EL MODELO SEMIFEUDAL DE CASTILLA EN LA NABARRA OCCIDENTAL

EL MODELO SEMIFEUDAL DE CASTILLA EN LA NABARRA OCCIDENTAL

Aitzol Altuna Enzunza


“Cuando los Estados que se conquistan, como hemos dicho, están acostumbrados a vivir en libertad y a tener sus propias leyes, hay tres formas de conservarlos: la primera es destruirlos, la segunda ir a vivir allí personalmente y la tercera dejar que sigan viviendo con sus leyes cobrándoles un tributo y creando en su interior gobiernos oligárquicos que los mantengan fieles a ti. Porque dichos gobiernos saben que, al haber sido creados por el príncipe, no pueden subsistir sin su poder y su amistad (…)”.


Al escribir el párrafo del encabezado, Nicolás Maquiavelo en “El príncipe” (s. XVI), describió el tipo de gobierno de un Estado imperialista y descentralizado, con pocos funcionarios estatales (jueces, militares, recaudadores, administración...) y cuya unidad se basaba en la lealtad comprada de las élites locales. 

Política de explotación colonial que ya se conoce desde época romana, por ejemplo, con las escuelas para los hijos de los líderes indígenas para controlarlos, como en el Pirineo oscense con Sertorio.


Dentro del reino de Nabarra, los castillos y el territorio eran gobernados por funcionarios del rey, llamados tenentes y subtenentes. Hoy, tenemos constancia arqueológica o documental de al menos 10 castillos reales nabarros en Bizkaia, doce en Gipuzkoa y muchos más en Alaba (Antton Arrieta Valverde "Euskal Herriko Gazteluak"), pero habría en total, probablemente, más del doble. 


"La administración territorial del reino aparecía organizada sobre la base de antiguos distritos o tenencias. En los siglos XI y XII, el desarrollo de la vida urbana, al amparo de ruta de peregrinación a Compostela (https://lehoinabarra.blogspot.com/2020/04/el-camino-de-santiago-por-bizkaia.html), la influencia de principios e ideas feudales fueron algunos de los factores que influyeron en la transformación de las viejas estructuras de la organización del territorio. 

Siquiera de forma incipiente, las comunidades locales aparecían organizadas en concejos y en cuyo ámbito actúan los responsables municipales. De otra parte, el régimen señorial tuvo escaso arraigo en Navarra. Su exclusión de las empresas de reconquista y las constantes amenazas de absorción por parte de sus poderosos vecinos, hicieron que sus reyes, en el marco de unas reducidas dimensiones, evitasen cualquier proceso de fragmentación de su poder.


La costumbre de que los reyes concediesen a vasallos suyos en «beneficio» la función pública de regir y administrar un territorio cristalizó aquí en el sistema llamado de «honores y tenencias». Ello permitía al monarca favorecer a los nobles, otorgándoles la custodia de castillos y fortalezas en sus respectivas demarcaciones, pero sin desgajarlas del dominio real. Incluso estos servicios –en los castillos del rey– eran remunerados con cargo a las arcas reales con un salario o «retenencia».” (Iura Vasconiae nº6, Génesis de la Fiscalidad de «Estado» en el Reino de Navarra (1150-1253)” Juan Carrasco Pérez -2009-.




Tras la conquista de la Nabarra Occidental por Castilla (1199-1200 https://lehoinabarra.blogspot.com/2014/07/bizkaia-fue-invadida-entre-1199-1200.html), el modelo cambió radicalmente, los castillos del rey pasaron a manos privadas, a los Parientes Mayores y sus allegados, los que además se construyeron o reforzaron sus torres y palacios, que tomaron las dimensiones, estructura militar y residencial de estos castillos, multiplicándose de manera increíble, por lo que podemos afirmar que las primeras torres banderizas imitan castillos nabarros (toda la información sobre su origen: https://lehoinabarra.blogspot.com/2020/09/origen-de-la-guerra-de-bandos-en-bizkaia.html).

Prototipo completo de Castillo nabarro medieval
(Garaño, en la Cuenca de Iruñea-Pamplona, entre Egillor y Saldise en Ollo)

Según el Fuero Nuevo de Bizkaia, se llamaban a las construcciones de los Pariente Mayores y su allegados “casas fuerte”, frente a las “casas llanas” o sin carácter defensivo: “Cualquier vizcaíno pueda hacer en Vizcaya, en su heredad propia, casa fuerte o llana cual quisiese” (1526).

