LA SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA EN CONTRA DEL ESTATUTO Y DEL EUSKERA

LA SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA EN CONTRA DEL ESTATUTO Y DEL EUSKERA

Aitzol Altuna Enzunza

La villa de armera de San Andrés de Eibar fue el primer municipio en proclamar la Segunda República Española, por lo que recibió el título de "Muy Ejemplar Ciudad". 


El día 14 de abril de 1931 se proclamó en Madrid la Segunda República Española. El 16 de abril fue convocada en la villa de Gernika la gran Asamblea de Municipios Bizkaínos, restaurando así las históricas Juntas Generales depositarias de la soberanía popular y eliminadas el siglo anterior tras varias Guerras Forales más conocidas como Guerra Carlistas. 

La comitiva estaba encabezada por los alcaldes de Mundaka, Getxo, Bermeo y Elorrio. El nuevo Gobierno de la República mandó a su ejército, pero no se atrevió a disolver la multitudinaria manifestación.

Las conclusiones aprobadas fueron las siguientes:

"1.º-Reconocimiento de la República Española como expresión legítima de la voluntad popular manifestada el día 12.
2.º-Manifestación del deseo de los Ayuntamientos vizcaínos de constituir un Gobierno republicano vasco vinculado a la República federal española.
3.º-Recabar a estos efectos el respeto al principio de autodeterminación. 
4.º-Aprobación del manifiesto de los apoderados vizcaínos.
5.º-Nombramiento de una Junta gestora en representación de los Ayuntamientos para llevar a efecto estos deseos.
6.º-Enviar telegramas de saludo y colaboración al señor Alcalá Zamora, Presidente provisional, y al Sr. Maciá."
 
El día 19 de abril, los alcaldes bizkaínos manifestaban su deseo de que este movimiento se extendiese al resto de "municipios de Euzkadi": 

"Los iniciadores de este movimiento desean convocar en breve una magna Asamblea de Municipios vascos, y en ella exponer, sinceramente, democráticamente, el deseo del pueblo que supo sufrir pero triunfar, porque la atracción de las causas justas es irresistible a todo pecho bien nacido, ¡Municipios de Euzkadi, todos unidos!¡Adelante!". 


El 27 de mayo de 1931 se reunieron en el Salón del Príncipe de Biana de la Diputación de Alta Nabarra en Iruñea-Pamplona, los alcaldes de Alta Nabarra, Gipuzkoa, Alaba y Bizkaia para lograr la unanimidad o al menos una mayoría importante en pro del Estatuto, encabezados por los alcaldes de Zangotza-Sangüesa, Azpeitia, Laudio-Llodio y Getxo respectivamente. 


Al final de la reunión, fueron a visitar al ilustre historiador y novelista Arturo Campión, cofundador junto con Juan Iturralde y Suit, Oloriz o Manterola entre otros de la Asociación Euskaria en 1877 en Iruñea-Pamplona.

Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos, fue la encargada de redactar el Estatuto autonomista de Estella-Lizarra, villa nabarra considerada el "arca santa" del carlismo y del foralismo. Será llamado el "Estatuto Vasco-navarro". 

José Antonio Agirre en Estella-Lizarra

El Estatuto de Estella fue encabezado por el alcalde de Getxo José Antonio Agirre Lekube del PNV-EAJ, como miembro más conocido de todos los alcaldes de los 4 territorios administrativos españoles donde se realizó.

El 21 de enero de 1932 se celebraron las asambleas provinciales de los ayuntamientos en cuatro capitales del sur pirenaico, que se pronunciaron a favor de un Estatuto único: 423 de los 549 ayuntamientos votaron que sí, representando el 90 por ciento de la población. 


LA REPÚBLICA ESPAÑOLA CONTRA EL ESTATUTO VASCONABARRO


El Estatuto vasco-navarro fue rechazado por la Comisión del Gobierno Español, por lo que se introdujeron varios cambios para que pudiera ser aceptado, pero sin éxito. 

En el año 1932, en plena Segunda República española, pasaron por la cárcel 200 nacionalistas vasconabarros por delitos de opinión fruto de la tensión social creada, eso que eran todavía una minoría social frente al “tradicionalismo” carlista. 

