¿CONQUISTA O VOLUNTARIA ENTREGA DE GIPUZKOA EN 1200?

¿CONQUISTA O VOLUNTARIA ENTREGA DE GIPUZKOA EN 1200?

Aitzol Altuna Enzunza

Mapa: Eneko Del Castillo

Existe una discusión histórica sobre si la hoy provincia de Gipuzkoa que aparece por primera vez en la historia en el año 1025 dentro del reino de Nabarra, en el año 1200 se incorporó voluntariamente a Castilla, si llegó a pactar de igual a igual o si fue conquistada.

M. Zubizarreta, reconstrucción del castillo nabarro de Elosua en Bergara.
Sobre el origen de Gipuzkoa del que este año cumple 1.000 años, hablábamos en el artículo:
https://lehoinabarra.blogspot.com/2014/07/gipuzkoanos-de-nabarra.html

En el siglo XII Gipuzkoa estaba jalonada de pequeños castillos nabarros y casas-torre llamadas "cabos de armería", con señores emparentados en linajes que se alzaban por su rey a “la llamada del apellido”.

Berastegi, importante paso entre Tolosa a Pamplona-Iruñea, lugar de uno de los cabos de armería de Nabarra o familias con sus casas-torre responsables de la defensa del reino baskón que serán el germen de los bandos en los siglos XIII al XV.
Debajo foto actual de la casa torre:

La escasa población gipuzkoana a finales del siglo XII haría de esta maraña de casas-torre una forma efectiva de control del territorio, junto a las cuatro tenencias y los trece castillos del rey: 

El de la Mota en Donostia-San Sebastián, el de Beloaga en Oiartzun, Hondarrabia, Aitzorrotz en Eskoriatza, Elosua-Iriaun en Bergara, Santa Barbara de Arrasate, Erraztiolatza-Segura, Gazteluberri en el paso de Etzegarate, el castillo del paso de San Adrián-Lizarrate, Mendikute en Albiztur, Jentilbaratza-Ataun, Ausa en Zaldibia y Gazteluaitz en Oñati


Castillos nabarros en Gipuzkoa, Iñaki Sagredo Garde
De los 13 castillos nabarros de realengo en Gipuzkoa damos sus datos en: https://lehoinabarra.blogspot.com/2023/05/trece-castillos-nabarros-de-gipuzkoa.html

Pero, entre 1199-1200 Gipuzkoa corrió la misma suerte que Bizkaia, Alaba y parte de La Rioja, donde las villas amuralladas todavía eran escasas frente a la "Tierra Llana" o sin amurallar.


Es así como la amurallada villa de San Sebastián-Donostia creada en 1181 por Sancho VI el Sabio, opuso cumplida resistencia, con el tenente de Sancho el Fuerte de Nabarra Juan de Bidaurre al frente (uno de los ricohombres del reino), el cual defendió el castillo de la Mota y los otros castillos de la tenencia, los de Hondarribia y Beloaga, por lo que fue compensado después por el rey nabarro con el gobierno de Irurita, Mendigorria, Biana y los Arcos hasta 1237 en la Nabarra libre.



Las casas torres, los castillos nabarros destruidos en Gipuzkoa, Bizkaia, Alaba y La Rioja en estos años, están también ahí para entender que no hubo pacto ni voluntaria entrega sino invasión, destrucción y conquista, dando los restos de lucha encontrados fe de la resistencia de los nabarros occidentales a ser conquistados.

Espada y pomo de una espada de Mendikute s. XII-XIII

Aunque se han hecho pocas excavaciones, se han encontrado restos de armas y de lucha en el castillo de Mendikute (Albiztur), también en los castillos de Aitzorrotz (alto de Arlaban-Leintz Gatzaga) y Atstxiki en el duranguesado por donde habrían penetrado las tropas castellanas para tomar Gipuzkoa y San Sebastián.

Mapa: Eneko Del Castillo


De hecho, está documentada la numantina resistencia de la villa nabarra de Vitoria-Gasteiz al mando de Martín Ttipia, con un asedio hasta su rendición por hambre que duró entre 7-9 meses hasta las Navidades del año 1200. 




