LIBRO: LA HISTORIA OCULTA DE BIZKAIA (II): EL NACIMIENTO DE BIZKAIA


LIBRO: LA HISTORIA OCULTA DE BIZKAIA (II): EL NACIMIENTO DE BIZKAIA



                   TOMO I: ORÍGENES DE BIZKAIA

                  TOMO III: LA FORMACIÓN DEL SEÑORÍO DE BIZKAIA

             


TOMO II:  EL NACIMIENTO DE BIZKAIA


Tenencias de la Nabarra Occidental en el siglo XI, Eneko Del Castillo


“Antes de leer historias de extrañas gentes,
estudiad la de vuestro pueblo;
ella os hará conocer y amar la Patria”.
Hermilio Oloriz “Cronista de Nabarra”.



ÍNDICE


ORÍGEN DE BIZKAIA
PRIMEROS DOCUMENTOS SOBRE BIZKAIA
ECONOMÍA BIZKAÍNA ALTO MEDIEVAL
ORIGEN DEL NOMBRE “BIZKAIA”
BIZKAIA DENTRO DEL REINO DE NABARRA
¿TENENTES NABARROS O ALGO MÁS?
LA LEYENDA DEL PRIMER SEÑOR DE BIZKAIA
LA DEFENSA DEL REINO NABARRO EN BIZKAIA
LOS FUEROS DE BIZKAIA
LA RUTA JURADERA Y EL PRIMER CAMINO DE SANTIAGO POR BIZKAIA

LA FORMACIÓN DEL SEÑORÍO DE BIZKAIA
LA CONFIGURACIÓN FINAL
LA DIPUTACIÓN FORAL

LA INVASIÓN DE LA NABARRA OCCIDENTAL
LA FELONÍA DE LOS LÓPEZ DE HARO
GALDAKANO, BASTIÓN EN LA DEFENSA DEL REINO DE NABARRA
LA INVASIÓN DE LA NABARRA OCCIDENTAL
EL PASO A LA CORONA CASTELLANA
LA RECUPERACIÓN DE LA NABARRA OCCIDENTAL
LAS GUERRAS DE BANDERIZOS
BIBLIOGRAFIA



“El hombre es un animal social. Por mucho que retrodevanemos el ovillo del tiempo siempre topamos con grupos, pero nunca con individuos aislados y solitarios. Bandas, linajes, clanes, tribus, castas, ciudades, estamentos, reinos, territorios feudales, imperios, iglesias, repúblicas, ligas o federaciones, clases, naciones, estados..., agrupaciones sociales con otra denominación y estructura, comunidades o asociaciones, en definitiva, pueblos, -solos o coaligados- unidades sociales básicas, agentes efectivos de organización social y cultura, de cuanto positivo y negativo para la humanidad ha acaecido en el tiempo.

Se trata indefectiblemente de conjuntos humanos organizados, inmediatamente conscientes de su identidad, nómadas o sedentarios pero, en cualquier caso, adscritos a un territorio (estable o coyuntural) que consideran de uso exclusivo y que satisfacen sus deseos o necesidades mediante el empleo de recursos y energías que controlan directa o indirectamente”. “Pueblo y poder” Joseba Ariznabarreta, capitulo primero.




ORÍGEN DE BIZKAIA



Las viviendas alto medievales de Bizkaia

Bizkaia era una comarca más englobada en el Sur del ducado de Baskonia, al menos durante los gobiernos de Otsoa I Lupo y su hijo Eudon I el Grande (años 670-734). Cuando el ducado de Baskonia cayó en la anarquía tras la muerte en el 768 de su duque Waifre a manos de los francos, surgieron diferentes fuerzas regionales. 

La más importante fue la creada al sur de Baskonia de los llamados “nauarri”, que ya aparecen documentados en las crónicas francas sólo un año después, en el 769, en torno a ellos se creó el reino de Pamplona-Nabarra, que fue aglutinando todas las fuerzas baskonas hasta volverlas a englobar en los siglos X y XI.


Las tumbas de ésta época en Bizkaia, además de las de Finaga en Malmasín (Arrigorriaga), se encuentran en Argiñeta (Elorrio –duranguesado-), Mesterika (entre Plentzia y Mungia), o excavadas en piedra en el monte Ganguren en Galdakano descritas el historiador bizkaíno José Ramón Iturriza y Garate (Berriz 1741-Munitibar 1812) pero que aún no han sido estudiadas, además, recientemente han aparecidos nuevos enterramientos de este período en el monte Ereñozar en la costa bizkaína junto con monedas Nabarras posteriores de Alfonso I el Batallador (s.XII), y fuera de Bizkaia pero cerca, en el descampado de Aistra (Alaba, de Zalduondo a Altsasua y en el paso de San Adrián a Gipuzkoa) y en Zornoztegi (Agurain-Salvatierra, también en Alaba).


El monte Malmasín estaba ya poblado en la Edad de Bronce sobre el año 1.000 a.C. Fue en el siglo III a.C. cuando pasaron a vivir sus pobladores a media ladera hacia Arrigorriaga, a Finaga, donde existe una necrópolis y un templo romano posterior sobre el que siglos después se edificaría una preciosa ermita cristiana, aún hoy en pie . En el interior de esta ermita de San Martín de Finaga se enterraban los restos de los muertos del castro de Malmasín. En ella se han encontrado 13 cadáveres de entre los siglos IV a.C y XIII d.C. Todas estas tumbas, demuestran que los bizkainos se integraban en el poderoso ducado baskón.



Las primeras aldeas tras la caída del Imperio Romano Occidental, aparecen en Europa en torno al año 800. En Bizkaia se abrirán claros en los bosques y en el litoral, pero éste pronto se volverá peligroso por las incursiones normandas. 




 


En las excavaciones del año 2024 en Abrisketa han aparecido restos de época romana y altomedievales, lo que, junto a los cercanos restos de Finaga y de la cima del monte Malmasín (un posible castro prerromanico y el castillo nabarro), nos dan un lugar estratégico para el control del paso de la calzada romana


Se han encontrado restos arqueológicos de estas aldeas en Gerrika, Arta en Bolibar e Iturrieta, todos en la comarca de Lea-Artibai, en los hoy barrios de Miota, Gazeta y Santo Tomás de Mendraka – los tres en Elorrio-, en Momoitio (Garai) en el duranguesado, en el valle de Arratia en Otzerinmendi (Zeanuri), Arzuaga (Zeanuri), Artea y Elgezua  (antiguo centro parroquial de Igorre, en los alrededores de la ermita de Santa Lucía y San Cristóbal), en las Enkartaciones en Bermejillo en Güeñes, San Pedro de Zarikete en Zalla y San Esteban de Karrantza, también en San Martín de Finaga (Basauri, entonces Arrigorriaga), Abrisketa (Arrigorriaga) y en Gerekiz (Morga).


Además, los bizkaínos volvieron a habitar las cuevas tras la caída del Imperio Romano, buscando un refugio seguro, son el caso de Peña Forua (Forua), Santimamiñe, Sagastagorri (Kortezubi), Ereñuko Arizti (Ereño), Lumetxa (Lekeitio), Urdillo en las Enkartaciones (Peña Mortera en Lanestosa). y Goikolau (Berriatua).



La frontera entre los bizkaínos y los germánicos visigodos era Castilla Vetula o Vieja, la misma que después impondrán a los musulmanes como permanente, pese a las numerosas afeizas o ataques, siendo la Alaba primigenia, que abarcaba territorios de los antiguos autrigones hacia el Oeste hoy fuera de la misma: “La puerta de la cristiandad”, la cual físicamente la podemos situar en las Conchas de Haro, y que hará de tapón a Bizkaia contra la huestes musulmanas.


El historiador Fernando Sánchez Aranaz en su trabajo “De la tenencia de Álava a los condado de Oñate y Salvatierra”, acierta al decir que a finales del siglo VIII “las crónica hispano musulmanas de la época señalan la frontera de Álava en la línea formada por los montes de Oña, montes Obarenes y sierra de Cantabria (sic), con los pasos de Pancorbo, Cellorigo y Bilibio. 

Previamente, en 960, otro hijo del conde de Álava Semén Garcés, de nombre Rodrigo, se dice que repobló Amaia, confiándole al rey de Oviedo, su probable cuñado Frudela I (…) A este Semen Garcés, conde de Álava, lo sitúan las crónicas carolingias, en 850, como embajador del rey de Pamplona en Verbería, en la corte del rey de Francia Occidental Carlos “el Calvo””.


El propio Fernando Sánchez Aranaz en otro artículo titulado “Las fronteras de Vasconia” dice que: “Justamente en Alegría-Dulantzi, en el transcurso de unas excavaciones desarrolladas entre noviembre de 2009 y mayo de 2010, dirigidas por los arqueólogos Miguel Loza Uriarte y Javier Niso Lorenzo, se realizó el hallazgo de los restos de una gran edificación (probablemente un castillo), datada entre los siglos VI y VII, con trazas de haber sufrido saqueos y arrasamientos posteriores. 

Este edificio sería contemporáneo de los yacimientos citados, perdurando como tal hasta finales del siglo VIII, época en que la Llanada fue objeto de ataques por parte del emirato de Córdoba, y siendo usado como almacén hasta el siglo X. Este hallazgo, en opinión de los arqueólogos, deja constancia de cómo "una vez más ha quedado claro que los habitantes de los pueblos históricos alaveses son la herencia directa de sus antepasados premedievales".


Los reyes asturianos, nacidos del reducto de lo que fue el imperio godo -pueblo con origen en la actual Suecia y destruido por los musulmanes ninguno de los cuales alcanzó a la Bizkaia nuclear-, trataron de aprovechar la debilidad baskona tras la muerte de Waifre para incorporar las tierras baskonas que le eran fronterizas sin conseguirlo.

Como dice Julio Caro Baroja en su libro “problemas vascos de ayer y de hoy”: “no hay formas de origen visigodo, es decir, esa idea del aislamiento del País frente a los visigodos es una realidad que la toponimia confirma. Mientras por ejemplo en Castilla las formas de villa se dan en la época visigótica creando nombres como Villafáfila, Villarramiel, Villarramirelli y se usan los nombres visigodos en toda Castilla la Vieja, en Álava no hay restos”. Ocurre lo mismo en Bizkaia.

Peio Esarte en “Orígenes del nombre de Bizkaia” sobre la relación entre la frontera baskona y la asturiana comenta: “Durante el reinado de este Alfonso se sitúa (Alfonso II de Asturias, 760-854), a partir del año 796, la noticia de Ibn Idhari (s.XIII-XIV): "Alfonso había pedido ayuda a los países vascos y a las poblaciones vecinas". Esto nos lleva a concluir que todos los euskaros formaban cuerpo de etnia y país, y así eran vistos desde la costa cántabra al Pirineo. 

Por su parte Ibn Al-Athir dice (s.XII-XIII): "Alfonso había logrado la ayuda del rey de Vizcaya, su vecino, y de los normandos que vivían por esa zona, y de los habitantes de esas regiones", lo que nos lleva a deducir que los vilipendiados normandos convivían en la zona con sus naturales, y que éstos tenían un rey (los bizkaínos). Finamente Ibn Jaldun (s.XIV) habla del "rey de los vascos". 

Entre tanto toma fuerza el nacimiento del reino de Pamplona, en el que figuran, aún sin confirmación segura, Iñigo Jiménez (sin fechas), e Iñigo Iñiguez Arista (Eneko Aritza, ya en el 824)”. Las alianzas matrimoniales y convenios militares entre las monarquías nabarra y asturiana fueron una constante.


PRIMEROS DOCUMENTOS SOBRE BIZKAIA

En las crónicas neogóticas de Alfonso III de Asturias, en el 886, es cuando se nombra por primera vez a Bizkaia ("Biscai" se escribe) pero en referencia a Alfonso II el Casto (760-854), por tanto al período que sigue a la muerte del duque baskón Waifre. En esa crónica se dice que Bizkaia junto a Alaba, Orduña y Alaone (¿Aiala?), eran "tierras poseídas por sus moradores", junto a las tierras de lo que ya era el núcleo de los “nauarri”: Berrueza, Deio y Pamplona.

“Alabanque, Bizcai, Alaone et Urdunia, a suis reperitur semper esse possessas, sicut Pampilona, Deius est atque Berroza.” Crónica de Alfonso III (866-909), llamada también de Don Sebastián.

En el mismo documento, se relata detalladamente los lugares “repoblados” por Alfonso II, rey de Asturias y conde de Cantabria, según las Crónicas de Alfonso III, estaban Karrantza y Sopuerta: seguramente se refiere a las Enkartaciones, la parte más occidental de la actual Bizkaia incrustada entre Cantabria y Burgos, recuperada después tras la entrada de estas tierras en el reino de Pamplona-Nabarra, cuya frontera con el reino de Oviedo-Asturias pasaría a estar en comarca de la bahía de Santander-Santillana del Mar.



Texto primitivo: “Iste quanta gratia vel virtutis atque auctoritatis fuerit, subsequentia acta declarant. Simul cum fratre suo Froilane ad- versus Sarracenos prelia gessit, atque pluritnas civitates ad eis ohm oppressas cepit: id est: Lucum, Tudem, Portucalem, Bracaram, Visco, Flavias, Agatam, Secobiam, Astoricam, Legionem, Saldaniam, Mabe, Amaiam, Septetnancatn, Aucam, Velegia, Alabense, Mirandam, Revendecam, Carbonariam, Abeica, Brunet, Cinisaria, Alen¬saco, Oxoma, Clunia, Argantia, Septempublica Ex cunctis castas cum villis et vi- culis suis, mimes quoque Arabes occupatores supradictarum civitatutn interficiens, christianos secum ad patriam duxit.

Eo tempore populantur Primorias, Lebana, Transmera, Supporta, Carranza, Bardulies qua nunc appellatur Castella, et pars maritima Callada. Alaba que Bizcai, Alaone et Urdina a sois incolis repernantur semper esse possessz, sicut Patn¬pilona Degius est, atque Berroza. Baque supradictus Adefonsus admodum magni¬ficus fuit, sine offensionc erga Deum ct Ecclesiant vitarn merito inmitabilem duxit. Baselicas plures construxit et instauravit…”.

Traducción: «Cuántos fuesen los dones, virtudes y autoridad de éste (Alfonso I), sus ulteriores actos lo mostraron. Junto con su hermano Fruela, dirigió numerosas campañas contra los Sarracenos y tomó muchas ciudades por ellos hasta entonces oprimidas, a saber: Lugo, Tuy, Oporto, Braga, Visco, Chaves, Ágata (en Salamanca), Segovia, Astorga, León, Saldaña, Mabe, Amaya, Simancas, Oca, Velegia, Alabense, Miranda, Revenga, Carbonera (en la Rioja o Cabuernica, tres leguas al Sur de Miranda), Abeica (Abalos), Briones, Cenicero, Alesanco, Osma, Coruña del Conde, Arganza y Sepúlveda. De todas las fortalezas, villas y lugares, llevó consigo a los cristianos a su patria, matando a todos los árabes que las ocupaban».

Orduña y el valle de Ayala

«Por aquel tiempo se poblaron Primorias (el S. O. de Asturias), Liébana, Trasmiera, Sopuerta, Carranza, la Bardulia que ahora se llama Castilla, y la parte marítima de Galicia. En cuanto a Alava, Vizcaya, Alaón y Orduña, se halla haber sido siempre poseídas por sus habitantes, como Pamplona, Estella y Berrueza». G. Balparda, I, pg.156

El arqueólogo de la Diputación de Bizkaia Iñaki García Camino, en su artículo “El nacimiento de los territorios históricos” (10 de enero del 2013 Diario de Noticias de Álava), matiza mucho esas posibles repoblaciones: “Otros territorios actualmente vizcainos son mencionados en la Crónica diferenciados de Bizkaia. Nos referimos a Sopuerta y Carranza (actuales Encartaciones) de las que se dice que fueron repobladas en tiempos de Alfonso II por cristianos de los valles del Duero y Ebro gobernados por musulmanes. Pero no existen testimonios que lo confirmen. 

Es más, de haberse producido la repoblación, tendría que haber dejado huellas en la toponimia y, sin embargo, los nombres que sirven para denominar las aldeas más antiguas son mayoritariamente en euskara (Garai, Larrea, Goiuri, Ibarra…). Parece, en consecuencia, que la repoblación tuvo una escasa repercusión demográfica, por lo que debió de ser sólo un recurso literario utilizado por los redactores de las fuentes para justificar la incorporación de la comarca en el reino de Asturias”.

Mapa francés de 1705 

Las Enkartaciones no serán parte de Bizkaia hasta 1212, incorporación que se produce tras la invasión militar castellana y como recompensa al señor de Bizkaia tras la batalla de las Navas de Tolosa. Dentro del reino de Pamplona-Nabarra, eran las Enkartaciones varias tenencias aparte con Castro Urdiales o Balmaseda como núcleos principales y abarcarían también el valle de Mena así como toda la margen izquierda del río Ibaizabal-Nervión. En el preámbulo del Fuero General de Bizkaia de 1452 o Fuero Viejo, todavía se decía: “en la tierra del condado e señorío de Vizcaya é de las Encartaciones”.


Indalecio Ojanguren 1920


Como deja escrito Julio Caro en su libro “Sobre la lengua vasca”: “Es muy probable, dado el paralelismo entre la historia de Vasconia y Cantabria en el período Visigótico, que dicha lengua (el euskera) se perdiera después de éste (…), una de las causas por las que el norte conservó la lengua vasca fue que nunca estuvo sometido al poder de los monarcas godos”. Lo mismo se puede decir sobre el reino Oviedo-Asturias.


J.M. Lacarra (1971), “Estudios de la historia de Nabarra”: “No hay testimonio alguno que acredite el dominio asturiano sobre estas tierras. En las crónicas de Alfonso III se dice que Alfonso II extendió sus dominios hasta parte de la Rioja y las localidades de las Encartaciones, Sopuerta y Carranza”.


LA FRONNTERA POR EL SUR

“Hay un hecho cierto, la tierra vasca es probablemente el área de más abundante arquitectura rupestre, alto medieval y eremítica, en toda la geografía hispánica: es un fenómeno que se registra especialmente en la actual provincia de Álava, más concretamente en las áreas de Valdegobía, Villanueva, Tobillas, Corro, Pinedo, Quejo etc. y el condado de Treviño (términos de Marquínez, Urarte, Laño y Alabaina). A ella llegó el fenómeno desde la Cogolla (La Rioja). Son del siglo VI por tanto no guardan relación con musulmanes, ¿marcan la frontera goda?”. “Historia del arte vasco, Tomo I” Juan Plazaola (Edit.Ostoa).










Faido, Markinez, Las Gobas y Santorkaria en Trebiño

El territorio de Bizkaia no pertenecía al reino godo ni asturiano, ni hay resto arqueológico alguno, ni aparece así en ningún documento de la época, tampoco hay texto del que se pueda deducir nada parecido, ni siquiera su inclusión en el condado de Alaba del territorio como algunos suponen y según prueba Andrés E. de Mañaricua en su libro “Vizcaya, siglos VIII al XI, Los orígenes del Señorío”. 

La Peña del Castillo de Marqu
ínez, aún quedan restos de su antiguo castillo del siglo X, sobre todo el aljibe y la escalera de caracol.

Así, los obispos de Alaba de los siglos IX y X firman como obispos “in Álava et in Vizcaia”, lo que no deja dudas sobre la separación de ambas y la no-pertenencia de Alaba y Bizkaia al obispado castellano de Burgos, ni a Castilla, ni tampoco a Asturias y sí hay documentos y datos suficientes para decir que Bizkaia fue independiente desde el 768 hasta su inclusión en el reino de Pamplona-Nabarra.

Tumbas altomedievales de San Prudencio de Armentia (Vitoria-Gasteiz)


El historiador bizkaíno A.E Mañaricúa, en su libro “Obispados en Álava, Guipúzkoa y Vizcaya hasta la erección de la diócesis de Victoria” nos hace un resumen de la cuestión:

"A finalizar la undécima centuria vemos al obispo de Calahorra, don Pedro Aznar, actuar en el valle de Ayala con ocasión de la consagración de la Iglesia de San Pedro de Llodio y hacer una concordia con los señores y demás moradores de estas tierras sobre presentación de clérigos, diezmos y otros tributos que debían pagar los pueblos de Kexana (Lujana), Perea, Arispaldiza (Respaldiza), Murga, Olahuezanahar (Alabeza), Orube, Derendano, Marrieka y Obaldia.

En 1093, encontramos en Vizcaya al obispo Pedro confirmando, como obispo de Calahorra ("Petrus episcopus regente ecclesie kalagurritane"), la donación que dona Tecla, esposa del conde de Vizcaya Lope Iñiguez, hace a San Millán del monasterio de Alboniga, sito en Vizcaya, a la orilla del mar ("in territorio Vicahie circa ora maris").


San Pedro de Lamuza en Llodio

Dos años más tarde, el 22 de noviembre de 1095, consagra la iglesia de San Pedro de Llodio y Ilega a un convenio con los habitantes del valle de Ayala sobre las prestaciones que esta y otras iglesias del valle habrían de satisfacer al obispo. Se nos presenta como obispo de Nájera y le acompañan los arcedianos Sancho de Grañón y Raimundo (640).

Otra actuación del obispo Pedro en Vizcaya nos recuerda la nota que el monje emilianense, lastimado por el proceder episcopal, escribió al margen de la donación a San Millán de Santa Maria de Axpe de Busturia por Iñigo Lopez, conde de Vizcaya, en 1051: "El ano tercero, después de la muerte del conde Lope, el obispo Pedro tomo por la fuerza las tercias de Santa María de Axpe que las dono el señor Iñigo Lopez a favor de su alma. Dios sea juez. Era 1134 (Año 1096 d. C.).

Mapa de Eneko Del Castillo con las diócesis dentro del reino de Nabarra, s.IX-XI

Si tenemos presente que Calahorra se anexionó las tierras del obispado de Alava y Burgos las de Valpuesta, la delimitación de Calahorra y Burgos es un indicio claro de la de Alava y Valpuesta, al menos en la postrera etapa de su existencia. Según ello, Valpuesta habría tenido de la actual Alava los territorios que en la posterior diócesis de Burgos formaron las vicarias de Valdegobía (aproximadamente los actuales ayuntamientos de Bergüenda, Salinas de Añana, Villanueva de Valdegobía y Lalastra) y de Tudela (ayuntamiento de Arceniega, mas Sojo, Costera y Llanteno en el de Respaldiza). Atendiendo a la delimitación atribuida a Sancho II, parece que el valle de Ayala pertenecia a Valpuesta. Sin embargo lo encontramos ya en 1095 bajo la jurisdicción del obispo de Calahorra; lo que nos hace pensar que, al menos en parte, había pertenecido a Armentia.

En Vizcaya, la sede de Valpuesta poseyó las Encartaciones, menos Gordejuela; no así, quizás, Orduña y sus contornos. La divisoria seguía, en parte, el rio Cadagua. Baracaldo se lo disputaron en el siglo XII entre Burgos y Calahorra, lo que prueba que se hallaría en el límite o cerca de él”.


En lo que a Vizcaya se refiere conviene observar que el obispado de Valpuesta comprendía las Encartaciones, es decir, Carranza y Sopuerta, internándose por Arceniega, probablemente tierra de Ayala, Orduña, margen izquierda del rio Bayas, mientras por el litoral llegaba hasta el Cadagua y el Nervión, comprendiendo Somorrostro, Baracaldo, los Siete Concejos, Portugalete y Santurce hasta las mismas puertas de Bilbao.

Más difícil es señalar el límite de las diócesis de Álava y Valpuesta a partir del Nervión y en dirección Sur principalmente, aunque es muy probable fuera el mismo que dividió el condado alavés del castellano. Por los datos que ofrecen algunas escrituras del Cartulario de Valpuesta, vemos claramente que Valpuesta se internaba en Alava por Valdegobía hasta cerca de Amurrio, citándose expresamente los nombres de Pojabas, Tudela, que fue más tarde arciprestazgo, Espejo, Gurendes, Boveda, Acevedo, Entrambasaguas hasta las proximidades de Amurrio. En Vizcaya se internaba por Arceniega, el litoral hasta el Nervión y dudosamente en tierra de Ayala y arciprestazgo de Orduna.

Andrés E. Mañaricúa

Según una escritura del año 864 parece ser que el conde de Castilla, Diego Rodriguez, y Sancho, obispo de Valpuesta, ejercían jurisdicción en tierra de Ayala, en el pueblo de Lejarza. En cuanto a la ciudad de Orduña y su arciprestazgo no aparece claro que perteneciera al obispado de Valpuesta y el hecho de haber ejercido allí su jurisdicción los condes de Castilla no es prueba segura de que hasta allí llego la jurisdicción de Valpuesta. 

Nos cuesta creer que se internara por tierras de Ayala y Orduña, ya que en la relación de pueblos de la diócesis de Calahorra hecha el año 1257 y ordenada por arcedianatos y arciprestazgos figuran ya los arciprestazgos de Ayala y Orduña como integrados en el obispado calagurritano, y parece más bien que había de figurar en el de Burgos, si allí hubiera llegado la jurisdicción de Valpuesta, puesto que a esta diócesis se incorporó la desaparecida sede de Valpuesta hacia el año 1086, como la de Alava se agregó a la de Calahorra al año siguiente.

Tal vez haya que distinguir entre algunas posesiones obtenidas en esos territorios y una jurisdicción propiamente dicha, por parte de Valpuesta, porque de lo contrario habríamos de admitir una rectificación de fronteras entre las diócesis de Calahorra y Burgos por esas tierras antes del siglo XIII y no tenemos noticia de tal hecho. Solamente sabemos que se discutió la posesión de Baracaldo, Miranda de Ebro, Ibrillos, Santo Domingo de la Calzada y algunas otras iglesias, como Carenca, Sajezaharra, Pontacre, La Morcuera y Calvarruli, sito en territorio de Miranda de Ebro, pero del valle de Ayala y de Orduña no hay noticias.

Ante las listas que preceden hemos de advertir: Primero. Que las iglesias que conocemos documentalmente en el siglo XI se hallan esparcidas por todo el territorio vizcaíno; así como los lugares en que los monasterios poseen granjas o decanias. Y no se olvide que se trata de iglesias vinculadas a monasterios o que aparecen en donaciones a ellos. Además el valle de Ayala constituye geográficamente un entrante en tierras vizcaínas totalmente homogéneo a ellas tanto topográficamente, como étnica y lingüísticamente y, a pesar de su pequeñez, encontramos en él, en 1085, once iglesias o monasterios, alguno tan cercano a Bilbao como Llodio.

Dato interesante que nos da mejor idea de la densidad del establecimiento religioso, ya que aquí el documento que tenemos no nos habla solamente de iglesias vinculadas a monasterio alguno, sino de las del valle, con cuyos vecinos llega a un acuerdo el obispo de Calahorra.

Idoibaltzaga en Errigoitia, uno de los lugares documentados de las Juntas de Bizkaia 


“Llama la atención enseguida la ausencia de arciprestazgos en Vizcaya propiamente dicha. Sin embargo, conocemos por otra parte la existencia de numerosas iglesias o monasterios desde los siglos IX y X, tales como Aspe de Busturia, Idoigalzaba, Luno, Guernica, Gorritiz, Bermeo, Mundaca, Barriga, San Juan de Gaztelugache, Yurreta, que aumentan en el siglo XI (149); con todo, entre los ríos Arciniega y Deva no figuran otros arciprestazgos que los de Orduna, Ayala y Leniz sin enumerar las iglesias de Vizcaya.

Si la oposición y resistencia al obispo calagurritano es mayor a medida que avanza el siglo XIII, se debe a que el Señorío de Vizcaya se consolida y fortalece en esa centuria. No faltaron, sin embargo, esfuerzos por parte de los prelados calagurritanos por hacer sentir su autoridad y jurisdicción en las iglesias vizcaínas así como para cobrar las cuartas decimales que le pertenecían en aquellos territorios y a tal fin creemos que fue encaminada la creación del arcedianato de Vizcaya, pero la oposición por parte del Senorio fue tan grande que el obispo don Almoravid del Karte (1287-1300) se vio obligado a suprimirle por decreto fechado en Viana el 9 de febrero del 1295 , ante la imposibilidad de ejercer su jurisdicción ya directamente ya mediante sus arcedianos o vicarios".

Mapa de Eneko Del Castillo con las diócesis dentro del reino de Nabarra, a partir del siglo XII


Sigue Mañaricúa: "Esto explica también que en el documento geográfico ya citado del siglo XIII apenas figuran pueblos en los arciprestazgos de Orduna, Cigoitia, Ayala y Leniz, cuya jurisdicción, sin duda, se extendía también a algunos pueblos de Vizcaya por la proximidad de lugar. Por lo que a Orduña se refiere, tenemos que la influencia del obispo fue nula desde que el citado arciprestazgo se incorporó al Señorío de Vizcaya el año 1284.

(…) La oposición, pues, al ejercicio de la jurisdicción episcopal en Vizcaya, dado el régimen patrimonial de sus iglesias, no permitió al prelado y cabildo calagurritanos imponer tributo alguno en sus iglesias, y de ahí que no figuren en la relación del año 1257”.

ECONOMÍA BIZKAÍNA ALTO MEDIEVAL


La costa marinera

Durante el Imperio Romano, las poblaciones de Bizkaia se situaban sobre todo en la costa y en las riberas de los ríos navegables. Tras la caída del Imperio Romano, las invasiones de los bárbaros llegaron también por el mar como los hérulos (s.III-V).

Hidacio: “Llevados por 7 naves, unos 400 hérulos armados a la ligera, desembarcan por sorpresa en la costa de Lugo. Son rechazados por la multitud que se había reunido, pero sólo pierden dos hombre, al retornar a su país, saquean con mayor ferocidad las localidades costeras del los cántabros y de los várdulos”. Además de los hérulos, llegaron esporádicamente a las costas del cantábrico grupos piráticos de anglos, sajones, pictos, escotos, jutos y bretones.


Después llegaron los normandos o vikingos, lo que hizo que la población baskona costera se pasara a concentrarse en el interior, lejos de incursiones piratas, prácticamente a los mismos lugares donde se encontraban los castros de los Pueblos euskaros antes de la invasión romana. 


Estas poblaciones se concentrarían en las laderas o lomas de montes pequeños de unos 400 metros de media con gran visibilidad sobre la comarca y con una vista directa con el siguiente poblado, así, de momento se han encontrado en Bizkaia los mencionados restos de ésta época de: Malmasín en Finaga (362 m., Arrigorriaga), Argiñeta (Elorrio), Mesterika (Meñaka-Mungia), Ganguren (474 m., Galdakano) o Ereñozar (474 m.), donde estarían las grandes familias que ejercerían el dominio y defensa del territorio.Vivirían en contrucciones con materiales perenes, sobre todo de madera y adobe, por lo que no nos han llegado restos .


Los alrededores de las ermitas eran tierras comunales, por lo que no hay construcciones en sus inmediaciones en la Edad Media (salvo la casa del clérigo o de la serora). Las tierras comunales eran muy numerosas y servían a muchos pobres para no pasar hambre, siendo la castaña el principal elemento de subsistencia durante siglos. 

Las ericeras, cerco redondo de tres metros de diámetro y uno de alto por término medio, donde se dejaban a secar las castañas, era una construcción común en todos los bosques hasta que en el siglo XIX la tiña mermó los castañares; estas tierras comunales que ayudaban a sobrevivir a la población más pobre, son uno de los principales rasgos distintivos de los Fueros, el derecho pirenaico El pan de bellota era comido por los euskaros desde tiempo inmemorial, tal y como recogen los cronistas romanos, y en menor medida la manzana y su sidra. En la agricultura, el trigo y el mijo eran los cultivos más extendidos en Bizkaia.


