LA MERINDAD NABARRA DE GIPUZKOA EN EL SIGLO XIV

LA MERINDAD NABARRA DE GIPUZKOA EN EL SIGLO XIV

Aitzol Altuna Enzunza




El Fuero General de Nabarra, escrito por primera vez por Sancho VI el Sabio en el año 1174 y reescrito por Teobaldo I en 1234,  establecía para la guerra ofensiva la obligación de los nobles a prestar sus armas al rey por un período máximo de tres días a sus expensas, y nueve días más a cargo del monarca  (llamada a hueste).

Mientras que, para la defensiva del reino, se obligaba a nobles y pecheros del pueblo llano a acudir a la llamada del soberano "al apellido" (un hombre por casa) o bien a pagar el equivalente que les liberaba de la participación activa (Roldán Jimeno Aranguren en la revista Iura Vasoniae nº 4 "Servicios de Armas en los Fueros Medievales de Vasconia" -2007-). 

Por tanto, en la Edad Media, las coronas europeas crearon dos formas de reclutar soldados. La primera, era la obligación de los súbditos de defender su territorio contra ataques enemigos, y la segunda, la obligación de los vasallos de prestar un servicio militar a cambio de lo que se llamó "feudos de tierra" que se les otorgaba sobre una villa, iglesia (patronazgo) o castillo-territorio y el cobro de los impuestos correspondientes.  

Aunque también, se crearon feudos a cambio de simplemente un dinero o de cargos públicos (como los prebostes en las villas o los merinos), éstos fueron llamados "feudos de cámara o de bolsa", los cuales surgieron en el siglo XI y se generalizaron a finales del siglo XII. 

EL FEUDOS EN CASTILLA

En el Ordenamiento castellano de las Cortes de Burgos del año 1338 se establecía que por "una lanza" o caballero, se percibiría mil cien maravedíes anuales de la corona, a cambio de los cuales su titular debía proporcionar un hombre de armas (con armadura y caballo), un ballestero y un lancero de a pie para servir al rey, corriendo los gastos a su costa. 

Los "Ordenamientos de Lanzas" de 1390 de las Cortes castellanas de Guadalajara, elevaron la cifra a doscientos mil maravedíes y establecieron un sistema de reclutamiento de tropas, que en el caso de Bizkaia, Gipuzkoa y Alaba, recibía el nombre de “ballesteros y lanças mareantes”, que incluía también a las villas de Santander y de Castro Urdiales (ésta última llegó a ser parte de Bizkaia, tal y como explicamos en: https://lehoinabarra.blogspot.com/2020/04/territorios-de-las-enkartaciones-que-se.html).



Así, tras la conquista castellana de 1200 de toda la Nabarra Occidental, en un litigio de la villa de Segura de Gipuzkoa entre 1430 y 1448, se matiza estos dos compromisos, la defensa de la villa con lanceros y ballesteros, y las huestes para atacar a un supuesto enemigo fuera de la provincia:

"Lo primero, que sy el rey nuestro sennor fisiere o mandare faser fuerça contra qualquier naçion del mundo e demandare gente de vallesteros o lançeros para faser la dicha guerra (...).

Lo segundo, que sy el dicho sennor rey mandare faser guerra de la dicha Provinçia a los regnos de Nabarra e Ynglatierra (sic.), que sy la dicha Provinçia hordenare de faser la dicha guerra e faser entrada a los dichos regnos o alguno d’ellos (...)".

La villa de Segura-Erraztiolatza

LOS FEUDOS EN NABARRA

Pero, estos feudos tuvieron su contraparte, algunos reyes de otros Estados o reinos, los usaron para comprar el servicio armado de estos caballeros y de sus soldados, que se convertían así en sus vasallos. 

En este contexto, fue como por primera en Nabarra Carlos II compró feudos en el año 1350, se trataba de las cuatro principales familias banderizas de la zona oriental de Gipuzkoa, las cuales se convirtieron en vasallos del rey Carlos II de Nabarra, apodado “el Bravo” por los nabarros, el cual reinó entre los años 1349-1387. 


Estos banderizos, recibieron a cambio una renta anual global de 900 "carlines" pagados en dos plazos: "Coincide con una época donde en el reino de Navarra se produjeron numerosas emisiones monetarias, en un intervalo de tiempo que queda aislado entre dos períodos" el anterior donde se usó moneda francesa y el posterior con Carlos III el Noble donde se siguieron y usando estos carlines ("Numismática medieval de Navarra" Miguel Ibañez Artica ).