También de finales del siglo XII hay documentos en el monasterio de Irantzu sobre el robo de las tropas castellanas de ganado en la comarca cercana a Estella-Lizarra, una de las grandes poblaciones nabarras con tres castillos jalonando la villa, ya que la idea del castellano era la de invadir todo el reino baskón.

El rey Sancho VII el Fuerte llegó a hipotecar el Palacio Real para poder hacer frente a la invasión castellana, según sus propias palabras: “cuando los reyes de Castilla y Aragón me atacaron tratando de privarme de mi reino”, pero no pudo liberarlas.

Lizarra(ra)-Estella con una gran muralla sobre el río Ega, era una de las grandes plazas nabarras, contaba con los castillos de Zalatambor, Castillo Mayor y castillo de Belmerches. Además, la ciudad en el siglo XII tenía varias iglesias fortaleza como las de Santo Domingo, San Pedro de la Rúa y San Miguel, a las que hay que añadir las numerosas torres que flaqueaban toda la muralla.
Toda la invasión de 1199-1200 la explicamos en: 



LOS TEXTOS CASTELLANOS SOBRE LA INVASIÓN y CONQUISTA


El mismo rey de Castilla, el invasor Alfonso VIII, dijo en un documento de 1202 que Gipuzkoa era parte de su reino pero “con las leyes dadas por Sancho VI el Sabio de Nabarra, y si no lo acatan serán castigados". 

Alfonso VIII

Es así como les dio nuevos fueros de villa castellanos a Donostia-San Sebastián y a Hondarrabia, y si la población se negase a acatarlos amenazó con represalias y multas: “si alguien actuare contra este mandato incurre en la regia indignación y pague 400 aureos (1.000 en el caso de San Sebastián)”. 

Devolución de Hondarribia y San Sebastián a Nabarra por Alfonso X de Castilla (1221-1284), Enciclopedia Auñamendi.
Mapa: Eneko Del Castillo salvo las indicaciones 

En su testamento de 1204, cuando se creía enfermo de muerte, Alfonso VIII prometió devolver las tierras conquistadas a Nabarra “injustamente” (término que el propio rey utilizó). Pero tras recuperarse de su enfermedad no lo hizo, y los sucesivos reyes nabarros reclamaron siempre estas tierras como propias:

“Prometo, si Dios me diere salud, restituir al rey de Nabarra todo lo que tengo desde el puente de Araniello, hasta Fuenterrabia (...). Porque sé que todos los lugares reseñados deben de ser del Reino de Nabarra y pertenecer a él”.

Fotos e ilustración Fundación Nabarralde

Coetáneas a los hechos, sólo han llegado hasta nosotros dos crónicas, una la latín del Arzobispo de Toledo y cronista castellano Rodrigo Ximénez de Rada (aunque de origen nabarro), que en De Rebus Hispaniæhabla eufemísticamente de que su rey “obtuvo”, “adquirió”, "ganó" y "retuvo" los castillos nabarros.


Escribía Rodrigo Ximénez de Rada: "Así, pues, el noble rey Alfonso obtuvo Vitoria, Ibida (Treviño), Alaba y Gipuzkoa y sus lugares fortificados y castillos, a excepción de Treviño que le fue entregado más tarde a cambio de Inzura. Asimismo entregó Miranda a cambio de Portilla. Adquirió San Sebastián, Fuenterrabia, Beloaga, Zeguitagui, Aizcorroz, Aslucea, Arzorocia, la vieja Vitoria, Marañón, Aussa, Athavit, Irurita y San Vicente".


Añade también: "El rey D. Alonso fue sobre él e gano veinte e cinco logares entre villas y castiellos, que eran muy buenos, e después desto vino a su mesura, conosciendo que le errara e tornol' ende catorce castiellos, e retuvo para sí los once, que fueron estos: Fuenterrabia, San Sebastián, e la villa de Vitoria, Lucnuena, e Campezu, e Santa Cruz, e toda Alava, e Lepúzcoa" (IV, cap. XI, edic. 1704).