En Bizkaia, hay todavía 166 casas-torre, de las cuales 55 están en las Enkartaciones, 22 en la comarca Ibaizabal-Nervión, 25 en la merindad de Uribe, 12 en Busturia, otras 12 en el Duranguesado y Bedia-Arratia, 6 en Markina, 5 en Orozko-Orduña (según el catálogo de Ybarra y Garmendia). Muchos más han desaparecido. 

Torre Kareaga de Markina. La comarca cuenta con numerosascasas torre como la de Ugarte, Berriatua, Barroeta o la de Ubilla. 
Foto: Ybarra y Garmendia "Torres de Vizcaya" (1946)


Estanislao Labayru en su tercer tomo sobre la historia de Bizkaia (1900), hablaba de entre 210 y 237 casas-torre, un número enorme para un territorio tan pequeño que no se da en ninguna otra parte de Europa (para más información: https://lehoinabarra.blogspot.com/2021/01/origen-y-transformacion-de-las-casas.html).

Torre Madariaga en Busturia (Urdaibai),  perteneciente a los señores de Bizkaia Eneko López y Toda Ortiz, antes de quemarse en 1928



Tres últimas fotos: Ybarra y Garmendia "Torres de Vizcaya" (1946)


Castilla y León en los siglos XIII-XVI, era un reino con un modelo político descentralizado y atomizado (común a gran parte de Europa), con una corona sin casi presencia en los territorios conquistados como la Nabarra Occidental, lo que provocó la escalada social de las familias favorables a la causa de los Haro-Trastámara o bando oñacino desde el siglo XIII y hasta 1630, año en el que se firmó la Concordia entre la Tierra Llana y las villas. 

Mapa académico donde se sigue recogiendo el mito nacionalista de la "Reconquista" acuñado en el siglo XIX y se sigue sin hablar de la conquista de Nabarra.

Durante esos cuatro siglos, el poder real estaba en las grandes familias locales, armadas con poderosos ejércitos de lanceros y ballesteros que se ofrecían al señor de Bizkaia y rey de Castilla en sus aventuras de conquista o en sus guerras intestinas: conquistas en territorios musulmanes, disputas en territorios europeos, ataques y conquistas a Nabarra o luchas por la corona. Amistades de ida y vuelta, que incluso saltaban reinos como vamos a ver. 

Para más información sobre el origen de la Guerra de Bandos o banderías: https://lehoinabarra.blogspot.com/2020/09/origen-de-la-guerra-de-bandos-en-bizkaia.html.   

Reino de Castilla-León sobre el año 1500

En el ocaso de los banderizos, en el año 1518, los linajes gipuzkoanos, muy cuestionados para entonces, justificaban su existencia ante el rey de Castilla y se quejaban de las labores de la Hermandad de las villas de Gipuzkoa que se solapaban con las suyas y que fueron creadas, sobre todo, para detener el poder banderizo:
 
“… los dichos Parientes Mayores como son anteriores y mejores y fundadores d’esta Provinçia sienpre han usado e usan y usaran de servir a Sus Altezas con sus armas y caballos y escuderos y parientes en espeçial contra los enemigos de la santa fe catholica asi como contra moros e turcos e otros ynfieles, por lo qual tienen sus patronazgos y deçimas, asy por mano de Sus Altezas como teniendo yglesias deviseras de tienpos ynmemoriales a esta parte ante el Conçilio Lateralense, asy por mano de Sus Altezas como por expresa tolerancia del Santissimo. 

Y con esto no solamente sirben contra los enemigos de la fee, pero en todos los tienpos de neçesidad han defendido toda esta patria en todas las guerras que se han ofresçido en todas estas fronteras de Françia e Nabarra e Ynglatierra, como caballeros e ydalgos e defensores de la patria e fundadores d’ella e çimiento y tronco e çepa de que proçeden todos los otros ydalgos d’esta patria porque a los semejantes caballeros e prinçipio de ydalguia e fundadores de la patria es propio e natural de defender e pelear y guerrear contra los enemigos con sus armas, caballos e escuderos y parientes, que a ellos no es dado de goardar los ganados del canpo ni harar ni ronper la tierra”.