Ericera de Orozko

La economía de la comarca sería de supervivencia en el sector agrícola e intensiva en el sector pastoril en el interior, pero los excedentes y el potencial económico vendrían de una frenética actividad siderúrgica y sobre todo marítima.

La navegación no era para los euskaros un arte del todo desconocido antes de la invasión romana, se han encontrado restos de simples piraguas monoxilas en los fangales del río Aturri-Adour (Baiona) y del Bidasoa. 

Es una idea extendida que los euskaros aprendimos a navegar de los vikingos por la forma de nuestros primeras barcos conocidos y la época en la que empezamos a destacar, pero es evidente que ya desde tiempos de los romanos la costa baskona era centro de embarque de numerosas naves mercantes como de guerra, por lo que es más probable que sea de los romanos de los que aprendimos los euskaros el arte de la navegación, tanto la navegación de cabotaje siguiendo la costa atlántica europea como la navegación de altura por el “mar exterior” (el Atlántico), llegando incluso al “mare nostrum” (el Mediterráneo).


Publicación “Bertan”, Diputación de Gipuzkoa: “Las primitivas embarcaciones monoxilas del Neolítico eran elaboradas generalmente a partir de troncos de coníferas, debido a que su tierna madera podía ser trabajada fácilmente con herramientas de piedra. El posterior empleo de los metales en las herramientas, en especial el hierro, facilitó el corte y la labra de troncos de roble, cuya dura madera es mucho más resistente en el medio acuático. 

La operación consiste en el vaciado de un tronco de roble, desbastándolo con hacha y luego ahuecándolo con azuelas. En algunos casos se refuerza la estructura labrando unos contrafuertes a modo de cuadernas, que le dan más fortaleza contribuyendo también a evitar su deformación. La utilización de este tipo de embarcación se reducía a ríos y estuarios, dado que sus condiciones de navegabilidad eran reducidas debido a su escasa estabilidad. Se impulsaban con pértiga o con pagayas”.

Publicación “Bertan”, Diputación de Gipuzkoa: “La nave romana de Ostia muestra un perfil sorprendentemente similar al de las naves del siglo XIII, al igual que las robustas y protuberantes cabezas de los branques. Ello podría sugerir una continuidad en el diseño naval desde la época romana hasta el siglo XIII”.


Tampoco aprendimos los euskaros la caza de la ballena de los vikingos, pues éstos aparecieron en las costas baskonas sobre ese año 814 y el primer documento de balleneros baskones data del 670, cuando 10 toneladas de saín o aceite de ballena fueron transportados por los basko(ne)s labortanos remontando el río Sena a la abadía de Jumieges. 

Las naves nabarras del siglo XII eran similares a las vikingas o normandas, aunque sin remos y algo más pequeñas, por lo que sí pudimos aprender los baskones a construir este tipo de nave de los “hombres del norte” o normandos. La abundante sidra de nuestras tierras evitaba el escorbuto en los barcos baskones.

Porcentaje de ADN vikingo-nórdico


Eran naves construidas a modo de “tingladillo” de 20 metros eslora y una manga de 5-6 metros, a una sola vela, con un castillo o torre en popa, con flechaste y canasta o gavia en la punta del mástil como oteadero de barcos y ballenas, todo con la apariencia de los drakkar y snekkar escandinavos, barcos baskones que se conocen con el nombre genérico de “coca”.

El timón a la “nabarresa”



Era Baiona el principal puerto nabarro, mientras que Getaria en “Ipuzkoa” y Bermeo en Bizkaia eran las capitales y principales puertos nabarros del condado y señorío de la Nabarra marítima, en la cual también se enclavaban los puertos de Castro Urdiales y Laredo, con frontera en Santoña, fundada a mediados del siglo XI por García IV el de Nájera. Respecto a Asturias de Laredo, durante el reinado del padre del rey baskón Sancho el Mayor (s XI), dona Diego Alvarez de esta comarca Nabarra a San Millán unos palacios que tenía junto al mar en Somo y Saint Ander.

Los habitantes nabarros de Baiona adquirieron fama en todo el mundo durante siglos por el timón de codaste que inventaron sobre el año 1000 y que se sigue usando hoy en día con el nombre de timón a la “bayonesa”, aunque ya en Asia se usaba un timón similar.



Firma de Sancho III el Mayor, fundador del vizcondado de Lapurdi.
Lápida en el panteón de los reyes de San Isidro de León donde habría supuestamente trasladado el cuerpo su hijo Fernando al hacerse rey de ese reino y dice: “Aquí yace Sancho, rey de los montes Pirineos y de Toulouse” (Hic situs est sancius rex pirineorum montium et Tolose”).
Su sepulcro en Oña (el escudo es muy posterior).
Cuadro que representa el testamento de Sancho entre sus hijos, donde dejó a Sancho Garçea "El de Nájera" todo el reino baskón de habla vasca, a Fernando el condado de Castilla de su madre Doña Munia y a su hijo bastardo Ramiro varias tenencias así como el condado de Aragón. Al cuarto, Gonzalo, Sobrarbe y Ribagorza
.


Publicación “Bertan”, Diputación de Gipuzkoa: “La imagen que altivamente decora la clave de una de las bóvedas de la catedral de Baiona es una de las primeras representaciones de un barco con timón de codaste. Este timón axial permitirá un gobierno netamente superior al rápidamente desbancado timón lateral, representado en el sello de San Sebastián.

El incremento de la maniobrabilidad del barco permitirá aumentar el arqueo o capacidad de carga y la adición de una segunda cubierta. El nuevo timón requerirá un codaste recto, teniendo así que alargar la quilla. Ello hará aumentar la velocidad y ayudará a crear una superficie vertical que, junto al timón, disminuirá el abatimiento o desplazamiento lateral del barco.

Baiona en el siglo XIV

Según el cronista toscano Giovanni Villani, los baskones introducen este tipo de barco, “que ellos llamaban coca”, en el Mediterráneo en 1304.

Respecto a la supuesta invención del timón de codaste por los baskones sugerida por algunos autores, tenemos que tener en cuenta que otras culturas marítimas también lo empleaban, como demuestra esta ilustración árabe conocida como el barco de Al-Harïrï, de 1237. Por otra parte los navegantes chinos, con los que los árabes mantenían una larga relación, ya conocían un sistema de gobierno axial similar desde el siglo II”.

Sello de San Sebastián del siglo XIII

Al principio las naves tenían timón de “espadilla” o de aleta en estribor, el timón axilar o de codaste permitió aumentar el tamaño de las naves al hacerlas más manejables. Este timón se coloca en la popa del barco y era conocido popularmente como a la “bayonesa o nabarresa”, lo que denota el origen de sus inventores y su invención anterior a la invasión de la Nabarra marítima.



Este tipo de timón ya aparece en la bóveda de la iglesia de San Pedro de Vitoria y en su pórtico o en San Pedro de Olite (la escultura es del románico nabarro s.XII). La “coca” más vieja que se conoce, está tallada en la catedral “vieja” o de Santa María de Vitoria, con timón de codaste, castillo en popa o “alcázar” y otro castillo menor en proa.

Del timón a la “nabarresa” dice Alfonso X el Sabio de Castilla que es de uso corriente (reinó desde 1252). Los baioneses y los gipuzkoanos extendieron ésta forma de navegar por todo el mundo, sobre todo desde la invención de la brújula en el siglo XII.

Las primeras leyes marinas son Nabarras



Los primeros Fueros o leyes marítimas europeas son las de San Sebastián 1150 ó 1180) , otorgados por el rey nabarro Sancho VI el Sabio, lo que demuestra lo adelantado que estaba el reino jurídicamente para sus tiempos.

Orellá Unzue “El fuero de San Sebastián y su entorno histórico”: “Los Roles de Olerón forman una colección redactada en la isla francesa de Olerón a fines del siglo XI, en la que se recogían las sentencias de los tribunales marítimos, basadas en el derecho consuetudinario de las costas atlánticas. La primera introducción de este derecho se realizó en el Reino de Pamplona a través del Fuero de San Sebastián de 1180”.

En el libro la “La Navarra Marítima” de Tomás Urzainqui y José María Olaizola se adelanta sin embargo esa fecha: los historiadores Francisco Quijada, Pablo Gorosabel, Joaquín Landázuri y Romarate, Jose María Zuaznavar afirman que los fueros de San Sebastián son de 1150, también Tomás Urzainqui. Tomás argumenta que las Ordalías presentes en el fuero de San Sebastián ya no están en el de Victoria de 1181, pues fueron perseguidas durante esos años lo que demuestra que el fuero de San Sebastián es anterior al de Vitoria en bastantes años.

Prototipo de barco baionés del siglo XII-XIII

El “Rol de Olorón”, como se llama el Fuero de Baiona, fue dado por Leonor de Aquitania en 1152, pero son más sentencias jurídico que una carta de villa. Leonor de Aquitania se casó en segundas nupcias con el rey de Inglaterra Enrique II de Plantagenet y aportó como dote Aquitania, donde se enclavaba la Baskonia peninsular. Lapurdi y su vizconde nabarro cayeron en 1174 tras una fuerte lucha contra Inglaterra del ejército nabarro que duró 10 años, como en el caso de la toma de Baiona por Ricardo Corazón de León, el hijo de Leonor y Enrique . Aún así se mantiene un doble vasallaje Inglaterra-Nabarra del cercenado vizcondado de Lapurdi .

Hondarribia

El caso es que, tomada ya por las armas inglesas Baiona y el vizcondado de Lapurdi (en estos momento la villa queda fuera del vizcondado con capital en Ustaritz), en 1191, durante la Tercera Cruzada, Ricardo Corazón de León, debido a una terrible tempestad, arriba a Chipre camino de Jerusalén, encabezando su ejército el obispo de Baiona, Bernardo de Lacarra, transportada la tropa inglesa por mar por baioneses y labortanos a la isla chipriota.

En la isla mediterránea se encuentra el príncipe aquitano-inglés, con los cruzados nabarros y se casa con la infanta Berenguela de Nabarra, hija del rey Sancho VI el Sabio. Berenguela nunca pisará Inglaterra pues su marido murió en 1199, cuando estaba al mando del reino de Nabarra en ausencia del rey Sancho VII el Fuerte (hijo del anterior) y cederá todos sus derechos a favor del hermano de Ricardo, Juan Sin Tierra.

San Pedro y Miquelón​ (en francés: Saint-Pierre-et-Miquelon), isla cercana a Terranova que adoptó los escudos de Bretaña, Normandía y la ikurriña de Euskadi debido a la alta inmigración que tuvieron de estas regiones hoy francesas

Más apasionantes resultan los relatos que el musulmán Benjamín de Tudela (Minyamin bar Yonah o Benjamín Ben Jonah, 1127-73) hace en su libro “Itinerario o Libro de viajes, Séfer Masáot", escrito sobre 1166, reinando Sancho Sancho VI el Sabio. Este nabarro fue el primer europeo en llegar a China, pasando para ello por Turquía, Tiro, Grecia, Siria, Egipto, Palestina e Iraq. Hablaba el hebreo, el arameo, el castellano, el árabe, el griego, el latín y el euskera o nabarro, “lingua navarrorum”. En la ciudad de Alejandría, Egipto, describió barcos con la bandera de su país, Nabarra. El libro no vio a luz hasta 1543 en Constantinopla y después en Amberes en 1575, en latín.



En la publicación “Bertan” de la Diputación de Gipuzkoa dice que: “En el Archivo Nacional de París se halla la impronta en cera del sello del concejo de San Sebastián, adherida a un documento del año 1297. Representa el tipo de nave más importante en la Europa atlántica del siglo XIII, que permitió el inicio de la expansión de su comercio marítimo. 

Esta tipología naval era utilizada también por otros reinos con los que los baskones comerciaban, como ocurría especialmente con Inglaterra. Por otro lado, este tipo de embarcaciones fueron empleadas por los reinos cristianos en sus campañas militares, como en la conquista de Sevilla en 1248, en la que la participación de las naves vascas y cántabras fue determinante para forzar las defensas en el río Guadalquivir”. Había una colonia baskona en Lisboa y cofradías en Países Bajos, Nantes y Hamburgo.


Conclusiones

Los marinos nabarros ya navegaban por todo el mundo conocido antes de la invasión inglesa y castellana de la Nabarra marítima, como lo demuestran diferentes libros comerciales de Brujas de 1200 y los barcos en el puerto egipcio de Alejandría descritos por Benjamín de Tudela.

Para ese siglo XII, cuando toda la Nabarra marítima es ocupada militarmente por Inglaterra (1174-1193) y Castilla (1199-1200), la flota Nabarra era hegemónica en el Cantábrico, y la armada la componían marineros voluntarios de Lapurdi, Gipuzkoa, Bizkaia y Castro Urdiales-Laredo-Santoña.





El interior pastoril, el caserío bizkaino y el derecho foral

En el libro “Aforados y no aforados de Bizkaia” Adrían Celaya (Barakaldo 1917- Bilbao 2015) decía que “El fuero de Logroño (base de casi todos los fueros de villa de Bizkaia) contiene pocas disposiciones de carácter civil, y se reducían casi únicamente a la regulación de los mercados, por lo que en un principio no puede suponerse que existiera diferencias importantes en materia civil con los moradores de la Tierra Llana”. Fue así hasta 1348 cuando “Alfonso XI aprobó el Ordenamiento de Alcalá que declara obligatorio el Fuero Real (…) Este Ordenamiento se introdujo en las villas de Bizkaia, por disposición de Juan I (el señor de Bizkaia que accedió después a la corona de Castilla).

En la llamada Tierra Llana continuaban vigentes sus propios usos y costumbres por lo que surgió un fuerte contraste entre las leyes civiles aplicables a los vecinos de las villas y los usos y las costumbres que gobernaban a los de las anteiglesias y concejos (Enkartaciones)”.



El propio Adrían Celaya aclara en su libro sobre el origen de Bizkaia que no se llegó a imponer Ordenamiento de Alcalá del rey castellano Alfonso XI de 1348, pues primero iba el derecho consuetudinario del lugar o Fueros y los fueros de las villas, y sólo de forma supletoria primero el Derecho Real de Alfonso X y por último el mencionado Ordenamiento de Alcalá.

Adrián Celaya en el libro “Aforados y no aforados de Bizkaia”: “En todo lo que afecta al derecho público, los vizcaínos eran iguales, y el derecho más transcendental en esta materia era el derecho de hidalguía, refutado por el Fuero en su ley XVI del título I con carácter muy general pues afirma que “todos los naturales, vecinos e moradores de dicho Señorío de Vizcaya, Tierra Llana, villas, ciudad, Encartaciones é Durangueses eran notorios hijosdalgos é gozaban de todos los privilegios de homes hijosdalgo”. 

Con ello, todos los bizkainos podía acceder a cargos públicos (también en España), podían ser cargos militares, no tenían levas forzosas (en teoría, pero la Diputación y las villas sí las mandaban), no podían ser torturados (salvo por el tribunal de la Inquisición), no podían ser cargados con impuestos arbitrarios etc. El único título de nobleza aceptado en el señorío era el de Señor de Bizkaia.

Para ser bizkaino se conseguía según Fuero “probando ser naturales de bizkainos, hijos descendientes de ellos, a saber es, que su padre o abuelo de parte de padre son y fueron nacidos en el dicho Señorío de Bizkaia”.

Pese a que tras perder la Segunda Guerra Carlista en 1876 lo que trajo la abolición casi total de los Fueros, el código civil de 1888 en su artículo 12 sigue reconociendo el derecho foral en la Tierra Llana en temas civiles testamentarios. Así en las herencias y testamentos de bienes raíces de la Tierra Llana se sigue aplicando en Bizkaia el derecho foral, independientemente de la residencia de los propietarios.




En Mungia, Errigoiti, Markina, Gerrikaiz y Larrabetzu, se aplica el derecho foral y no la Ordenanza de Alcalá o el Fuero Real en la transmisión de bienes inmuebles pese a ser villas, por haber casas “censuarias” o propiedad del señor de Bizkaia que las tenía alquiladas y que no quería que se dividiera el alquiler entre los hijos lo que quedó en una pragmática de los Reyes Católicos de 1494 y que pasó al Fuero Nuevo de Bizkaia de 1526 y a la que después se acogieron Elorrio (1712), algunas casas de Villaro-Areatza (1825-29) y Otxandiano (1819), así como las antiguas antiglesias incorporadas a Bermeo de San Pelayo (hoy Bakio), Albóniga y Zubiaur. En la Compilación de 1959 se determinó que siguieran en el Fuero General de Bizkaia salvo Markina.


Según relata Adrián Celaya, en el Matrimonio foral, “los bienes de ambos cónyuges, de cualquier clase y origen, se hacen comunes a medias” se llama “comunicación foral de bienes” y se queda con la mitad al quedarse viudo/a pudiendo dejar la otra mitad al hijo que se quiera. Si no hay hijos al viudo se va con lo que aportó y la otra mitad de lo adquirido, el resto es para los padres o la familia del fallecido. Pero, normalmente, se nombran mutuamente “comisionarios” y se quedaba con todo el usufructo siendo “alkarpoderoso” hasta la mayoría de edad de todos los hijos para poder elegir al heredero más apto, que al final quedaba así hasta su muerte. El marido no puede disponer de los bienes sien el consentimiento de la mujer se llama “hermandad y compañía”.

Si el caserío se interpreta en su sentido económico más amplio, es decir, como célula básica de producción familiar en una sociedad agropecuaria de montaña, entonces se puede afirmar que es una institución de origen medieval que se configuró entre los siglos XII y XIII”.

Casería del siglo XII-XIII, muy similar en su aspecto a un caserío actual, más pequeño, con zócalo y base de piedra y entramado de madera. 

Las construcciones de las primeras casas en las aldeas eran de madera, se las denomina “caserías”, con techos de brezo y arbustos, por lo que no se han conservado, aunque se han podido encontrar restos de su asentamiento en el suelo y en la roca cerca de la parroquia del municipio costero de Gorliz o en las proximidades de la ermita de San Adrián de Elorrio (Argiñeta). Por tanto, son el antecedente de los posteriores caseríos baskones. La primera documentación sobre una “casería” es de finales del siglo XIII en la entonces capital bizkaína Bermeo.

Bermeo, Luis Paret finales del siglo XVIII


Parte de la idiosincrasia de los municipios del reino da Nabarra (aunque también existía en otras partes de Europa), es el mencionado “auzolan o lorra” o el “trabajo vecinal”, por el cual los vecinos se ayudan a la hora de labrar la tierra, arreglar caminos, reconstruir un caserío, una iglesia o creaban caleros comunales en los barrios entre otras muchas funciones. 

Es también característico la tierra comunal, donde todos comparten la explotación de los bosques, de la cual todos se benefician y tienen la obligación de limpiarlos para evitar fuegos, estando reglado por ejemplo la cantidad de leña que cada uno puede obtener de los mismos, de ahí el nombre “foguerizaciones”, “foguera” u hoguera, usado para medir la población y para tener derecho también al voto en las “Juntas Vecinales”, elemento el cual se ha mantenido hasta el presente paralelo a los Ayuntamientos “institucionalizados” en muchos lugares del agro nabarro en general y bizkaíno en particular.



Layando en auzolan o lorra


Idoia Estornés Zubizarreta: “En el mes de septiembre de cada año se hacía -se hace- el auzolan ordinario, y el extraordinario por la primavera. Una comisión de cada barrio es la encargada de comunicar a cada uno de los vecinos, el día, lugar u hora de la citación. El vecino que por alguna razón no pudiera acudir debía de mandar un sustituto. Esta prestación vecinal puede tener el carácter de obligatoria reciprocidad ordea o expresa un movimiento de solidaridad gratuito en el caso de tratarse de servicios prestados a una viuda, un campesino enfermo o escaso de personal. 

A estos auzolanes contribuye también el municipio suministrando en dinero lo equivalente al rancho y dando los explosivos que hagan falta para romper rocas o piedras grandes, cuando el servicio es público; en caso de ser efectuado para un individuo o familia privados, éstos se comprometen a proporcionar el alimento del día y a corresponder a su debido turno. Una forma de esto último es la artaxuriketa".



"Relacionado estrechamente con esta institución se halla la vizcaína lorra, consistente en prestaciones de los vecinos en trabajo, materiales u otros efectos en casos de incendios, construcción de viviendas, falta de estiércol, desgracia, etc. La institucionalización del auzolan la vemos cristalizada en las cofradías administradoras de montes y tierras comunales”.

En el libro “Auzolanaren kultura”, Jasone Mitxeltorena, comenta los muchos aspectos que se hacían dentro del auzolan: la siembra, la siega, el “andrakuste al nacer un niño”, “gaubela” al muerto, el plantar árboles, arreglar los diferentes tipos de caminos (burdinbide, elizbide, erregebide gurutzebide), los caleros, limpiar los bosques para evitar fuegos, cuidar las ermitas, la caza de animales si son peligrosos (lobos u osos) o por su elevado número, la creación de hermandades y cofradías para el aseguramiento mutuo de caseríos, animales y enseres (datados del siglo XV) etc. El auzolan era obligatorio y estaba regulado los días del año según el municipio, pudiéndose normalmente quedar exonerado de la tarea por una cantidad de dinero.

Aureliano Arteta, aurresku de honor

El Concejo contrata al veterinario y al médico del pueblo e incluso al sacristán. El mismo 14 de julio de 1789, mientras el pueblo de París se alzaba contra sus reyes y su clase aristocrática que los tenía en la más grande de las miserias, el pueblo de Ustarrotz en el Ronkal, estaba reunido en Concejo abierto (todo el pueblo) para elegir a su sacristán. Este ser colectivo del auzolan incluso se refleja en la cultura, donde Juan Antonio Urbeletz señala como los diferentes bailes relacionados con la vida comunal son numerosos como la “Soka Dantza” o el “Aurresku de las autoridades”.


De esos bosques, de sus robles y encinas, se sacaba el pan de bellota que era comido por los euskaros desde tiempo inmemorial, tal y como recogen los cronistas romanos y, en menor medida, se plantarían manzanos y se produciría sidra en la vertiente cantábrica. Los alrededores de las numerosas ermitas eran también tierras comunales, por lo que no hay construcciones en sus inmediaciones en la Edad Media (salvo la casa del clérigo o de la serora).

Respecto a la configuración social de la Bizkaia medieval, estando como estaba dentro de su reino nabarro o Estado propio hasta el año 1200, tal y como se señala en la enciclopedia histórica dirigida por Estornés Lasa “Historia de Euskal Herria, Tomo I”: “no puede negarse que el País Vasco conociera un tipo de feudalismo, si bien éste era apenas conciliable con las formas de organización de la sociedad vasca tradicional, estructurada con base en las asambleas de barrio, pueblo, país o valle; auténtico contrapoder popular frente a los derechos feudales de los señores. Otro factor que vino a atenuar el carácter del feudalismo local fue la condición originaria libre o alodial, es decir, exenta de toda servidumbre (señorial o real), al menos del territorio vasco de la vertiente oceánica”.

Hoz encontrada en Argiñeta, Elorrio, datada del s. X


P. Boinnassie escribió “Vocabulario básico de la historia medieval” (1983) que se toma como referencia, así define feudalismo como: “Un régimen social que se basaba en la confiscación, con frecuencia brutal, de los bienes (del excedente) de trabajo campesino y que garantizaba, mediante un sistema más o menos complejo de redes de dependencia (vasallaje) y gratificaciones (deudos) su redistribución en el seno de la clase dominante”. El feudalimo se configura de forma piramidal y supone una descentralización de poder del rey que pasa a la gran aristocracia de condes, vizcondes, señores, marqueses que construyen una economía de base agrícola alrededor de monasterios.
En su libro “Historia de la Edad Media” J.M. Lacarra explica el sistema feudal de vasallaje y señala que en Nabarra no hubo un sistema feudal en los s. X y XI como en el imperio carolingio y sus marcas, ya que aunque existía el término vasallaje "este vínculo no tiene la fuerza y permanencia que en la Europa central: en primer lugar, no era vitalicio y los vasallos podían despedirse de sus señores o monarca cuando les venía en gana; ademas, las tierras, los alimentos o la soldadas que recibían en rencompensa solo la disfrutaban mientras duraba la relación de vasallaje".

Existían dos zonas bien diferenciadas, serían el “saltus” (zona boscosa y con mayor número de tierras comunales) y el “ager” (zona agrícola al sur), donde el mayor arraigamiento de las instituciones romanas dio lugar a una temprana aparición de un tipo de sociedad feudal, al conocerse desde época romana la propiedad privada sobre la tierra, con excepciones como los pastizales comunes de las Bárdenas reales (facerías y parzonerías) que también se daban en el Pirineo, Aralar o en el Gorbea. Finalmente, la Iglesia católica, con sus “comanderías” o tierras de su propiedad, crearon otra forma de feudalismo.

En el mapa faltarían la Calzada Pisoraca-Flaviobriga que pasaba por Balmaseda y Sopuerta y toda la calzada de la costa, similar al primer Camino de Santiago, lo que demuestra el uso Alto Medieval de las Calzadas romanas


En el saltus donde habría que situar toda Bizkaia, continúa el citado libro: “el modelo de feudalismo que se dio en este ámbito de Vasconia pudo ser similar al que se originó en otros países de Europa, poco o nada romanizados (Alemania, Inglaterra, Países Escandinavos), cuyos rasgos específicos en el conjunto feudal fueron: 

a) proceso lento en la conversión de los campesinos libres, que oponen resistencia a la cristianización y a la servidumbre, en campesino dependiente.
b) la organización sociopolítica prefeudal de esta comunidades constituyó un contrapunto fuerte al poder de la nueva clase de señores feudales, formada a partir de la aristocracia de los clanes. Esta serie de factores diferentes dio lugar a un modelo de feudalismo original en los países mencionados, entre los que se puede incluir probablemente una amplia zona de la País Vasco. Como características más destacables de esta modalidad de feudalismo se señalan, su tardía aparición y la debilidad del poder personal de los señores (…).

Mojón para un sel o majada, "korta, xala, sala, bustos" en euskera, la deforestación y acotación del terreno, se hacía desde un centro a modo de una compás, después se limpiaba el comunal para la explotación privada. Sería el origen de los primeros baserris (baso-herri, tierras en el bosque)


Los alodianos, es decir, los campesinos que disponían de tierras alodiales, constituían una auténtica aristocracia rural, no sometida a la servidumbre de los amos, integrada por individuos, normalmente de condición humilde, que eran propietarios de pleno derecho. Las exacciones señoriales, o reales de carácter público, como los impuestos, no destruían el alodio.” Los alodios o campesinos libres, fueron muy numerosos en toda la Baskonia húmeda o “saltus”, después reino de Pamplona-Nabarra, y por extensión en toda Arratia.

Todas las tierras comunales pertenecían a los condes o señores, los cuales durante el reino nabarro eran llamados “tenentes” –meros administradores en nombre del rey-, y nunca llegaron a ser señores feudales en el “saltus”, por lo que los campesinos podía hacer uso libre de esas tierras, era el llamado “dominio eminente” frente al “dominio útil” de los campesinos.


Iñaki Sagredo Garde en “Intervenciones arqueológicas en las tenencia de Aitzorrotz y Zaitegi” (edit. Nabarralde 2011), comenta que: “El tenente recibe parte o la mitad de las rentas del territorio y la totalidad del impuesto de multas o caloñas, además de otros emolumentos designados por la fórmula de mesnadería o pago anual por mantener sus armas y caballos prestos para acudir a la hueste real”. 

Existente tenentes desde Sancho I Garcés a principios del siglo X, hasta Teobaldo II a mediados del siglo XIII, el cual impone el modelo de la Champaña de merinos y Merindades, de menos atribuciones (pero la Nabarra Occidental ya había sido invadida para entonces). 

Aunque realmente las merindades ya existían, pues en Bizkaia se constata la figura del merino desde el siglo XI ('Blagga Esteriz merino de Bizcahia' que aparece en 1082 en la “Carta San Millán” Edic. Serrano n 247), por lo que parece que el merino era un cargo administrativo inferior al de tenente. Según Garcia de Cortazar en “Bizkaia en la Edad Media” (1985 tomo I pag 67) “Alfoz” era lo mismo que merindad.



De ser todas las tierras comunales y la población dispersa en el “saltus vasconum”, tras la paz impuesta por las Juntas y Hermandades contra los linajes, se empezaron a crear lo que se llamaban “korta”, “(x)sala” o “sarobe” -“sel” como decían en Castilla-, que era un prado con una piedra en medio como señal de que una familia y su ganado apacentaba en ella; no era símbolo de propiedad sino un simple derecho de pasto frente a las construcciones temporales anteriores: “terrenos pacederos en círculo perfecto que tienen en su centro un mojón llamado piedra cenizal” y que también comprendía albergue y arboleda (“Historia de Euskal Herria Tomo II”). 

Desde ese siglo XIII, la propiedad de los seles están en manos de los monasterios, infanzones o parientes mayores -aunque los explotaba el pueblo-, no se cerrarán los mismos hasta el siglo XV.



Por mediación de la propiedad privada que suponían los seles aparecieron, cogiendo la forma de los hórreos y debajo de ellos (arriba el granero), las viviendas del “saltus vasconum”: los caseríos o baserri. Las construcciones de las primeras casas en las aldeas eran de madera, se las denomina “caserías”, con techos de brezo y arbustos, por lo que no se han conservado, aunque se han podido encontrar restos de su asentamiento en el suelo y en la roca cerca de la parroquia del municipio costero de Gorliz. 

Por tanto, son el antecedente de los posteriores caseríos del siglo XIV en adelante, donde se va introduciendo la piedra. Incluso cabe hablar de una evolución natural en el tiempo de la construcción popular baskona, Armando Llanos 2002: “es fácil reconocer en las construcciones de nuestros pueblos y caseríos actuales unas técnicas (aparejos, de mampuesto, adobes, manteados de barro y entablamentos) exactamente igual que los utilizados en aquellos poblados de los que nos separan aproximadamente 3.000 años”.


Los caseríos en su forma actual, primero de madera y con las equinas de mampuesto o incluso de sillería y después casi totalmente de piedra con o sin entramado de madera, se empezaron a construir sobre los siglos XIII-XIV, imitando sus formas a la de los hórreos o “garaizak”, pues los primeros caseríos serían hórreos con sus bajos tapados por maderas para cerrar el espacio de la vivienda. 

Los hórreos se conocen desde época romana. La primera noticia de un hórreo que se tiene es su descripción por Marco Terencio Varrón, jefe del ejército pompeyano en el s.I a.C. como “granjería sublimia”: “Otros construyeron en sus campos unos graneros suspendidos sobre el suelo, tal como en la Hispania Citerior (…)”. 


Casería siglo IX-X, redonda, de madera vertical rellena de adobe, 
con techos de paja, brezo y arbustos

Casería siglo XI, rectangular con zócalo y base de piedra, 
aumenta también el uso de la madera como entramado base
En 1285 en Bermeo: un documento hace referencia a la ampliación de los términos originales de dicha villa, y en ella se nombra a la familia de Sancho de Galdakano, que se ve que tenía propiedades en Bermeo: “E yo, don Lope Diaz de Faro, el sobredicho, por fazer bien y merçed a los sobre dichos pobladores de Vermeo.... por el somo de la sierra que es sobre la casería de los fijos de Dn. Sancho de Galdacano y por esa senda que recuda sobre Achoaraen, al rio que va por entre Nafarrola....”. Es la primera mención a una casería.



La majestuosidad de las construcciones populares del “saltus vasconum”, nos muestra un pueblo que vive mucho mejor que en los territorios colindantes de Cantabria, Asturias, Castilla etc. y que en la mayoría de los países europeos, donde las viviendas, salvo las de los nobles y las de algunas villas, eran mucho más modestas en general. El baserri es la más importante construcción popular de los baskones del “saltus” o zona boscosa-montañosa y una de las más importantes de toda Europa, a lo que contribuyó sin lugar a dudas su situación de alodios y el derecho pirenaico consuetudinario o basado en la costumbre como principal fuente del drecho y por tanto en el pueblo.