Miguel Ibañez Artica: "Además de los tradicionales dineros y óbolos, el monarca navarro Carlos II introducirá dos tipos de dineros carlines, los blancos y los prietos o negros de menor ley, (...). Con respecto a la moneda de oro, a lo largo de su reinado se emiten cuatro tipos monetarios, el escudo, el real, el florín y la corona de oro".


Estos primeros banderizos gipuzkoanos que se hicieron vasallos del rey Carlos II de Nabarra, fueron el señor de Lazkano Lope García de Murua, Martín López de Murua, el señor de Larrea Martín Gil de Oñaz  y Ochoa Martínez de Berastegi, pero pronto, se les añadió el señor más poderoso de Gipuzkoa. 

Un año más tarde, en 1351, el señor de Oñati Beltrán Bélez de Gebara, de la familia de los últimos tenentes de la Nabarra Occidental y el señor más poderoso de Gipuzkoa y de gran parte de Alaba, prestó homenaje y se declaró vasallo del monarca nabarro Carlos II; a cambio, recibió la donación perpetua de un feudo de tres villas menores en la merindad de Estella-Lizarra, como eran Riezu-Erretzu, Oko y Etaio

Casa-torre de los Gebara cercana al castillo. Para saber más sobre los Gebara se puede leer: https://lehoinabarra.blogspot.com/2020/09/los-gebara-tenentes-de-la-nabarra.html.

LAS POSESIONES NORMANDAS DE LOS EVREUX

Según explica Roberto Ciganda Elizondo, el rey de Nabarra de la familia Evreux, contaba con importantes posesiones en tierras Normandas. Es en el año 1353, cuando Carlos II ordenó el envío de 30 hombres de caballo y 300 de a pie para reforzar las guarniciones de sus castillos normandos. Es la primera de las remesas de combatientes desplazada a Normandía y la primera vez en que se acudía de forma clara al reclutamiento de feudos en Nabarra. 


Prototipo completo de castillo nabarro medieval de imitación normada, de "mota y patio", con viviendas adicionales donde residía el tenente, la guarnición y el personal de servicio, solo se encerraban en la torre (mota o bastida) en caso de ataque.
Garaño, en la Cuenca de Iruñea-Pamplona (entre Egillor y Saldise en Ollo)

Tapiz de Bayeux del año 1070 sobre la invasión normanda de Inglaterra

A la cabeza de estas tropas, se encontraban diversos caballeros de Ultrapuertos (Baja Nabarra) y el alto nabarro Gil García de Yániz, quienes consiguieron superar ligeramente la petición de soldados de la Corona. 


     Posesiones de Carlos de Navarra en Normandía de su familia Evreux (en marrón clarito). 
    Posesiones aquitano-inglesas de la Guyena en Gascuñaque incluían el vizcondado de Lapurdi, además de una parte de Bretaña (en color rosa), situación bélica que se prorrogó durante la "Guerra de los cien años" contra Francia (1337-1453).

Palacios condales de Evreux y Beaumont le Roger. 
La Chateux o palacio de L´Aigle está entre Exmes y Evreux
-Wikipedia-

"Y la remesa volvería a repetirse en otoño del mismo año con el reclutamiento de 300 hombres que marcharían en noviembre: 19 señores al frente de 76 hombres de armas y 216 de a pie. 

Entre ellos, de nuevo, muchos ultraportanos y otros tantos del círculo de fidelidades del entonces merino de Estella, Juan Ramírez de Arellano, pero también una compañía de 105 guipuzcoanos oñacinos y otra de alaveses, así como un pequeño grupo de moros ballesteros de Tudela" (Texto de "Tropas navarras en las contiendas europeas" Roberto Ciganda Elizondo).