Unas 52 familias locales eran los verdaderos gobernantes en la Nabarra Occidental (Bizkaia, Gipuzkoa y Alaba), gracias a sus ejércitos, el control que ejercían sobre la iglesia católica mediante el patronazgo de "monasterios" o iglesias parroquiales y el control de los medios económicos (puertos, ferrerías, molinos, canteras, seles, ejidos etc.). Estas familias, pasaron de sus solares en la Tierra Llana a controlar las nuevas villas, sombra alargada a la que se fue arrimando en el siglo XIV y XV el bando rival de los ganboínos, el bando pronabarro. 

Su gran poder, venía por ser el ejército y la policía en nombre del rey o del señor de Bizkaia como hemos dicho, más aún en el señorío, donde las Hermandades fracasaron en su función de perseguir a los bandidos e impedir los excesos de los banderizos encabezados por sus Parientes Mayores o casas principales. En el señorío, las Hermandades solo funcionaron a finales del siglo XIV con Gonzalo Moro, pero nunca con la fuerza que tuvieron en Gipuzkoa o Alaba.



Iglesia de la Asunción de Alaiza de Iruraiz-Gauna en Alaba, románico tardío, probablemente del siglo XIII. Escenas medievales de peregrinaciones, procesiones religiosas, bandidos y Guerras de Bandos. 


Era éste un modelo semifeudal, pero que, sin embargo, gracias a los Fueros pirenaicos o nabarros, tenía unas mismas leyes para todos los habitantes mediante la hidalguía universal, extendida en los siglos XIV y XV a toda la población, Fueros que, finalmente, se impusieron "al más poder" de los banderizos. 

Adrián Celaya Ibarra (Barakaldo 1917- Bilbao 2015), ex catedrático de Derecho Foral en la universidad de Deusto, en su libro “Aforados y no aforados de Bizkaia”, comentaba que: “En todo lo que afecta al derecho público, los vizcaínos eran iguales, y el derecho más transcendental en esta materia era el derecho de hidalguía, refutado por el Fuero (1526) en su ley XVI del título I con carácter muy general pues afirma que “todos los naturales, vecinos e moradores de dicho Señorío de Vizcaya, Tierra Llana, villas, ciudad, Encartaciones é Durangueses eran notorios hijosdalgos é gozaban de todos los privilegios de homes hijosdalgo”. Por tanto, no podemos hablar de un modelo feudal, donde, como en la Carta Magna inglesa (1215), había diferentes leyes según la condición social.

Ya en el año 1394 la "Hermandad de Bizkaia" declaró a todos los bizkaínos hijodalgos, lo mismo que Gipuzkoa tres años después en 1397 (para más información: https://lehoinabarra.blogspot.com/2017/03/la-nobleza-universal-y-la-palabra-de.html).


Torre Mendoza del siglo XIII, imitando los castillos nabarros.
Era la de los Mendoza la principal familia banderiza de Alaba y la más poderosa de la Nabarra Occidental junto a los Gebara.


EL RECLUTAMIENTO MILITAR ENTRE LOS BANDERIZOS

El historiador Jon Andoni Fernández de Larrea Rojas, explica como: “Al igual que en el resto de Europa Occidental, los monarcas castellanos bajomedievales utilizaban dos mecanismos básicos de reclutamiento militar. En primer lugar la obligación de todos los súbditos de defender el reino y, en segundo lugar, la obligación de los vasallos de prestar un servicio armado a cambio de los “feudos” de los que gozaban por mano del rey (…).

En la Baja Edad Media, las coronas europeas, tenían dos formas de reclutar soldados. El primero, era la obligación de los súbditos de defender el reino o el señorío en el caso de Bizkaia, y el segundo, la obligación de los vasallos de prestar un servicio militar a cambio de los "feudos de tierra" que se les otorgaba sobre una villa, iglesia (patronazgo) o castillo-territorio con sus impuestos de los que gozaban de la mano del rey, aunque también, a cambio simplemente de un dinero llamado "feudo de cámara o de bolsa", que surge en el siglo XI y que se generalizó a finales del siglo XII. 