Pero el boom del caserío vasco se produjo a finales del siglo XV (1490-1500) gracias a la bonanza económica del momento, favorecida por la protoindustria, molinos y ferrerías para la fabricación de armas y todo tipo de productos de hierro. Baserri vendría de “baso-herri”, “baso” bosque y “herri” en su significado antiguo de “tierra”. 

El caserío o edificio sería “etxe” y toda la heredad con terrenos y huertas, animales (vacas, burros, ovejas, bueyes, perro, gato, gallinas etc.), habitantes, aperos etc., conformaría el “baserri”. Hoy existen 24 tipos de caserío vasco, 10 de ellos en Bizkaia. El caserío con la datación más antigua inscrita en su construcción es de Arrazola en el valle de Atxondo en el duranguesado: "esta obra hizo Pedro de Abelelde D. Ribe t Aremiano MDXIX (1519)”.


Urgoiti en Amorebieta-Etxano

«No puede ni debe buscarse la existencia de un caserío originario» ya que surgen de manera conjunta, por centenares, en la última década del siglo XV (1490-1500), explica el arquitecto Juan Ángel Larrañaga, uno de los autores del libro “La arquitectura del caserío en Euskal Herria”: 

«Esto no significa que no existieran caseríos anteriores a esta fecha, pero eran otro tipo de edificaciones, de pequeñas dimensiones y cada una con su función: una para vivienda, otra para el grano.». La principal característica del caserío o “baserri” es la «autosuficiencia» (…) «hay que romper el mito de que los caseríos los construían los propios labradores. Es falso. Los artesanos, actuales arquitectos, que también hacían otro tipo de edificaciones, como catedrales, son los verdaderos constructores del caserío».

La gran explosión del caserío de finales del siglo XV está relacionada con el final de la Guerra de Bandos y la transformación de sus casas-torre en explotaciones agrarias autónomas en piedra y a veces con entramado. 

José Ángel García Cortázar sitúa la población Bizkaia en el año 1500:
• Villa y ciudades: sobre 25.000 habitantes (5.550 fuegos)
• Anteiglesias: sobre 24.500 habitantes (5.500 fuegos)
• Casas censuarias: 5.100 habitantes (1.130 fuegos)
• Enkartaciones: 9.675 habitantes (2.150 fuegos)
• Duranguesado 3.312 (736 fuegos)
Total unos 67.00 habitantes y 15.000 fuegos u hogares.


Las “haizeolas” y la siderúrgia bizkaina



Por otra parte, como soporte a la economía bizkaína estaba la siderurgia. En el Cartulario de San Millán de la Cogolla se habla de la primera exportación del hierro de Bizkaia, en una donación de “Arroncio” en el 871 a la iglesia alabesa de “Ocoizta” (Acosta). Se tiene constancia escrita que a finales del siglo IX que en Alaba había una “industria siderúrgica” y que durante el siglo X se exportaba mineral de hierro desde el puerto de “Uhart” (Ugarte, río Galindo, Barakaldo, Bizkaia o quizás en Trapaga).

- El molino manual aparece en la historia de la humanidad hace 5.000 años. El rotativo de sangre o de fuerza animal al menos en el siglo V a.C. y luego vino el molino romano. Los molinos de agua o hidráulicos (de aceñas o de rodete, según fueran las ruedas de las aspas verticales u horizontales) son introducidos en el siglo VIII en Tudela por los musulmanes, llegando poco después al reino de Pamplona-Nabarra, así en el siglo IX a Alaba y en el X-XI a Gipuzkoa y Bizkaia.



- Las ferrerías de viento o de monte, “haizeolak”, aparecen en el País Vasco en el siglo VI a.C., en plena Edad de Hierro, mejoradas sensiblemente en época romana, según los yacimientos arqueológicos de ferrerías de esta época como la de Forua (Bizkaia) y las ancestrales minas de hierro de las que ya hablaban los propios romanos, como la de Triano en Gallarta (Bizkaia).

Eran muy parecidas físicamente las haizeolas a los caleros comunales de los barrios en “auzolan” o a los individuales de algunos caseríos que se usan incluso hoy en día, por tanto siempre cerca de poblaciones. En los caleros, el interior estaba reforzado con la propia piedra caliza (sin tierra) y los restos son de este material y no de escorias de hierro.


Calero

Estas ferrerías de monte o “haizeolas”, junto con los molinos, eran vitales para la supervivencia de los bizkaínos del interior, al estar alejados de las actividades marinas y al ser estas tierras malas para los grandes cultivos, siendo esta actividad protoindustrial precursora ancestral de nuestra industria siderúrgica, así como una buena alternativa a la actividad pastoril y una fuente de excedentes para comerciar y adquirir aquellos alimentos escasos en la región: desde el vino, trigo y demás productos agrícolas del interior, hasta el pescado de la costa bizkaína. 

Estas haizeolas fueron tremendamente abundantes desde la Alta Edad Media en el “saltus vasconum” o baskonia boscosa, estaban situadas en zonas apartadas que han permitido su supervivencia, aunque muy mal conservadas entre la maleza.

El estudio finalizado en el 2008 y encabezado por el geólogo galdakoztarra Xabier Orue-Etxebarria sobre estas ferrerías de monte, ha sido el primero en toda Europa. Ahora se sabe que desde el siglo IX-X en adelante las haizeolas eran muy abundantes en Galdakano-Bedia donde se ha llevado a cabo este estudio, lo cual es extensible al resto del territorio bizkaíno y baskonico montuoso. En total, en la comarca mencionada se habrían encontrado más de 35 haizeolas en lo que sería sólo una primera aproximación.



Eran construcciones de piedra de 4-5 metros de altura, se hallaban estas explotaciones en zonas de monte conocidas como “egurbides” (caminos de leña), por tanto en bosques para aprovisionarse de maderas que quemaban con profusión, siempre cerca de pequeños riachuelos de monte y cerca también de las metas de hierro. 

La técnica era bastante precaria en su resultado, pues en las paredes interiores rellenas de arcilla de los hornos, quedaban impregnados restos del preciado metal y las escorias contenían todavía gran cantidad del mismo. La rica toponimia terminada en “-ola” (“ferrería) en Bizkaia en lugares donde no se ha conservado documentos o restos de ferrerías, nos daría una pista de su abundancia .

A veces son confundidas las haizeolas con caleros por su similar apariencia, pero los caleros solían ser de uso comunal o de un caserío cercano, por tanto cerca de éstos y no requieren de riachuelos. Las zonas de las “haizeolas” serían también zonas propicias para los carboneros de donde se sacaría otro excedente tras un arduo trabajo.

Haizeolas de Galdakano


Es en el siglo XII cuando aparece en Italia la ferrería hidráulica como una pequeña empresa, llegando poco después al País Vasco. Su uso se disparó a partir de los siglos XIII-XIV y era muy normal que estuvieran junto a la casa-torre de los rico-hombres de Bizkaia.

Un historiador dejó escrito "no hay en Bizkaia riachuelo o arroyo que no haya tenido en sus orillas ruinas de aceña". Para las ferrerías y molinos de agua se requerían presas y ríos de más caudal que los pequeños riachuelos de las “haizeolas,” que fueron abandonadas poco a poco por el mejor resultado de esta nueva explotación ferrona.



En 1540 el bizkaíno Marcos Zumalabe de Balmaseda y el milanés Fabriario introducen el martinete en la Península Ibérica. Se dispara la industria naval y armera baskona (bosques y costa lo propician), donde habrá rápidamente más de 300-400 ferrerías que trabajarán las 24 horas del día, aprovechando la fuerza de los numerosos ríos y nuestras ancestrales minas de hierro. Las ferrerías mayores o “zearrola” son verdaderas empresas donde se maleaban los “tochos” de hierro y las ferrerías menores o “martinetes” se usaban para trabajos más sencillos como herramientas, azadas, palas y otros aperos de labranza (o armas en tiempos de guerra).

Muchos molinos y ferrerías compartirían instalaciones y las ferrerías desaparecerán finalmente o se convertirán en simples molinos para moler grano al aparecer los altos hornos .

ANEXO ECONOMÍA MEDIEVAL DE BIZKAIA




Xabier Orue-Etxebarria (Profesor de la UPV): “Hierro, ballenas y barcos: factores del poder económica de Bizkaia durante la Edad Media”

"En contra de lo que se ha venido manifestando en numerosas ocasiones, bien sea por ignorancia o de forma intencionada, acerca de la pobreza de Bizkaia hasta la revolución de comienzos del siglo XIX y de una sociedad ligada al mundo rural, constituida por agricultores y pastores, hay numerosos indicadores que nos permiten hablar de una sociedad industrial y del poderío económico de nuestro territorio, al menos desde la Edad Media. Hoy en día cuando un país tiene mucho petróleo se considera que es un país rico. Pues bien, ya desde la antigüedad, ocurría algo parecido con el hierro. El que disponía de esta materia prima y conocía la metalurgia del hierro, era capaz de fabricar diferentes herramientas utilizadas en la agricultura, pero también podía hacer clavos y otras piezas empleadas en la construcción de catedrales, barcos, presas, carros de transporte etc. De todos modos, la aplicación más importante era la elaboración de todo tipo de armas con este metal, armas más duras y flexibles que las utilizadas anteriormente. Hay que tener en cuenta que estamos hablando de una época en que las batallas y guerras de todo tipo eran frecuentes. Bizkaia, que tenía mineral de hierro en abundancia y, además, de gran calidad, estaba en una posición inmejorable respecto a otros territorios.

Elaboración de carbón, indispensable para extraer el hierro. 
Revista BERTAN de la Diputación de Gipuzkoa

(...) Los yacimientos más ricos de mineral de hierro se encontraban en Somorrostro/Triano, Galdames, Bilbao, Arrazola, San Miguel de Basauri, Galdakao, Durango, Bedia, Elorrio y Zarátamo, y su explotación era un derecho que los reyes concedían a sus principales servidores, hasta que con la concesión del Fuero Nuevo de Bizkaia, en 1526, se otorga tanto el dominio del subsuelo como los derechos de su explotación a todos los vizcaínos (Orella, 2005). Los puertos más importantes del territorio vizcaíno en cuanto a su relación con el comercio del hierro, en épocas antiguas, podrían haber estado en algún punto del río Barbadún en Muzkiz, en Huart/Ugarte (Baracaldo), San Antón (Bilbao) y Forua (Gernika), para pasar posteriormente a exportar el hierro bruto o elaborado también desde otros puertos como Bermeo, Lekeitio, Portugalete, etc.


Las ferrerías hidráulicas aparecen a partir del siglo XII


(...) como resultado de un trabajo de investigación realizado durante los últimos ocho años, en campos tan variados como la estratigrafía, sedimentología, mineralogía, geoquímica, ingeniería metalúrgica, etc., hemos encontrado más de 100 hornos en Bizkaia, Gipuzkoa y parte norte de Álava y de la alta Navarra.

Se supone que este tipo de ferrerías perdieron importancia con la aparición de las hidráulicas que fueron sustituyendo a las anteriores, pero hay datos recogidos de la transmisión oral (Caro Baroja, 1980) que nos indican que no todas se cerraron poco tiempo después de la implantación de las hidráulicas, sino que ambos tipos coexistieron durante algunos siglos, ya que en alguna localidad de Gipuzkoa como Zegama, siguieron funcionando, al menos, hasta el siglo XVII.


Según una estimación que hemos hecho del número de ferrerías de monte en tres pueblos del territorio vizcaino, Galdakao, Ea en la costa y Bedia, otros dos de la costa guipuzcoana, Mutriku y Deba, y otro del norte de Álava, Aramaio, podemos pensar que en Vasconia existieron miles de estos hornos. 

Además, es muy probable que, aparte de las zonas que hemos recorrido, también hayan existido este tipo de hornos al norte de los Pirineos y en zonas contiguas a las ya exploradas, como por ejemplo en el actual territorio de Cantabria. Pues bien, nos podemos imaginar lo que supuso el funcionamiento de todos estos hornos, junto con las ferrerías hidráulicas, fundiendo mineral de hierro, tanto para el mercado interno como para la exportación a los mercados más importantes de Europa.


(...) Otros indicadores del poder económico. Pero además de la abundancia de hierro y de ferrerías de todo tipo, hay otras muchas evidencias del poder económico de Bizkaia y, aunque sea de forma resumida, voy a exponer a continuación algunos datos que avalan esta idea:

1.- Al menos desde el siglo XI tenemos pruebas de la importante actividad económica dedicada a la pesca, ya que las iglesias de la costa vizcaína estaban encargadas de suministrar pescado a los grandes centros monásticos del interior integrados en el reino de Pamplona/Navarra (García de Cortázar, 1983), junto con el negocio de su exportación a otros mercados. 

Por otra parte, ya aparece reflejado un caso de pesquerías en un documento de 1051, en el que el Conde Iñigo López y su mujer doña Toda donan a García, Obispo de Álava, el usufructo del monasterio de Santa María de Axpe en Busturia, a condición de que a la muerte del Obispo la propiedad y el usufructo pasen a San Millán, donde se indicaba que “...Después de tu muerte, el monasterio con sus tierras y pesquerías, y árboles frutales, y la citada decanía y el diezmo de Busturia,.....”.


A esto habría que añadir el comercio del bacalao y de la industria del salazón en general (Barkham, 2000; Arizaga, 2000). Los pescadores obtenían más pescado que el que necesitaban las poblaciones costeras, de tal modo que este pasó a ser, junto con el hierro, uno de los productos más comunes en el intercambio comercial de los vascos, bien sea en fresco o en seco. El pescado seco o salado procedía de barcos que salían a pescar a zonas lejanas y que volvían, principalmente, con sardinas saladas o ahumadas (Arizaga y Bochaca, 2003). Como bien dice Priotti (2005) “la pesca de la ballena y del bacalao está íntimamente relacionada con la vida económica y social del País Vasco”, dejando unos beneficios económicos muy grandes.


2.- La abundancia de bosques y madera de calidad, junto con la proliferación de astilleros y la experiencia de los carpinteros de ribera, hizo que se construyeran todo tipo de barcos, gracias a la difusión de las técnicas nórdicas de construcción (Alberdi y Aragón, 1998). Al menos desde el siglo XI, se construían desde los más pequeños, destinados a la pesca de bajura, a los de mayor tamaño, para la pesca en zonas alejadas, el comercio y para la marina, sobre todo, de Castilla. Hay que destacar la gran variedad de naves típicas vascas dedicadas principalmente al comercio, recogidas por Leizaola (1984), que ya existían en el siglo XIII y probablemente desde el XII según se recoge en el Fuero de San Sebastián.

Maqueta de un barco elaborado por Mikel Laburu apartir de una sello donostiarra de 1297

Un dato importante de la infraestructura naval de los vascos y de su capacidad para construir naves de un tamaño importante para navegar por el Golfo de Bizkaia y el Atlántico, es que “en el año 999 una escuadra vasca ayudó a Gonzalo de Moniz, señor de Oporto en sus campañas militares” (Ayerbe y Bikandi, 1984). Además, en 1130 y 1131 naves vizcaínas y guipuzcoanas participaron en el bloqueo realizado a la plaza de Baiona por el rey de Pamplona y Aragón, 

Alfonso I el Batallador y posteriormente en la conquista de Gibraltar, formando parte de una armada al mando del catalán Eimerich de Belloch (Laburu, 2006). Asimismo, una flota vasca mandada por el Obispo de Baiona, Bernardo de Lacarra como Condestable, participó, en 1191, con Ricardo Corazón de León en la III Cruzada, atravesando el estrecho de Gibraltar y continuando por Provenza, Chipre, llegando a Tierra Santa (Leizaola, 1984). Además, las actividades militares y comerciales de los vascos hace que para el siglo XIV ya se encuentren en Chipre, Beirut y Alejandría (Priotti, 2003a).


Por otra parte, era frecuente que las embarcaciones de mayor tamaño fueran vendidas como materia de intercambio en otros puertos, ya que se amortizaban en unos pocos viajes. Para evitar el esquilmado de la riqueza forestal de los montes en beneficio de personas concretas, algunas villas establecen en sus Ordenanzas la prohibición de revender sus navíos hasta pasados tres años de su construcción. También los reyes de Castilla establecieron, en 1501, una disposición que prohibía, por otros motivos, las ventas de navíos (Arizaga y Bochaca, 2003).

Según Teófilo Guiars: En Bizkaia en 1504 había 500 navíos “había en este señorío y ría de Bilbao, cien navío de alto bordo”.

Revista BERTAN de la Diputación de Gipuzkoa

3.- Una de las industrias más importantes de la Vasconia atlántica fue la fabricación de armas, primero para el mercado interno (reino de Pamplona/Navarra) y posteriormente para el reino de Castilla. Es bien conocida desde la Baja Edad Media la abundante producción de armas en el País Vasco. 

Así, en un documento de 1480 los reyes de Castilla, con motivo de la lucha contra los turcos solicitan armas “mandando a los mercaderes que las tienen que las entreguen, y que en las ferrerías de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava se labren, dejando toda otra labor.” En un centro productor de espadas tan importante como Sevilla, muchos de los espaderos allí instalados en el siglo XVI eran vizcaínos, la mayor parte de Bilbao (Dueñas, 2001).


Una ferrería con su martinete. Revista BERTAN de la Diputación de Gipuzkoa

Hay que citar también las armas blancas de los famosos maestros espaderos de Bilbao y Tolosa dedicadas, en gran parte, a la exportación, principalmente, a las Islas Británicas (Miller, 1995; Dueñas, 2001). Hay una espada denominada “Bilbo” por los ingleses, por estar fabricada en Bilbao, debido a la fama que tenían en Inglaterra las armas bilbaínas. 

Las espadas elaboradas por los vascos no solo en Bilbao, sino también en zonas tan alejadas del País como Toledo, Sevilla, etc., se encuentran en los museos más famosos del mundo, incluyendo el Hermitage en San Petersburgo, donde hay varias espadas de dichos fabricantes vascos que el autor de este trabajo pudo observar y en una de las cuales, aparece en la hoja la inscripción: JOANES DE ASCOITIA. 

También se pueden encontrar espadas tipo “bilbo” en el Museo Poldi Pezzoli de Milán, en la Royal Armouries de Leeds, en la colección de la Torre de Londres o en la Armeria Reale de Torino, entre otras. Hay un espadero vasco de nombre Pedro de Lagaretea o de Elcaraeta, que además de en Bilbao trabajó en Toledo y cuyas espadas firmadas aparecen en diferentes museos europeos como en el Musée de l’Armée de Paris, en el Musée Nacional de Cluny, en la Rüstkammer de Dresde o en el Museo San Telmo de San Sebastián (Dueñas, 2001).

Durante la época del Imperio español, las fábricas de armas vizcaínas y guipuzcoanas se convirtieron en la fuente principal de suministro de todo tipo de armas, espadas, lanzas, picas, petos, pero también de armas de fuego, utilizadas, principalmente, por los ejércitos españoles para defender su supremacía.


4.- La abundancia de ganado vacuno y porcino, desde época medieval (Aragón Ruano, 2003; 2006), en la parte del país con influencia atlántica, como queda reflejado en el tributo en bueyes que tienen que pagar Bizkaia y Gipuzkoa al monasterio de San Millán. Por otra parte, es curioso que en la moneda utilizada por los vascos antes de la llegada de los romanos predominara la figura del ganado vacuno y que incluso posteriormente en la moneda vasco-romana también tuviera preferencia dicha imagen. 

Además, después de la invasión de los godos y musulmanes, a partir de finales del siglo X, en el territorio vasco a ambos lados del Pirineo, hasta las orillas del Adour, se pasa a utilizar el ganado vacuno como moneda de pago en transacciones o adquisición de propiedades, mientras que al norte de las tierras vascas si hubo una circulación normal de nuevas monedas (Leizaola, 1984).

Biskayers Platz. Brujas. En esta plaza estuvo ubicada la Domus Cantabrica, sede del Consulado de los Vizcainos en Brujas, en su solar actualmente se encuentra la “Europa College”. 

5.- Son numerosas las citas (Childs, 2003; Tena, 2003) que hacen referencia al control del comercio marítimo en el Atlántico por parte de la flota comercial de los territorios vascos y a las relaciones de los mercaderes vizcaínos con los centros comerciales más importantes de la Península, Islas Canarias, Islas Británicas, Flandes, Bretaña, el Mediterráneo, etc., desde la Edad Media, a las que más tarde me referiré. La mayor parte de este comercio estuvo relacionado con la exportación de hierro y la importación de productos deficitarios adquiridos en diferentes mercados.

Richter, lámina de Bilbao de mediados del siglo XVIII

6.- Pero entre los indicadores del poder económico de los “vizcaínos”, hay que hacer una mención especial acerca del control del aprovechamiento y comercialización de la ballena (Barkham, 2000; Huxley and Barkham, 2006) desde, al menos, el siglo XI. De la ballena se aprovechaba todo, pero lo más importante era el aceite (sain en vasco) que se utilizó como combustible para el alumbrado hasta mediados del siglo XIX. 

Laburu (1991, 2006) cita un documento del 670 por el cual los “vascos de Laburdi envían a la abadía de Jumièges, a orillas del Sena, entre Rouen y El Havre, 40 moyos (medida de capacidad equivalente a 257 litros), unas 10 toneladas de sain (aceite) para el alumbrado de la abadía”. Según Lefebvre (1933) la caza de ballena por los vascos es tan antigua, que ya en el año 1059, se hace referencia a la venta de carne de ballena y del codiciado aceite-sain, en el mercado de Baiona. 

En el siglo XII, el Fuero de San Sebastián ya regulaba los derechos aduaneros por las barbas de ballena. En las Fuentes Jurídicas del Fuero de San Sebastián de 1180?, basadas en los “Roles d’Oleron” o Fuero de Layron, así denominadas por haber sido redactadas en la isla francesa de Olerón, a finales del siglo XI, ya se recoge un derecho marítimo cantábrico (Orella Unzué, 2010). 

Litografía Plentzia Juan E. Delmas 1846

En 1299, en la carta de confirmación de la villa de Plentzia (Plancencia o Plaçencia de Butrón), se indica que se autoriza a sus habitantes a cazar ballenas en una extensión que llegaba hasta los límites de Portugalete (Ciriquiain, 2005).



Los vascos pescaban ballenas inicialmente en el Cantábrico, pero cuando estas empezaron a disminuir, ampliaron sus zonas de caza llegando hasta Terranova-Labrador en Canada, al menos desde el siglo XV. Los siglos XIV, XV y XVI, fueron el periodo de esplendor de la caza de la ballena por los vascos. Como detalle decir que en el siglo XVI, en Bizkaia había más de doscientos navíos que navegaban a Terranova a la pesca de la ballena y del bacalao, y también a Flandes a por lanas (Jovellanos, 1859). 

Muchas de las travesías de los vascos para la caza de ballenas en Terranova/Labrador se financiaban con el hierro y herramientas elaboradas con dicha materia que se transportaban a América y Portugal (Huxley, 1987), hierro que también se utilizaba para el intercambio comercial en otros puertos como La Rochela, a cambio de aparejos, anzuelos, utensilios de navegación, etc. (Casado, 2003).

Relieve del siglo XIII-XIV en el tímpano de la catedral de Santa María de Vitoria-Gasteiz. 
Similar al pecio de la coca de 1380 hallada en Bremen.

Coca baionesa del siglo XIV. 
Clave de bóveda policromada de la Catedral de Baiona. 


Barcos del trabajo: “El Colegio de Pilotos Vizcaínos de Cádiz. La otra historia marítima de los vascos: del Mare Nostrum al Pacífico” de Fernado Txueka Isasti

Ballenero vasco del siglo XVI


Los vascos, son los primeros que hacen de la caza de la ballena una labor (pre)industrial, organizada, estableciendo bases balleneras para su aprovechamiento fuera del país, para extraer el aceite, que luego exportarán a España y otros países europeos. Las naves balleneras vascas que se desplazaban a Canada podían transportar entre 500 y 2000 barriles de aceite. En el siglo XVI los vascos cazaban varios centenares de ballenas al año. Una ballena podía llenar entre 40 y 90 barriles de aceite. Cada barril podría valer el equivalente a 4000 dólares actuales, de tal modo que un barco de los pequeños con 800 barriles, podía dar una ganancia de varios millones de dólares (Bernier y Grenier, 2001)”.


ORIGEN DEL NOMBRE “BIZKAIA”


Bizkaia aparece en la historia en la Alta Edad Media, en los primeros siglos IX-XI se escribe: Biçcaia, Bicchaya, Bicikaga, Biçkaga, Biçkaia, Bischaia, Bizcahia, Bizcaia, Bizcaya, Bizchaya, Bizkahia y Bizkaia. En euskera el sonido “v” no ha existido.

Documento leonés donde aparece escrito "Bizkahia" en 1116
El contexto del libro nos lo da José Ángel  Lema Pueyo en su tesis doctral sobre Alfonso I el Batallador de Nabarra, casado con doña Urraca, reina de León y condesa de Castilla: "Otro gran perjudicado del reinado de Alfonso I fue el señor de Vizcaya, Diego López. La pérdida de sus tenencias se inscribe, asimismo, dentro de las normas habituales. Se le priva de Nájera en la segunda mitad de 1113, se le ha arrebatado Buradón y Grañón para 1117 y Haro saldrá de su dominio en 1124. Si el apartamiento de Nájera pudo ser motivado por un hipotético apoyo del señor de Vizcaya a Urraca ese año de 1113, la privación de Buradón y Grañón ha de asociarse, sin duda, a la revuelta de Diego López contra Alfonso I, que tuvo lugar en el verano de 1116".


Hay historiadores, entre ellos Caro Baroja, Astarloa o Iturriza, que se apoyan en la imagen de la Bizkaia nuclear y en la existencia de un monte Bizkargi (565 m, Bizkar+egi= ladera de la loma) entre Morga-Aretxabalagana y Etxano, fronterizo por tanto con el duranguesado, para derivar la voz Bizkaia de “Bizkar”, lomas.


Además, la línea de altura de las cadenas montañosas bizkaínas son las delimitaciones habituales de las merindades o comarcas internas donde se hacían las reuniones vecinales por valles. El conocido como “Balcón de Bizkaia” en Munitibar está en la ladera norte del monte Oiz con vistas sobre la comarca de Urdaibai, delimitación entre el señorío de Bizkaia con el condado de Durango. 


Según la tradición recogida por Iturriza, la primera de todas las iglesias de Bizkaia es Santa Lucía de Garai en Gerrikaitz, a los pies del monte Oiz en Munitibar, pero sería una construcción de madera, por lo que no se ha conservado. Santa Lucía de Siracusa (Sicilia s. IV), suyo nombre significa “luz para el mundo”, en el calendario juliano coincidía con el solsticio de invierno, de hay su relevancia.


En esa línea montañosa, en la villa de Errigoiti (en un alto en el camino Gernika-Arrieta-Mungia y cerca de Morga), en su barrio de Metxikas, hay una pequeña loma con una ermita en su alto que tiene el nombre significativo de Bizkaigane (364 m) y desde donde se divisa la comarca de Mungia por el Oeste y Urdaibai por el Este. 

En Bermeo, “cabeza de provincia” o capital bizkaína hasta 1602, podemos encontrar el topónimo Bizkargane y también Itubizkar, por tanto en esa misma sierra montañosa de escasa altura con el monte bocinero Sollube como cima más alta (686 m).


Este mismo nombre de Bizkaia existe en Alta Nabarra en el valle de Aibar (Oibar), zona montañosa, por tanto refuerza el significado de “loma”. B. Estornés Lasa en su libro “Orígenes de los vascos Tomo III”, nos da otra toponimia “Bizkaia”: Bizkaiateka en Luzaide-Valcarlos (Alta Nabarra), Bizkaisolo en Amarita (Alaba), Biskai pueblo de Baja Nabarra, Biskaidea en Astegieta (Alaba), Orkibizkaia en Ronkal, Bizkarain en Anguiana (La Rioja) y Bizkai en Pasajes. También tenemos en los Pirineos “Altabizkar” en Orreaga, incluso existe el topónimo Bizkarra, Bizkarria y Bizkarraga en la sierra de Arandio-La Demanda (entre Burgos y La Rioja) o Bizkarra en Santa Olalla en Burgos (cerca de Briviesca, la Bureba), antiguas fronteras del reino de Nabarra.

En la donación del rey nabarro García V el Restaurador a Santa María de Pamplona 1141 se dice: “Iheldo, Vizcaya (Pasai Donibane), Urumea, Alza y Soroeta” . Aunque en la costa, Pasai Donibane se encuentra en la ladera de una loma (monte Jaizkibel), el nombre sin embargo se le da a una parte del puerto, pero podría ser un topónimo más reciente y por otro motivo relacionado con el señorío de Bizkaia pues la fecha es ya tardía. Una tradición relata que una familia llamada "Bizkaia" se instaló en Pasai Donibane, de la cual Pedro de Bizkaia siendo capitán del rey nabarro Sancho II Abarca (s. X), derrotó el rey moro Muley cuando intentaba tomar el puerto pasaitarra.


Peio Esarte en “Origen del nombre de Bizkaia” añade: “El nombre Bizkaia es muy antiguo y conocido en [Alta] Nabarra. El apellido es numeroso y muy extendido, probablemente debido a sus múltiples ubicaciones. Como término aparece también en una extensa cantidad de nominaciones. Así se denomina un barranco de la Nabarra Media Oriental, en la localidad de Moriones y cercano a las localidades de Loya y Gardalain, en una extensión de 16 kms., entre las localidades de Ezprogi, Leatxe, Aibar, Sada de Sangüesa y Cáseda, desembocando en la margen izquierda del río Aragón. 

Es también una franja de Eskabarte, "Vizcanne", y en el alto de Arakil se recoge la nominación de "Vizcay". En el libro que publiqué el año 1983 (Alduides...), recojo la facería hecha entre el monasterio de Roncesvalles y el valle de Erro, el año 1313. En ella se citan como términos conocidos, desde que la memoria los recuerda, los de "Garazvizcay", con más de sesenta bustalizas, la de Baigorri-Bizcaycoa, y otras”.


SOBRE CÓMO BIZKAIA SE INCORPORÓ A NABARRA




Tras la caída del Imperio Romano y ya bajo el reino de Nabarra, en siglos XI al XII, es cuando las poblaciones bizkaínas se empezaron a asentar de nuevo en los enfangados y boscosos valles frente a los antiguos asentamientos a media ladera cerca de los caminos pastoriles y de comercio que atravesaban las lomas de los territorios costeros, atalayas naturales que evitaban a los bandidos o a las mesnadas enemigas por tener mejor visibilidad ante un ataque y donde, además, estaban los mejores pastos, lo que reforzaría el posible significado de “lomas” de la voz “Bizkaia”, de la voz euskérika “bizkarra”.

Sería Errigotia, es uno de esos lugares elegidos, privilegiado por sus vistas, de donde se controla toda la comarca de la ría de Gernika-Urdaibai e incluso Mungia con su antigua torre de Billela, todo ello desde una de esas lomas que lleva el nombre significativo de Bizkaigane.

Pues bien, el escudo de la villa de Errigoitia, es un águila negra con alas abiertas en campo rojo, las mismas que usaban los reyes de Nabarra de la primera dinastía, la “pirenaica”. Según el padre Moret en “Investigaciones” tal y como recoge Andrés de Mañaricúa en su libro “Vizcaya, siglos VIII al XI los orígenes del Señorío” : “adoptó por armas dicha villa de Rigoitia una Águila negra, con las alas abiertas en campo rojo, las mismas que usaban los Reyes de Nabarra”.