Santa Agueda en Olloki, cerca de Iruña-Pamplona, escudos de los Evreux y soldados nabarros con cotas de malla:
"La cota de malla fue la principal forma de protección corporal, que se fue complementando a lo largo de la primera mitad del siglo XIV con defensas lisas, al principio elaboradas en cuero o metal y más tarde exclusivamente en metal, que comenzaron a proteger las extremidades para acabar extendiéndose sobre todo el cuerpo. Durante la segunda mitad del siglo XIV y a lo largo del XV, las nuevas defensas de placas de metal liso de forma anatómica acabaron por reemplazar casi por completo a la malla (...). Es posible que algunos hombres de a pie no dispusieran de protecciones de metálicas salvo la cabeza (...).
Cada uno de los "hombres de armas" protegía su cabeza con una capelina, su cuerpo con lorigón, bajo el cual se encontraba un gambax, y su cuello con una gorguera de fojas. Las extremidades eran protegidas, en el caso de las superiores, por cuatro pares de lúas de acero, y, en el caso de las piernas por sendos pares de canberas et de geneylleras, es decir protecciones de cuero o de placas de metal que protegían el muslo y la rodilla. Los caballos también disponían de armadura, que consistía en una loriga y un perpunte" (Jon Andoni Fernández de Larrea "El equipamiento militar en una época de transición: armamento individual y colectivo en Navarra s. XIV").

Libro de Horas de la reina Juana II de Nabarra y de Francia, la última Capeto en gobernar Nabarra:
cuartelado Evreux-Nabarra. En el dibujo aparece San Martín, el santo patrón de la monarquía francesa.

LAS MESNADAS GIPUZKOANAS

La vinculación entre el señor de Oñati y el soberano nabarro, se estrechó todavía más en el año 1355, al dotar el rey a su vasallo gipuzkoano con "feudos de bolsa", en concreto, con diez mesnadas que habían de rentarle 200 libras anuales.

El contingente más numeroso del siglo XIV en la Nabarra Occidental y La Rioja, fue el reclutado precisamente por Beltrán Bélez de Gebara en el año 1362 y alcanzó los 408 hombres a favor de Carlos II "el Bravo" de Nabarra. El señor de Oñate, cuyos dominios se extendían en aquellos años por Alaba, Gipuzkoa y Alta Nabarra, era probablemente uno de los nobles con una mayor capacidad de convocatoria. 



Palacio de Olite donde residió Carlos II el Bravo y que su hijo Carlos III el Noble amplió.
Carlos II celebró una corrida de toros en 1387 con tres musulmanes como toreros. También eran habituales los partidos de pelota en su frontón en ese siglo donde existía 
un «terrado» y un «corredor del juego de pelota».

Carlos II de Nabarra fue apodado casi dos siglos después "el Malo" en  la "Crónica de los Muy Excelentes Reyes de Navarra" (1534) del riojano Diego Ramírez de Avalos la Piscina, escrito por mandato del rey Felipe II de Las Españas, debido a los perjuicios que sufrió la familia de Ramírez de Avalos de manos de Carlos II. 
"El Malo" ha sido el adjetivo que ha mantenido la historiografía española de donde copió la francesa al ser enemigo de los Valois, no así en la historiografía nabarra, donde está documentado como "el Bravo".


Jon Andoni Fernández de Larrea Rojas en “Las guerras privadas: el ejemplo de los bandos oñacino y gamboino en el País Vasco”, comenta el porcentaje de cada tipo de soldado gipuzkoano aportado a Nabarra:

"Un documento navarro de 1364 nos permite precisar la proporción de cada uno de ellos en un par de compañías de soldados guipuzcoanos. En la encabezada por Miguel Ibáñez de Urquiola los ballesteros suponían el 24 % de las tropas, mientras que los lanceros eran el 76 % restante. En la dirigida por Céntulo de Murua, Juan García de Murua y Lope Ochoa de Oñaz los porcentajes son muy similares, un 27'7 % para los ballesteros y un 72'7 % para los lanceros". 

Si estas proporciones fueran extrapolables para el resto de los contingentes alistados por los nobles gipuzkoanos, podríamos suponer que entre una cuarta y una tercera parte de sus tropas estarían compuestas por tiradores. 


Habría que añadir además una categoría más de soldados y mandos, muy escaso en su número pero de vital importancia, ya que en el siglo XIV el asalto a las distintas fortalezas, castillos o casas-torre, se hacía mediante trabuquete o fundíbulo, que era un arma más moderna que la catapulta clásica o de mangonel, lo que requería de soldados especializados, los cuales fueron sustituidos en el siglo XV por los cañoneros o artilleros.