Así, en el litigio de la villa de Segura de Gipuzkoa entre 1430 y 1448 se matiza estos dos compromisos, la defensa de la provincia y el ataque a un supuesto enemigo fuera de ella:

"Lo primero, que sy el rey nuestro sennor fisiere o mandare faser fuerça contra qualquier naçion del mundo e demandare gente de vallesteros o lançeros para faser la dicha guerra (...) Lo segundo, que sy el dicho sennor rey mandare faser guerra de la dicha Provinçia a los regnos de Nabarra e Ynglatierra (sic.), que sy la dicha Provinçia hordenare de faser la dicha guerra e faser entrada a los dichos regnos o alguno d’ellos (...)".

Claustro categoría Catedral de Pamplona-Iruñea, soldados y armadura del s. XIV

En el Ordenamiento de Cortes de Burgos del año 1338 establecía que por "una lanza" o caballero, percibía mil cien maravedíes anuales de la corona, a cambio de los cuales su titular debía proporcionar un hombre de armas, un ballestero y un lancero de a pie para servir al rey corriendo los gastos a su costa. 

Ilustración medieval donde se le entrega la cabeza de Pedro I el Cruel  a su hermanastro Enrique II de Trastámara el Fratricida  en 1369 y donde se ve la armadura de la época

Los "Ordenamientos de Lanzas" de 1390 de las Cortes castellanas de Guadalajara, establecieron un sistema de reclutamiento de tropas, que en el caso de Bizkaia, Gipuzkoa y  Alaba (más Castro Urdiales y Santander) recibía el nombre de “ballesteros y lanças mareantes”, muy valorado por su condición marinera. Para sufragarlo, se recurría al sistema de “juros”, que no eran más mercedes reales vitalicias e incluso hereditarias aunque reintegrables a la hacienda regia. En esos juros se incluían los cobros de los diezmos de los monasterios como el de Andra Mari, los salarios de los oficios como merinos y prebostes o las rentas de las ferrerías entre los mejores escuderos y los Parientes Mayores. 

En el siglo XV, es estima que en Bizkaia habría sobre 600 hombres entre los titulares y sus soldados que atendían a la llamada del señor de Bizkaia y rey de Castilla, como durante la toma de Granada (Goio Bañales "Lanzas Mareantes del señorío de Bizkaia" revista Aintzinako nº 7 -2009-)

El muñatón Ochoa de Salazar en 1486 señalaba que los Reyes Católicos habían pedido: "repartimiento de los çiento çincuenta hombres laçeros y vallesteros que han de servir los vasallos de las villas y Tierra Llana y Encartaciones de Vizcaya al rey y a la reyna, nuestros señores, en la guerra contra los moros del rey de Granada".


"La mayor parte de la información procede de las notificaciones remitidas al tesorero de Bizkaia anunciándole la concesión de alguno de estos feudos de bolsa de lanzas y ballesteros mareantes que proceden  sobre todo del siglo XV. No obstante algún testimonio anterior nos permite documentar su existencia al menos a mediados del siglo XIV.

Santa Agueda en Olloki, cerca de Iruña-Pamplona, escudos de los Evreux y soldados nabarros con cotas de malla:

Sigue Fernández de Larrea: "(…) Los feudos de bolsa eran donaciones a voluntad del señor, pero en realidad su disfrute era vitalicio. Aún más, la práctica común era que los hijos sucediesen a sus padres en la concesión de lanzas y ballesteros e incluso que los feudos pudieran traspasarse, eso sí con consentimiento del señor (…) por los relatos cronísticos y textos de las ordenanzas de hermandad, parece que los Parientes Mayores reclutaban sus contingentes armados fundamentalmente por otros mecanismos, vinculándose entre sí y con sus propios seguidores mediante fórmulas feudo-vasalláticas (…)" (Jon Andoni Fernández de Larrea Rojas: “Las guerras privadas: el ejemplo de los bandos oñacino y gamboino en el País Vasco).

Las informaciones conservadas nos permiten afirmar, que los sistemas con los que los Parientes Mayores levantaban sus fuerzas militares, eran similares a los que empleaban el rey de Castilla y el señor de Bizkaia, así como sus contemporáneos en Francia o Inglaterra. 