Es más que probable que Bizkaia pasara a integrarse de forma voluntaria en el Reino de Pamplona-Nabarra, junto al resto de los euskaros o baskones, para crear el Estado de Nabarra, País Baskón. Baskonia, de la que es hija Nabarra, se trataría uno de los pocos casos en la historia donde una nación previa se da así misma un Estado, por tanto sería uno de los pocos casos de una “Nación-Estado”, marcada su constitución y organización por nuestro derecho pirenaico, de arriba abajo. No se tiene constancia de lucha interna alguna para la creación del reino de Pamplona-Nabarra como no la hubo en la creación del ducado de Baskonia, lo que hace pensar en una unión de intereses entre todos los baskones del sur. La presión asturiana está sin duda detrás de la incorporación de una Bizkaia -que quedó alejada del centro político baskón al norte de los Pirineos- al floreciente reino de Pamplona-Nabarra.


El primer Señor de Bizkaia fehacientemente datado es del año 920, se trataría de Munio López (o Manso López), que podría ser hijo de López Fortun (870-909), natural de algún lugar del Urdaibai, y que se casó con Belazquita (Velasquita), hija del rey nabarro Sancho I Garcés y doña Toda Aznar. Según la tradición, Munio López fue sitiado y muerto por su propio hijo, su tumba estaría cerca de Aretxabalagana, en la iglesia construida en románico nabarro del siglo X de San Martín de Morga (actual centro parroquial), cerca a su vez de la ermita juradera de San Esteban de Gerekiz, también románico nabarro del mismo siglo X (renovada tras un incendio en 1961, donde se hallaron estelas tardo-romanas del siglo IV, quizás de la antigua calzada romana que según Julio Caro Baroja transcurría por la costa).



Juan Eustaquio Delmas (s. XIX) en el libro mencionado “Guía histórica descriptiva del viajero en el Señorío de Vizcaya” comenta que Mekaur de Morga tiene una iglesia parroquial dedicada a San Martín Obispo del siglo X “en cuyo frontis hay un nicho en que la tradición dice que fue enterrado el VIII señor de Vizcaya Manso López, muerto hacia el año 920” por su propio hijo al que Manso tenía cercado en la torre cuyas ruinas aún existían en 1771 y a tan solo 200 pies a la iglesia. 

El hijo que se llamaba Iñigo López Ezquerra, lo cual es anacrónico por lo que la leyenda pierde credibilidad. Pero En 1781 se encontró en los cimientos de la iglesia una sepultura en piedra blanca fina, bien labrada bien unida por goznes y dentro una osamenta de un hombre corpulento.


En Aretxabalagana se celebraban probablemente las primeras Juntas Generales de Bizkaia (varios siglos antes de pasar a celebrarse en Gernika), bajo su árbol juramental y en la ermita juradera cuando lloviese, se trata de una zona de confluencia de caminos en la misma zona montañosa y en esas lomas origen de la Bizkaia primigenia que le dan nombre.

Cuenta en el libro mencionado Juan Eustaquio Delmas que: “El famoso árbol de Arechabalagana perseveró hasta hace muy pocos años en la cúspide del monte de su nombre, al par de la antigua calzada que conduce a la villa de Guernica”, este árbol fue talado a mediados del siglo XIX y según Delmás tenía más de 400 años y “era un frondoso roble lleno de vida y lozanía, bajo el que los señores de Vizcaya prestaban juramento de conservar sus leyes”.

Ermita Santa Cruz de Bizkargi en Morga

En las Genealogías de Meyá o Roda (970-992) descubiertas en la diócesis de Urgell (Santa María de Meyá, Lleida) es donde aparece la primera referencia de un “Comitis Biscahiensis”, por tanto ya dentro del reino de Pamplona-Nabarra. Bizkaia era una unidad política libremente adherida al Reino de Pamplona-Nabarra: “ordo numerum regnum Pampilonensium” (…) La princesa nabarra “domna Belasquita, usor fruit domni Momi Comitis Bizcahiensis”.

Joxe Garmendia Larrañaga en “Euskal Herriko Hezkuntzaren Historiarako Dokumentazio Gunea” comenta sobre los primeros señores de Bizkaia: “Aparece como conde de Álava Monnio Vigilazi (Munio Velaz ) en la escritura de Valpuesta otorgada el 18 de mayo de 918. Parece ser hijo del conde Vela Semenonis, defensor de Cellorigo en el 881 (Rioja Alta, entre Haro-Pancorbo ). Este Munio es, probablemente, el Momi, Conde de Vizcaya, que figura en la primera genealogía de Meyá y casado con Doña Belasquita, hija de Sancho I Garcés de Navarra”. Belasquita aparece firmando con su padre el acta fundacional de San Martón de Albelda en La Rioja en el 924.

Sancho I Garçés

Sin embargo, otros autores como Aitor Pescador Medrano en “Tenencias y tenentes del reino de Pamplona, en Álava, Vizcaya, Guipúzcoa, La Rioja y Castilla” del año 1999, demuestra como imposible que sea la misma persona por la edad, como también es difícil que se le nombre como señor de la Bizkaia primigenia y no se haga referencia al condado de Alaba, mucho más importante en esos momentos, por lo que deben de ser dos personas diferentes.

Documental "Memoriaren Lekukoak" Fundación Nabarralde 
con la colaboración de Iñaki Sagredo Garde

La Nabarra Occidental forma parte desde un inicio del reino nabarro, ya en el siglo IX, hecho avalado por los límites de las diócesis eclesiásticas de la Alta Edad Media, ya que todas las tierras de habla euskera peninsular formaban parte de la diócesis de Pamplona, tal y como señala el historiador L. Serrano. Así los obispos de Alaba de los siglos IX y X firman como obispos “in Álava et in Vizcaia”, lo que no deja dudas de la no-pertenencia de Alaba y de Bizkaia al obispado castellano de Burgos, ni de Castilla ni tampoco de Asturias.

Está también bien documentado la existencia del condado reinando Sancho Garçea IV “el de Nájera” con el tenente Eneko Lupiz (años 1040-77), latinizado como Iñigo López, apodado “Ezkerra” (“el zurdo”), que además era tenente en Nájera –entonces capital del reino, por tanto un cargo muy importante desde 1072 hasta 1075 que muere su suegro que la encabezaba-, al que sucedió su hijo Lope Iñiguez II (1077-93) y su nieto Diego López I (1093-1124).



El padre de Iñigo López, Lope Iñiguez, aparece en varios documentos nabarros como tenente de Marañón (Sonsierra de Nabarra, Tierra Estella, 1015 ), tenente de Azagra (Tierra Estella 1031), de Arrosta o Ruesta (hoy Aragón, junto al actual embalse de Yesa fronterizo con Sangüesa 1032), pero nunca como tenente de Bizkaia. En 996 aparece como “Caballerizo Mayor” del rey García el “Tembloroso” y luego como “Botiller” de su hijo el rey Sancho III el Mayor.

El “condado” de Bizkaia pasó a ser nombrado como “señorío” por primera vez en el año 1040 con el mencionado Iñigo López “Ezkerra”, aunque aparece nombrado tanto como “comite”, “senior”, “dominator” y como “dux” en diferentes documentos de Valvanera, San Millán de la Cogolla, Albelda (los tres en La Rioja y dentro del reino de Pamplona-Nabarra), Iratxe o Leire.

Tumba de Sancho Garçés "el de Nájera" o Naiara

Iñigo López se casó con Toda, con la que emparentó con la familia real nabarra. José María Lacarra en su libro “Historia del Reino de Navarra en la Edad Media” comenta que Iñigo López estaba casado con Toda Ortiz (o Fortúnez), hija de Fortún Sánchez, “buen padre” de Sancho III “el Mayor” y ayo o “eitan” de su hijo el rey Sancho García “el de Nájera”. Era este Fortún Sánchez tenente de Nájera entre 1072-1075, tenencia que pasará a Iñigo López, ya con Sancho “el de Peñalén” (1075). Naxara o Nájera era entonces la capital del reino y por tanto un cargo muy importante.




La Torre de Madariaga, a medio camino entre la capital bizkaina de entonces que era Bermeo (cabeza de Bizkaia hasta 1602) y Gernika, podría ser, como hemos dicho, una de las casa torre originaria de los primeros gobernantes bizkaínos dentro del reino de Pamplona-Nabarra.


Costa de Bizkaia en 1654, cabo de Matxitxako


El Alcázar de Bermeo debía de estar sobre la atalaya con cuyas piedras, según la tradición, se amuralló Bermeo que contaba con siete portales del que sobrevive el de San Juan. En su libro “Guía histórica descriptiva del viajero en el Señorío de Vizcaya” Juan Eustaquio Delmas dice que: “Antes de la incorporación del señorío a la corona de Castilla, en Bermeo residía el tribunal del Juez Mayor de Vizcaya (…) y los pleitos se hacían ante los alcaldes y homes-buenos de Bermeo”.

Alonso de Ercilla y Zuñiga, nació en Madrid (1533-1594) de padres bermeanos donde radica la casa-torre originaria de este solar, escribió el libro de poemas “La Araucana”, y escribió este verso a su pueblo familiar:

“Mira Bermeo
Cabeza de Vizcaya y sobre el puerto
los anchos muros del solar de Ercilla
solar fundado antes que la villa”.


¿TENENTES NABARROS O ALGO MÁS?


Castillo de Gebara 1839 ( Dibujo: Martin Ttipia)

Los condes y señores nabarros, durante los primeros siglos, eran en realidad meros tenentes: recaudadores de impuestos, ejecutores de justicia y defensores del reino de Nabarra en nombre de su rey sin derecho a herencia y de manera temporal. Existen enlaces matrimoniales entre las hijas de los reyes de Nabarra y el conde o señor de Bizkaia, lo que lleva a pensar en un acuerdo de incorporación a la corona pamplonesa de los bizkaínos, sólo hay que recordar el texto en el que los reyes asturianos dejaron escrito bien claro en el 886 que aquellas eran "tierras poseídas por sus moradores" y el título de “rey de Bizkaia” que le otorgan las crónicas musulmanas de Ibn Al-Athir (s.XII-XIII pero basado en textos anteriores): "Alfonso había logrado la ayuda del rey de Vizcaya, su vecino (…)”.

Los tenentes eran nombrados por los reyes de Nabarra, a diferencia de los feudos y señores feudales. Es más, el propio rey podía "destituir" o cambiar un tenente por otro por lo que no eran hereditarios, por tanto, eran administradores de un territorio con todas las atribuciones pero en nombre del rey.

Los tenentes tenían derecho a cobrar impuestos o parte de las rentas de la tierra (pechas) y ejercía la justica real o ejecutaba las sentencias de los jueces y alcaldes (además de imponer multas); pero la mitad de lo recaudado era para los reyes (a diferencia de otros reinos). Estos tenentes o seniores, junto con algunos abades, obispos y familiares del rey, formaban la curia regia, la más alta instancia militar y política del reino ("Historia del Euskal Herria", Tomo I). Si un tenente tiene varias tenencias pone al frente de una de ellas a un “prestamero”, “miles” o caballero de armas a su cargo. Solicita tener de 10 a 20 hombres a sueldo.

Casa torre de los Gebara desde la colina donde estaba el castillo


Iñaki Sagredo Garde, tras las excavaciones en Aitzorrotz del Grupo Larrate S.L. en el 2009 y posteriores, ha publicado un resumen de los resultados en su trabajo “Intervenciones arqueológicas en las tenencia de Aitzorrotz y Zaitegi” (edit. Nabarralde 2011), donde comenta que: “El tenente recibe parte o la mitad de las rentas del territorio y la totalidad del impuesto de multas o caloñas, además de otros emolumentos designados por la fórmula de mesnadería o pago anual por mantener sus armas y caballos prestos para acudir a la hueste real”. Existente tenentes desde Sancho I Garcés a principios del siglo X (según el trabajo del historiador Aitor Pescador, “Tenencias y tenentes del reino de Pamplona, en Álava, Bizkaia, Guipúzcoa, La Rioja y Castilla” del año 1999), hasta Teobaldo II a mediados del siglo XIII, el cual impone el modelo de la Champaña de merinos y Merindades, de menos atribuciones.


Tumba Diego López II "el Malo" y Doña Urraca

Con el tiempo la figura de merino se potencia. José María Lacarra “Historia del Reino de Navarra en la Edad Media”: “A finales del siglo XII se van reduciendo las funciones del tenente a medida que se desarrolla el régimen municipal; su misión apenas pasa de encargarse de la defensa de la fortaleza y de cobrar determinadas rentas. Algunas desaparecen y las funciones administrativas que antes desempeñaban en su distrito son ahora ejercidas por merinos u otros funcionarios reales con más amplia jurisdicción territorial”. Las merindades se desarrollan a finales del siglo XI y sobre todo del XII.


Si atendemos a lo que comentan Ibargüen y Chopín en su libro “Crónicas” (libro repleto de fantasías), Bizkaia se gobernaba por los ancianos o “batzarra”. Había 6 merinos de los cuales 5 eran por trienios y el sexto se elegía como presidente de por vida, salvo si hubiera “motivo para ser desonerado”. Lo que sí es cierto es que el primer merino fue 'Blagga Esteriz merino de Bizcahia' que aparece en 1082 en la “Carta San Millán” (Edic. Serrano n 247), título inferior y supeditado al de tenente.

Los tenentes tenían derecho a cobrar impuestos o parte de las rentas de la tierra (pechas) y ejercía la justica real o ejecutaba las sentencias de los jueces y alcalde del Fuero (además de imponer multas); pero la mitad de lo recaudado era para los reyes (a diferencia de en los reinos de España o Francia). Estos tenentes o seniores, junto con algunos abades, obispos y familiares del rey, formaban la curia regia, la más alta instancia militar y política del reino (Historia del Euskal Herria, Tomo I). En su libro “Sancho VII El Fuerte”, Luis Javier, Fortún y Pérez de Ciriza (Colección Reyes de Navarra) comenta: Los tenentes fueron suprimidos por los Champagne por los Merinos reales (que ya existían).



“Como escribió Lacarra en relación a Vizcaya, este señorío era fluido y difícil de precisar, tanto en su extensión territorial como en la relación de sus señores con el monarca. Su jefe territorial, que lleva el título de conde, supuestamente nombrado por el rey, gozó de hecho de mayor estabilidad que la otros tenentes. Así lo indica la originaria continuidad en el cargo en el linaje de los antepasados de Diego López de Haro”. J. Fernando Elizari en el libro “Sancho VI el Sabio, rey de Nabarra” (Col. Reyes de Navarra).




Era de la misma opinión el medievalista bizkaíno Anacleto Ortueta (1877-1959) en su libro “Nabarra, el Estado político de Vasconia”, Edit. Pamiela pág 66, comenta: “Parece que D. Lope Díaz, Sr. de Bizkaia (1124-1170), que siguió constantemente en la corte del rey de Castilla, no usó nunca el título de Sr. de Bizkaia, lo que induce a creer que anduvo ausente de ella por tenerla ocupada el rey de Nabarra, aunque por otra parte, el no aparecer ningún Sr. de Nabarra con el título de Sr. de Bizkaia, es argumento sólido para suponer que el rey de Nabarra no podía concederlo así o que los bizkaínos no se prestaran a ello, pues en realidad el señorío estaba vinculado de hecho en la familia que hacía poco había empezado a llamarse de Haro”. Diego López II no aparece nombrado como señor de Bizkaia hasta 1194, cuando era cabeza de familia desde 1170.

Recientemente, Aitor Pescador Medrano, comenta lo mismo en el mencionado trabajo: “las tenencias son concedidas “per manum regis”, de raíz “feuso-casallática”, lo que quiere decir que el tenente podía ser remitido del puesto a voluntad regia. Sin embargo, la presencia de estos barones y sus familias en nuevas tierras implicó el que fueran poseyendo intereses en la zona y en ocasiones la tenencia se volviera hereditaria. Excepciones a todo esto vuelve a ser Álava y Vizcaya donde la tradición hereditaria sí que está consolidada dadas sus características propias”.

José María Lacarra en “Historia del Reino de Navarra en la Edad Media” remarca esta idea: “la sumisión de la tierra vascongada (sic, Nabarra Occidental) estaba a merced de la lealtad de la familia del conde Ladrón (Bela), que se arrogaba unos derechos patrimoniales sobre la misma”. Los Gebara sustituyeron a los López de Haro tras su felonía en el señorío de Bizkaia como veremos.



LA LEYENDA DEL PRIMER SEÑOR DE BIZKAIA


Existe una leyenda de un primer señor de Bizkaia al que llamaron Juan Zuria (el Señor Blanco), la misma sitúa a este caballero en el siglo IX como hijo de un normando. La leyenda es recogida por primera vez por el literato Pedro de Alfonso (1288-1346), Conde de Barcelós, en su libro "Nobiliario de Linajes" ('Livro das Linhagens'), el cual era hijo bastardo del rey Dionis de Portugal así como amigo de la casa López de Haro. Por tanto, la leyenda aparece escrita más de tres siglos después de los supuestos sucesos. Según el historiador Andrés de Mañaricúa, el Conde de Barcelós conoció la leyenda cuando fue desterrado a Castilla donde se hizo amigo de don Juan Núñez de Lara, Señor de Bizkaia tras su matrimonio con doña María Díaz de Haro.


Las siguientes dos versiones de la leyenda son del primer historiador bizkaíno, el banderizo muñatón Lope García de Salazar en "Crónicas de Vizcaya" del año 1454, por tanto conocedor de lo escrito por el Conde de Barcelós. El propio banderizo García Salazar escribe después una tercera versión de la leyenda de “Jaun Zuria” en su obra a la que llamó "Libro de las Bienandanzas e Fortunas" (1471). 


El ejemplar más antiguo que se conserva, es una copia mandada escribir por su nieto Ochoa de Salazar a Cristóbal Meseres, el cual se ve que no domina el euskera y no transcribe bien muchos nombres, es del año 1492. Está en la Biblioteca Nacional de Madrid y de él se copian el resto.


Según explica el euskaltzain Juan Manuel Etxebarria Ayesta, la primera versión, la del Conde Barcelós, dice: "Biscaya fue Señorio aparte antes que huviesen Reyes de Castilla i después estuvo sin Señor. Avia en Asturias el conde don Moniño, que vexando a aquella tierra le obligó a pagarle cada año una vaca, un buey i un cavallo blancos. Poco después deste acuerdo llegó allí, una nave, en que venía un hombre bueno, hermano del rey de Inglaterra, expulso de allá; y se llamava From: traía consigo a Fortun Froes su hijo”.


Por su parte, García Salazar en "Crónicas de Vizcaya" introduce, un siglo, después muchos más detalles, algunos contradictorios:"Una hija legítima del Rey de Escocia arribó en Mundaca en unas naos y vinieron con ella muchos hombres y mujeres...y aquí [en Mundaca] se dice que esta doncella se preñó, y que [por eso] la dejó en destierro su padre, y que la dejaron en Mundaca aquellas gentes que con ella vinieron y que se tornaron para Escocia con sus naos salvo algunos que quedaron con ella" 

(…) "Que cuando el [rey] de Escocia padre de esta doncella murió (que fincó un su hijo por rey) [hizo rey a su hijo] y que [por] esto su hermana no quiso quedar[se] en el reino y que tomó aquellas naos...y que arribó allí en Mundaca...y que las naos se tornaron para Escocia y la infanta con las más de las gentes se quedó allí [en Mundaca] y que hicieron alli su puebla. Y que estando allí...durmió con ella en sueños un diablo que llaman en Bizcaya Culebro, Señor de la casa y que la empreño...y parió un hijo, que fue mucho hermoso y de buen cuerpo y llamáronle don Zuria, que quiere decir en castellano don Blanco...".



Batalla de Padura, la torre de Luyando y lugar donde estaba el árbol Malato:


En su segunda obra llamada "Libro de las Bienandanzas e Fortunas"(1471), Lope García de Salazar añade, sobre sus primeras dos versiones, algún detalle más: “Seyendo este don Çuria ome es/ forçado e valiente con su madre allí en Altamira cavo Mondaca en edad de XXII años entró vn fijo del Rey de león con poderosa gente en Vizcaya quemando e Robando e matando/ en ella porque se quitaran del señorio de Leon e llegó fasta Baquio”.

Podemos resumir así el comienzo de la leyenda: el rey Alfonso III de Asturias-León quiso guerrear con los bizkaínos para dominarlos, pues no se sometían y mandó a su hermano Ordoño a la cabeza de su ejército; como los bizkaínos no tenían un dirigente de noble cuna, el rey asturiano no quería comenzar la batalla. Los bizkaínos nombraron Señor para la guerra a From, hijo del rey normando (vikingo) de Inglaterra que había llegado a las costas bizkaínas; otra versión habla de la hija del rey de Escocia que llega a Mundaka embarazada de un rey normando conocido como “culebro” (Sugaar en euskera) y que parió a un hijo, que por su blancura fue llamado “Jaun Zuria”, “El Señor Blanco”.


En la Wikipedia se comenta incluso una versión más y con nuevos detalles contradictorios: “Jaun Zuria era un príncipe heredero irlandés que se llamaba Lemor MacMorna. En un accidente de caza mató al rey, su padre, por lo que perdió el trono y fue obligado a exiliarse en una pequeña embarcación, llegando a Mundaka con dos de sus sirvientes. Allí fue recibido por el rey Lekobide, con cuya hija se casó. Las tropas asturianas atacaron Vizcaya, y Lemor luchó contra ellas, venciéndoles en Padura. Por ello recibió el nombre de Jaun Zuría”.


Hay incluso más versiones, Antón Erkoreka sintetiza un extenso artículo del mundakés Jon Bilbao en su obra "Los Vikingos en Euskal Herria", donde dice textualmente: "Jon Bilbao (1982) en un sugestivo e interesante estudio sobre la figura mítica del primer señor de Bizkaia, Jaun Zuria, es el primero en plantear una sólida hipótesis de trabajo que se apoya en una investigación previa de Smyth (1977) “Los reyes escandinavos en las Islas Británicas desde el año 850 al 880”, publicados por la Universidad de Oxford. Según Jon Bilbao (1982, 253) "en la segunda mitad del siglo IX se establece en la ría de Mundaka una base vikinga que tiene relación con los reyes vikingos de Dublin: Olafrel u Olafr el blanco e Ivarr el Culebro”. Por tanto, según el historiador Jon Bilbao, ambos personajes del mito de Jaun Zuria coinciden con los reyes normandos-vikingos que gobernaban Dublín por esos años, 850-853, Ivarr “el Culebro y Olafr “el Blanco” (Olafr inn hvíti e Ivarr inn beinlausi 850-873).

pero sí se conserva en el museo de Orozko alguna de las bolas de piedra utilizadas a modo de proyectiles para la defensa de esta atalaya o castillo bizkaíno así como los restos de una catapulta de grandes dimensiones que nos dan una idea de la defensa del mismo. Hay referencias de que su construcción pudiera encontrarse en el siglo VI y de su destrucción por el fuego en el siglo X, en el año 935, para ser de nuevo reconstruido.

Bermeo, "cabeza" de Bizkaia

El castillo de Zarragoitxi sería quizás el alcázar de los señores de Bizkaia, controlaría Bermeo desde el alto, así como todos los caminos que salían y llegaban a la capital bizkaína. Gaztelugatxe, también en Bermeo, sería un castillo de control naval, pues la fuerza naval de Nabarra no ha sido estudiada pero tendría su importancia, aunque también existe un camino comercial y ruta Xacobea que desde Bermeo por Gaztelugatxe y la ermita del románico nabarro de San Pelaio llega a Bakio. 

Su posición estratégica servía para vigilar y controlar el mar, es el lugar al que se retiró el Señor de Bizkaia Juan Núñez de Lara junto a varios caballeros, donde se encontraban los bermeanos Juan de Mendoza y Martín de Arostegi cuando se levantaron contra el rey castellano Alfonso XI (1334), éstos resistieron las acometidas del ejército castellano durante más de un mes, lo que obligó a la retirada definitiva de las tropas castellanas.

Torre Montalbán de Mendata

Fotos: Ybarra y Garmendia "Torres de Vizcaya" (1946)

Antón Erkoreka sitúa la morada de Jaun Zuria en la torre de Montalbán en Mendata y en el barrio Altamira de Busturia en la torre Torrezarreta (siguiendo a Lope García de Salazar). Mundaka (“Munaca” en los primeros documentos ) es la anteiglesia que ocupó el asiento y voto número uno en las Juntas Generales de Bizkaia; de las primeras reseñas históricas que se tiene sobre este municipio, sería precisamente la existencia del palacio Altamira, la leyenda de Jaun Zuria y su madre escocesa. No hay restos de Bizkaia ni en toda Europa de naves o asentamiento vikingos o normandos, aunque es probable que hicieran incursiones por tierras bizkainas desde su base en Baiona.


Otra versión oral habla de que en la lucha destacó “por su bravura entre los vizcaínos el joven noble Lope Fortún de Mundaca, hijo de una princesa escocesa y de un noble de Mundaca. Después de la batalla, los vizcaínos aclaman a este noble, y en 888 le nombran su Señor, siendo el primer Señor de Vizcaya bajo el nombre de Señor Blanco (Jaun Zuria)”. Así, este mítico Froom de la leyenda del conde Barcelós, sería para el historiador Ibargüen el noble Lope Fortún, llamando por su blancura Jaun Zuria, que estaría casado en primeras nupcias con doña Iñiga, hija del conde don Cena y en segundas nupcias con Dalda Estíguiz, hija del Señor de la Merindad de Durango Sancho Estíguez Ortúñez (todo según Ibargüen).





Parece, sin embargo, más verosímil el cometario de Tomás Urzainqui en su libro “Nabarra, sin fronteras impuestas”, el cual señala: “(…) a tenor de la genealogía de Lope García de Salazar, la princesa de Escocia correspondería a la princesa Nabarra Belasquita, hija del rey Sancho I y de la reina Toda –como dice el Códice de Roda del s. X-. Y según la genealogía del conde de Barcelós, portugués, el “duende-casa” (como se le llama también al padre de Jaun Zuria) que la fecundó habría sido el primer señor de Vizcaya (tenente), que no es otro que el nabarro Fortún Galindones, tenente de Nájera y tercer esposo de la princesa Belasquita, según nos descubre el mismo Códice de Roda. El afán genealogista de dar antecedentes ilustres y exóticos a las familias gobernantes, unido al juego de las etimologías, convirtió a Belasquita o Belascota (Bela-Scota) en princesa escocesa, al conde Mome en “duende-casa” (en euskera “momo” es fantasma), y a Fortún Galindones en príncipe galés (viendo en Galindones la raíz galen o galense, Gales)”.

Belasquita y Momo (llamado también Don Manso, Munio o Nuño) tuvieron tres hijos varones: Aznar, Lope y Sancho, de apellido Momiz todos ellos, y una hija, de nombre Belasquita, como su madre. En una de las dos tumbas con inscripciones del siglo IX halladas en Argiñeta (San Andrés de Etxebarria, anexionado a Elorrio en 1630), tras ser recuperadas de los alrededores junto a otras posteriores, aparece la inscripción de Momo, datado en la era 921 que corresponde al año 883 -según el cómputo actual-, de la que nada más se puede afirmar, pues Momo con sus posibles variantes era un nombre muy común, tal y como recoge Andrés E. de Mañaricúa: Munio, Mome, Momi, Meme, o Munioz, Monioz, Munoz, Nuño etc.

Torre Madariaga en Busturia (Urdaibai), 
alcázar de los primeros señores de Bizkaia, 
antes de quemarse en 1928


La única documentación escrita, nos habla de la Torre de Madariaga de la familia oñacina del mismo nombre, que está situada en lugar predominante en una loma desde la que se dominan amplias perspectivas como el estuario de a ría de Mundaka-Gernika o Urdaibai, la cual es muy apta para ejercer el control físico del territorio y su explotación económica, y que podría ser una de las casatorre originaria de los primeros gobernantes bizkaínos dentro del reino de Pamplona-Nabarra; se sabe que en el año 1070 Iñigo López, señor de Bizkaia bajo el reino de Pamplona-Nabarra y su mujer la princesa nabarra doña Toda, donaron al monasterio nabarro de la Rioja de San Millán de la Cogolla en sufragio de su hijo Sancho Iñiguez: 

“in Gorrikiz illos palacios de Madariaga cum ovni pertenentia, terras, et manzanares (…)” (los palacios de Madariaga con sus pertenencias, tierras y manzanares). En Gorrikiz, hoy Gorritiz, llamada también Torre de Urdaibai, del reloj o del “perejil” (“Gernikazarra historia taldea”). Eneko López “Ezkerra” tenía bienes sobre todo en la ría de Gernika: Bermeo, Busturia, Gaztelugatxe, collazos y heredades en Gorritiz o Bertendona (Ea).

Santa María Magdalena de Arrigorriaga

La leyenda sobre Jaun Zuria continúa con una batalla que habría tenido lugar en Padura sobre el año 870, en el pueblo de Arrigorriaga, “pedernal de piedras rojas”, se habría llamado así tras esta batalla por la sangre derramada, aunque la traducción es también parte de la leyenda; tampoco parece acertada la posibilidad que se deba el nombre a las minas de hierro de Ollargan que convertirían las piedras de la zona en rojas o “bermejas” como dice el conde Barcelós, pues son bastante lejanas al centro del municipio. 

Lo más probable es que el topónimo “Arrigorriaga” sea “pedernal de piedras peladas”, ya que “gorri” en euskera se puede traducir también como “pelado” (como el monte Aitzgorri entre Gipuzkoa y Alaba), pues la Iglesia Parroquial de Arrigorriaga, Santa María Magdalena, está sobre un montículo de piedras cercano al río y pelado de vegetación.



La batalla la ganaron los bizkaínos, que persiguieron a los astur-leoneses hasta el árbol en Luyando Malato (una encina), a 2 leguas de Arrigorriaga, donde clavaron sus armas. Desde entonces los bizkaínos defenderán ellos su territorio hasta este árbol y a partir de allí como mercenarios a sueldo.

El padre Manuel Larramendi (1690-1766) y después el escritor bizkaino Antonio Trueba (1816-1889), dicen que la palabra Malato es en verdad Malastu (lozanía), pero el mismo Trueba señala que es más probable que signifique “malatus” enfermo (o incluso "leproso"), justo lo contrario, pues en algunos textos se habla de que está seco o que sólo le quedan las raíces, así en las Crónicas de Lope García Salazar del siglo XV se le llama "árbol gafo", es decir, encorvado. El árbol malato se replantó en 1729 y se puso una lápida en el lugar.



La tumba del príncipe asturiano Ordoño sería según la tradición la que está en el pórtico de la iglesia parroquial de Santa María Magdalena de Arrigorriaga, profanada hace dos siglos por las tropas napoleónicas en busca de tesoros, pero sólo aparecieron unos huesos y una espada hoy desaparecida; según el historiador Andrés de Mañaricua, sería la espada de un soldado que estaba haciendo el Camino de Santiago sobre el siglo XIV, debido a la indumentaria que se describe del caballero con la Cruz de Santiago en el pecho.

En unos versos épicos medievales anónimos recogidos por Juan Gorostiaga en la obra "Épica y lírica vizcaína antigua" publicada en 1952, se dice:

"Odoldurik heldu guiñan
mallatu arbola onetara
eta urren datozenak bere
alan ikusiko gaitubela"

(Cubiertos de sangre llegamos a este árbol Malato y los próximos que lleguen nos verán del mismo modo)


El último gran historiador vizcaíno, Andrés de E. Mañaricua, sin embargo, considera la leyenda de Jaun Zuria cuentos familiares de la Casa de Haro. El último gran historiador bizkaíno, Andrés de E. Mañaricua, considera la leyenda de Jaun Zuria como cuentos familiares de la Casa de Haro. Sin embargo Andrés de Mañaricúa en “Orígenes del Señorío de Vizcaya” (1976, p.137) no descarta que no haya una base histórica detrás de la Batalla de Padura, pues en el Cronicón Albense sobre el rey asturiano Fruela I (757-768) se dice que: 

“A los vascones que se rebelaron dominó”, y por Ordoño I (850-866) “en el comienzo de su reinado se rebeló la provincia de Vasconia y en ella irrumpió con su ejército”o de Alfonso III 866-909): “Dos veces su ejército trituró y humilló la fiereza de los vascones” que recuerdan mucho el “domuit vascones” y similares de las crónicas de época goda.