Asedio al castillo, iglesia alabesa de Alaitza, s. XII y pinturas probablemente del siglo XIV


Los mecanismos de control de la administración nabarra eran muy exhaustivos, más si se compara con los castellanos, según explica Jon Andoni Fernández de Larrea: "(…) En algunos casos, los mecanismos de control de la administración navarra son lo suficientemente detallados como para registrar nominalmente a todos los combatientes de las compañías, figurando en dicho registro la filiación familiar que pudiera existir entre los soldados, aunque no podemos asegurar que la práctica sea exhaustiva. 

Así sucedió en 1353, 1364 y 1368. El análisis de los datos proporcionados por aquellas relaciones nominales nos permite deducir que el porcentaje de tropas con vínculos familiares en la misma unidad nunca llegó al 25 %”.


Jetones o monedas conmemorativas 
del siglo XIV con el escudo real de los Evreux y de Nabarra, encontrado al sur de Inglaterra en el 2020, usadas para jugar o para llevar la contabilidad.

EL TRATADO DE LIBOURNE: LA LIBERACIÓN DE GIPUZKOA

Sin embargo, lo que no era habitual, era que estos feudos de bolsa se usaran para ocupar o liberar los que territorios controlaban de estos señores de la guerra por el rey que los pagaba. Es así como Carlos II recuperó gran parte de la Nabarra Occidental, Alaba y Gipuzkoa junto a La Rioja, con tropas gipuzkoanas y alabesas. 


Toda la historia de la liberación de la Nabarra Occidental y su pérdida la podemos leer en el libro "Carlos II de Navarra, el rey que pudo dominar Europa" de Fernando Sánchez Aranaz, la cual la resumimos en https://lehoinabarra.blogspot.com/2022/07/carlos-ii-de-navarra-el-rey-que-pudo.html 


Antes del asalto definitivo, Carlos II ya intentó unos años antes buscar contingentes fuera de su corona para atacar a Castilla, aprovechando la guerra fratricida entre los hermanastros Enrique y Pedro por la sucesión en la corona castellana. 

Es así como la Enciclopedia Auñamendi señala que: “La entrevista de Carlos II de Nabarra y Pedro IV de Aragón con motivo de las luchas con Castilla se celebró en Uncastillo en agosto de 1363. Aragón había sido derrotado en el tratado de Murviedro celebrado en julio del mismo año. 

Ahora, nabarros y aragoneses, suscribían un tratado secreto para repartirse el reino de Castilla si llegaban a conquistarlo. A Nabarra se le entregaría el occidente de lo que había sido reino vasco, es decir, Castilla la Vieja, Soria, Agreda, Álava, Guipúzcoa y Vizcaya. 

Aún así y todo, el rey de Aragón prometía al de Nabarra el viejo territorio de Jaca y su comarca. Esto, en el caso de que el rey de Nabarra diese muerte o apresase al de Castilla. Había otras cláusulas más que acentuaban la fantasía e irrealidad de lo acordado”.


Sin embargo, el pacto definitivo para su propósito se produjo en enero de 1367, es el que se conoce como el Tratado de Libourne, una población cercana a Burdeos donde Carlos II de Nabarra y Eduardo el príncipe “negro” de Gales (príncipe por tanto de Inglaterra y de La Guyena-Aquitania), defenderían a Pedro I el Cruel, hijo de Alfonso I de Castilla y María de Portugal, en su derecho a heredar la corona castellana, quedándose, en caso de victoria, Carlos II con la Nabarra Occidental y La Rioja y Eduardo con Bizkaia y Castro Urdiales.

Eduardo de Woodstock (Woodstock 1330-Londres 1376), llamado el Príncipe Negro, hijo primogénito de Eduardo III de Inglaterra y de la condesa Felipa de Henao.

Se le asignaban a Carlos II de Nabarra en concreto las villas y castillos de Tolosa (Mendikute), de Segura, de Mondragón (Santa Bárbara), Oiartzun (Beloaga), Hondarribia y “Sant Sebastián” (la Mota), además de Getaria y Mutriku, cuyo tenente será el Sr. de Huart (Amezketa).

El otro aspirante a la corona de Castilla, era su hermanastro por parte de padre, el hijo bastardo de Alfonso XI de Castilla y su favorita Leonor de Guzmán, Enrique II, apodado de Trastámara, condado gallego dado en herencia por su padre. 