Maqueta de un barco nabarro elaborado por Mikel Laburu apartir de una sello donostiarra de 1297
Aquarium de Donostia-San Sebastián

Existe otro documento que, tal y como señala la Enciclopedia Auñamendi, es “un testimonio coetáneo o casi coetáneo, muy esclarecedor y que suele ser omitido por los historiadores". 

Se trata del célebre poema en lengua provenzal de Guilhem de Anelier de Tolouse que en su "Historia de la Guerra de Nabarra" escrita en occitano que relata la conquista en la que dice que las el rey castellano "Entró en Nabarra a espada y fuego ardiente" y recuerda que el rey nabarro Sancho VII el Fuerte se encontraba con el grueso de su ejército en tierras musulmanas. 

Punta de lanza de Aitzorrotz s. XI-XIII
Euskal Herriko Erdi Aroko Gazteluak (2023), Arkeologi Museoa
Puntas jabalina de castillos gipuzkoanos y bizkaínos s. XII-XIII
Euskal Herriko Erdi Aroko Gazteluak (2023), Arkeologi Museoa


Dice el poema traducido al castellano:


"Señor rey de Nabarra, lo sabes con seguridad,
Que pierdes la tierra y tu herencia,
Ese rey Alfonso que tenéis por pariente leal,
Entró en Nabarra con espada y fuego ardiente,
Porque aquellos en quienes confiabas sabías lo que era correcto,
Y si no vienes pronto por todo tu reino,
Sabes cuando estás perdido, pero para tu vida.
No os alojaréis allí hoy como os ve ahora,
Por perdido Vitoria, y Alaba exactamente,
Ipuzkoa y Ameskoa con sus pertenencias,
Y Fuenterrabia, es solo si es apto,
Y San Sebastián, el oro es el mar que late,
Y villas y castillos, que nombro sus elementos
Y si dejáis Nabarra por los paganos,
Dios te aireará y te hará respirar".

 El original:
"Seinnor rei de Nabarra, be sapchas certament,
Que tu perdes la terra e ton eretament,
Quel rei Alfons que tu tens per leial parent,
Es intrat en Nabarra ab gladi e ab foc ardent,
Quar tal en cui fidavas, sapchas queo cossent,
E si tu no vens tost trestot ton regnement,
Sapchas quauras perdut, que mas á ton vivent
No y albergaras jorn com te vei a present,
Car perdut as Bitoria, é Alava issament,
Ipúzquoa, é Amesquoa ab lur pertenement,
E Fonterrabia, é zo que si apent,
E San Sebasttan, or es la mar batent,
E villas é castels, que eu nom ay ement
E si laisses Nabarra per la paiana gent,
Deus ten airara, é far tena parvent...".

El rey Alfonso VIII en lo sucesivo firmó reinando "in tota Castella et in Toleto et in Extremadura et in Alava et in Bizcaya et in Ypuzqua et in Sancto Sebastiano” (Carta de 31-XII-1202). Entre 1200 y 1205 otorgó unos catorce documentos con esos títulos.

Euskal Herriko Erdi Aroko Gazteluak (2023), Arkeologi Museoa
Espadas de De Aitzorrotz Mendikute y la completa es de Ereñozar de Bizkaia (Urdaibai). s. XII-XIII

Al morir Alfonso VIII le sucedió por brevísimo tiempo su hijo Enrique y después Fernando III el Santo (Zamora 1201-Sevilla 1252). 

Sancho VII el Fuerte aprovechó el momento de debilidad castellana y reclamó a Fernando III la restitución de sus tierras occidentales instándole a que cumpliera el testamento de su abuelo. El Santo, a pesar de su supuesta santidad, lo único que hizo es prometer la devolución "si pudiera llevarse a cabo sin escándalo".

Castillo nabarro de Beloaga

Carlos IV, Príncipe de Biana, en 1450 habla todavía en sus crónicas de la invasión militar de la Nabarra Occidental sobre una base de documentos hoy desgraciadamente perdidos.