Casa torre de Murga, marcaría la muga en Ayala tras Luiando

En el trabajo "Teoría y praxis política en el País Vasco a fines de la Edad Media: los gobiernos urbanos y los vecinos de la tierra" del historiador alabés Ernesto García Fernández, se puede leer el siguiente texto, donde se ve que la leyenda de Jaun Zuria era considerada una "patraña" incluso en el siglo XV: 

"La sentencia del licenciado Cueto del año 1500 significó la pérdida de la jurisdicción sobre la Tierra donde ejercía su dominio económico-comercial el concejo de Bilbao (Abando, Deusto y Begoña), que de influir sobre un territorio de unas sesenta hectáreas, quedó circunscrito a unas 8 hectáreas, tan sólo un poco más de las 6,07 hectáreas del perímetro amurallado. Lógicamente los gobernantes de Bilbao para recuperar sus presuntos derechos jurisdiccionales emprendieron una serie de pleitos que perduraban en tiempos de Carlos V.

 Las anteiglesias contaron con el paraguas institucional de las Juntas Generales de la Tierra Llana. El procurador de la villa de Bilbao, Juan Martínez de Marquina, se opuso a la sentencia del licenciado Cueto y pidió que se retiraran los mojones que mandó poner dicho corregidor. Le acusó de haber acuchillado a tres clérigos de orden sacra, siendo excomulgado por ello, y sostuvo que por este motivo había sido anulada su capacidad para emitir sentencia alguna. Quería conseguir con este discurso la nulidad de la sentencia. 

En este discurso el procurador de los bilbaínos cuestionó el pactismo político de los vizcaínos fundamentado en la leyenda de Jaun Zuria recogida en las crónicas de la época y defendió por encima de todo que la autoridad en el Señorío descansaba en los Señores de Vizcaya, miembros de la Alta Nobleza y más adelante también reyes de Castilla. El concejo de Bilbao acusó al corregidor, que sentenció a favor de los moradores de la Tierra, de servirse de crónicas viejas y patrañas que no venían al caso. 


El texto es de una expresividad manifiesta: (…) porquel dicho liçençiado Cueto disando de mirar e seniar por los dichos prebillejos presentados por los dichos mis partes tomo otro camino que fue de coronicas e viejas e patrannas que dizen que un ynfante don Çuria que vino de Ascoçia e fue capitán de los viscaynos e peleo con el rey de Castilla (sic.) sobre sus libertades e porque bençio le dieron la mitad de la tierra e la otra mitad quedo con ellos con toda la juridiçion (...)·.


Sigue el procurador bilbaíno, señalando que, aunque así fuese y hubiese existido Jaun Zuria, ello no quitaba legitimidad a los señores de Bizkaia, a dar a la villa de Bilbao una legua de territorio bizkaíno para su fundación y vuelve a insistir que la leyenda de Jaun Zuria no son más que "patrannas": 


(...) lo qual aunque algo dello oviese pasado e paresçiese por las coronicas de Viscaya faze muy poco en este caso especialmente para quebrantar sus prebillejos a la dicha villa porquel señor de Viscaya pudo tener una legua enderredor de donde poblo la dicha villa de Vilvao e la juridiçion de todo el condado por su mismo fuero e por uso e costumbre se prueba ser del señor e no de los hijosdalgo de la dicha tierra que claro es que los alcaldes del fuero e prestamero e merinos los ponían los sennores de Viscaya e endespués que fue encorporada Viscaya en la Corona Real han puesto los dichos alcaldes del fuero e prestamero los reyes de gloriosa memoria vuestros progenitores e fasen merçed del los dichos ofiçios a quien quieren e de manera quel dicho señor rey don Iohan el primero pudo muy bien dar el dicho termino e juridiçion a la dicha villa e en querer el dicho corregidor dar mas fee e credito a las dichas patrannas que a los dichos prebillejos e uso e exerçicio dellos notoriamente lo herro e aun tento atribuir la juridiçion a los escuderos de la dicha Tierra Llana e la quitar a vuestra altesa sy es cierto lo que dice que los sennores del dicho condado non tenian juridiçion porquel dicho señor rey don Iohan suçedio en el sennorio del dicho condado en la misma forma e manera que lo tenían los sennores que fueron della e aun asy segund dicho comun commo segund los ordenamientos destos reynos vuestra altesa tiene la juridiçion fundada". 



Conclusión sobre la leyenda de Jaun Zuria

Una tradición oral parecida a la Batalla de Padura y mucho más desconocida, es recogida por el historiador bizkaino Juan E. Delmas (s.XIX) y da cuenta de una batalla en la comarca de Lea-Artibai en el siglo X, en la pequeña anteiglesia de Ibaibaso, en la que los bizkaínos habríamos infligido una severa derrota a los "franceses" (a los francos lógicamente), desde entonces este pueblo se llamaría Gizaburuga, "lugar de los hombres sin cabeza". Juan Eustaquio Delmas señala que Ermengoa, el capitán de los bizkaínos, era descendiente de los reyes de Nabarra. En realidad las historia viene de la crónica fantasiosa de Ibarguen-Cachopín.




Estas leyendas, en general, nos hablan de que la defensa del territorio bizkaíno en la Alta Edad Media probablemente se ejercería como en la Edad de Hierro (1.000 a.C. al siglo I a.C.), mediante las familias lugareñas cabeza de linaje, con ciudades amuralladas o simples poblaciones a media ladera a donde vuelven los bizkaínos tras la caída del Imperio Romano Occidental -que los bajó al llano para su mejor control-. 

Lugares de gran visibilidad que permitían prevenir mejor las acometidas de los bárbaros entre los que estaban los hérulos y los vikingos que devastaban la costa cantábrica e incluso llegando al mar mediterráneo, ciudades o poblaciones confederadas y reforzadas, ya que la costa bizkaína y gipuzkoana era la más interesante dentro del “salto vasconum”, incluido Busturia (“Bost-uri”, Cinco Ciudades según K.Mitxelena, topónimo atestiguado desde 1051).

Estas poblaciones servían como defensa del territorio, nombrando un jefe o caudillo en cada ocasión, el más poderoso del momento dentro de las grandes familias, lo que explicaría la leyenda de “Jaun Zuria”, al no tener los bizkaínos un verdadero “Señor” o soberano permanente desde la caída del duque baskón Waifre en el año 768 hasta su incorporación al reino de Pamplona-Nabarra, probablemente a comienzos del siglo X o finales del siglo IX, que ya se había constituido como un Estado pleno tras la Segunda Batalla de Orreaga en el 824 con el veterano líder Eneko Aritza como el primero de una nueva dinastía real baskona, la pirenaica.

Recostrucción de una casa torre de la Edad Media y sus pertenencias (Butrón)

Es más, pese a que siempre se ha creído que la leyenda era tomada por cierta por todos los bizkaínos, esto no era así, ni mucho menos. En el trabajo "Teoría y praxis política en el País Vasco a fines de la Edad Media: los gobiernos urbanos y los vecinos de la tierra" del historiador alabés Ernesto García Fernández, se puede leer el siguiente texto, donde se ve que la leyenda de Jaun Zuria era considerada una "patraña" incluso en el siglo XV: 

"La sentencia del licenciado Cueto del año 1500 significó la pérdida de la jurisdicción sobre la Tierra donde ejercía su dominio económico-comercial el concejo de Bilbao (Abando, Deusto y Begoña), que de influir sobre un territorio de unas sesenta hectáreas, quedó circunscrito a unas 8 hectáreas, tan sólo un poco más de las 6,07 hectáreas del perímetro amurallado. Lógicamente los gobernantes de Bilbao para recuperar sus presuntos derechos jurisdiccionales emprendieron una serie de pleitos que perduraban en tiempos de Carlos V.

Las anteiglesias contaron con el paraguas institucional de las Juntas Generales de la Tierra Llana. El procurador de la villa de Bilbao, Juan Martínez de Marquina, se opuso a la sentencia del licenciado Cueto y pidió que se retiraran los mojones que mandó poner dicho corregidor. Le acusó de haber acuchillado a tres clérigos de orden sacra, siendo excomulgado por ello, y sostuvo que por este motivo había sido anulada su capacidad para emitir sentencia alguna. Quería conseguir con este discurso la nulidad de la sentencia". 

Bilbao 1575


En este discurso el procurador de los bilbaínos cuestionó el pactismo político de los bizkaínos, fundamentado en la leyenda de Jaun Zuria y defendió por encima de todo que la autoridad en el señorío descansaba en los Señores de Bizkaia, entonces reyes de Castilla (1378). El concejo de Bilbao acusó al corregidor, que sentenció a favor de los moradores de la Tierra, de servirse de crónicas viejas y patrañas que no venían al caso. 

El texto es de una expresividad manifiesta: "(…) porquel dicho liçençiado Cueto disando de mirar e seniar por los dichos prebillejos presentados por los dichos mis partes tomo otro camino que fue de coronicas e viejas e patrannas que dizen que un ynfante don Çuria que vino de Ascoçia e fue capitán de los viscaynos e peleo con el rey de Castilla (sic.) sobre sus libertades e porque bençio le dieron la mitad de la tierra e la otra mitad quedo con ellos con toda la juridiçion (...)". Por tanto, la defensa de la leyenda era más interesada que creída.

Oleo del siglo XVI, Sala de las Juntas de Gernika
Ernesto García Fernández "La Edad Media en los mitos y leyendas de la historiografía vasca":
"Lope García de Salazar, conocedor del contenido del Fuero General de Navarra (segunda mitad del XIII) y del Fuero de Sobrarbe (de Aragón), debió verse influido por estos textos para completar el relato de la batalla de Arrigorriaga con el pacto de Jaun Zuria con los vizcaínos, teniendo referencia de los pactos paralelos existentes en Navarra y Aragón. Quizá, esa misma idea de carácter pactista pudiera haber sido recogida por algunos cronistas castellanos desde fines del siglo XIV, cuando se refieren a la jura que los reyes o sus delegados hacen de los fueros.
La victoria de Jaun Zuria y el pacto que se realizó con los vizcaínos se convertirá en un mito no cuestionado por los cronistas y hombres cultos, los cuales lo utilizarán con cierta periodicidad para defender los derechos de Vizcaya. En particular es esto patente en el cronista Esteban de Garibay o en otros pensadores y escritores que se extienden a lo largo del siglo XVI -como el Licenciado Andrés de Poza- y de los siglos siguientes. Según Esteban de Garibay, los vizcaínos se habrían levantado
contra la represión a que se vieron sometidos por Ordoño, segundo hijo de Alfonso III y habrían tomado como caudillo a don Zuria, nieto del rey de Escocia y yerno de Don Zeno, presunto señor de Vizcaya, teniendo lugar la batalla de Arrigorriaga
el año 870".


LAS PRIMERAS TRES VERSIONES

Conde Barcelós:

“...oprimía a los vizcaínos obligándoles a pagar una vaca, un buey y un caballo blancos”, luego llegó a las costas vizcaínas “un hombre bueno, hermano del rey de Inglaterra, llamado Froom, con su hijo Fortam Frooez, arrojados de Inglaterra por el rey. Y habiendo conocido la contienda con don Moninho se ofreció a defenderlos si lo tomaban por señor. Y ellos, viéndole hombre de pro y conocida su alta sangre, le tomaron por tal. Días después don Moninho envió a pedir el tributo y Froom se negó a dárselo. Entonces el conde asturiano vino con sus gentes y lucharon en una aldea llamada Vusturio (Busturia) y vencieron don Froom y los vizcaínos y murió don Moninho y muchos de los suyos, en forma que todo el campo y piedras quedaron llenos de sangre. Y por esta mortandad recibió el nombre de Arguriega (Arrigorriaga) “que tanto quer dizer por seu linguagem de vascomço como pedras vermelhas per lo noso e oje em este dia assi ha nome”. Muerto don Froom, le sucedió como señor de Vizcaya su hijo Furtam Froóez, que casó con Elvira Bermúdez, hija de Bermudo Laínez y nieta de Laín Calvo. A él le sucedió su hijo Lope Ortiz que combatió con Fernán González. A éste, Diego López Ortiz”.





Crónica de Vizcaya de 1454 de Lope García Salazar:

En aquél tiempo hera Bizcaya cinco merindades como es agora, ca estonces la Encartación y Somorrostro y Baracaldo del rreino de León heran y Durango estonces Señorío sobre sí y hera Señor della don Sancho Astegurez y después la ganó don Iñigo Esquerra, Señor de Bizcaya, ca trucó otra tierra con el rrey de León en Asturias e juntóla con el Señorío de Bizcaya con aquellas franquezas e libertades que Vizcaya avia; y en esta sazón se alzó Castilla Vieja contra los rreyes de León, porque les mató a los condes sus señores y el rrey de León guerreaba mucho con Bizcaya porque hera de Castilla y haziales mucho daño a ellos a él también y tanto ovo de ser que un hijo del rrey de León entró a correr a Bizcaya y llegó hasta Vaquio, haciendo mucho daño en la tierra e juntáronse las cinco merindades y ovieron consejo que le diesen batalla y el hijo del rrey de León respondióles que les non daría batalla a ellos ni a otro ninguno que no fuese rrey o hijo de rrey o de la sangre rreal, y sobre esto ovieron su consejo e, pues don Zurian hera nieto del rrey de Escocia, que fuesen por él e le tomarían por capitán y diesen con él la batalla, para en Arrigorryaga, que se llamaba estonces Padura, y bino allí en ayuda de los biscaynos don Sancho de Estegures, señor de Durango y obieron allí su pelea mucho porfiada y recia y fue allí vencido y muerto el yjo del rrey de León y muchos de los suyos yacen enterrados en Arrigorriaga, que quiere decir en castellano peña bermeya ensangrentada y fueron en el alcance asta el arbol gafo de Luyando y porque non pasaron adelante en el alcance, le llamaron el árbol gafo y con la gran alegría que ovieron y porque el dicho don Zuria provó mucho bien por sus manos tomáronlo por señor y alzáronlo por conde de Bizcaya y partieron con él los montes y los monasterios a medias y prometieronle de ir con él cada y cuando que menester lo obiesen asta aquel árbol gafo a su costa dellos y con armas y sin sueldo y que, si dende allí les quisiese llevar, que les diese sueldo. Y los leoneses quando fueron encima de la peña, dixeron: En salvo estamos, y por eso la llamaron la peña salvada, ca de primero la llamaban la peña de goruel”.




Lope García Salazar su "Libro de las Bienandanzas e Fortunas" (1471-76):


“...oprimía a los vizcaínos obligándoles a pagar una vaca, un buey y un caballo blancos”, luego llegó a las costas vizcaínas “un hombre bueno, hermano del rey de Inglaterra, llamado Froom, con su hijo Fortam Frooez, arrojados de Inglaterra por el rey. Y habiendo conocido la contienda con don Moninho se ofreció a defenderlos si lo tomaban por señor. Y ellos, viéndole hombre de pro y conocida su alta sangre, le tomaron por tal. Días después don Moninho envió a pedir el tributo y Froom se negó a dárselo. Entonces el conde asturiano vino con sus gentes y lucharon en una aldea llamada Vusturio (Busturia) y vencieron don Froom y los vizcaínos y murió don Moninho y muchos de los suyos, en forma que todo el campo y piedras quedaron llenos de sangre. Y por esta mortandad recibió el nombre de Arguriega (Arrigorriaga) “que tanto quer dizer por seu linguagem de vascomço como pedras vermelhas per lo noso e oje em este dia assi ha nome”. Muerto don Froom, le sucedió como señor de Vizcaya su hijo Furtam Froóez, que casó con Elvira Bermúdez, hija de Bermudo Laínez y nieta de Laín Calvo. A él le sucedió su hijo Lope Ortiz que combatió con Fernán González. A éste, Diego López Ortiz”..

Los normandos o vikingos (s. IX):



De los siglos IX al XVII aproximadamente se produce una pequeña glaciación en Europa que seguramente provocó las invasiones normandas. Los musulmanes les llaman madjus (mayus) de donde viene la voz castellana “mago”. Es difícil que lograsen un asentamiento en territorio vasco permanente fuera de los lugares conocidos, ya que son siglos del reino de Pamplona, por tanto de una estructura militar potente que lo impediría o hubiera quedado registrado en algún documento de la época.

“Normando” significa hombres del Norte literalmente, venían de Noruega, Suecia y Dinamarca desde el 789 y como invasores desde el 793; de todos ellos, los que saquearon media Europa se llamaban “vikingr” o vikingos a sí mismos, es decir “guerreros” o “piratas”. Los normandos poseían reyes desde el año 1.000 a.C., pero su ímpetu guerrero y sus ansias de conquista tuvieron que ver más con la necesidad, pues son coincidentes en el tiempo con una época fría que asola toda Europa que se hace notar más en las tierras del norte que ellos habitan.



Entre el 859 y el 882 los vikingos asolaron la costa cantábrica y mediterránea con 62 naves, según describen crónicas tanto cristianas como hispano-musulmanas. Incluso llegaron a hacer incursiones río arriba hasta llegar a París. En la costa de Cantabria se sabe que saquearon cuando menos Gijón, Galicia y también Lisboa, subiendo por el Guadarquivir hasta Sevilla, antes habrían asaltando Cádiz o el norte de África y sus incursiones llegaron a todo el Mediterráneo como a la isla de Sicilia, llegando a atacar Constantinopla en el 860 o las regiones del mar Negro.


Entre nosotros devastaron todo el litoral de Baskonia continental). En el País Vasco existe constancia de invasiones normandas desembarcado en Garona o el Adour y subiendo aguas arriba, y otras llegadas desde el Sur, desde el Ebro, para saquear grandes extensiones. Es de suponer que el pillaje de estos pueblos normandos se diera en las costas bizkaínas como en el resto de Europa. Los normandos o vikingos tomaron entre el 814 y el 986 Baiona (Lapurdi). Guillermo Sancho, príncipe de Baskonia (casado con Urraca, hija del rey de Pamplona García Sánchez I, 925-970), recuperó la capital labortana definitivamente entre el 981 y 982. Según otras fuentes, fue el duque Sancho Guillermo de Baskonia (el hijo del anterior), tío y vasallo de Sancho III el Mayor de Nabarra, el que recuperó Baiona en 1023.


El cronista árabe Ibn Hayyan (s. X-XI) se refiere a una aceifa o campaña de verano contra el rey de Pamplona del año 816 en la que “el emir envió al hayid Abd al Karim en su contra, al frente del ejército de los muslimes, y les presentó batalla durante trece días, cometiéndolos sin tregua, hasta que los enemigos de Dios quedaron desbaratados y emprendieron la huida”. Entre los guerreros nabarros que menciona el cronista cita a “Saltan” del cual dice era “el mejor caballero de los madjus”. Se cree que la familia de Eneko ya manda en Pamplona desde el 814 pero eran cristianos por lo que el “madju” Saltan debía de ser un nabarro de más al norte (de la costa o el Pirineo occidental), aun sin cristianizar, pero no normandos.


Sobre el año 823, el cronista musulmán Ibn Idhari (s.XII-XIV) relata como pasaron las tropas musulmanas por Alaba y “acometiendo por un valle llamado Djernik (¿Gernika? ¿Gernika de Alaba o de Bizkaia? pues existen dos municipios con ese nombre )” hasta llegar a “la montaña de los madjus” “los adoradores del fuego”. 

Estos dos cortos relatos son los únicos por los que algunos creen que había vikingos en las costas bizkaínas en el siglo IX, entre ellos el historiador Antón Erkoreka, que sitúa esa batalla en Altamira de Busturia (Torrezarreta), cerca del monte bocinero de Sollube en cuya cumbre se prendía fuego para llamar a Juntas (“Los vikingos en Euskal Herria”); esos vikingos que se asientan en la ría de Gernika desde donde hacen diversas incursiones, serían dependientes de los reyes vikingos de Irlanda, lo que explicaría la leyenda de Jaun Zuria según este autor, pero el pasaje, como en el caso anterior, parece más bien que el uso del término árabe “madjus” es en su sentido genérico de “pagano, que no cree en Dios-Alá”.

Eudon el Grande, prínicpe baskón que derrotó por primera vez a las tropas musulmanas en la Batalla de Tolouse en el año 721, capital de Bakonia.

Pero sí hay un relato claro sobre la presencia de normandos en Bizkaia, Peio Esarte “Orígenes del nombre de Bizkaia” comenta como hemos visto que: “Por su parte Ibn Al-Athir dice (s. XII-XII): "Alfonso había logrado la ayuda del rey de Vizcaya, su vecino, y de los normandos que vivían por esa zona, y de los habitantes de esas regiones", lo que nos lleva a deducir que los vilipendiados normandos convivían en la zona con sus naturales, y que éstos tenían un rey”. Este testimonio es el único claro, pero es más tardío y aislado, por lo que habría que conocer en qué documentación original se basa.

El hijo del primer rey de Pamplona-Nabarra, el joven Garsea Eneko (860-882), cayó prisionero en una incursión normanda (vikinga) probablemente desde el Bidasoa, más cercano a la capital que el Ebro, o incluso por el Errobi-Nive hasta Garazi-San Juan de Pie de Port. El secuestro acabó en rescate que ascendió a 70.000 dinares o 90.000 según otras fuentes. Nowari, cronista árabe dice: "…los madjus (adoradores del fuego o "paganos" en general, en referencia a los vikingos(adoradores del fuego o "paganos" en general, en referencia a los vikingos) fueron a la ciudad de Pamplona y allí cogieron prisionero el franco García, señor de la ciudad, que pagó por su rescate noventa mil dinares". Otro historiador, Ibn-Jaldun, cifra el rescate en 70.000 dinares, lo mismo que A-Mutqtabis: "…hicieron algaradas contra los baskunis, matando a muchos y haciendo prisionero a su emir Garsuya ibn Wannaqo. El rescate se fijó en 70.000. Por diferirse el pago del rescate, quedaron rehenes sus hijos, y a él lo soltaron”.

Como hemo dicho, no hay restos de Bizkaia ni en toda Europa de naves o asentamiento vikingos o normandos.

LA DEFENSA DEL REINO NABARRO EN BIZKAIA



Muchos de los castillos bizkaínos medievales serían anteriores a su incorporación el reino de Pamplona-Nabarra. Las rutas comerciales del pescado en escabeche, salazón o fresco, de las villas bizkaínas como Ondarroa, Lekeitio o Bermeo se hacían por el puerto de Urkiola hacia los santuarios de Estibaliz (cercano a Vitoria-Gasteiz) o San Millán de la Cogolla en La Rioja desde tiempos inmemorables. El Santuario de Estibaliz ya existía en el 1074 dependiendo de Santa María la Real de Nájera, donde estaba la corte real Nabarra. Un siglo antes, Sancha de Nabarra, esposa se Fernán González, creó el condado de Estibaliz s. X y el condado de la Divina en Mendoza con el conde Lupe Sarrazines 970-995.

Santa María la Real de Nájera, poseía ermitas y tierras en Bermeo, Axpe de Busturia así como la ermita y tierras de San Martín de Amatza en Iurreta para su abastecimiento de pescado. A la vuelta, la recua de mulas, traía productos de La Rioja, Alta Nabarra o Castilla, especialmente trigo y vino. Al principio se llamaban “monasterios” no ermitas e iglesias. La explicación la da en su libro “Santa María de Begoña en la Historia Espiritual de Vizcaya” el historiador bizkaíno Andrés e. de Mañaricúa, que demuestra que el nombre proviene de que eran de patronato laico, frente a las iglesias que lo eran de la propia Iglesia católica.


En el “Libro del Buen Amor” del Arcipreste de Hita (1343), se describe la batalla entre Don Carnal y Doña Cuaresma y se dice: “cuantos en el mar viven vinieron al torneo, arenques y besugos vinieron de Bermeo”.

Todos estos caminos comerciales estaban jalonados por fortalezas-castillo baskones-bizkaínos y después nabarros en los pasos altos, en colinas o montañas de mediano tamaño (se ven menos afectadas por la niebla y son de más fácil acceso). El principal camino comercial era el que iba desde la capital Bermeo a Gernika y por Gerrikaitz (Munitibar) bajaba y se cruzaba con el Camino de Santiago en Ziortza-Bolibar para ir a Durango y desde allí por Urkiola a Vitoria-Gasteiz.

El otro camino sería el que desde Bermeo llegaría a Gernika y por Muxika seguiría el Camino de Santiago y posterior Ruta Juradera, por lo que subiría a Morga para bajar a Goikolejea-Larrabetzu y por Legina alcanzaría el monte Ganguren en Galdakano para bajar dirección Malmasín por Etxebarri y dirigirse a Orduña o hacia el valle de Aiala-Orozko y la meseta por Altube. El camino más habitual fue el de Orduña, con calzada romana por Valdegobía-Gobiaran. El paso por Altube no se populariza hasta el siglo XVI. De Orduña se iría a Pancorbo y a la meseta castellana o se torcería hacia la villa nabarra de Vitoria.


Estos castillos estaban en pequeños montes lo que los convertían en magníficos oteaderos del territorio, como el de Malmasín en Arrigorriaga cuya primera mención es de 1076 (cruce Bermeo-Orduña y Castro Urdiales-Balmaseda-Bilbao-Orduña), el de Ereñozar (desde donde se divisa todo Urdaibai), Untzueta (Orozko y el paso de Altube) , Gaztelumendi (en el monte Bizkargi, controlaría la posterior Ruta Juradera-Larrabetzu-Txorierri) o el castillo que controlaba el paso del Alto Deba a Vitoria y Alaba por Arlaban, cerca de Leintz-Gatzaga en Aitzorrotz (Eskoriatza).


Espada de hierro hallada en Ereño de hace unos1.000 años



Cerca del castillo de Ereño o Ereñotzar, que estaría junto a la ermita en la cima del monte Ereñozar a 442 m, y según la tradición, estaba la casa torre de los Gautegiz del año 798, construida por García Noreña, de la que no queda rastro alguno. Junto a ella, Fortún García, construyó la casa torre de Arteaga en el 914, que se haría con la posesión de la primera y donde surgiría el castillo actual en el siglo XV-XVI . Mujika y Arteaga, son herencias dadas a dos hijos por Furdado García de Abendaño, que fundan esas dinastías, así es como construyen se las torres y luego los palacios de los mismos. El castillo de Butrón, es del siglo XI, se construyó en la Anteigleisa de Gatika sobre la antigua casa de los Butrón , fundada por el Capitán Gaminiz en el siglo VIII, en el peñascal de Ganzorri o Gantzurritz.



Desde el castillo de Untzueta en la misma cima del monte que le da nombre, por ejemplo, se divisa Zeberio, Orozko, parte del valle del río Nervión (Amurrio, Orduña o Llodio) y montes como Gorbeia, las montañas del duranguesado o los de la costa vizcaina y también los lindes con Castilla y Cantabria más allá de la sierra Sálvada o aún más lejos de las Enkartaciones. Estaba construido el castillo sobre el río Altube. J. I. Ibarguen en su Crónica General nos cuenta que el capitán Opamio construyó el castillo en el año 549. En los siglos IX-X surgió un Señorío en Orozko independiente de Alaba, después integrado en el valle de Aiala y finalmente en el Señorío de Bizkaia en 1785.

No queda nada de la calzada que llegaba hasta la montaña, había también un castillo que controlaba, cerca de la cima, el paso estratégico por el puerto Urkiola y el duranguesado, entre la costa de Bermeo y los grandes monasterios del interior del reino vasco. En Astxiki se han encontrado 2 monedas del invasor de la Nabarra Occidental Alfonso VIII (1154-1218), 41 puntas de flecha que por su tipología (sin alas) son de finales del siglo XII, así como restos de 4 espadas cortas o scramax, usadas habitualmente por el ejército nabarro. El castillo es al menos de finales del siglo X . Estos Castillos también controlarían las principales entradas de posibles tropas extranjeras en el señorío bizkaíno.

Iñaki Sagredo Garde

En las tierras nabarras de las Enkartaciones, el castillo De la Piedra de Zalla y el de Balmaseda sobre el alto que controla el pueblo y la vía Pisorica que vendría desde Castro Urdiales, según el fraile barakaldés Martín Coscojales (1542-1607) en su libro “Antigüedades de Vizcaya” tendrían el mismo origen, la defensa de la zona de los musulmanes primero, después de asturianos y castellanos, pues estarían construidos sobre el año 735.

La defensa del reino nabarro en Bizkaia se complementaría con las villas amuralladas, como la de Durango, la más antigua (recibiría su carta de villa entre los año 1150-1182 bajo el reino de Pamplona-Nabarra como “Tavira de Duranco”) y seguramente otras poblaciones que ya serían villa con Nabarra, como Bermeo o Begoña-Bilbao y otras que entonces quedaban fuera del señorío, como Orduña pues el rey castellano “reconoció” sus fueros de villa a Orduña en 1229 (como a Bermeo y el mismo año). .



Toda Bizkaia estaría jalonada de pequeños señores emparentados en linajes y que se alzarían por su rey a “la llamada del apellido”. La escasa población bizkaína durante la Edad Media, haría de esta maraña de pequeñas fortalezas una forma efectiva de control del territorio.

El Sur bizkaíno estaría a salvo, pues antes las tropas castellana tendrían que sortear la defensa de castillos y casas torres del condado alabés, con los Mendoza y Gebara a la cabeza y con poderosas plazas como Vitoria-Gasteiz, el castillo de Trebiño, que nunca fue conquistado, o poblaciones como la de Salvatierra-Agurain que ya serían importantes según los restos recientemente hallados, junto a otros bastiones en la defensa del reino como Guardia de Nabarra (hoy sólo Laguardia), que no será invadida por Castilla hasta 1460-63 con toda la Sonsierra y las tierras de Bernedo, siendo su castillo nabarro derruido. 


Por el Oeste las Enkartaciones serían la primera línea de choque, el Ibaizabal y los valles que se esconden tras él (Txorierri y Uribe), sería una segunda línea, para, finalmente, esconder Bizkaia una tercera defensa, los montes y nabarros del duranguesado.

La señal de guerra vendría dada desde los montes, y la orden de guerra correría como la pólvora por todo el señorío, en pocos minutos no habría rincón de Bizkaia que no supiera de la invasión extranjera.

Cima del monte Kolitza

Los montes y el tañido de las campanas servían para comunicar las reuniones de las Juntas Generales, así como para alertar de la posible presencia de tropas extranjeras. Serían, segúbna la tradición, el monte Ganekogorta, el Oiz (duranguesado), el Gorbea y el Sollube, el cual daría aviso a los bizkainos de Bermeo-Busturia y toda la comarca de Urdaibai. La representación de las Juntas Generales de Gernika se estructuró en base a las anteigleias y villas a finales del siglo XV.


Además, una señal de humo también sería visible desde el monte Kolitza (Balmaseda, detrás del Ganekogorta). El Kolitza era el monte bocinero de las tierras nabarras de las Enkartaciones o Enkarterriak junto al Ganekogorta según la tradición no documentada. 


En un documento de 1353 se dice: "...estando don Juan Nuñez e doña María en la Junta de Guernica, llamados a Junta General e tañidas las cinco bozinas...", un texto similar se registra en 1352 para Arectabalagana y otro de 1394 en las Juntas de Gernika.