Algunos castillos nabarros en Gipuzkoa, Iñaki Sagredo Garde


LA MERINDAD NABARRA DE GIPUZKOA, ANTECEDENTE DE LA ACTUAL PROVINCIA



Salvatierra-Agurain
Schommer Koch 1950

Carlos II liberó una parte de la Nabarra Occidental y La Rioja, haciéndose fuerte en Vitoria-Gasteiz, Logroño, Salvatierra-Agurain, Santa Cruz de Kanpezu y en Gipuzkoa durante 5 años (1368-73) con las que creó las Merindades de Alaba y de Gipuzkoa, con el beneplácito del pueblo que se levantó con él.

Carlos II el Bravo fortificó para su defensa Salvatierra-Agurain en Alaba, Salvatierra de Esca, Santo Domingo de la Calzada, Vitoria-Gasteiz y Logroño entre otros.

En la liberación de Gipuzkoa, el rey nabarro contó con la ayuda de tropas alabesas y gipuzkoanas de las familias de los Oñaz, Lazkano, Murua, Berastegi, Beltrán Belaz de Gebara, los Amezketa y otros. Se trataba de una hueste con Pedro de Amezketa y de Beltrán Belaz de Gebara al frente. 

Realmente, a mediados del siglo XIV todavía estaban fuera de la Hermandad de Gipuzkoa muchos de los territorios que hoy la componen, como las tenencias nabarras de Aitzorrotz, Oñati y San Sebastián. 

Mapa: Eneko Del Castillo.
La creación de la actual Gipuzkoa con cuatro tenencias y dos castillos nabarros, la narramos en: https://lehoinabarra.blogspot.com/2021/02/la-fundacion-de-gipuzkoa-con-cuatro.html


Autor López, Tomás (1730-1802)
"Título Mapa de la M.N. y M.L. Provincia de Guipuzcoa [Material cartográfico] / construido sobre las memorias de los Naturales, y sobre el Mapa de la Costa manuscrito levantado por los Ingenieros, Por el Geógrafo D. Tomás López, Pensionista de S.M., de la Academia de S. Fernando"


Álvaro Aragón Ruano e Iker Echeberria Ayllón en si libro “Síntesis de la historia de Gipuzkoa”, nos aclaran que Carlos II de Nabarra logró atraerse toda la Gipuzkoa del siglo XIV, además del condado de Oñati y de las tenencias de San Sebastián hasta Oiartzun (Oarso Aldea, con los castillos de la Mota-San Sebastián, Hondarribia y Beloaga-Oiartzun) y la de Aitzorrotz (con castillos como los de Aitzorrotz-Eskoriatza, Elosua-Bergara y Santa Bárbara en Mondragón-Arrasate), por tanto, no solo su parte más oriental: 

“Entre 1368 y 1369 logró, gracias a sus contactos con gran número de linajes oñacinos y con la casa de Guevara, que se remontaban a 1350, ocupar una franja de territorio que se extendería desde Oiartzun y Errenteria hasta Segura, mientras implantaba una guarnición en Ordizia y atraía a una alianza de hermandad a Bergara y Azkoitia. 

Entre sus apoyos locales sobresalía el pariente mayor y escudero oiartzuarra Ayero de Ugarte, nombrado “capitán” del monarca navarro para la parte nororiental de Gipuzkoa (...)”.

La villa de Renteria-Orereta, Villanueva de Oiarso

Enrique II de Trastámara,  reclamó ante al Papa la devolución de las tierras liberadas por Carlos II, pero esta vez la Iglesia Católica, mediante el embajador del Papa el Cardenal Gido, se posicionó con los nabarros. Este Cardenal reclamó a su vez en Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), la “restitución de tierras” a Nabarra, es decir, toda la Nabarra Occidental y La Rioja.