En las monedas que acuñó el propio príncipe de Biana, vemos el carbúnculo o carbunclo de la bandera de Nabarra, así como en sus representaciones pictóricas coetáneas, tal y como explicamos enLEHOINABARRA: NABARRA, SIN CADENAS

LA IDEA DE LA VOLUNTARIA ENTREGA O PACTO

Fue el mondragonés Esteban de Garibay (Arrasate 1533- Madrid 1599) casi 400 años después, historiador del Emperador Felipe II de Las Españas, quien creó la idea de un pacto entre iguales de Gipuzkoa para incorporarse al reino de Castilla. 

Para entonces, los reyes castellanos querían suprimir los Fueros o leyes Nabarras (derecho pirenaico o baskón) que los nabarros marítimos mantuvimos pese a la invasión, pues decían que eran privilegios dados por su corona y que por tanto podía revocarlos unilateralmente.

"Compendio Historial de las Chronicas y Universal Historia de todos los Reynos d´España, donde se escriben las vidas de los Reyes de Navarra" año 1571 Esteban de Garibay y Zamalloa

En realidad Garibay no negaba la invasión violenta de la Nabarra Occidental: "El rey Theobaldo (s. XIII, sobrino y sucesor de Sancho VII el Fuerte) no solo repugnaba esto, diziendo auerse hecho aquello con violencia contra todo derecho, más aún pedía, que deuian ser restituidas a la Corona de Navarra todas las tierras desde Atapuerca, lugar cerca de Burgos, pidiendo a Bureba, Rioja, Alaua, y aún Guipúzcoa y Vizcaya y las merindades de Castilla la Vieja, como en los tiempos pasados auian andado en la misma corona" (lib. XXV, cap. VI). 

Es decir, la Nabarra Occidental fue conquistada “con violencia contra derecho”, pero matizaba Garibay que Gipuzkoa, en esas circunstancias se separó de Nabarra motu proprio y los nobles o Handikis gipuzkoanos pactaron libremente su incorporación a Castilla.

Esteban de Garibay Zamalloa, historiador del rey Habsburgo Felipe II de Las Españas

Garibay fue comisionado por las Juntas Generales de Gipuzkoa en 1559 para defender esta tesis del pacto de incorporación a Castilla frente a los castellanos que defendían la conquista encabezados por su historiador Pedro Alcocer, el cual había escrito un libro donde se narraba la invasión de Nabarra de 1200 y la conquista de Gipuzkoa. 

Garibay esgrimió “el carácter paccionado de su reconocimiento a la Corona”. Incluso, mientras estuvo en la Corte española, trató de conseguir el título de “reino” para Gipuzkoa (durante los años 1585-1590) por indicación de los influyentes Idiáquez, idea rechazada por las propias Juntas Generales pues veían con ello peligrar los Fueros.


El doctor en historia Jon Andoni Fernández de Larrea nos muestra que la idea de la “voluntaria entrega” no existían antes de Garibay: 

“La cuestión más polémica de la conquista castellana es la supuesta colaboración, o falta de resistencia, que la aristocracia de Guipúzcoa y de Álava pudo prestar al ataque de Alfonso VIII y la entrada pactada bajo su soberanía. 

Ninguna de las crónicas del siglo XIII hace la más mínima referencia a ello, como tampoco la hacen las crónicas navarras de los siglos XIV y XV. Ni siquiera Lope García de Salazar (s. XV), el autor que más páginas dedica a la historia del País Vasco medieval, nos habla de nada parecido.

(...) Nada hay escrito sobre el tema hasta la segunda mitad del siglo XVI. Es Esteban de Garibay quien narra por primera vez cómo, al invadir Alfonso VIII Álava, los guipuzcoanos –ofendidos por desafueros desconocidos que les habría infligido el rey de Navarra– decidieron transferir su fidelidad al monarca castellano”.


Fue otro gipuzkoano coetáneo a Garibay el cual desde su influyente cargo reforzó el mito de la "voluntaria entrega" e incluso fue más allá. Se trata de Martínez de Zaldivia (Tolosa 1500-1575), bachiller en Leyes en su obra “Suma” de 1564, varias veces alcalde y capitán de las milicias de su municipio, así como abogado de las Juntas Generales de Gipuzkoa, el padre de lo que se llamará “nobleza universal” de todos los gipuzkoanos.

