado”. 




Hoy en día el término “nación” ha sustituido al término “raza” pero la ideología supremacista perdura en España. Es fácil observarlo ante el inmigrante africano e incluso, contradictoriamente, ante el hispano. 



OTROS MITOS: LA CREACIÓN DE LA NACIÓN ESPAÑOLA

Aunque la unión de los reinos hispanos se produjo tras la muerte de Fernando II de Aragón el Falsario, ello estuvo muy lejos de suponer la creación de una nación española. Es más, tanto la corona de Aragón como la de Nabarra, tenían importantes territorios en la Galias como el Rosellón catalán o Baja Nabarra entre otros.

Enorme bandera de la armada de Castilla-León inventadabcon colores chillones por el rey español Carlos III Bourbon, la cual ondeaba en la popa de un barco de guerra español, el navío de línea San Ildefonso, que luchó contra la flota británica liderada por Nelson en la batalla de Trafalgar el 21 de octubre de 1805.


Tras muchas modificaciones, en 1981 fueron incorporados definitivamente a la bandera de España los escudos de los Estados de Aragón, Granada y de Nabarra, aunque estas dos últimas no corresponden a la corona española y ni siquiera a los Borbones (https://lehoinabarra.blogspot.com.es/2014/08/los-borbones-no-sen-reyes-de-nabarra-ni.html).





La  España centralizada y la nación española es algo que hicieron diferentes generales “liberales” en el siglo XIX y parte del XX mediante varias guerras, donde ganó el centralismo castellano gracias a sus eficientes Golpes de Estado frente a la confederación de los Estados de las coronas de León-Castilla y Aragón anteriores más las conquistadas Granada y Nabarra.



La unida política de España, en realidad se logró de manera tremendamente sangrienta, con infinidad de batallas internas y guerras en los siglos XVIII, XIX y XX.

El modelo de una Monarquía Constitucional totalmente centralizada triunfó para así imponer la uniformización a todos los Estados de la corona de los Bourbones, sobre todo, durante el gobierno de Cánovas del Castillo.


El malagueño Antonio Cánovas del Castillo (1828-1897), fue el miembro más destacado del bando liberal-conservador, fue un golpista y un político corrupto que llegó por enchufe a la administración pública (ahijado por el primer marqués de Salamanca), contrario a la democracia y al sufragio universal además de un esclavista confeso. Todo ello no parece obstáculo suficiente, para que, la historiografía española, lo considere como uno de los “padres” de la patria española, y uno de los referentes ideológicos de la derecha, por apoyar el centralismo castellano-madrileño de todas las coronas hispanas, así como por la “Restauración” de la monárquica tras un Golpe de Estado a la Primera República española.

Un resumen de lo que supuso Cánovas para los vasconabarros, lo hacemos aquí: https://lehoinabarra.blogspot.com/2020/07/el-asesinato-del-picaro-mal-nacido-de.html?m=1



Monumento a Cánovas frente al Senado de España, Caballero de la Orden del Toisón de Oro. 

Pero este modelo se impuso y triunfó gracias a diferentes generales y tras varias guerras internas y dictaduras donde casi lograron barrer la resistencia al nuevo Estado-nación durante los siglos XIX-XX, generales como Espartero, Prim, O´Donnell, Narváez, Berenguer, Primo de Rivera o Francisco Franco entre otros muchos, que serían todos ellos otros Padres de la Patria. 


En su libro “España Invertebrada” (1921) Ortega y Gasset sentenciaba con tino: “no se le dé más vueltas: España es una cosa hecha por Castilla” y en su famoso libro “La rebelión de las masas” remataba: “Para explicarnos cómo se han formado Francia y España, suponen que Francia y España preexistían como unidades en el fondo de las almas francesas y españolas. ¡Como si existiesen franceses y españoles originariamente antes que Francia y España existiesen! ¡Como si el francés y el español no fuesen, simplemente, cosas que hubo que forjar en dos mil años de faena!”(…). Faenas más bien, y muchas.


EL NACIONALISMO ESPAÑOL "DE IZQUIERDAS" 

Estas ideas unitarias, serán también sostenidas por la “izquierda” historigráfíca española más importante, encabezada por el madrileño Claudio Sánchez-Albornoz (1893-1984).

Este autor, para explicar por ejemplo la subsistencia del euskera al imperio romano, afirmaba que los baskones éramos “españoles todavía no romanizados de manera integral”, expresión literal, anacrónica e incongruente de Sánchez-Albornoz, presidente de la II República Española en el exilio y rector de la Real Academia de la Historia de España, uno de los máximos representantes intelectuales de la “izquierda” nacionalista española, que, sin embargo, compartía  ideología histórica con los mencionados Almagro Basch, Martínez, Santa-Olalla, Pericot y compañía, pero, sobre todo, con en el gallego Ramón Menéndez Pidal (1869-1968). 


Ramón Menéndez Pidal, fue el presidente de la Real Academia de la Historia de España en los años centrales del franquismo o nacional-catolicismo (1947-68), movimiento fascista que será el que lleve estás ideas a las escuelas nacionales, adoctrinando así a toda la población española con todo este imaginario recién creado ad hoc.



5. EL GENERAL FRANCISCO FRANCO SALVÓ ESPAÑA

Hasta hoy, la quinta unidad española para el nacionalismo español de derechas, se logró gracias a otro de los “Padres de la Patria” que fue el General Franco, el cuál, habría “reconquistado” por enésima vez España entre los años 1936-39 (término utilizado por el propio Régimen fascista), esta vez a los “rojos y separatistas”, convirtiéndola en una Alcarria de paz y armonía patria con los más importantes avances sociales de la historia (1939-1978).


Sin embargo, para el nacionalismo español de izquierdas, esa unidad y convivencia, se logró durante la Segunda República española (1931-1936). 


Murió Francisco Franco tranquilamente en su cama en 1975 en olor a multitudes que le aplaudían, salvo los 114.000 “desaparecidos” y los millones de represaliados. 



LA ACTUAL UNIDAD ESPAÑOLA

Se restauró en España de nuevo el modelo decimonónico de la partidocracia monárquica y los privilegios de la Iglesia Católica, pero con el ejército como garante de la unidad nacional (lo cual, es muy significativo) y el español, entendiendo éste solo el romance de Castilla o castellano, como único idioma obligatorio en todo el Estado. Por tanto, sin cambiar nada de lo esencial para el nacionalismo español, ya sea de izquierdas o ya sea de derechas. 

Primera edición de la Constitución española de 1978, presidida por el escudo franquista 
La Marcha de Granaderos el himno sin letra oficial de España,
fue compuesta en el siglo XII por el filósofo y músico Ibn Bayya (Avempace), que fue condiscípulo de Averroes.
 Se trata de una nuba del repertorio andalusí actual marroquí, la introducción (tawshiya) de al-Ishtihlal.
https://musicaantigua.com/es-el-himno-de-espana-una-nuba-andalusi/