Detrás de estos feudos está parte de la explicación de la lucha de Bandos, por el necesario mantenimiento de contingentes militares por los linajes y su dedicación al robo para poder sostenerlos, como cuando los villanos de Durango derruyeron la torre de los Berna por los numerosos ataques a los viandantes que llegaban a la villa de Tabira y tenían que pasar por delante de esta torre: 

‹‹e ouiese de acaesçer alguna guerra avria menester de tener ommes en guarda della, segund el lugar en que esta la dicha casa e segund de la opinion quel dicho Ferrando es e que los tales ommes, segund que es notorio i publico en toda la merindad de Durango, que el dicho Ferrando non los podria mantener segund las rentas pocas que tiene sy non robase e tomase de lo ajeno››.

Fernando de Berna del bando de Juan Alonso de Muxika, señor de Aramaiona, solía realizar sus depredaciones acompañado de un contingente que no solía pasar los diez soldados: "Yten respondiendo al quinto articulo dixo que sabe quel dicho Fernando de Verna trae consigo lecayos a las veses dies e otras veses mas e otras menos; preguntado commo lo sabe, dixo que porque lo ha visto asy".

Esteban de Garibay (s. XVI): Gonzalo Morok, tati-tati, gaiztoa gaztigatzen daki.

"Se ocupó de reedificar con sus propios recursos la ermita juradera de Gernika, al no existir rentas o diezmos que se pudieran aplicar a la misma. Y ello, según declaración de su hija María López Moro en 1454 –estaba casada con Diego de Legarda, vecino de Vitoria–, por el gran afecto que el corregidor profesaba a este templo, donde se hizo enterrar, eligiéndolo también como lugar de sepultura de los suyos. El templo se mantuvo hasta las grandes obras de reparación del siglo XVII. Quizás en reconocimiento a los méritos del padre el Señorío cedió a la hija el patronazgo sobre la iglesia de Santa María la Antigua de Gernika. Por otra parte, Gonzalo Moro construyó también un hospital de pobres en Gernika para acoger, albergar y mantener a los pobres que se acercaran a él" (Gregorio Monreal Zia "Los cuerpos de derecho de las Encartaciones", revista Iura Vasconiae)


Es decir, los reyes, como los señores y los banderizos, pagaban partidas de gente armada incluso de forma vitalicia, a las que reclamaban sus servicios en cualquier momento, pero que muchas veces no llegaba para el pago de los ballesteros o soldados a su cargo en épocas de paz sin botines, como por ejemplo los reyes de Francia a los Haro a finales del siglo XIII.

Desde Lizarra-Estella (Nabarra), origen más probable de los López de Haro, el 13 de octubre de 1281, el señor de Bizkaia Lope Díaz de Haro III (1245-1288), se comprometió a servir al rey de Francia con trescientos caballeros, a cambio de una pensión de catorce mil libras tornesas. Junto a él, y como testigos, “están presentes sus «caballeros» Sancho Sánchez de Zumelzu (Arratia, enemigo de los Urkizu o Abendaño en el valle), Juan Galíndez de Múgica, Rodrigo Ibáñez de Lezama, Ochoa de Villela (provenientes de los Aranguiz, como los Butrón e Ibargüen, Casas fundadas en el siglo XIV), Adán de Yarza (Lekeitio-Isparter), Juan Martínez de Basurto, Rodrigo Ochoa de Lezama, Ochoa de Zamudio y otros”. Estas serán las familias ganboínas principales y más cercanas a los Haro a finales de ese siglo y comienzos del siguiente.


Otro ejemplo del que tenemos bastante documentación es del año 1350, cuando las cuatro principales familias banderizas de la zona oriental de Gipuzkoa —el señor de Lazkano Lope García de Murua, Martín López de Murua, el señor de Larrea Martín Gil de Oñaz  y Ochoa Martínez de Berastegi—se convirtieron en vasallos del rey Carlos II “el Bravo” de Nabarra, a cambio de una renta anual global de 900 libras carlines pagada en dos plazos.