Mapa Eneko de Castillo

Zaldivia negaba la conquista e insuflaba a su crónica un antinabarrismo furibundo. Juan Martínez de Zalvibia del bando oñacino procastellano, inició una historiografía y sobre todo un discurso de fuerte carga contra Nabarra.

Puntas de saeta o virote (flechas) de castillos gipuzkoanos y bizkaínos s. XII-XIII. Euskal Herriko Erdi Aroko Gazteluak (2023), Arkeologi Museoa

Martínez de Zaldivia se reinventaba toda la historia pasada de Gipuzkoa y decía cosas contra el reino de Nabarra como: 

«Viendo los guipuzcoanos al rey de Castilla, cuyos según razón debían ser, pues antes en tiempo de los godos eran, tan cerca de su tierra, acordaron de volver a ser suyos y no del rey de Navarra de quien estaban descontentos por agravios que les hacía, y llamando al rey Don Alonso (en referencia al invasor Alfonso VIII), le entregaron los castillos y la tierra, lo cual bien se puede entender ser así, pues el rey fue a San Sebastián con solamente 20 de a caballo y no intervinieron armas ni pelea alguna.

(....) los guipuzcoanos, después que volvieron al prístino estado de ser castellanos, como gente libre y no conquistada y obligada a extender la corona de Castilla de quien realmente ellos eran».


Primer mapa con solo Gipuzkoa, Amberes s. XVI

EL MITO CONTINUÓ HASTA EL SIGLO XIX

La propias autoridades de Gipuzkoa defendían ante la corona castellana la voluntaria incorporación a Castilla, pero de igual a igual, aeque principalis, tal y como historiador José Moret Mendia (Pamplona 1615-1687) defendía en ese momento para Alta Nabarra invadida entre 1512-24.


La Provincia gipuzkoana, en su defensa foral, pretendía que Las Españas eran una confederación de Estados al modo de Esteban de Garibay donde cada territorio foral era un Estado adherido. 

Esta idea se mantuvo hasta el siglo XIX y que se ve en el "Zazpiak Bat" de Antoine Thompson d´Abbadie y Agusti Xaho (1836) que heredará el nacionalismo vasco en "Bizcaya por su independencia" (1892) de Sabino Arana Goiri, tal y como explicamos en https://lehoinabarra.blogspot.com/2024/08/origen-del-zazpiak-bat.html.


Juntas de Usarraga en Bidania, lugar originario de las Juntas de las Hermandades Gipuzkoa antes de su rotación por la villas más importantes. Grabado: Juntas de 1470, según el cuadro de Gregorio Hombrados Oñativia, documentadas entre los años 1440 y 1700


Existe un documento de las Juntas Generales de Gipuzkoa del siglo XVII ofreciendo 4.000 ducados (una fortuna en aquellos tiempos) a quien presentara testimonio escrito alguno donde apareciera el “Pacto” entre Gipuzkoa y Castilla. 

El canónigo, cronista y archivero de la Catedral de Burgos, Antonio Lupián y Zapata natural de Ibiza, mandó sin embargo en 1664 a las Juntas Provinciales una escritura de la "voluntaria entrega de Gipuzkoa" sin pacto alguno, que resultó una falsificación que fue rechazada por la Juntas Provinciales y que Lupián incluyó e su libro "Unión de la muy noble, leal e ilustre provincia de Guipuzcoa a las coronas de España".

Según se supo después, este canónigo era un falsificador habitual sometiendo a los documentos que redactaba al calor de hornos de madera para hacerlos parecer más viejos.