De textos como estos, donde se habla de las "çinco bozinas tannidas", viene la confusión de los "cinco montes bocineros" que cuenta por primera vez el "cronista y archivero del Señorío de Vizcaya" el enkartado Antonio Trueba en el siglo XIX. Las bocinas se tañían en realidad como parte del protocolo de apertura de las propias Juntas en Aretxabalagana o en Gernika.

Con Nabarra, tal y como señalaba E. Labayru  (1900): "Los Alcaldes del Fuero fueron cinco en la antigüedad; tres en las merindades de Busturia y Zornoza, y dos en las de Uribe, Arratia y Bedia. Hasta el siglo XIII estas fueron también las cinco merindades que abarcaba el Señorío y a las que correspondía el toque de las cinco bocinas para los llamamientos a juntas o congresos so el árbol. Después se añadieron las de Marquina y Durango".




Documental "Memoriaren Lekukoak" de la Fundación Nabarralde con la colaboración de Iñaki Sagredo Garde

Dentro del ducado de Baskonia o el reino de Nabarra, serían los duques y reyes los que llamarían a las armas mediante su representante en el territorio, el señor de Bizkaia, salvo en el breve período mencionado entre el derrumbamiento del ducado de Baskonia (768) y la creación del reino de Pamplona-Nabarra con la integración de Bizkaia al mismo sobre el 920, que es cuando Bizkaia podría haber tenido un “rey” o un caudillo, bien hereditario o bien puntual dentro de las familias más poderosas (lo segundo es mucho más probable).

Los caudillos revestidos de “autoridad” no son reyes que transmitan su poder a sus hijos sino que son elegidos por una asamblea de ancianos o gerontocracia (Zaharren biltzarra: bil+zaharra o batzarra: batu+zaharrak, al estilo de la “gerusia” en la Esparta griega) en época de guerra atendiendo a los linajes guerreros más importantes y reunidos bajo robles o encinas con el beneplácito de la élite “aristocrática”. El pueblo, artesano, pastor, pescador, comerciante o agricultor, se unirían en torno al caudillo elegido, soberano en su territorio, para la defensa común del territorio en una guerra de guerrillas o con ejércitos bien armados, como ocurrió en Orreaga Roncesvalles con Eneko Aritza y es lo que parece que narra la leyenda del primer señor de Bizkaia, “Jaun Zuria”.



Lo que siempre se mantendría sería una actividad guerrera en función de una elite en tiempos de paz, relacionados mediante el llamamiento al apellido o los linajes, lo que creará en la Edad Media los Bandos o “banderizos”. Estos “Señores de la Guerra” poseerían los molinos y ferrerías de aire, controlarían los puentes de pago o pontonazgo, tendrían arrendadas algunas caserías, con su hacienda y rebaños, siendo el resto pequeños propietarios y sobre todo bosques y pastos comunales. 

Pero gran parte de sus ingresos, vendrían del patronazgo laico de los "monasterios", lo cual era una fuente de riqueza para la alta nobleza bizkaina, así el señor Butrón de Muxika detentaba derechos sobre las igelsias de Berango, Barrika, Gorliz, Lemoiz, Bakio, Abadiño, Malaria o Ibárruri. El señor de Arteaga sobre Mundaka, Forua, Ereño, Ibarrangelua y Natxitua. Los Abendaño de Galdakano sobre Santa Marina de Ganguren, Arrigorriaga, Dima, Arrankudiaga, Igorre y Olabarrieta, por tanto sobre iglesias del valle de Arratia y del tramo final de Nervión limítrofes a Galdakano.


“La torre bizkaína tiene su forma peculiar; a veces, modesta si la comparamos con construcciones militares de otros lugares. Se aleja de la grandiosidad de los castillos clásicos castellanos porque su función fue distinta mientras que aquellos eran fortalezas de carácter ofensivo-defensivo contra pueblos enemigos, la torre vasca era la vivienda de los Parientes Mayores, jefes de un linaje o bando, que defendían su pequeño territorio. La torre vasca se halla más emparentada, en su origen, con el primitivo Donjón francés o el Keep inglés que con el castillo español. El parecido se difuminará cuando, en el siglo XIV, construcciones francas e inglesas adoptaron su definitiva y característica forma circular. Pero, en torno al XI, fueron de madera y cuadrilongas, pasando en los siglos XII y XIII a construirse en piedra, manteniendo aún su planta cuadrada. Se trata de la misma evolución que podemos suponer para la torre vasca (…)


De porte similar a la torre vasca son las torres que se extienden por todo el Norte peninsular. La diferencia entre aquella y éstas radica, más que en la forma externa, en la definición de sus moradores y en la relación de éstos con sus vecinos. En el caso vasco, son jefes de linaje con los que sus circundantes tienen relación de parentesco; en el otro, son señores feudales a quienes se paga tributo o "pecho" y con los que mantienen un relación de vasallaje.

La torre vasca primitiva fue un edificio netamente militar, situado en lugares estratégicos como altozanos, cruces de caminos, proximidades e interior de las villas o junto a ferrerías o molinos que representaban los medios de producción y de rentas con que contaba su dueño. Al lado de la torre se levantaba una casa llana principal y otras secundarias. La principal era la residencia del heredero del solar, desde que éste contraía matrimonio hasta que pasaba a ocupar la torre a la muerte de sus padres. Las casas secundarias eran habitadas por allegados o criados. El conjunto de éstos edificios, a los que solía añadirse la ferrería o el molino, se denominan "jauregia", "lugar o casa del señor”.” Resumen del trabajo: “Ruta de los Castillos, Casas Torre, Caseríos y Mitos” de la Diputación de Bizkaia: www.bizkaia.net/Kultura

Prototipo de Castillo nabarro (Garaño, en la Cuenca de Iruñea-Pamplona, entre Egillor y Saldise en Ollo)



LOS FUEROS, EL DERECHO PIRENAICO


“El Fuero contiene la parte sustancial y permanente, que no cambia con el tiempo ni las circunstancias, como la defensa del ciudadano con instituciones que les protegen ante las autoridades arbitrarias” Bernardo Estornés Lasa.

Los Fueros no son más que las leyes consuetudinarias basadas en la costumbre como fuente principal de derecho que nos dimos los baskones para nuestra convivencia y que terminaron de desarrollarse bajo el amparo del Estado baskón o reino de Nabarra: es el conocido como derecho pirenaico, que bien se puede llamar nabarro . El rey García en el año 860 concedió el fuero que reconoce la titularidad de las Bardenas reales al valle del Ronkal. Sancho III “el Mayor” otorgó el fuero de villa a Nájera. Poco a poco, mediante este tipo de fueros municipales, se fue creando el armazón del Fuero General.


Adrián Celaya Ibarra (Barakaldo 1917- Bilbao 2015), catedrático de Derecho Foral en la universidad de Deusto y considerado el máximo conocedor del derecho foral bizkaíno: “Yo digo que hay un derecho pirenaico, y dentro de ese derecho hay derechos diferentes, pero con grandes similitudes”.

El historiador artajonés Jimeno Jurio dejó escrito: “La extraordinaria semejanza que se da en las instituciones públicas y privadas de los 6 territorios vascos obedece ciertamente a la unidad básica de civilización de todo el ámbito euscaro; el embrión germinal del sistema evolucionó y se consolidó en sus líneas fundamentales cuando toda Euskal Herria –el verdadero reyno de Navarra- estaba unificado bajo el poder de los reyes de Pamplona”.

“Historia de Euskal Herria” José Luis Orellá Unzué doctor en historia y experto en derecho foral: “Queremos nosotros demostrar cómo por caminos políticos diferentes, los territorios vascos plasman una institución de Juntas Generales o Particulares, ejemplos típicos de un mismo modelos jurídico, como es el pirenaico y radicalmente diferente del modelo mesetario que coincide con el castellano-leonés de las Cortes”.



El uso y la costumbre como fuente principal del derecho es la característica esencial que distingue al Derecho Pirenaico o Fueros de los demás “frente” a la ley:

RAE: Ley:
1. Regla y norma constante e invariable de las cosas, nacida de la causa primera o de las cualidades y condiciones de las mismas.
2. Cada una de las relaciones existentes entre los diversos elementos que intervienen en un fenómeno.
3. Precepto dictado por la autoridad competente, en que se manda o prohíbe algo en consonancia con la justicia y para el bien de los gobernados.

Frente a la ley está el Fuero, como explica Adrián Celaya en “Derecho foral y Autonómico vasco”: “Fuero no equivale a ley, porque lo característico del Fuero es precisamente que no es ley creada por un legislador prepotente, ni siquiera impuesta por una mayoría ocasional, sino norma que nace de repetidas experiencias de ámbito popular:

1. Lo foral está en la antítesis de las posiciones de escuela, es el espíritu de los pueblos no contaminados por los prejuicios de los doctores.
2. El sistema foral no es legalista y su posición es antidogmática.
3. El verdadero sentido de lo foral consiste en que las normas jurídicas son auténticamente populares, y se acomodan en cada momento a la vida social.
4. Las normas forales son, casi siempre, de origen consuetudinario, dando primacía a la costumbre sobre la Ley, pero esto no quita el que se legislara de forma renovadora, como aparece repetidas veces en el Fuero Nuevo de Vizcaya.
5. El derecho foral se concilia perfectamente con las concepciones democráticas.



Ahondando sobre la singularidad del Derecho Pirenaico frente a otros derechos, comenta la baionesa Maite Lafourcade (1934), titular de los Estudios superiores de Derecho privado y de Historia del derecho por la Universidad de París:

“El centro de la sociedad era la casa y la concepción era colectiva; no conocían la propiedad privada como nosotros actualmente o como la reconoce el Derecho Romano. En realidad, el Derecho Romano no había penetrado en el País Vasco. La propiedad era siempre colectiva. Existían tierras no cultivadas que eran propiedad de todos los habitantes de la comunidad (el comunal y el trabajo en auzolan). El patrimonio familiar era propiedad de toda la familia, no de una sola persona”.

Del mismo modo, en Hegoalde, el Derecho Romano apenas había penetrado según Maite Lafourcade: “En (Alta) Navarra, sí, pero en el piedemonte; en los valles de montaña, no. En Álava también entró (tras desaparecer la Cofradía de Arriaga en 1332, al claudicar ante la presión del rey de Castilla), aunque no en la región de Amurrio, en el señorío de Aiala, que entonces era parte de Bizkaia (sic.). Allá no había penetrado.”.

El Derecho Romano reconocía la incorporación por “rendición o asalto” o por pacto (foedus y “foederate”). Éste último podía ser en igualdad “aequs” o en “maiestas” cuando el vencido reconocía la superioridad romana. Las poblaciones se regían según el pacto alcanzado con Roma. Pero, según Plinio en el siglo II, sólo una cuarta parte de las ciudades del gran Imperio Romano se regía por el derecho romano y ¾ partes por el indígena anterior.


Estrabón (64 a. C. 24 d. C): “Otros Pueblos, llamados peregrinos, se administraban según su propio derecho. Éste era el caso de Karistios y várdulos”.

Comenta el abogado Tomás Urzainqui -experto en este tema- en una entrevista para el libro “La pelota vasca”: “había un ius gentium, un derecho de los pueblos que no era ni propiamente romano ni de esos pueblos en particular, pero que facilitaba las relaciones entre todos ellos. Roma permitía que se hablase la lengua propia y que se desarrollaran también los derechos propios a niveles de derecho privado, de derecho de familia, de derecho municipal; lo que facilitó que, tras la caída de Roma a fines del siglo V, los vascones quisieran seguir manteniendo esa misma estructura”.

El Derecho Pirenaico no es impermeable a otros ordenamientos, ningún ordenamiento lo es. Así toma del Derecho Romano elementos como las donaciones “propter nuptias” por el que el caserío -la casa con sus tierras, animales y enseres- pasa al primogénito al casarse (y no tras la muerte de los padres) o la libertad de testar por la que se puede dejar a otro hijo que no sea el primogénito todos los bienes patrimoniales (incluidas las hijas). 

Del Derecho Germánico toma el Derecho Pirenaico elementos como “las arras”, los bienes gananciales del matrimonio o las ordalías del hierro y del agua caliente (éstas últimas desaparecieron en el siglo XIII). De otros derechos, como el Derecho Canónigo, toma elementos referentes al matrimonio, tal y como recoge el ex catedrático en derecho foral J. L. Orella Unzue en su libro “Historia de Euskal Herria”. Todo ello no es menoscabo para afirmar que el Derecho Pirenaico es un derecho diferente a cualquier otro con elementos propios y creado por los baskones desde nuestros usos y costumbres.


Maite Lafourcade, la mayor estudiosa del Derecho Pirenaico en Iparralde, señala que “Las mayores similitudes de (los Fueros de) Iparralde (Lapurdi) eran con Bizkaia. Cuando hablé por primera vez con el catedrático de Derecho Foral Adrián Celaya quedamos impresionados: eran iguales. Y de Gipuzkoa no podemos saberlo porque ellos no redactaron los Fueros”.

Esta similitud de los Fueros de Lapurdi con los de Bizkaia, demuestra la unidad anterior de todos los Fueros dentro del Estado de Nabarra, donde se habrían terminado de formar sus puntos fundamentales –y donde se escribieron por primera vez-, al ser Bizkaia y Lapurdi territorios sin frontera común y parte territorial del reino baskón .

Es más, la frontera administrativa impuesta por los imperialistas que invadieron el reino baskón de Nabarra, según la Maite Lafourcade, no ha supuesto una barrera entre el norte y el sur para la transmisión de usos y costumbres hechos norma o Fuero, sobre todo en el nexo común que son los valles del Pirineo, regazo natural del Derecho Pirenaico: “No, porque ha habido relaciones y acuerdos entre los valles del norte y el sur sin participación de los Estados, tanto durante la guerra como durante la paz. Y hacían todo lo que querían. Eran, sobre todo, acuerdos e intercambios sobre pastos. También relaciones matrimoniales... Todo eso ha contribuido a mantener normas comunes pero, sobre todo, en los valles de montaña”.

Los Fueros durante siglos se mantuvieron de forma oral. El pamplonés J.J. Otamendi Rodríguez en 1982 señaló que fueron escritos por primera vez con el rey Sancho VI “el Sabio” (1150-1194), aunque son los que mandó escribir el rey Thibault o Teobaldo I de Champagne los Fueros escritos más antiguos que conocemos, cuando este rey francés accedió al trono en 1234 tras la muerte sin descendencia de su tío el rey de Nabarra Sancho VII “el Fuerte” (1194-1234). La conocida como “Casa Real Pirenaica” había dado para entonces 17 reyes en 410 años de soberanía.

Coronación de Teobaldo I

Como extranjero, Teobaldo desconocía el contenido de los Fueros por lo que en 1238 mandó escribirlos en romance nabarro a 10 ricos-hombres, 20 caballeros, 10 representantes reales y al obispo de Pamplona. El texto definitivo del Fuero General se redactó en el año 1266. Así, en el Reino de Nabarra, existía un código de derecho propio escrito cuando en Europa aún se empleaba el derecho romano. El derecho pirenaico, el derecho nabarro del Fuero General, desarrolla los principios del derecho constitucional moderno y proclama la superioridad de la comunidad política, el pueblo nabarro, sobre el monarca.

Comenta al respecto el historiador estellés José María Lacarra en el libro “Historia del Reino de Navarra en la Edad Media”: “Los distintos estamentos sociales tienen clara conciencia de que actúan en nombre de todo el pueblo de Navarra (desde el Fuero Antiguo y también en el Fuero General, s. XIII y s. XVI) y de que las cosas juradas no eran cesiones o privilegios revocables, sino que formaban parte de la misma constitución política del reino. (…) En su conjunto este juramento era la concesión más amplia y profunda hecha en esta época por ningún soberano de Occidente”.


Teobaldo fue obligado a jurar por la Cortes la Constitución o los Fueros del reino antes de ser coronado como rey por los nabarros, tal y como marcaba el artículo primero de los mismos, un hecho insólito en la Europa Medieval. Teobaldo llegó a apelar al papa para no tener que jurar los Fueros y buscó también el apoyo de su suegro el rey de Francia San Luis IX, sin éxito. Cuando Teobaldo exigió lealtad hacia su persona a las nobles villas y a la aristocracia nabarra, éstos juraron con la clara advertencia de que lo hacían “salvo nuestros buenos Fueros e nuestras costumbres” (Estella 1255), ponían por tanto las leyes o Fueros por encima de los reyes: “leyes antes que reyes”.

Del mismo modo, tampoco prosperó una bula del papa Urbano IV para disolver las Juntas de Infanzones nabarros contra las que también cargó Teobaldo. Las Juntas de los Infanzones nabarros nacieron a finales del siglo XII con Sancho VII “el Fuerte” y alcanzaron entre 1283-1328 su máximo esplendor. Fueron llamados a veces de Obanos al ser este pueblo cercano a la iglesia de Eunate su habitual punto de reunión. Existían figuras similares al menos en Baja Nabarra, Gipuzkoa y Alaba (Cofradía de Arriaga), con un “Sobrejuntero” o buruzagi para dirigirlas. Su principal función era controlar los atropellos o contrafueros del rey y de los ricohombres nabarros, así como ejercer la justicia en el reino. Los infanzones funcionaban en “Hermandad” con las “buenas villas” contra los malhechores.


Según el párroco de Aldaba “las Juntas nacieron reinando Sancho el Fuerte para defenderse infanzones, labradores y eclesiásticos de los atropellos del rico hombre”. Iñigo Martínez de Sunbiza comenta que “con la autorización del propio rey, eran los hombres pobres defendidos et la tierra estaba en paz”.

Su lema era: “Pro libertate Patria, gens libera state”. Señala Tomás Urzainqui en su libro “Navarra Estado europeo” que: “El concepto de patria es de tradición greco-romana, para hacer después referencia al conjunto formado por Roma, el territorio, el Estado y el pueblo romano (…) Es un concepto distinto al de nación y gens. La idea de patria se refiere al Estado, no por ser los dos iguales, sino por formar el segundo el ser jurídico que encarna la primera. Por eso la evolución histórica de la patria es la misma que la evolución del Estado”.




El historiador alabés Fernando Sánchez Aranaz, añade respecto al lema de los infanzones nabarros: “Que el vocablo latino gens puede traducirse también como familia, linaje, pueblo, nación. Que el verbo latino sto-steti-statum viene a significar la actitud de un guerrero que defiende una posición a pie firme, también se aplica al que persevera o es fiel a sus compromisos. Aquí el caso se aplica sobre el conjunto Libertas nabarra, siendo nabarra adjetivo calificativo y el caso a aplicar el ablativo (nominativo libertas, ablativo libertate). Esto implica que lo sustantivo es la libertad (…). Esto me parece importante, porque implica que aquellas personas se planteaban lograr una patria libre, dando por hecho que su patria era Nabarra, que era un Estado independiente, no se trataba de liberar Nabarra (la patria o el Estado), sino de hacerla un país libre para los nabarros”.

LOS FUEROS DE BIZKAIA

El Fuero de la tenencia nabarra de Bizkaia, por referencias indirectas, se cree que pudo estar vigente desde al menos el año 1110. Sin embargo, las primeras referencias documentadas explícitas de la existencia de unos Fueros de Bizkaia son del año 1272 y aparecen en la carta de villa de Artziniega en valle de Ayala (hoy integrado en Alaba), pero no dice nada de que estuvieran escritas: 

“Dámosles y otorgámosles el Fuero e las franquezas que ha Vizcaya é Concejo de Vitoria, que los hayan bien é complicadamente en toda las cosas, así como Vizcaya y Vitoria lo han”. 

El señor de Bizkaia Juan Nuñez de Lara en el año 1342 escribió en el cuaderno señal a la Junta de Gernika para preguntar cuáles eran los Fueros de Bizkaia, prueba de que existían pero de que no estaban aún escritos sino que eran de trasmisión oral, siendo parte de su aprendizaje sentencias como la misteriosa: “urde urdaondo, caeçia etondo”. 

Tal y como señala el doctor en historia y abogado José Luis Orella Unzue en su trabajo “La Hermandad de Vizcaya” (1320-1498): “D. Juan, infante de Castilla, en una carta real firmada en Olmedo el 23 de junio de 1376 manda que en Vizcaya se juzgue «según el Fuero de Vizcaya». Pocos años después, en 1392, en una carta de donación de Martín Sánchez de Leguizamón, se alude a que según el fuero de Vizcaya se ha dado mantenimiento y enterramiento. Igualmente las Ordenanzas de Gonzalo Moro de 1394 aluden a un preexistente Fuero de Vizcaya, y a unos «fueros que eran de albedrío y no estaban escritos». Pero es en la redacción del Fuero Viejo, donde más explícitamente se habla de ponerlo por escrito”. 

Se escribió el Fuero Viejo de Bizkaia por primera vez el 21 de julio del año 1452, tras una Junta General en Idoibalzaga en Errigoitia: humilladero de bancos laterales corridos, árbol juramental e iglesia divisera sobre terreno comunal aún conservados. Una vez escritos, los Fueros bizkaínos fueron aprobados en las Juntas Generales de Gernika. En el propio Fuero Viejo se mencionaba expresamente que antes no estaba escrito.



El Fuero Viejo de Bizkaia fue redactado por los llamados “alcaldes del Fuero” y no por juristas, lo cual es fundamental para entender la diferencia sustancial de los Fueros nabarros respecto a otros ordenamientos e incluso Constituciones actuales. Los alcaldes del Fuero eran en realidad jueces del derecho civil, no tenían las funciones del alcalde actual que en aquél entonces se denominaban “fieles regidores”. 

El historiador bilbaíno Juan Eustaquio Delmas (1820-1892) en su libro “Guía histórica descriptiva del viajero en el Señorío de Vizcaya” sobre esta figura foral comenta que: “Estos alcaldes tenía una jurisdicción muy limitada, porque sólo se entendía a lo contencioso en materias civiles, de las que conocían en primera instancia acumulativamente con el corregidor del señorío y su teniente de Guernica, que eran jueces ordinarios del infanzonazgo en lo civil y en lo criminal”. 

Los alcaldes el Fuero actuaban por tanto como jueces de primera instancia, que fuese a ellos a quienes la Junta General les encomendase la redacción del Fuero de Bizkaia, es señal de que se pretendía glosar las costumbres y usos del Pueblo recogidos en las sentencias de primera instancia, y no crear o recrear nuevas leyes, de ahí los arcaísmos que en él aparecen. Sin embargo, el Fuero de Bizkaia fue reescrito y actualizado poco después en el año 1526. El llamado Fuero Nuevo es una corrección del anterior por juristas conocedores del derecho romano y de las leyes castellano-leonesas de Toro, además de por bachilleres y licenciados.



Los problemas de rango local se dirimían en los Fueros en los "Consejos Vecinales", elemento peculiar del Derecho Pirenaico y por ende de todo el reino de Nabarra. El Consejo Vecinal, se celebraba el domingo a la salida de misa mayor presididos por los “fieles regidores”, al principio bajo un árbol sagrado (siguiendo el culto pagano), y siglos después en las “ante-iglesias” o pórticos que darán nombre a esta administración municipal o reuniones vecinales (que también serán llamadas “repúblicas” del latín “res-pública” y que seguirán llamándose “Concejos” en las Enkartaciones). Se llamarán según el caso: Consejos de la villa, de la anteiglesia, del valle o del reino, eran orales y sin testimonio escrito al principio. En estos Consejos se dirimían disputas, se emitían sentencias y se resolvían problemas comarcales o municipales de toda índole, y se resolvía quién iba a representar al “ajuntamiento” en las Juntas Generales de Bizkaia. Entre todos los vecinos se sorteaba en Asamblea Municipal o Cruz Parada mediante insaculación (sorteo) en sufragio universal por “fuegos” o “fogueras” (lo que coincidía con un representante por caserío) y por turnos. En el Fuero Viejo (1452) se dice que todos lo bizkaínos son hijosdalgo, tanto vecinos como simples moradores (no propietarios).


La definitiva configuración de estos Consejos Vecinales en los pórticos de las iglesias o ermitas, harán de centro unificador administrativo de una población hasta entonces -y en general- dispersa. Se usarán como primeros centros techados estos pórticos de las ermitas e iglesias tras la total cristianización de Bizkaia por iniciativa de la Corte nabarra reinando Sancho III el Mayor mediante la reforma cluniacense desde Leire y con la masiva construcción de iglesias de estilo románico por todo el territorio bizkaíno, bien por los reyes de Nabarra (de realengo), bien por señores locales (iglesias diviseras) o incluso se construía su “fábrica” en “auzolan” por el pueblo. La anteiglesia era llamada al principio “monasterio” y en plena Edad Media pasó a llamarse anteiglesia.

El nombramiento era público, se hacía a principios de año y era para dos años, su aceptación era obligatoria. Eran los llamados “fieles regidores” de los cuales Galdakano , por ejemplo, contaba con dos por su gran extensión, predecesores de los alcaldes. Los fieles se convertieron en “alcaldes” tras perder la Primera Guerra Carlista con la Ley de Régimen Local de 1845, de espíritu centralista-español.


Para poder ser regidor se exigía ser propietario y mayor de 25 años para poder ser elegible, un “fuego” o casa un voto (de ahí que se llamaran “foguerizaciones”, “foguera” u hoguera, hace referencia al lote de leña que se le asignaba cada año). Sus funciones eran la de recaudar impuestos, dirimir en disputas municipales o autorizar festejos. Luego venían, sobre todo de las familias banderizas, las influencias. Incluso en la villa de Bilbao, un regidor era oñacino y otro ganboíno.

Existía la "validez de la palabra dada" (la famosa palabra de vasco) siempre que se realice en los lugares convenidos. En el fuero de Durango, por ejemplo, se dice así: "ninguno no sea osado de entrar en la huerta agena, nin llebar hortaliza ninguna agena, et qualquiere que lo hiciere peche 80 mrs (maravedíes) al dueño, et quatro mrs al ortelano, et si el tal fechor negare, jure a la puerta de San Vicente de Yurreta (…)".

Chuzos o lanzas de los fieles regidores


En “El Fuero de Vizcaya” el catedrático de Leyes Adrián Celaya dice que el “Habeas Corpus” inglés (que data de 1676) está en el Fuero Viejo de Bizkaia (1452), el cual prohibía al prestamero como al merino –los ejecutores de la época- acusar a nadie ni proceder ni prender a nadie “sin mandato de juez competente, salvo que fuese sorprendido in fraganti” (…). “Es más, la mayor garantía que concede el Fuero, es la de que ni siquiera el juez puede ordenar la prisión sin que previamente haya hecho llamamiento por 30 días bajo el árbol de Guernica”.

La acusación era leída por el merino o el prestamero delante del escribano público que levanta acta, pasando después a colocarse la misma en la puerta de la iglesia parroquial del acusado, tras la misa mayor, para garantizar así su inmediata lectura, y tenía 30 días para acudir a prisión con sus alegaciones preparadas. Pasados los 30 días sin acudir ante la justicia, pasaba a “acotado” o en rebeldía y cualquiera podía prenderlo. No era el necesario este protocolo en caso de hurto y robo. Con ello se evitaba abusos judiciales según declaraban la propias Juntas en 1506 que la creían esta ley “la mayor y más privilegiada que hay en el Fuero”. En el Fuero nuevo de 1526 se amplían los supuestos de excepción a los delitos cometidos por extranjeros por la posibilidad de fuga, a los violadores y el caso de los brujos y hechiceras que se estaban siendo estudiados por la famosa Inquisición española.

Toda la información sobre las diferentes Juntas y su funcionamiento se puede leer en:
https://lehoinabarra.blogspot.com/2020/11/las-instituciones-nabarras-de-bizkaia.html



Además, las garantías legales para evitar abusos judiciales llegaba a que, según dice el propio Fuero: “los acusados por una causa no pueden ser acusados por otra” y incluso se debía de “esperar a que acabe el juicio para acusar de otra cosa”, por lo que las acusaciones judiciales una vez presentadas debían de estar bien sustentadas.El acusado tiene derechos a una copia de los “dichos y disposiciones” de los testigos con sus nombres.

Los bizkaínos debían de ser juzgado por su Fuero en cualquier parte del imperio. Francisco del Canto escribía a costa del Señorio de Bizkaia en 1575 en Medina del Campo al Emperador Carlos V de Gante en el documento llamado “El Fuero y Privilegios, franquezas y libertades (1526) de los caualleros hijos dalgo del Señorio de Vizcaya ”: 

 “Otrosí dijeron: Que habían de Fuero y establecían por ley, que por cuanto los vizcaínos son libertados y exentos y privilegiados de su Alteza... y por ser la tierra de trato, y la, gente dada a pleito, y toda tierra de ella troncal y privilegiada, y tal que casi todos sus pleitos se pueden determinar por este su Fuero; el cual es más de albedrío que de sotileza y rigor de Derecho; y a los vizcaínos aprovecharía poco o nada si en Vizcaya o fuera de ella (así en el Consejo Real como en la Corte y Chancillería de su Alteza) no se hubiese de guardar el dicho Fuero a los vizcaínos; y si los jueces de Vizcaya o fuera de ella hubiesen de sentenciar en los pleitos y causa de ella contra el dicho Fuero, y no según el tenor de él, y se hubiesen de guiar en tales sentencias por otras leyes del reino o de Derecho común canónico o civil, u opiniones de doctores.


Por ende, que ordenaban y ordenaron que ningún juez que resida en Vizcaya ni en la dicha Corte y Chancillería, ni en el Consejo real de su Alteza, ni en otro cualquiera, en los pleitos que ante ellos fueren de entre los vizcaínos sentencien, determinen ni libren por otras Leyes ni Ordenanzas algunas, salvo por las leyes de este Fuero de Vizcaya, los que por ellas se puedan determinar. Y los que por ellas no se pudieren determinar, determinen por las Leyes del reino y Pragmáticas de su Alteza, con que las leyes de este Fuero de Vizcaya en la decisión de los pleitos de Vizcaya y Encartaciones siempre se prefieran a todas las otras Leyes y Pragmáticas del reino y del Derecho común. Y que todo lo que en contrario se sentenciare y determinare o se proveyere, sea en si ninguno y de ningún valor y efecto, y que aunque venga proveído y mandado de su Alteza por su Cédula y Provisión real, primera, ni segunda ni tercera iusión, y más, sea obedecida y no cumplida, como cosa desaforada de la tierra. Y el tal letrado y abogado que derechamente abogare contra ley alguna de este Fuero, caiga e incurra en pena, de seiscientos maravedís por cada vez”.

El sistema “auzocrático” decayó a mediados del siglo XVIII como pone de manifiesto la demanda de voz y voto de los numerosos arrendatarios tras la crisis económica de ese siglo, que hizo que las propiedades privadas se concentraran en unas pocas manos. Pero el desastre fue mayor tras las sucesivas guerras de finales del siglo XVIII y las más importantes del siglo XIX (Guerra contra la ocupación francesa y las Guerras Carlista). En Alta Nabarra, por ejemplo, el último Concejo abierto se celebró en 1795.


Jean Jacques Rousseau (1712-1778) dejó escrito, aunque con ironía: “Gernika es el pueblo más feliz del mundo. Sus asuntos los gobierna una Junta de campesinos que se reúne bajo un roble y siempre toman las decisiones más justas”. En su libro “El Contrato Social” el ginebrino decía: “Hay un abismo entre el Pueblo libre haciendo sus propias leyes y un Pueblo libre eligiendo sus representantes para que estos les hagan sus leyes”.

William Humboldt escribió esto otro: “en el País Vasco hay un apartamiento menos visible de clases, cuya diferencia desaparece a los ojos del vizcaíno genuino. (...) Incluso los que tienen títulos honoríficos en Castilla viven en su patria en una muy grande comunidad con la masa del pueblo, pues no pueden eximirse de las costumbres y de la lengua de éste”.