EL RECLUTAMIENTO DE GIPUZKOANOS PARA LIBERAR NABARRA

En 1368, durante la liberación de gran parte de la Nabarra Occidental, Pedro López de Murua, señor de Amezketa, tan solo fue capaz de reunir 121 combatientes, a los que se podían añadir los 60 reclutados por sus hermanos. El resto de los vasallos alabeses y gipuzkoanos de Carlos II "el Bravo" de Nabarra, contaban sus hombres por decenas, con contingentes de entre 10 y 50 hombres

El contingente más numeroso fue el reclutado, una vez más, por el conde de Oñati Beltrán Belez de Gebara, el cual alcanzó los 400 hombres. Realmente, en esa época, había muy pocos hombres que se pudiesen pagar una armadura y un caballo, llamados "hombres de armas", salvo el señor de Oñate que tenía hasta 40 de ellos, así que la mayoría eran lanceros y ballesteros. 

Claustro categoría Catedral de Pamplona-Iruñea, soldados y armadura del s. XIV

Los efectivos de las compañías gipuzkoanas al servicio del rey de Nabarra entre el 19 de noviembre y el 19 de diciembre de 1368, eran las siguientes, hombres a pie:
  • Ayero, señor de Ugarte 50 (y los dos "hombres de armas", es decir, caballeros con armadura completa y caballo)
  • Sancho Sanz de Ugarte y Sancho Martínez 10
  • Pedro López de Murua, señor de Amezketa120 (y un hombre de armas)
  • Juan Pérez de Murua, su hermano y 45
  • Martín López de Murua, su hermano y 15
  • Lope Ibáñez, señor de Etxazarreta 10
  • Pedro López de Aguirre 10
  • Rodrigo, señor de San Millán 40
  • Juan Pérez, señor de Berrosoeta 20
  • Miguel Ibáñez de Urkiola 30
  • García Martínez, señor de Berastegi 40
        
  Total 339, a los que hay que sumar los más de 400 de los Gebara.


Pese a no ser muy numeroso el contingente armado, la recuperación de parte de la Nabarra Occidental no necesitó de más huestes, ya que contó con "la buena boluntat e afección que nos han mostrado" de los habitantes de Alaba y Gipuzkoa, según relatan las crónicas nabarras (Fernando Sánchez Aranaz en el libro mencionado). 

Las crónicas hablan, por tanto, de un buen recibimiento del pueblo alabés a su reintegración en el reino baskón de Nabarra. Quedaría la duda de si la "Frontera de Malechores" entre Bizkaia y Gipuzkoa (poblaciones actuales de Eibar-Elgoibar-Soraluze y Markina), fue liberada o no.
Mapa del libro de Eneko Del Castillo "Atlas histórico de Navarra" donde no se incluye, sin embargo, la tenencia de Aitzorrotz ni el condado de Oñati que también fueron liberados. 

Según explica el historiador bizkaíno E. Labayru en su “Historia de Bizcaya” (1900), la toma de la Nabarra Occidental se hizo casi de forma pacífica salvo algunas villas: “Don Pedro y el príncipe de Gales atravesaron los Pirineos, gracias a la defección del rey de Nabarra (sic.), que a pesar de haber jurado y prometido impedir a los invasores el paso por Roncesvalles, celebró nuevo y secreto pacto con D. Pedro, y desamparó el lugar, allanándoles la entrada.

La Rioja y las tierras de Alaba (sic.) fueron los primeros lugares del reino de Castilla sobre los que se desparramaron los ingleses y gascones que vinieron con D. Pedro y el príncipe heredero de Inglaterra, y aunque se temió que en los alrededores del castillo de Zaldiaran, en Alaba, se ofrecería la primera pelea, nada hubo, salvo algunas escaramuzas, y los invasores atravesaron por Logroño y vinieron a parar a los campos de Navarrete y caminos de Nájera, en los cuales se dio la batalla el día tres de Abril, en la cual salió derrotado D. Enrique (...)".  

La victoria de Pedro el Cruel en Nájera fue contundente en esta batalla causando numerosas bajas y prisioneros de renombre, pero perdió la guerra.

EL FINAL DE LA GUERRA CIVIL CASTELLANA

Finalmente, Enrique II Trastámara se hizo con la corona castellana, dicen que asesinando con sus propias manos a su hermanastro Pedro el Cruel, y volvió a ocupar militarmente la Nabarra Occidental en 1373.

Ilustración medieval donde se le entrega la cabeza de Pedro I el Cruel de 36 años a su hermanastro Enrique II de Trastámara el Fratricida

Perdió durante la contienda el conde de Oñati la importante plaza de la villa de Salvatierra-Agurain frente a Castilla, y con ello el favor de Carlos II que le dejó sin las rentas de las villas mencionadas en Alta Nabarra. 