Azkoitia, otro de los lugares de reunión de las Juntas Generales de Gipuzkoa en las campas de Basarte y en la ermita de Santa Cruz adyacente.
Sobre los Fueros de Gipuzkoa hablamos en 
https://lehoinabarra.blogspot.com/2022/10/el-origen-de-los-fueros-de-gipuzkoa.html

Tal y como señalan en su trabajo "El control de la producción histórica sobre Gipuzkoa en el siglo XVII. Un instrumento de defensa del régimen foral" (1998) Alvaro Aragón Ruano y Xabier Alberdi Lonbide:

"Dentro de la primera interpretación, la de la unión voluntaria, se formaron dos grupos con interpretaciones antagónicas: 

— Tratadistas como Antonio Lupián y Zapata o Alonso Núñez de Castro defendían la existencia de un documento que recogía las capitulaciones de incorporación a Castilla firmadas en 1200 por los representantes provinciales y el Rey de Castilla. Esto suponía que Gipuzkoa se incorporó voluntariamente, en 1200, a la Corona de Castilla y que sus habitantes pasaron a ser vasallos del Rey de Castilla. 

— Las autoridades de la provincia de Gipuzkoa y tratadistas como Gabriel de Henao defendían que dicha unión con Castilla fue una simple confederación entre dos territorios. Esto supone que Gipuzkoa no se incorporó a Castilla y que sus habitantes no pasaron a ser vasallos del Rey castellano. Por supuesto, se negaba la existencia de las capitulaciones".

Mapa de 1712 del cartógrafo y geógrafo Alexis-Hubert Jaillot

La Provincia se agarraba para demostrar que Gipuzkoa no era un simple territorio nabarro invadido por Castilla o voluntariamente incorporado, a lo escrito en 1630 por el monje Blas de Ibañez de Garagarza, su comisionado de entonces para la defensa de los Fueros, que hablaba de una “Confederación de Gipuzkoa con los reyes de Navarra” que se produjo “para expeler a los moros del dicho Reyno”, por lo que Gipuzkoa fue un ente político adherido voluntariamente de igual a igual a Nabarra y que ocurrió lo mismo al pasarse a Castilla.


CONCLUSIÓN

La Nabarra Occidental fue invadida entre 1199-1200 como en 1512-24 lo fue Alta Nabarra: mediante la ocupación militar de un ejército imperialista y contra la voluntad de todos los nabarros. 

Todos los reyes nabarros hasta el último de ellos, reclamaron la restitución total de las tierras del reino que se recogían en los diferentes Tratados Internacionales como en el documento 166 del Cartulario de San Millán de la Cogolla de 1016, en el Pacto de Tamara 1127 o en el laudo arbitral de Londres de 1177 conocido “Division of Kingdons of Navarre and Spain”.

Mapa de Eneko Del Castillo.

El último rey de la Nabarra peninsular, el euskaldun Enrique II el Sangüesino, siguió reclamando la restitución de las tierras occidentales arrebatadas entre los siglos XII y XV. Es así como, las Cortes Generales de Nabarra acordaron y expusieron la siguiente solicitud al emperador Karl V de Alemania y I de Castilla: 

"Como el reino de Navarra ha sido y es reino por sí e tiene su chancillería, y antiguamente solían ser así del dicho reino la provincia de Guipúzcoa e tierra de Álava....sean incorporadas y agregados por siempre a la jurisdicción y chancillería del reino de Navarrahttps://lehoinabarra.blogspot.com/2020/06/el-ultimo-jefe-de-estado-euskaldun.html.

Liberación de parte de la Nabarra Occidental y de La Rioja entre los años 1368-73
"Atlas Histórico de Navarra" (2016) Eneko del Castillo
Las crónicas hablan de un buen recibimiento del pueblo alabés a su reintegración en el reino baskón de Nabarra
Mapa del libro de Eneko Del Castillo "Atlas histórico de Navarra" donde no se incluye, sin embargo, la tenencia de Aitzorrotz ni el condado de Oñati que también fueron liberados. 

Es más, 168 años después de la conquista castellana, Gipuzkoa se había integrado en Nabarra como una merindad más bajo el reinado de Carlos II de Evreux que la liberó junto a Alaba y parte de La Rioja durante 5 años (1368-73), todo ello con el beneplácito del pueblo que se levantó con él así como gran parte de las familias banderizas, tal y como explicamos en https://lehoinabarra.blogspot.com/2022/07/la-merindad-nabarra-de-gipuzkoa-en-el.html