John Adams fue el primer vicepresidente de EE.UU. de América bajo las órdenes de George Washington (1789-1797), y después su segundo Presidente (1797-1801), su extenso libro “Defense of Constitutions of Governement of the USA” fue publicado en Londres en 1787. En este libro, Adams dedicó todo un capítulo a la “República Democrática Foral de Bizkaia”. Partió Adams Rumbo Francia en busca de armas para luchar por la para la independencia de su país, pero una vía de agua le hizo desembarcar en Galicia y seguir la ruta a pie. Así llegó a Bizkaia bajando por el puerto de Orduña a Bilbao, donde encontró un nuevo vendedor, por lo que hizo una breve estancia en la capital bizkaína. Sin duda, es impagable su descripción del país y de cómo se gobernaba Bizkaia:

“Es una república; y uno de los privilegios en el que han insistido más, es en no tener un rey: otra era, que cualquier nuevo señor (lord), en su senda, debería venir al país en persona, y poniéndose con una pierna de rodillas, y prometer bajo un roble (el árbol de Gernika) preservar los privilegios del reinado.


Tumbas dentro de la iglesia de San Antón

(…) (Sobre Bilbao) Muchos escritores atribuyen su floreciente comercio a su situación; pero, como ésta no es mejor que la de Ferrol o Corunna, su ventaja es probablemente gracias a su libertad. Cabalgando por este pequeño territorio, se diría que está en Connecticut; en vez de miserables chozas, creados con barro, y cubiertos con paja (se refiere a lo que describe en su ruta por parajes de Castilla-León), se ve el país lleno de casas grandes y amplias y graneros de granjeros, y el terreno bien cultivado; y rico, feliz terreno. Los caminos, tan peligrosos e infranqueables en el resto de las partes de España, están muy bien aquí donde se ha hecho una labor muy extensa.

…Aunque llamen al gobierno democracia, no podemos encontrar aquí toda la autoridad centralizada; hay, al contrario, tantos gobiernos distintos como hay ciudades y merindades. El gobierno general tiene dos órdenes al menos; el señor o gobernador, y un parlamento bienal (…). Estas autoridades, es verdad, son elegidas por los ciudadanos, pero ellos deben ser elegidos por Ley también como diputados de un parlamento bienal o junta General (…)”.


Que el sistema foral no estaba obsoleto y que respondía bien a las necesidades económicas de sus habitantes, lo demuestra los testimonios de prestigiosos viajeros que pasaron por estas tierras, como el etnógrafo W. Von Humbolt 1801"Si bien los campesinos vascongados no puede decirse que sean ricos, viven, sin embargo, en su mayoría muy bien. Como ellos mismos me dijeron en Marquina, comen todos los días carne, beben por la tarde siempre vino y también su almuerzo es abundante. Yo presencié una vez un almuerzo de familia. El amo, sus dos hijos, el criado y el jornalero se sentaron en la heredad alrededor de un plato con pan cortado y tostado con grasa; además tenían tortilla de huevos, y buen pan de trigo, pues el de maíz es un alimento peor y más pobre".

Jose Antonio González Salazar, etnógrafo alabés nacido en Vitoria (1940) y gran conocedor de nuestra historia y del modelo foral pues participó en los Concejos en la Llanada alabesa, la montaña y el valle de Zuia donde vivió muchos años, lo tenía muy claro en una entrevista a Halabedi irratia en el programa “Hordago Nabarra”: “En una partidocracia, el Pueblo es el gran ausente. La democracia tiene que partir de abajo no de las nubes… vienen los partidos y de los malos eliges el menos malo. (La democracia) no nos la va a dar nadie, en el siglo XXI pertenecemos a un imperio”.


"Fuero de Alzar al rey”



La preponderancia de los Fueros sobre el rey se representaba con el "Fuero de Alzar al rey", el cual consistía en que, antes de proclamar nuevo rey, un consejo de “12 ricos hombres o 12 de los más ancianos sabios de la tierra” debía de repartir los cargos administrativos del reino y sólo entonces se alzaba sobre un escudo al que hasta ese momento era el candidato a la corona, siendo aclamado tres veces a la voz de: "real, real, real". 

Entre los límites que marcaba el Fuero General al poder del rey, estaba que éste no podía convocar las Cortes, hacer la guerra o la paz sin el consejo de los ricos hombres, ni nombrar más de 5 funcionarios extranjeros. Las atribuciones principales asignadas al rey por el Fuero General, eran las de aprobar las leyes que dimanasen de las Cortes, nombrar altos cargos administrativos judiciales o comandar el ejército; además se administraba la justicia en su nombre. 

“El 12 de enero de 1494, Juan III y Catalina fueron, sucesivamente, jurados, ungidos, coronados y levantados sobre el pavés en la catedral de Pamplona, como poco antes lo había sido su predecesor Francisco Febo (1481), y Juan de Aragón y Blanca (1429), y Carlos III (1390), Carlos II (1350) etc., con regularidad desde 1329. Sin embargo, ni su heredero legítimo Enrique II (1517-1555) en la Basse-Navarre, ni el conquistador Fernando el Católico, o sus herederos Carlos y Felipe II en la Navarra española, vivieron tales ceremonias” (El uso político de una imagen: el levantamiento sobre el pavés de los reyes de Navarra 1686 y 1815” Alfredo Floristán.



Los 12 ricos hombres o ancianos sabios del Fuero General era una forma de expresarse que en realidad se refería a las Cortes, donde estaban representados los tres estamentos (nobleza, clero y representantes de las villas y pueblos) y que eran los que elegían siempre al rey.

Explica Estornés Lasa en su libro “Lo que No nos enseñaron” que la proclamación del rey se hacía de la siguiente forma: “Entonces derrame su moneda sobre las gentes hasta 100 sueldos y se ciña el mismo la espada, que es a semejanza de cruz, en señal de que no se reconoce superior en la tierra” (…)” .


Así es como entre los baskones el rey no lo es por voluntad divina, sino por ser elegido como tal, respetando los Fueros y mejorándolos: es una monarquía pactista. La comunidad, sus usos y sus privilegios son norma jurídica, cualquier poder personal es posterior a los mismos y otorgado por el propio pueblo. Es con el rey García Ramírez "el Restaurador", infanzón alzado como rey tras la muerte sin descendencia de Alfonso I “el Batallador”, cuando se consta la existencia de este juramento en el año 1134 (era el padre de Sancho VII “el Sabio”). La Carta Magna inglesa escrita en latín, donde se reconocen derechos parecidos a sus nobles, derechos que el rey no puede infringir, es de 1215 y el control al rey se limita a la clase aristocrática.



El primer rey de Pamplona-Nabarra (s. IX), Eneko Aritza o Arista (latinizado como Iñigo), según la tradición, habría sido coronado de similar modo por una junta de infanzones en el valle del Ronkal, delante de la cueva de la peña de Ezkaurre. Precisamente el historiador ronkalés Bernando Estornés Lasa sobre esta leyenda en un artículo de prensa del año 2008 en Diario de Noticias, comentaba: “Dicen los historiadores, aunque en ello no acaben de ponerse de acuerdo, y lo dice también la tradición oral, que es en una cueva de la Peña de Ezkaurre, en Isaba, donde un grupo de trescientos nobles se agrupó en el siglo VIII ante el acoso de las tropas musulmanas, y en donde proclamaron a uno de ellos como caudillo. Eneko Arista, o Aritza, era su nombre; primer monarca del entonces denominado Reino de Pamplona”.

Carlos III el Noble fue coronado en la catedral de Pamplona-Iruñea por el cardenal Pedro de Luna (1390), futuro papa Benedicto XIII, de la siguiente manera: "...Antes que, más avant, sea procedido al sacrament de la Sancta Unción et bienaventurado coronamiento vuestro, se hace necesario que vos prestéis la jura acostumbrada al pueblo de Navarra. Et así bien, el dicho pueblo hará también la jura acostumbrada a vos...". Tras la jura sería alzado sobre un escudo sobre el pavés por los doce representantes de la nobleza y de las buenas villas presentes en la jura, derramando monedas sobre los asistentes (Mikel Zuza en su libro “En recta línea”).

Los diferentes territorios en que se dividió la Nabarra Occidental tras su conquista mantuvieron dentro del Imperio castellano sus Fueros nabarros hasta el siglo XIX. Así es como siguiendo la tradición nabarra los bizkaínos reclamaban la jura de los Fueros bizkaínos a su “señores” para reconocerlos como tal, estos eran los reyes de Castilla tras la invasión del señorío en 1200 y tenían el título de “señor de Bizkaia” por herencia desde 1378. 

La cuestión es que el reino castellano tenían sus propias leyes o Fueros castellanos, diferentes a los Fueros nabarros que mantenían los bizkaínos pese a la invasión de su territorio; los reyes castellanos (después españoles) resultaban ser una figura lejana. Si el rey castellano no juraba los Fueros, en la ley primera de los mismos establecía que: “los vizcaínos, así de las villas como de la tierra llana de Vizcaya, como de las Encartaciones, como de Durango, que non deben responder al pedido (del rey) ni al de su Tesorero ni Recaudador”.


Con los reyes naturales no se tiene constancia alguna de esta jura, seguramente al ser las leyes principales comunes a todos los habitantes del reino y porque no hacía falta, al estar el señor de Bizkaia presente en las Juntas, por tanto tomaba parte en las decisiones acordadas. Es más, los reyes nabarros antes de ser proclamados como tales, debían de jurar los Fueros.

En su libro “El Fuero de Vizcaya” el excatedrático el Derecho Foral Adrián Celaya Ibarra (Barakaldo 1917) comenta que: “Afirma Iturriza (Berriz 1741-Munitibar 1812), citando a Juan Iñiguez de Ibargüen (Ibargüen-Cachopín, s. XVI), que hubo unos Fueros antiguos, escritos en vascuence hasta por tres veces y que se remontan hasta el siglo VIII. Pero esta afirmación carece de pruebas históricas”.

En otro libro del propio Adrián Celaya “Aforados y no aforados de Bizkaia”, máximo conocedor de los Fueros de Bizkaia, señala que se recogen sentencias o dichos orales de los Fueros de Bizkaia que, junto con diferentes contratos y testamentos, denotan su enseñanza oral, como la misteriosa sentencia “urde urdaondo, caecia etondo”. Algo normal pues los Fueros en realidad no son leyes como tales (RAE: Regla y norma constante e invariable de las cosas) dictadas por un legislador (RAE: Precepto dictado por la autoridad competente, en que se manda o prohíbe algo en consonancia con la justicia y para el bien de los gobernados) sino “norma que nace de repetidas experiencias de ámbito popular”. Por tanto y por referencias indirectas, se sabe que Fuero de Bizkaia estuvo vigente al menos desde 1110, dentro de los Fueros del reino de Nabarra.

Foto propia: iglesia de San Emeterio y San Celedonio en Goikolexea (Larrabetzu) -agosto 2023-

El documento que Esteban Jaime de Labayru (Batangas –Filipinas 1845 - Bilbao 1904) llamó al publicarlo por primera vez “Fuero antiguo de la merindad de Durango ”, cuyo original sería del siglo XII reinando Sacho VI “el Sabio” (1150-1194), nos da una idea del derecho foral de Bizkaia por aquél entonces. Durango era dentro del reino de Nabarra un condado adjunto a Bizkaia con el que compartía tenente, al menos desde el mencionado Iñigo López “Ezkerra”. 

El documento sería un texto parcial de los Fueros de la tenencia de Durango pues habla de herencias, juicios, ventas, ordenamientos municipales, sobre el ganado, obras públicas, ventas ambulantes, funciones de los alcaldes etc. de toda la “merindad de Durango”, es decir, de toda la tenencia o condado durangués. Pero no se conserva el original y la copia más antigua se puede fechar del siglo XVI.


Las primeras referencias documentadas de la existencia de unos Fueros de Bizkaia como tales son sin embargo del año 1272 y aparecen en la carta de villa de Artziniega (Alaba), pero no dice nada de que estuvieran escritas: “Dámosles y otorgámosles el Fuero e las franquezas que ha Vizcaya é Concejo de Vitoria, que los hayan bien é complicadamente en toda las cosas, así como Vizcaya y Vitoria lo han”. En el cuaderno señal de Juan Nuñez de Lara de 1342, dicho señor de Bizkaia escribe a la Junta de Gernika para preguntar cuáles eran los Fueros de Bizkaia, prueba de que existían.

Los antecedentes del Fuero de Bizkaia son el código penal del año 1392 redactado por orden del señor de Bizkaia Juan Nuñez de Lara y aprobado en Junta General reunida en Gernika por “caballeros, escuderos y fidalgos de Bizcaya”. Después existe una compilación también de carácter penal de ordenanzas de las Hermandades establecidas por las “juntas de hijosdaldos” formada por “merinos, alcaldes de fueros y ombres buenos de villas” reunidos en 1320 en Gernika y después en 1394 en Bilbao.

Fototeca Caja Vital Kutxa
Todo lo relativo a cómo se escribió el Fuero Viejo de 1452 en Errigoitia y las Juntas que se celebraban en Idoibaltzaga, lo narramos en:
https://lehoinabarra.blogspot.com/2019/12/errigoitia-la-ultima-villa-y-cuna-del.html

Se escribe el Fuero Viejo de Bizkaia por primera vez el 21 de julio 1452 tras una Junta General en Idoibalzaga en Errigoitia: humilladero (de reciente reconstrucción, s XVIII), árbol e iglesia aún conservados (en esas lomas bizkaínas, como a 6 kilómetros de Gernikazaharra) y aprobado en las Juntas de Gernika. En el propio Fuero Viejo se menciona expresamente que antes no estaba escrito. El Fuero de Bizkaia fue reescrito y actualizado poco después en 1526.


El Fuero Viejo de Bizkaia fue redactado por los llamados “alcaldes del Fuero” y no por juristas. En realidad eran jueces del derecho civil, no tenían las funciones del alcalde actual que se denominaban los “fieles regidores”. Juan Eustaquio Delmas en su libro “Guía histórica descriptiva del viajero en el Señorío de Vizcaya” sobre el alcalde de Fuero comenta que: “Estos alcaldes tenía una jurisdicción muy limitada, porque sólo se entendía a lo contencioso en materias civiles, de las que conocían en primera instancia acumulativamente con el corregidor del señorío y su teniente de Guernica, que eran jueces ordinarios del infanzonazgo en lo civil y en lo criminal”. 

Chuzos o lanzas de los fieles regidores


Los alcaldes el Fuero actuaban como jueces de primera instancia cuyas sentencias se podían recurrir ante los tenientes que eran tres: uno en Gernika para la Bizkaia nuclear, en Astola en Abadiano para del duranguesado y en la Abellaneda por las Enkartaciones. Las sentencias del éste eran elevables ante el Corregidor de Bizkaia o la Diputación y por último al juez Mayor de Bizkaia que residía en Valladolid. Al principio todos los municipios tenían alcaldes del Fuero, pero luego se fueron reduciendo. Esta forma de impartir justicia fue desecha por el General Espartero tras la Primera Guerra Carlista que destruyó gran parte del sistema foral, e impuso cinco partidos judiciales con sus jueces y juzgados: Bilbao, Durango, Balmaseda, Gernika y Markina, de donde sólo se podía apelar a Burgos.

Gernika siglo XV

El Fuero Nuevo de 1526, sin embargo, es corregido por juristas conocedores del derecho romano y de las leyes de Toro, además de por los propios alcaldes, bachilleres y licenciados. El Fuero Viejo de Bizkaia, como el de la Abellaneda (1503), se pusieron en marcha “sin aguardar a la confirmación real”.

Juan Nuñez de Lara, señor consorte de Bizkaia 
(Burgos 1314-1350)

Desde principios del siglo XIV con los “cuaderno penal” del señor de Bizkaia Juan Nuñez de Lara de 1342, se instauraron las Hermandades castellanas en Bizkaia, pero fueron efímeras y cuyas ordenanzas como en el resto de territorios del reino baskón, se imbricaron con las Juntas Generales (incluidas Lapurdi y Zuberoa). El Doctor en historia Manex Goyenetche en su libro Historia General del País Vasco (Tomo I) decía que: “Este texto normativo de carácter penal reviste ya aspectos de Fuero”. También son recopilaciones las “Ordenanzas de Hermandad de 1394”, las ordenanzas compiladas de las “juntas de hijosdalgo” reunidos entre 1320 y 1394 en los diferentes sitios tradicionales de reunión como Gernika y Bilbao con la participación de los “merinos, alcaldes de fuero y ombres buenos de villas”.

Gernika siglo XV

La Junta de La Provincia y de la Hermandad están muy relacionadas pero no son la misma. Cuando los Reyes Católicos en 1498 eliminaron las Hermandades Castellanas para un mayor poder de la corona, éstas desaparecieron poco después de Bizkaia, aunque ya años antes desde 1479 no actuaban en las villas y desde 1487 no acudían a la Juntas Generales de Bizkaia. Ya en el Fuero nuevo de 1526 no aparecen. Las Hermandades tenían un funcionamiento con menor periodicidad que las Juntas Generales, por lo que tras su desaparición se hacen necesarias las Diputaciones.


Pese a que los Fueros de Bizkaia dicen en repetidas veces que se aplican en el duranguesado y las enkartaciones, estos territorios tienen sus propios Fueros redactados entre los años 1342-1397 y en 1503 respectivamente, aunque los enkartados no fueron aprobados por los reyes (españoles para entonces). Las Juntas de las Enkartaciones reunidas en Abellaneda y las de Durango en Gerediaga, decidieron en 1576 aplicar el Fuero de Bizkaia que siempre estuvo en vigor en el derecho civil y que eran semejantes según aclara Adrián Celaya.

Explica el propio Adrián Celaya en su trabajo “Los Fueros de Bizkaia. Cómo nacieron”, que dichos Fueros bizkaínos fueron escritos debido a que la Casa de Haro empezó a desvincularse del señorío de Bizkaia del que eran “señores” ante otros territorios que poseían en Castilla y La Rioja –ningún Haro fue enterrado en tierras bizkaínas, salvo el infante Nuño de 5 años en Bermeo en 1352-. Es una circunstancia similar a la que se dio con el Fuero General de Nabarra mandado escribir por Teobaldo I en 1234 al entrar la Casa real Champagne a gobernar el reino mutilado frente a la Casa Real Pirenaica anterior (Fuero aplicado en Alta y Baja Nabarra, en la Sonsierra – hoy Alaba y La Rioja-, así como en Ausa y Ataun –hoy Gipuzkoa-).




El hecho fue más acuciante para Bizkaia al morir el señor consorte de Bizkaia don Tello (hermano del rey de Castilla Pedro) sin descendencia y convertirse en 1371 -tras la renuncia de su madre- el infante Juan en nuevo señor de Bizkaia (título que recibió como descendiente más directo de los Haro). El infante Juan accedió a la corona castellana en 1378 como herencia de su padre, por lo que el título de señor de Bizkaia acabó en la familia real castellana.

En realidad, los Haro no eran los señores legítimos de Bizkaia al perder el título Diego López I de Haro “el Blanco” por su felonía ante sus compatriotas nabarros, siendo sustituidos por la familia de los Bela o Ladrón de Gebara (de la llanada Alabesa), los cuales sí mantuvieron su lealtad al reino baskón (1124-1200).

Tumba de Sancho despeñado en Peñalén en 1076 por sus hermanos en conspiración del con el rey de Castilla

El origen de la familia Gebara nos lo explica la Enciclopedia Auñamendi partiendo de Orbita Aznárez o Bela Aznar (“Bela=cuervo”), tenente de Gipuzkoa (1054-1080) con el rey de Nabarra Sancho “el de Peñalén”. Su hijo fue Eneko Beilaz (romanzado como “Iñigo Velaz”), el cual fundó su casa solariega en la Llana Alabesa al casarse con Doña Mayor Ladrón en 1149 (heredera de Oñate y Gebara, aunque el documento es falso, sí parece cierto el hecho). 

Murió Eneko Beilaz en la toma de Baiona de 1131 junto a las tropas Alfonso I “el Batallador”. Su hijo Ladrón Iñiguez, apodado "Princeps navarrorum", será el primer señor de Bizkaia de esta familia, además de conde de Gipuzkoa y Alaba (1124-36 y 1140-55), y que detentará otras tenencias como las de Aibar o Viguera (La Rioja). 

Se casó Ladrón Íñiguez con la hermana del rey García Ramírez “el Restaurador” (1134), de cuya entronización fue artífice directo. Le siguió su hijo Bela Ladrón “de Nabarra” como señor de Bizkaia y Gipuzkoa entre 1138-40 y 1155-1174. 

Un hijo suyo fue Pero o Pedro Bélez, tenente de Malmasín cuando la toma castellana del castillo en 1174, y otro hijo fue Pedro Bélez de Gebara, que engendró a Juan Bélez de Gebara, señor de Bizkaia, Gipuzkoa y Alaba hasta al menos 1179, cuando la documentación de los últimos señores de la Bizkaia libre se vuelve más confusa o inexistente. E. Labayru, historiador bizkaíno del siglo XIX en su “Compendio de la historia de Vizcaya”, comenta que el apodo “Ladrón” (de Gebara), viene porque el primer señor de Bizkaia de esta estirpe nació casi muerto y “robó” la vida.


Invadió las tierras bizkaínas Diego López II de Haro “el Malo” (1162 -1214) con tropas propias y castellanas (no con las milicias del señorío, el pueblo bizkaíno, que defendía las tierras de Bizkaia hasta el árbol Malato en Luiando), con lo que los Haro se hicieron manu militari de nuevo con el título de señor de Bizkaia, el cual siempre consideraron parte principal de los títulos nobiliarios que tuvo su familia. Diego López II “el Malo” fue el primero en usar el apellido toponímico “Haro” de forma habitual que ya aparece en un documento asignado a su padre.

La torre de Luiando
Se alzó una cruz donde estaba el árbol Malato

En 1789 fueron abolidos los Fueros de Lapurdi, Baja Nabarra y Zuberoa, tras una masacre de civiles por los revolucionarios centralizadores franceses. Corrieron la misma suerte los Fueros de Alta Nabarra tras la derrota de las milicias vascas en la Primera Guerra Carlista en 1839 y los de Alaba, Gipuzkoa y Bizkaia fueron definitivamente abolidos tras una nueva derrota militar en la Segunda Guerra Carlistas en 1876. Por tanto, su abolición fue contra la voluntad del pueblo que los defendió enconadamente incluso con su vida frente a los ejércitos imperialistas dispuestos a imponer la centralización absoluta y unas naciones de nuevo cuño: la francesa y la española, un París y un Madrid “centrifugado” como sentenció el filósofo Ortega y Gasset.

Hoy sólo quedan residuos del derecho foral en algunos temas testamentarios y relacionados con el comunal y se sigue imponiendo el “derecho” español y francés, pese a que en la Constitución española de 1978 en su Disposición Derogatoria nº 2 se da por concluido el “estado de excepción” (sic) de las “provincias traidoras” (sic) y derogadas expresamente as leyes que abolían los Fueros de los nabarros.

El padre del nacionalismo vasco, Sabino Arana, desde la cárcel de Larrinaga poco después de la Segunda Guerra Carlista, explicaba la situación política del país: “Para nosotros no hay ley, ¡sólo el capricho del gobierno de turno!”.

Esta situación no ha cambiado: “Ez gara legegile, lege betetzaile baizik. Eta hori oso tristea da herri batentzat” Pako Aristi “Independentziaren paperak” (Erein 2012)


Tal y como relataba el historiador bizkaíno Andrés de Mañaricúa, en estos Fueros escritos, los bizkaínos pedían al rey de Castilla que confirmase el Fuero como señor de Bizkaia, pero no esperaban a dicha confirmación para ponerlo en vigor y mandaban “que de hoy en adelante e aun fasta confirmar las dichas leyes e fuero e derecho por dicho Señor Rey, usan por ellas e juzguen e determinen por el dicho fuero”. Si el rey castellano no juraba los Fueros de Bizkaia, en la ley primera de los mismos se establecía que: “los vizcaínos, así de las villas como de la tierra llana de Vizcaya, como de las Encartaciones, como de Durango, que non deben responder al pedido (del rey) ni al de su Tesorero ni Recaudador”. Ocurría lo mismo con los Fueros enkartados de 1503.



LA RUTA JURADERA Y EL PRIMER CAMINO DE SANTIAGO POR BIZKAIA



Las mencionadas rutas comerciales probablemente ya eran usadas en el paleolítico, cuando los habitantes de la costa de Urdaibai iban a Trebiño a cazar en verano, tal y como lo demuestran las herramientas de silex trebiñés que usaban. Estas rutas serían usadas por los karistios en su trashumancia hacia, por ejemplo, la Estación pastoril de Artxanda.

Usaban después los romanos las magníficas ensenadas de la ría de Urdaibai para construir barcos y comerciar por la costa o en rutas de largo recorrido, asentamiento y templo en Forua, pero con puerto principal exterior en Bermeo (¿Vesperies?). Tampoco descuidaban los romanos el comercio terrestre, aprovisionando de pescado el interior vasco, el “ager vasconum” o zona agrícola, aprovechando las antiguas rutas defensivas y comerciales del Pueblo euskaro de los karistios.

Santa Eufemia de Bermeo 1896, la última de las iglesias juraderas

La ruta juradera empezaría en la capital bizkaína, Bermeo y en su iglesia de Santa Eufemia. La principal parada juradera en Bizkaia era bajo el árbol de Gernika, donde existía una tribuna adyacente. La representación de las Juntas Generales de Gernika se estructuró sobre la base de los municipios, a finales del siglo XV. Se hacían las reuniones de las Juntas Generales de Bizkaia “so árbol de Gernika ” y con un pie descalzo como mandaba la tradición, aunque también se usaba la ermita de Nuestra Señora de la Antigua cercana cuando llovía, ermita ampliada y reformada en el siglo XIX cuando se convirtió en las actuales instalaciones. En Gernika se celebrarán también todas las Juntas especiales por razones graves.

Andra Mari de Idoibalzaga (Errigoitia)

Las otras dos ermitas o iglesias juramentales eran la San Esteban de Gerekiz (Aretxabalagana, municipio de Morga y donde se celebraron las primeras Juntas), la iglesia de Goikolejea en Larrabetzu (justo debajo del alto de Morga). En Goikolejea, Iglesia construida sobre una ermita anterior, se adoran a los primeros mártires baskones, San Celedonio y San Emeterio (Calahorra siglo III) para acabar la ruta en Bilbao. El culto a San Emeterio y San Celedonio lo sitúa el historiador Iturriza en Larrabetzu en el siglo IX, en la ermita de Zarandona hoy de advocación a San Salvador (la ermita se encuentra enel camino desde la villa dirección Gaztelu). Las Junta Generales de Bizkaia se reunían en Gernika desde finales del siglo XV, antes se reunían también en Aretxabalagana y en Idoibalzaga (Errigoitia).

"En Gernika bajo el Árbol"
Litografía Gregorio Hombrados Oñativia (Zarautz 1902-Tolosa 1978)

Las Juntas de Bizkaia se reunían en un robledal con la ermita Santa María La Antigua en un lugar llamado “gernikazarra”, perteneciente a la anteiglesia de Luno, de cuyo puerto surgirá después la villa de Gernika en 1366. Alrededor de esta ermita en el siglo XIV surgirá mediante diferentes anejos la Casa de Juntas de Gernika y desde el siglo XV siempre se celebrarán en las mismas, pero siendo los terrenos del señorío y no de Gernika ni de Luno.

Gernika, cuna junto con Bermeo y todo Urdaibai del señorío de Bizkaia bajo el reino de Nabarra, recibirá sus fueron de villa por el señor de Bizkaia Don Tello en el año 1366 y se separará entonces de la anteiglesia de Luno, pero la comarca ya estaba habitada hacía milenios y el río Oka o ría de Gernika era navegable hasta el puerto de la anteiglesia de Luno como lo demuestran los yacimientos romanos de la vecina Forua.


Los barcos podían acceder hasta la casa del Puerto de Suso o de abajo (Luno está en un alto) desde la bocana de la ría de Urdaibai, Gernika era por tanto durante el reino de Nabarra, el puerto de Luno: “Sepan cuantos esta carta privilegio vieren como yo, Don Tello, con placer de todos los vizcaínos, fago en Guernica población e villa que se dice Puerto de Guernica .../... otrosi mando que non debes portazgo ni treintazgo ni precio de nave nin Bagel, nin de otra mercancia, que venga e vaia de este lugar de Guernica”. Los fueros de villa como el de Don Tello a Gernika, en realidad sólo conceden derechos de carácter económico y obligaciones de fortificación y defensa, normalmente a una población preexistente como es el caso de Gernika.


A lo largo del recorrido de la Ruta Juradera, se han localizado restos de época romana en Bilbao, en la necrópolis de Berreaga cercana (Mungia), Galdakano (lápidas de Elexalde), en Larrabetzu, Morga, en Gernika, en Forua, Mundaka (Portuondo) y Bermeo (ermita de Kurtzio).

“El árbol de Guernica ha conservado
la antigüedad que ilustra a sus señores,
sin que tiranos le hayan deshojado,
ni haga sombra a confesos ni a traidores.
En su tronco, no en silla real sentado,
Nobles, puesto que pobres electores,
Tan sólo un señor juran, cuyas leyes
Libres conservan de tiranos reyes”
Tirso de Molina (1571 Madrid-1648 Almazán)
“La prudencia de la mujer”, acto I, escena I en “Comedias de Tirso de Molina”.

Muralla de Bermeo

Como hemos comentado y según Julio Caro Baroja: “Es probable que la vía que iba de Astorga a Burdeos por Alava tuviera ora casi paralela junto al mar que uniera entre sí las ciudades marítimas que menciona Ptolomeo”. Historia del País Vasco Tomo II.

Este camino o Ruta Juradera, fue en época medieval parte del Camino de Santiago costero que desde Francia atravesaba la costa cantábrica hasta Compostela. En Época Moderna pasó a llamarse Camino Real Bilbao-Gernika y a finales del siglo XIX, se le empieza a denominar "Camino Viejo Bilbao-Gernika".

Sancho III el Mayor y su hijo Sancho Garçea el de Nájera


El llamado “Camino francés”, que es el que recorren ahora la mayoría de los peregrinos, fue desarrollado bajo el reinado del rey nabarro Sancho III el Mayor y después de Sancho Ramírez en el siglo XI. El camino de la costa se usaba sobre todo al principio, siglos IX-X (como señaló Menéndez Pidal). Según el libro “Dos Caminos de Santiago” del departamento de turismo de la CAV, “el camino (de la costa) estaba bien atendido, y, salvo algún accidente geográfico de poca importancia, era relativamente cómodo, incluso en los meses climatológicamente más rigurosos”.


El primer camino costero traía peregrinos que desembarcan en la bahía de Txingudi o llegaban andando hasta Irun siguiendo la costa, que carece de accidentes geográficos relevantes, para, por San Sebastián, Zarautz, Getaria y Zumaia, penetrar en Bizkaia desde Markina y seguir hacia la importante Colegiata de Zenarruza en Bolibar, atravesando el monte Oiz, dirección Gernika por Munitibar, donde se confunde con la “Ruta Juradera” a Bilbao.

Se tardaban 6 jornadas en completarla hasta Bilbao y seguía la ruta Xacobea por la Enkartaciones dirección Cantabria y otro ramal por Burgos, lo que hacía de Bilbao un importante punto de paso, aunque entonces sólo era el puerto de Begoña, con la iglesia de Begoña y la de Santiago como puntos relevantes, entonces quizás sólo pequeñas ermitas románicas sobre las que se construyeron las iglesias góticas actuales. Pero sería también frecuente ver peregrinos que desembarquen en Bermeo, principal puerto bizkaíno y su capital para iniciar por la “Ruta Juradera” el Camino de Santiago .

Estos caminos o rutas comerciales y de peregrinación con sus comerciantes y peregrinos, articularían las relaciones económicas y sociales de los primeros bizkaínos y serían una importante fuente de ingresos.