Pero, esta situación de tropas armadas que se había que financiar, daba lugar a las "fronteras de malechores" mediante robos en reinos fronterizos o en los territorios propios:

“La amenaza latente del conflicto obligaba a los linajes a mantener compañías armadas que, especialmente aquellos de la más baja nobleza, tenían dificultad para sostener, pues podían suponer una severa carga sobre sus recursos económicos. Por ello, en muchos casos, las comitivas armadas debían autofinanciarse a través de una suerte de depredaciones efectuadas sobre el territorio y la población del entorno" (“Las guerras privadas: el ejemplo de los bandos oñacino y ganboíno en el País Vasco” el historiador Jon Andoni Fernández de Larrea Rojas).

Para mas información sobre las numerosas "Fronteras de malechores" que se crearon, se puede leer: https://lehoinabarra.blogspot.com/2021/06/tres-fronteras-de-malechores-en-gipuzkoa.html)

"La cota de malla fue la principal forma de protección corporal, que se fue complementando a lo largo de la primera mitad del siglo XIV con defensas lisas, al principio elaboradas en cuero o metal y más tarde exclusivamente en metal, que comenzaron a proteger las extremidades para acabar extendiéndose sobre todo el cuerpo. Durante la segunda mitad del siglo XIV y a lo largo del XV, las nuevas defensas de placas de metal liso de forma anatómica acabaron por reemplazar casi por completo a la malla (...). Es posible que algunos hombres de a pie no dispusieran de protecciones de metálicas salvo la cabeza (...)
Cada uno de los hombres de armas protegía su cabeza con una capelina, su cuerpo con lorigón, bajo el cual se encontraba un gambax, y su cuello con una gorguera de fojas. Las extremidades eran protegidas, en el caso de las superiores, por cuatro pares de lúas de acero, y, en el caso de las piernas por sendos pares de canberas et de geneylleras, es decir protecciones de cuero o de placas de metal que protegían el muslo y la rodilla. Los caballos también disponían de armadura, que consistía en una loriga y un perpunte" (Jon Andoni Fernández de Larrea "El equipamiento militar en una época de transición: armamento individual y colectivo en Navarra s. XIV")

Un año más tarde, en el año 1351, el señor de Oñati Beltrán Vélez de Gebara, de la familia de los últimos tenentes de la Nabarra Occidental y el señor más poderoso de Gipuzkoa y de gran parte de Alaba, prestaba homenaje y se declaraba vasallo del monarca nabarro, a cambio de la donación perpetua de tres villas en la merindad de Estella-Lizarra como eran Riezu-Erretzu, Oko y Etaio

La vinculación entre el señor de Oñati y el soberano nabarro, se estrechó todavía más en 1355, al dotar éste a su vasallo gipuzkoano con "feudos de bolsa", en concreto con diez mesnadas que habían de rentarle 200 libras anuales (para saber más sobre los Gebara: https://lehoinabarra.blogspot.com/2020/09/los-gebara-tenentes-de-la-nabarra.html).


El contingente más numeroso del siglo XIV en la Nabarra Occidental y La Rioja, fue el reclutado precisamente por Beltrán Belez de Gebara en 1362 y alcanzó los 408 hombres a favor de Carlos II "el Bravo" de Nabarra, cuando este rey recuperó gran parte de la Nabarra Occidental menos Bizkaia, cedida a cambio de su apoyo al príncipe de Inglaterra. 

El señor de Oñate, cuyos dominios se extendían en aquellos años por Alaba, Gipuzkoa y Alta Nabarra, era probablemente uno de los nobles con una mayor capacidad de convocatoria. 

En 1368, durante la liberación de gran parte de la Nabarra Occidental, Pedro López de Murua, señor de Amezketa, tan solo fue capaz de reunir 121 combatientes, a los que se podían añadir los 60 reclutados por sus hermanos. El resto de los vasallos alabeses y gipuzkoanos de Carlos II "el Bravo" de Nabarra, contaban sus hombres por decenas, con contingentes de entre 10 y 50 hombres


Los efectivos de las compañías gipuzkoanas al servicio del rey de Nabarra entre el 19 de noviembre y el 19 de diciembre de 1368 era de:

  • Ayero, señor de Ugarte 50 (y dos hombres de armas o caballeros con armadura a caballo)
  • Sancho Sanz de Ugarte y Sancho Martínez 10
  • Pedro López de Murua, señor de Amezketa120 (y un hombre de armas)
  • Juan Pérez de Murua, su hermano y 45
  • Martín López de Murua, su hermano y 15
  • Lope Ibáñez, señor de Etxazarreta 10
  • Pedro López de Aguirre 10
  • Rodrigo, señor de San Millán 40
  • Juan Pérez, señor de Berrosoeta 20
  • Miguel Ibáñez de Urkiola 30
  • García Martínez, señor de Berastegi 40
        