Pero, su hijo Pedro Belez de Gebara II, siguió un doble vasallaje a Nabarra, lo mismo que su nieto y biznieto, por lo que recibieron rentas similares a las anteriores del hijo de Carlos II, Carlos III "el Noble".

Escudo de los Gebara en su palacio en el pueblo de Gebara en Alaba con el escudo de Nabarra en el centro
https://microhistoriaalavesa.com/2022/06/09/fuego-y-destruccion-en-guevara/


LA CREACIÓN DE LA ACTUAL GIPUZKOA

Tras el final de la guerra civil castellana, el rey vencedor Enrique II el Fratricida, logró expulsar a las tropas nabarras, por ello, quizás para comprar su neutralidad, la corona castellana concedió grandes prebendas a los Gebara, los principales señores opositores a Castilla en la Nabarra Occidental: 

"En 1370 se en­señorearon de las poblaciones de Eskoriatza y Aretxabaleta, y en fecha indeter­minada, quizá unos años después, por medio de usurpaciones, se apoderaron de Leintz-Gatzaga. Intentaron someter a su jurisdicción la propia villa de Arra­sate-Mondragón, donde fracasaron" ("De Ipuzkoa a las Hermandad de las Villas de Guipuzcoa s.VI-XV" J.A. Lema Pueyo -2017-).



Pedro I de Trastámara El Cruel

Enrique II el Fratricida de Trastámara

Tras ganar Guerra Civil castellana por la corona, Enrique II, apodado el Impotente y el Fratricida, aprobó La Ordenanza de la Hermandad de Gipuzkoa, que fue promulgada en diciembre del año 1375, tras la reunión de la Junta de Hermandad celebrada en Tolosa y presidida por el enviado real, antecesor del corregidor, García Pérez de Camargo.

Tolosa 1830

El salto definitivo tuvo lugar en el año 1397 en la villa de Getaria, antigua capital de la tenencia Nabarra de Iputz. Esta "Junta Hermandad General de Gipuzkoa" tuvo una ayuda no esperada. Beltrán Ibáñez de Gebara, señor de Oñati, y el caballero más poderoso de Gipuzkoa, apoyó a la Hermandad como instrumento de represión contra los de Oñaz y los de Lazkano. Aunque el propio condado de Oñati no se incorporó a Gipuzkoa hasta bien entrado el siglo XIX. 

Por tanto, aquella "merindad nabarra de Gipuzkoa" que tomó el nombre de la tenencia nabarra de Iputz (Iputz-koa=de Iputz), fue el antecedente de la actual provincia. Las fechas y las circunstancias políticas que hemos visto, con una gran parte de Gipuzkoa dispuesta a volver a su reino natural, estuvo sin duda detrás de la aprobación de la unión por parte del rey castellano de la familia borgoñesa de los Trastámara. 

Todo el proceso de la creación de la actual provincia de Gipuzkoa lo explicamos en: https://lehoinabarra.blogspot.com/2021/02/la-fundacion-de-gipuzkoa-con-cuatro.html


BIZKAIA EN LA LIBERACIÓN DE LA NABARRA OCCIDENTAL

Como hemos visto, Bizkaia y Castro Urdiales fueron asignados en el Tratado de Libourne de 1367 al príncipe de Gales y futuro rey de Inglaterra. A cambio, con son su poderoso ejército, debía de ayudar a poner a Pedro I en la corona castellana y dejarle a Carlos II de Nabarra el resto de la Nabarra Occidental y La Rioja. Pero, los bizkaínos con los Parientes Mayores al frente, se negaron a aceptarlo como su señor.

Don Tello dando la carta de villa a Gernika, hasta entonces el puerto de la anteiglesia de Luno, tal y como explicamos en:
https://lehoinabarra.blogspot.com/2014/07/gernika-el-puerto-nabarro-de-luno.html


Pese a ello, los banderizos bizkaínos ayudaron de manera definitiva a Nabarra a tomar las plazas alabesas y riojanas, junto al señor consorte de Bizkaia D. Tello, hermano de Pedro y hermanastro de Enrique, al que traicionó. Este hecho de armas lo narraremos en el último artículo sobre la liberación de la Nabarra Occidental en el siglo XIV.