El segundo camino de la costa partía también de Irun y se precipitaba dirección sur por la actual N-1 española: Oiartzun, Astigarraga, Tolosa, Segura, Beasain para acceder a la Llanada alabesa por el paso ancestral, después calzada romana, del túnel de San Adrián de Zegama a Zalduondo, y seguir por la Llanada alabesa hacia Salvatierra-Agurain, para acceder por el Santuario nabarro de Estibaliz a Vitoria y proseguir hacia la Puebla de Arganzón, alcanzando Castilla en 6 jornadas desde Irun.

Muchos de los datos cartográfico de Estrabón, Plinio y quizás también de Mela y Ptolomeo, se cree que están recogidos de un documento de campaña escrito por M. Agripa, que era el yerno del emperador Augusto el cual combatió contra los cántabros (19-39 A.C.).

En el trabajo “El camino por el puente de Mercadillo (Galdakao) y su conexión con el Camino de Santiago, Xabier Orue-Etxebarria y otros autores señalan que: “En el Anónimo de Ravena se cita una vía que iría bordeando el litoral de la Península, desde Bracara Augusta (Braga) hasta Ossaron (Irun) pasando por Bricantia (A Coruña) Según Rodríguez Almeida (2001), en el Segmentum I de la Tabula Peutingeriana reconstruido a partir del mapa “Orbis Pictus” de Agrippa, se coloca a Oiasso (Irun) como el punto de confluencia de tres vías, la costera procedente de Brigantium (La Coruña), la del valle del Ebro procedente de Tarraco (Tarragona), y la de la Meseta desde Asturica Augusta (Astorga). En muchas ocasiones se han citado indicios, sobre todo en Asturias, de un posible camino paralelo y muy próximo a la costa que podría corresponder a la Vía Marítima de Agrippa, que iría desde Aquitania hasta Finisterre”.


Tras la (re)conquista o expulsión de los musulmanes y el aumento en la seguridad para los cristianos del norte peninsular, el uso de los caminos costeros decreció, sólo lo usaban unos pocos intrépidos. La mayoría de los peregrinos de la costa, desembarcaba en pueblos con puertos importantes y buscaban la vía principal, el Camino francés, hacia el sur. Por Alta Nabarra, el principal camino, entra por Roncesvalles desde Garazi (San Juan de Pie de Puerto), para continuar por el Monasterio de Leire (cuna espiritual del reino de Nabarra), donde haría uno con el otro camino que entraba por Jaca (Aragón no se independiza de Nabarra hasta mediados del siglo XII) y seguir juntos por Pamplona, Monasterio de Iratxe (Estella), Monjardín, San Millán de la Cogolla, Monasterio de Albelda , Logroño y Santa María de Nájera. Es decir, los principales centros religiosos del reino: se llamará el “Camino de los monasterios”, aunque también estará el camino de Camino de Santiago Vasco del interior o Ruta de Baiona que sigue la antigua Calzada romana por la Llanada Alabesa desde el túnel de San Adrián en Zegama (Gipuzkoa) y Zalduondo (Cuadrilla de Salvatierra-Agurain), el más utilizado hasta el siglo XIII. El Camino de Santiago de los monasterios ya existía con Sancho I Garcés en el siglo X, dominador en La Rioja.

Paso de San Adrián en Zegama hacia la Llanada Alabesa, antigua Calzada Romana

Otro Camino, muy frecuentado en los siglos XIV-XV y XVI, era el que desde Baiona por Ustaritz cruzaba los Pirineos por Otsondo de 602 metros de altitud (abierto todo el año), para dirigirse después por Urdazubi y Baztan a Pamplona. Orreaga, por donde lo atraviesa el Camino francés, está a 1.400 metros.

En otros reinos, los puntos más importantes eran Burgos, León y Astorga. El Camino de Santiago sigue la llamada "vía Aquitana", o lo que es lo mismo, la calzada romana Burdeos-Astorga, pero luego se desviará para pasar por los principales monasterios del reino mencionados.

Entre los viajeros de Camino de Santiago por la vía francesa, estuvo el monje galo Aymeric Picaud (siglo XII) que describe en su “Codex Calixtinus” en el capítulo V “Liber Peregrinationis” los pueblos que jalonan el Camino de Santiago entre ellos los baskones, dejándonos en muy mal lugar.

Mapa Eneko del Castillo

Como elementos que nos puedan interesar están los siguientes: llama baskones a los habitantes de Baiona a los Pirineos (vasallos nabarros pero territorio inglés oficialmente tras casarse Leonor de Aquitania con el rey inglés Enrique II) y nabarros todos los baskones peninsulares, como no podía ser de otra forma. Aunque los diferencia, dice que baskones y “nabarros” son muy parecidos, iguales en forma de vestir, costumbre e idioma, "sólo que éstos de piel más clara", seguramente porque en la península trata más con los de la Llanada de Alta Nabarra y Alabesa, donde hace más sol y discurre el Camino. “El vasco” empieza a hablarse al llegar a Baiona, dice Aymeric.

Señala el viajero francés: “En alguna de sus comarcas, en Vizcaya o Álava por ejemplo, los nabarros, mientras se calientan, se enseñan sus partes, el hombre a la mujer, y la mujer al hombre”.

Más interesante es el resumen de las fronteras del reino de Pamplona que deja escrito Aymeric Picaud: “desde la ciudad de Barcelona hasta Zaragoza y desde la ciudad de Bayona hasta los montes de Oca”. Después aclara: “Más allá de sus tierras, y pasados los montes de Oca, es decir en la dirección de Burgos, continúa el territorio de los Hispanos, es decir Castilla”. El texto es esclarecedor de donde empieza España, en numerosos textos hasta el siglo XV se llama así al territorio de la península Ibérica que empieza fuera de las fronteras naturales de Nabarra.


Además, Aymeric, dejó escrito que los nabarros adoran a Dios al que llaman Urci (Urtzi), y más detalles curiosos para el que quiera leerlos. Como muestra un botón: "éste es un pueblo bárbaro, repleto de maldad, negro de color, abominable a la vista, malo, perverso, pérfido, carente de toda lealtad y corrompido, licencioso, dado a la embriaguez, instruido en toda clase de violencias, feroz y selvático, malvado y réprobo, impío y de duras entrañas, despiadada y camorrista, aventajado en todos los vicios e iniquidades, semejante a los getas y sarracenos en su malicia, enemigo de nuestro pueblo galo en todo". La última frase parece la clave de este "cariñoso" texto.


En lo positivo señala que: “se les considera valientes en el campo de batalla, esforzados en el asalto, cumplidores en el pago del diezmo, perseverantes en sus ofrendas al altar”.

Tomás Urzainqui señala: “Aimeric Picaud –seudónimo que parece ocultar a personales de la aristocracia eclesiástica- con su obra-libelo Codex Calixtinus preparó a la opinión europea, al modo de las actuales campañas de intoxicación mediática (“el medio es el mensaje” que diría Marshall McLuhan), para una agresión definitiva contra Nabarra. Castilla y Barcelona, con la colaboración de la Iglesia oficial, la pusieron en marcha tras la muerte en extrañas circunstancias del rey nabarro Alfonso I el Batallador en septiembre de 1134, desencadenando operaciones militares de forma simultánea”. Este episodio narrado, sirva como ejemplo de cómo se manipula a la población para que asista como natural y justificada a una conquista o matanza, ya desde el medievo (y antes). Detrás de Aimeric Picaud se esconde el Papa Calisto II”.

El Camino de Santiago desarrollará el comercio y el rey dará cartas de creación de poblaciones de nueva planta para ser pobladas por francos, o, para que éstos formen "burgos" en las poblaciones ya existentes (barrios de artesanos y comerciantes en realidad, de ahí viene el término "burgués") y conseguir así recaudar más impuestos, desarrollar el comercio, el cambismo de monedas y la artesanía, lo que convertía a estos francos en personas influyentes pues recibían exenciones fiscales o “franquicias”. Los nabarros tenían prohibido estas actividades, así como el dar alojamiento a peregrinos jacobeos.

Estos francos y gascones, que venían mayoritariamente de Occitania (sur de Francia, incluida Baskonia ahora romanzada a Gascuña, siglo XII), mantendrán sus costumbres e idioma (el occitano incluido el gascón, que luego perderán en muchos casos por el romance nabarro) diferenciándose del resto de la población durante al menos trescientos años, y con todo ello, se crearán auténticas revueltas civiles como las protagonizadas por la “navarrería” o los euskaldunes de Pamplona a principios del siglo XIII.


La iglesia de Santa María de Iguácel en Larrosa está en comarca de la jacetania (Huesca, al norte de Jaca), en el Camino de Santiago hacia Sangüesa, Pamplona y Estella-Lizarra. Esta iglesia de tamaño reducido, fue mandada construir por orden del conde Galindo, un importante señor aragonés, y financiada por Doña Urraca y el Conde Sancho, “ayo” del rey Sancho Ramírez. El templo fue muy famoso y tuvo mucha devoción en tiempos de Sancho Ramírez (1043-1094) rey de “Aragón y Pamplona”. En 1080 los condes donaron la iglesia a San Juan de la Peña. 


Estas repoblaciones sirvieron de ejemplo a las que en el siglo XII se realizarían en Huesca, Zaragoza o Tudela, al ser conquistadas a los hispano-musulmanes, pero en estos lugares los francos se mezclan rápidamente con los lugareños.

Son los monjes benedictinos los que lo controlan todo, jalonando el Camino con monasterios y hospitales para el más de millón de personas que anualmente lo recorrían. En su época de máximo esplendor, el Camino de Santiago era la tercera gran peregrinación cristiana tras las de Jerusalén y Roma.



El Camino de Santiago a su paso por Bizkaia

Los primeros peregrinos del camino inicial de Santiago venían desde Gipuzkoa y entraban a Bizkaia por Markina y la colegiata de Ziortza en Bolibar, para por Munitibar llegar a Gernika, o bien desembarcaban en la que era entonces la “cabeza del señorío”, Bermeo, para hacer uno en Gernika con el anterior camino y después seguir los dos unificados hacia Muxika, alto de Morga -donde se reunían la primera Juntas bizkainas – para bajar a Goikolejea, Larrabetzu y subir de nuevo por Legina a la sierra de Ganguren hasta la iglesia de Santa Marina de Galdakano (santa gallega) y así llegar a Bilbao por dos caminos:

Camino de Santiago por Markina a Zenarruza, calzada en forma de "espina de pez".

El primero bajaba por el llamado “Camino de Etxebarri” desde Arbolantxa por el actual barrio de San Antonio y la casatorre de Etxebarri hasta la península que controlaba la poderosa familia de los Legizamon (después Lezama-Legizamon), para seguir por Bolueta en paralelo a la ría hasta entrar a Bilbao por el actual barrio de la Abusu y el paseo de los Caños, Atxuri, Portal de Aberri y el Casco Viejo. En la “Peña” o Abusu, es donde el río Ibaizabal-Nervión deja de ser “río” para pasar a ser “ría”, es decir, entrada de mar con influencia de las mareas .

Monasterio de Ziortza-Zenarruza  

El otro camino era el que, sin bajar a Etxebarri, siguiendo la sierra de Ganguren y el monte Avril llegaba por Artagan a Begoña, para bajar a su puerto por las Calzadas de Mallona y su vía crucis, entrando a Bilbao por la plaza llamada hoy de Unamuno, la calle de la Cruz, la iglesia de Santos Juanes y por el Portal de Zamudio hasta llegar al Casco Viejo o Siete Calles bilbaínas, directo por la puerta del Ángel a la catedral de Santiago. El camino seguía por la calle Tendería hasta la histórica iglesia de San Antón para dirigirse por su puente al otro lado de la ría por San Francisco-Urazurrutia, donde existe una hornacina con el apóstol a caballo, para salir de Bilbao por la calle Autonomía, el barrio de Kastrexana y su puente del Diablo hacia Balmaseda.


En el puente de San Antón, precisamente, se juntaban ambos caminos. Bilbao fue de las primeras poblaciones peninsulares en nombrar a Santiago como su patrono.

El castillo de Bilbao junto al puente de San Antón y su iglesia, protegía el paso natural de la ría por la zona portuaria llamada Puerto de Bilbao, donde después fue creada la villa en el año 1300 sobre un asentamiento ya existente por el onceavo señor de Bizkaia, Don Diego López de Haro V, apodado “el intruso” por arrebatar el derecho sucesorio a su sobrina María Díaz de Haro I. El privilegio de la villa de Bilbao, fechado en Valladolid cien años después de la conquista castellana del occidente nabarro, nos da noticia de la preexistencia de Bilbao ya que habla de hacer nuevamente población y villa: “Sepan por esta carta cuantos la vieren y oyeren, como yo, Diego López de Haro, Señor de Vizcaya, en uno con mi hijo don Lope Díaz, y con placer de todos los vizcaínos, hago en Bilbao de parte de Begoña nuevamente población y villa cual dicen el Puerto de Bilbao. (…)

Cabeza de Santiago en la catedral del mismo nombre de Bilbao

Hornacina de Santiago Mata Moros en Bilbao La Vieja

El historiador nabarro Tomás Urzainqui comenta al respecto: “Don Diego López de Haro V no es quien fundó propiamente la población de Bilbao, pues ya existía como puebla marítima ocupado por mareantes y pescadores. Existían ya algunas casas torre y la iglesia de Santiago, y con complacencia de todos los vizcaínos la convirtió en villa el 15 de Junio de 1300. Los pobladores de este lugar de Bilbao, según privilegio, se regían por el fuero de Logroño. Este fuero era a su vez una reproducción del Fuero de Jaca de 1077, otorgado por el rey de los nabarros y aragoneses, Sancho Ramírez, extendido a Logroño por el invasor Alfonso VI en 1090 y mejorado por Sancho VI el Sabio de Nabarra.”

Catedral de Santiago en Bilbao

El historiador bizkaino del siglo XIX, Estanislao Jaime Labayru, resume lo ocurrido en ese año 1300 de la carta de villa dada a Bilbao en “Compendio de la Historia de Vizcaya”: “Don Diego López de Haro V, apodado el Intruso, ocupa Vizcaya (1295-1307). En 1295, el 25 de Abril, muere don Sancho el Bravo, rey de Castilla, y aprovechándose don Diego López de Haro V de los disturbios de la Corte en la minoría de don Fernando IV, entró en Vizcaya y la tomó sin resistencia sin que se le pudiera oponer la legítima señora de Vizcaya doña María Díaz de Haro, porque su marido el infante don Juan se hallaba todavía en prisión desde la catástrofe de Alfaro.

Salió por este tiempo el infante don Juan, marido de la legítima Señora de Vizcaya doña María Díaz de Haro, pero no pudo conseguir que se le devolviera el Señorío, con lo cual, y unido a otros descontentos, combatió a la reina viuda y a su hijo don Fernando; pero fiel a las banderas de éstos don Diego López de Haro consiguió derrotar la conjura. Siguió don Diego López de Haro V sirviendo a la reina madre y a su hijo don Fernando por este tiempo y ostentando siempre el título de Señor de Vizcaya. (…) Hizo a sus pobladores y sucesores francos de todos los pechos y tributos, dándoles el Fuero de Logroño, el criadero de mineral de hierro en Ollargan y les señaló por límites desde el puntal del fondón de Zorroza hasta el arroyo de Azordoyaga y hasta el fondón de Deusto”.

Por lo tanto, Bilbao ya existía antes de 1300. Las recientes excavaciones en la iglesia de San Antón han puesto al descubierto lienzos de muralla datados en el siglo XII, cuando Bilbao formaba parte de los importantes puertos marineros del reino de Nabarra y era el puerto de la anteiglesia de Begoña .


La legítima Señora de Bizkaia, María Díaz de Haro II, en el año 1348 a la vuelta de su exilio en la Nabarra libre tras la muerte de su tío, en la carta puebla de privilegios y franquicias otorgada a Bilbao en una especie de “refundación” pero que poco aportó, prohibía expresamente el uso del camino de Etxebarri y la compra-venta en todo su recorrido, para obligar así a los comerciantes a pasar y desarrollar su actividad en Bilbao, lo que convirtió al antiguo puerto begoñés, con el devenir de los años, en el principal punto comercial del Señorío.


Labayru en su libro mencionado lo explica así: “En la primavera de este año, cuando los bilbaínos se enteraron del fallecimiento de don Diego, comprendiendo que la cédula de fundación de la villa carecía del carácter de la verdadera legitimidad por provenir del intruso don Diego López de Haro V, acudieron a doña María Díaz de Haro suplicándole la revalidación de le cédula de su tío, a lo cual accedió el 25 de Junio, otorgando la carta privilegio igual a la de don Diego, pero con el aditamento que el camino que va de Orduña a Bermeo, atravesando por Echébarri, que fuese por la villa de Bilbao” .

El primer historiador bizkaino, el muñatón Lope Salazar (s. XV), cita como primer linaje de Bilbao los Legizamon con casa en la calle Somera, luego a los Basurto y después a los Arbolantxa, el primero y el tercero son dos de las principales familias de Etxebarri -perteneciente a la anteiglesia nabarra de Galdakano hasta 1509 donde eran cabezas de linaje-.


Bermeo, marcado el lugar donde estaría el castillo nabarro de Zarragoitxi


El camino comercial Bermeo-Urduña por Malmasín y la cuenca del río Nervión, desviado a Bilbao por María Díaz de Haro –hasta donde coincidía con el Camino de Santiago y la posterior Ruta Juradera -, era el más antiguo de los caminos de los que comunicaba la entonces capital bizkaina con la meseta y el segundo en importancias tras el que enlazaba Bermeo con Durango y subía por Urkiola hacia la importante villa nabarra de Vitoria-Gasteiz, controlado el camino por el castillo de Astxiki del que apenas queda nada tras su derrumbamiento por las tropas de asalto castellanas.



Bermeo fue la capital de Bizkaia hasta 1602 y su principal puerto, así, en el “Libro del Buen Amor” del Arcipreste de Hita (1343), se describe la batalla entre Don Carnal y Doña Cuaresma y se dice: “cuantos en el mar viven vinieron al torneo, arenques y besugos vinieron de Bermeo”. Fernando II de Aragón “el Falsario” se refería a Bermeo como "cabeza de Vizcaya" en 1475 por ser "la villa principal, primera y más importante, la más poblada, la más rica y poderosa", por tanto, el mimo de los Señores de Bizkaia hacia su villa preferida, desplazó finalmente a Bermeo como “cabeza” del señorío ocupando a principios del siglo XVII ese puesto el antiguo puerto nabarro de Begoña, llamado Bilbao, aunque no fue hasta 1631 cuando reunida la Junta General se aprobó que Bilbao tomara el puesto y la capitalidad que obstentó hasta entonces Bermeo.




Bilbao a finales del siglo XVIII, láminas de Moroni

Historiadores como el mondragonés Esteban Garibay (s. XVI) señalan que Bilbao era el nombre de una casería situada donde hoy crece Bilbao “la Vieja”, al otro lado del puente de San Antón. Según recoge también el historiador bilbaíno Teófilo Guiard y Larrauri (1876-1946) en “Historia de la noble villa de Bilbao”: “emanó á esta Noble villa, digna de título de ciudad, de otra antiquísima población pequeña, que está allende del río, con una casa llamada también Bilbao, que, á diferencia de esta nueva, vino después aquella á cognominarse vieja, como hoy día la llaman, nombrándola “Bilbao la Vieja”. El padre Eusebio de Etxalar (1911), comenta que “au” es “abajo”.

Bilbao 1575


Abando 1575
Paseo Miraflores siglo XVI

Deusto 1729




Origen de la Ruta Juradera:

Las rutas actuales probablemente ya existían en el paleolítico, cuando los habitantes de la costa de Urdaibai iban a Trebiño a cazar en verano, tal y como lo demuestran las herramientas de silex trebiñés que usaban. Estas rutas serían usadas por los karistios en su trashumancia pastoril hacia, por ejemplo, la Estación pastoril de Artxanda.

Usaban los romanos las magníficas ensenadas de la ría de Urdaibai para construir barcos y comerciar por la costa o en rutas de largo recorrido, con un puerto de vigilancia importante, asentamiento y templo en Forua, pero con puerto principal en Bermeo (Vesperies?).

Tampoco descuidaban los romanos el comercio terrestre, aprovisionando de pescado el interior vasco, el “ager vasconum” o zona agrícola, aprovechando las antiguas rutas defensivas y comerciales de los karistios.

A lo largo del recorrido de la Ruta Juradera, se han localizado restos de época romana en Bilbao, en la necrópolis de Berreaga cercana, en Larrabetzu, Morga, en Gernika, en Forua, Mundaka (Portuondo) y Bermeo (ermita de Kurtzio) como hemos visto.



Este camino fue en época medieval parte del camino de Santiago costero, que desde Francia atravesaba la costa cantábrica hasta Compostela.

En Época Moderna pasó a llamarse Camino Real Bilbao-Gernika y a finales del siglo XIX, se le empieza a denominar "Camino Viejo Bilbao-Gernika".

Básicamente la historiografía presenta posturas comunes a la hora de delimitar el recorrido entre Gernika y Larrabetzu, que pasaba por Lumo, Ugarte de Muxika, Alto de Gerekiz, Aretxabalgana, desde donde entraba en terreno de Larrabetzu como hemos visto.

Pero existirían dos posibles Rutas Juraderas desde Larrabetzu:
La primera iría por las inmediaciones del campo del Athletic en Lezama para ascender Santo Domingo y bajar a Bolueta.

La segunda, uniría Lezama y Larrabetzu por la carretera actual, atravesando el barrio Legina para subir a la sierra de Ganguren y continuar hacia la ermita o parroquia de Santa Marina. Esta ruta por las laderas de la montaña es anterior a la primera: los restos arqueológicos de esos siglos de la Edad Media (necrópolis) y las construcciones que han sobrevivido (ermita de Legina, siglo XII) o de las que se tiene constancia (ermita o iglesia de Santa Marina, siglo XI), son más antiguas que las del primer camino. Con el tiempo, esta ruta se haría por el valle para, por el centro de Lezama, subir el eleizbide que conduce directamente a Santa Marina en el monte Ganguren, justo encima del municipio. Pero los caminos por los valles no son los frecuentados en los siglos de la Alta Edad Media .

Sin embargo, consiguió la villa de Larrabetzu en el siglo XVIII que se califique como Camino Real hacia Bilbao desde Bermeo el que desde Larrabetzu y Goikolejea, iba por el valle del Txorierri, atravesando el centro de Lezama y Zamudio, para subir por Santo Domingo, pues era el más usado los últimos siglos este “Camino de los zamudianos” .



El camino de Santiago o la Ruta Juradera entraba en Bilbao por el paseo de los Caños y Portal de Aberri en las Siete Calles o Casco Viejo, la ruta sería: Santo Domingo-Bolueta- siguiendo paralelo a la ría por barrio de Abusu-la Peña y el paseo de los Caños-Atxuri-Casco Viejo .

Parece anterior el camino por Artagan-Begoña, Calzadas de Mallona y su renovado vía crucis, hasta la plaza llamada hoy Unamuno, por la calle de la Cruz, iglesia de Santos Juanes y que por el Portal de Zamudio entraba en el Casco Viejo o Siete Calles bilbaínas para llegar por la puerta del Ángel a la catedral de Santiago. El camino seguía por la calle Tendería hasta la histórica iglesia de San Antón para dirigirse por San Francisco, donde existe una hornacina con el apóstol a caballo en Urazurrutia, para salir de Bilbao por la calle Autonomía, el barrio de Kastrexana y su puente del Diablo hacia Balmaseda. Bilbao fue de las primeras poblaciones peninsulares en nombrar a Santiago como su patrono.

El camino inicial vendría por tanto: desde Larrabetzu por Legina, sierra de Ganguren, la ermita o iglesia de Santa Marina y bajada por Begoña al Casco Viejo.


Lope Salazar cita como primer linaje de Bilbao los Legizamon (lo que hace sospechar de traición a Nabarra), luego a los Basurto y después a los Arbolantxa, el primer y el tercero son de las principales familias de Etxebarri, dentro entonces del municipio de Galdakano donde eran cabezas de linaje.

Se encontraba en Bilbao la casa-torre de los Legizamon junto al alcázar de los señores de Bizkaia y el puente de San Antón. Existían otras torres de la familia Legizamon en Villaro-Areatza o en Orozko. Además existían en Bilbao casas-torre de los Etxebarri (luego emparentados con los galdakaneses de Aperribai) a la entrada de la calle Carnicería o la de los Arbolantxa (hoy Etxebarri pero entonces Galdakano) que contaban con dos, una en Belostikale y otra en Barrenkale Barrena.


Existía en Bilbao hasta 1866 la Torre de Güemes, de Bilbao la Vieja, de Etxeberria o incluso de Zubialdea, que fue la residencia de varios señores de Bizkaia (como D. Tello) o después por los reyes de Castilla por su título adquirido por herencia de señores de Bizkaia en sus visitas a Bilbao (como Pedro I o Fernando “el Falsario” en nombre de su mujer Isabel “la Católica”, que era la señora de Bizkaia).

Los bizkainos jamás hemos renunciado a nuestro Fueros o leyes Nabarras, sino que nos los quitaron durante el siglo XIX casi en su totalidad tras varias guerras y más matxinadas para hacer frente a los “contrafueros” de la corona española en su intento de crear un Estado centralizado primero y gran-nacional español después, imitando a los franceses.


LA FORMACIÓN DEL SEÑORÍO DE BIZKAIA



“Como institución pública que es, las Juntas dimanaron de una derecho vascón basado en el uso y la costumbre. Es muy posible que desde al menos la Alta Edad Media existieran en comarcas, valles, batzarres o biltzarras con carácter de ordenación del territorio, distribución de cargos y ocupaciones, cuidados policiales o impartición de justicia” José Luis Orellá Unzué, experto en derecho foral y doctor en historia (“Historia de Euskal Herria”).


Ley primera de los Fueros de Bizkaia: “los bizkaínos, así de las villas como de la tierra llana de Bizkaia, como de las Encartaciones, como de Durango, que non deben responder al pedido (del rey) ni al de su Tesorero ni Recaudador”.

Hasta la invasión militar castellana que acabó con la toma de la villa Nabarra de Vitoria-Gasteiz en las navidades de 1200, el señorío de Bizkaia abarcaba el territorio entre la desembocadura de los ríos Ibaizabal-Nervión y la del río Deba, aunque poco antes había sido desligada de la misma la tenencia interior de Aitzorrotz en el año 1184 (el valle alto del río Deba). Por el sur, la frontera sería el condado de Alaba y la tenencia Nabarra de Aiala.


La Batalla de las Navas de Tolosa (Jaén) entre los reinos cristianos peninsulares (Castilla, Aragón, Portugal y Nabarra) contra el emirato de Córdoba en 1212, se saldó con una aplastante victoria de los primeros. El rey nabarro “Sancho el Fuerte no fue a las Navas por “salvar España” (a donde acudió con tan solo 200 caballeros) representada por Alfonso VII de Castilla, del que sólo atroces agravios había recibido, acudió por que la Iglesia, con su incontrastable influencia, le indujo a la empresa; al servicio de la cristiandad. La carta que sobre la cristiandad escribe el arzobispo de Narbona al abad de cister es muy clara: “y sobre la venida del rey de Nabarra, que entonces estaba enemistado con el rey de Castilla, porque habíamos pasado de camino a vernos con él, para persuadirle que viniese en socorro del pueblo cristiano”. “Nabarra, el Estado político de Vasconia”, A. Ortueta.

El monumento de La Carolina en Jaén inaugurado en el año 1981 en un lugar cercano a La Batalla de las Navas de Tolosa, consta de la figuras de Diego López de Haro II el Malo señor de Bizkaia, el Arzobispo de Toledo Jiménez de Rada, Pedro II de Aragón el Católico, Alfonso VIII de Castilla y Sancho VII el Fuerte de Nabarra con las cadenas a sus pies, pero, aparece el rey nabarro con su escudo con las cadenas, también se le representó mucho más bajo de lo que en realidad era


Los ganboinos de Bizkaia, con los de Gipuzkoa y Alaba, junto con los vizcondes de Zuberoa, Lapurdi y el Beárn entre otros, fueron las tropas de élite que lucharon en esta batalla junto al rey de Nabarra Sancho VII el Fuerte.

La familia López de Haro luchó junto con los reyes de Castilla en las Navas de Tolosa, por lo que recibieron del rey castellano en 1212 las tenencias que hoy conforman Gipuzkoa: la “Iputz” nuclear (entre los ríos Deba y Oria, de Aralar a Getaria su capital), Aitzorrotz (Alto Deba) y Oarso (valle de Hernani con San Sebastián al vizcondado de Lapurdi), así como el condado de Aiala y el más importante de Alaba (sin la Rioja alabesa que continuaba dentro del reino nabarro), aunque no consiguieron mantenerse en esos condados, pero sí consiguieron retener -en parte- la tenencia nabarra de las Enkartaciones, que también se les había adjudicado.

Batalla de Las Navas de Tolosa
Óleo de Francisco de Paula Van Halen. 1864. Palacio del Senado (Madrid, España)


Desde la traición a Nabarra, los nuevos señores de Bizkaia poseían toda la Nabarra Occidental, primero la Rioja, la Bureba y Castilla Vieja, y entre 1200-1212 las nuevas tierras ocupadas. Estos señores de Bizkaia serán altos dignatarios que residían en la Corte castellana, pero no poseyeron ni palacio ni residencia alguna en el señorío, ni fueron enterrados en tierra bizkaína.


“Así llegaron a entablar la batalla con los moros. El ejército cristiano se dividió en tres cuerpos: el central lo ocupaba el rey de Castilla; el ala izquierda Aragón y Cataluña y el ala derecha Navarra.
El ejército de Castilla se dividió en otros tres cuerpos: el primero y de vanguardia llevaba a don Diego López de Haro, con sus parientes aliados y gente de Vizcaya, y otros dos cuerpos más.

(…) En recompensa de los buenos servicios prestados por don Diego, dióle el rey la villa de Durango en 29 de Diciembre de 1212, con lo cual don Diego, que era señor de Vizcaya, reunió la Vizcaya completa, pues a ella la incorporó.
Hacia este tiempo se atribuye el origen de las casas vizcaínas de Butrón, Ibargüen y Villela, según Lope García de Salazar” Labayru “Compendio de la historia de Vizcaya”.

“Navarra en su vida histórica” Arturo Campión: “El poeta Guillermo Anelier s. XIII (manuscrito hallado en al monasterio de Fitero): El rey (Sancho VII) entonces, impaciente, picó espuela a su mulo y atacó al palenque, pero sin conseguir penetrar en él. Su mulo retrocedía, peor el rey exclamó “Santa María ayúdame”, y empuñando su maza, repartió sendos golpes y tajos. Entonces sus gentes al verle luchar, le siguen y penetran en el palenque (…)”.


Ambrosio Huici en su trabajo “Las Navas de Tolosa” explica que: “El famoso palenque del Miramamolín, situado en la cumbre de la colina era el complemento obligado de la táctica musulmana y la base de toda resistencia almohade (…) los bereberes acostumbraban a atarse por los muslos e incapacitarse para la huida (…) era una fuerte empalizada de estacas entrelazadas. Las cadenas no servían más que para reforzar la empalizada, y en manera alguna se usaron para atar a la guardia del Miramamolín. Su mismo grosor –si las de Navarra son auténticas- (…), bastarían a probar que no habían sido destinadas a ese fin”. Es lo que los cristianos llamaban “corral del moro”, donde se ponían “a salvo de saetas et de otras armas” (Crónica General, Menéndez Pidal). La tienda del Miramamolín era una tienda bermeja, roja.

CONTINÚA: 
TOMO III: LA FORMACIÓN DEL SEÑORÍO DE BIZKAIA