  Total 339, más los más de 400 de los Gebara


Realmente, había muy pocos hombres que se pudiesen pagar una armadura y un caballo, así que la mayoría eran lanceros y ballesteros. Un documento nabarro de 1364, nos permite precisar la proporción de cada uno de ellos, gracias a dos compañías de soldados gipuzkoanas. Una de ellas, estaba encabezada por Miguel Ibáñez de Urkiola, donde los ballesteros suponían el 24% de las tropas, mientras que los lanceros eran el 76% restante. En la otra, comandada por Céntulo de Murua, Juan García de Murua y Lope Otsoa de Oñaz, los porcentajes son muy similares, un 27'7 % para los ballesteros y un 72'7 % para los lanceros. Habría que añadir además una tercera categoría de soldados y mandos, muy escaso en su número pero de vital importancia, como serían los cañoneros o artilleros.

Los mecanismos de control de la administración nabarra eran muy detallados, más si se compara con los castellanos, y eran en algunos casos capaces de registrar nominalmente a todos los combatientes de las compañías, incluyendo en dicho registro la filiación familiar que pudiera existir entre los soldados. Así sucedió en las "llamadas al apellido" de los años 1353, 1364 y 1368 de Carlos II de Nabarra. El análisis de los datos, nos permite concluir, que el porcentaje de tropas con vínculos familiares en la misma unidad nunca llegó a ser más del 25 %.

Casa torre de los Gebara, reconstrucción de la casa torre de la Enciclopedia "Historia General del País Vasco" dirigido por Julio Caro Baroja.

Debajo, castillo de los Gebara, del que apenas queda un lienzo de su muro, reconstrucción del centro de cultura Koldo Mitxelena.



Bizkaia se autofinanciaba y autogestionaba (como Alaba y Gipuzkoa), pagando "el Pedido" y otros impuestos onerosos a la corona castellana https://lehoinabarra.blogspot.com/2020/10/el-donativo-la-alcabala-y-el-pedido-los.html, la cual, sí que pagaba las menadas que reclutaba.

Un registro de cuentas del señorío de Bizkaia del año 1489 (sin las Enkartaciones), nos permite conocer el número de vasallos que debían prestar servicio armado al de Bizkaia, llegando a sobrepasar el 83% del desembolso de la corona castellana para Bizkaia aquel año.

Lanzas y ballesteros de Bizkaia para el año 1489:

Terrestres Lanzas 93 Ballesteros 145

Mareantes Lanzas 142 Ballesteros 101

Total Lanzas 235 Ballesteros 246

Por ejemplo, Arsenio Dacosta en su libro sobre los Parientes Mayores, comenta un documento del año 1486, en el que se designa como «Nómina del repartimiento de los çient e çincuenta honbres lançeros e ballesteros que han de servir los vasallos de las villas e tierra llana de las Encartaçiones (…) en la guerra contra los moros del reino de Granada». 

En total hablamos de algo menos de quinientos hombres armados para la década de los 80, cifra que podría coincidir con la del servicio militar regular del señor en Bizkaia a finales de ese siglo XV.

Ballestero del siglo XVI,  similar al que aparece en el escudo de armas de Galdakano

Tal y como explica Andoni Fernández de Larrea, esto permite confirmar que el servicio de lanzas está bien reglado en tiempos de los Reyes Católicos a finales del siglo XV y, también, que de él se beneficiaban de forma irregular cincuenta y dos linajes de Bizkaia. 

Cada linaje disponía de dos o tres juros de media, esto es, dos o tres servicios de armas acordados, a una media de dos lanzas y dos ballesteros por servicio. Evidentemente, los más importantes linajes —Abendaño, Butrón, Leguizamón, Salazar, Arteaga, etc.— son los que concentran el mayor número de juros y lanzas directamente a su servicio. 

Castillo de Muñatones donde estuvo encerrado por su hijos Lope García de Salazar

Litografía de Juan E. Delmas de 1846, Castillo de San Martín de Muñatones en Muskiz-Somorrostro
Foto de 1850

Según el historiador Sabino Aguirre Gandarias, el muñatón Lope García Salazar en el siglo XV, contaba por esa fechas con 1.500  hombres, aunque la cifra parece muy exagerada.

Por ejemplo, durante la invasión castellano-aragonesa o española de 1512, Nabarra, que ya estaba reducida a Alta y Baja Nabarra, contaba con una población aproximada de 100.000 habitantes en esta época (Bizkaia unos 65.000, similar a Gipuzkoa y Alaba), y su capital, de entre 6.000 y 10.000 habitantes. Las Cortes de Nabarra convocaron a tan solo 300 caballeros y 4.000 soldados para defenderse de la invasión. 

Iruñea-Pamplona, con la ciudadela castellana del siglo XVI-XVII a las afueras para controlar a los nabarros de Iruñea-Pamplona, un nuevo modelo de fortaleza que se adaptaba a las nuevas armas de guerra.

La creación del ejército permanente castellano a finales del siglo XV, en el año 1493, no supuso el final del sistema de vasallaje, todavía en 1521 y 1529 se siguió llamando a la guerra a los Parientes Mayores, como durante la invasión de Alta Nabarra o la Guerra de los Comuneros, donde el papel de los Ayala, Butrón o de los Abendaños, fue muy relevante.

En la Guerra de Comunidades de Castilla contra el nombramiento de gobernadores flamencos para el reino de Castilla por el emperador Carlos V de Alemania y I de Castilla, el conde de Salvatierra y señor de Ayala Pedro López de Ayala (Castilla 1485-Burgos 1524), será uno de los cabecillas de los "comuneros".

Ejecución de los cabecillas Comuneros

Pedro de Ayala, vio desbaratada su facción comunera el viernes 19 de abril de 1521 en el puente de Durana, entre Gamarra y Retana en Alaba, por Martín Ruiz de Abendaño y Ganboa, el cual hizo seiscientos prisioneros incluido su jefe, Gonzalo de Barahona, que sería ajusticiado en abril del año 1522 en la plaza de la Leña (Vitoria-Gasteiz). 


Torre Urkizu de Elorrio

Tras la derrota comunera, Pedro de Ayala comenzó su peregrinaje de exiliado hasta su muerte de forma natural en 1524, marcando así el principio del declive total de esta familia y el momento más álgido de los Abendaño. 

Martín Ruiz de Abendaño, fue señor de Abendaño, Ganboa, 8º señor de Villareal de Alaba, señor de la torre Urkizu en Arratia, señor de Olaso en Gipuzkoa, Ballestero Mayor del Rey Carlos V de Alemania I de Castilla y Coronel de la infantería bizkaína, patrono de los monasterios de Abendaño y Arrigorriaga, de la iglesia de Santa María de Elorrio y San Agustín de Etxebarria (también en Elorrio tras su anexión a la villa). 

Fundó Martín el mayorazgo de la familia para su hijo Prudencio de Ganboa y Abendaño con todas sus heredades. Los mayorazgos son antiguos, se concedían por el rey, se supone que Bizkaia fue dada en mayorazgo a los Haro tras la conquista, ya que, con Nabarra, los tenentes como funcionarios reales que eran, se iban sustituyendo o rotando. Los mayorazgos no se podían dividir y se transmitían en su totalidad a uno de los hijos, un mismo Pariente Mayor podía acumular varios y repartirlos o no entre sus hijos.

Lo curioso de la cuestión, es que el sistema de "feudos de bolsa" con el que se pagaba a los Parientes Mayores y sus mesnadas, siguió en vigor a lo largo de la Edad Moderna, y, todavía en 1807, era mencionado su pago, aunque ya no se utilizaran estos servicios militares.

Palacio de los Adán y Yarza en Ispaster junto a Lekeitio y su escudo nabarro

Al término del siglo XV y comienzos del XVI, acabaron las guerras de banderías que habían asolado toda Euskal Herría, aunque la pacificación definitiva no vino hasta la Concordia de 1630. 


Para saber más sobre la Guerra de Bandos:

Su Origen:
Su final:

"Los esponsales" 1607, boda entre Parientes Mayores de Bizkaia, 
pintado por Francisco de Mendieta y Retes