José Antonio Agirre Lekube, en su intervención en el Congreso de los Diputados en el año 1934, comentó sobre el boicot que padecía el Estatuto vasco-navarro por la República española (D.S. 273 por 11.126-11.135 año 1934).

"- Cuando llegó la República existía un deseo de abrir caminos por donde discurrieran las ansias populares de libertad de los pueblos, y en lugar de ir por ellos, rectificando errores seculares, os negáis y no queréis seguir los cauces mínimos siquiera marcados por unos hombres mucho más generosos que vosotros y a quienes, hoy por hoy, no debemos absolutamente nada (Nuevas protestas). ¿Vosotros, republicanos, también queréis hacer esto? (Fuertes rumores).

Nosotros vinimos a las Cortes Constituyentes con un espíritu de cordialidad, del que vosotros no os dais cuenta; hemos venido a éstas con nuestro Estatuto votado por el pueblo y con ese mismo espíritu. Y qué es lo que ha sucedido? Están agonizando estas Cortes y nuestro Estatuto sigue ahí esperando. 


(Gritos. El Sr. Presidente reclama orden) ¡Seguid por ese camino! A mí no me asusta... (Se reproducen las protestas.) Cuál es mi nacionalidad, así como cuál es nuestro espíritu de cordialidad, son cosas que he proclamado claramente. También he apuntado cuáles han sido vuestros errores históricos... (Rumores)…Vosotros impedís la solución de nuestras aspiraciones, ¡allá vosotros con vuestra responsabilidad! (Nuevas protestas)".


Seguía su intervención el futuro Lehendakari Agirre: 
"-Brevísimamente, telegráficamente. Nuestra aspiración política, la del Partido Nacionalista Vasco, fijaos bien, Sres. Diputados, se concreta en cuanto al Estado español, en esto: derogación de la ley de 1839 (fin de la Primera Guerra Foral o Carlista). Aspira el nacionalismo vasco, en este orden, a retrotraer la situación política de Euzkadi a lo que era un hecho en los tiempos anteriores en que esa disposición atentatoria contra su Constitución política fue promulgada.

La ley de 1839 dice: "Se confirman los fueros de las Provincias Vascongadas y Navarra, sin perjuicio (aquí está la trampa) de la unidad constitucional de la monarquía española". El día en que este Parlamento vaya a su derogación, aquí están nuestras firmas, señores fueristas, que tanto pregonáis vuestros fervores fueristas, para que se presente una proposición de ley pidiendo que se derogue la ley de 1839. En ese momento se habrá acabado nuestra actuación aquí, y nosotros lanzaremos, con el corazón henchido de júbilo, un viva a España...(Rumores. Se llama al orden) (...).

Por eso os digo, Sres. Diputados, concretando: derechos y deberes mientras tengamos esta ciudadanía, porque somos ciudadanos de la República española. Nuestra aspiración política última -y éstas serán también mis últimas palabras, Sr. Presidente- es la derogación de la ley de 1839. 

¿Es esto legal, si o no? ¿Es separatismo? Somos entonces separatistas. ¿No es separatismo? ¡Ah!, entonces vosotros, que también decís que con esa derogación están cumplidos vuestros compromisos, firmad con nosotros; que estamos dispuestos a hacerlo (...).

Pero, señores, ¿es que se puede olvidar una historia de libertad como la nuestra, una situación como la nuestra actual? ¿Es que ha muerto el pueblo vasco? Si vosotros sois leales a vuestro pensamiento, yo soy leal a la historia de mis padres, defendiendo aquello que gozamos por ser nuestro y que por una traición artera de la monarquía el año 1839 nos fue arrebatado en contra de todos los fueros de nuestra Patria y de la humanidad" ("José Antonio Aguirre y Lecube, Obras Completas" Tomo I, ed. Sendoa).


La explicación completa de los diferentes Estatutos presentados y de sus enmiendas principales, la damos en el artículo: https://lehoinabarra.blogspot.com/2021/07/origenes-de-la-comunidad-autonoma-vasca.html


Se siguió negociando y modificando el Estatuto para intentar dar gusto al Gobierno de España, pero el Congreso de los Diputados y el Gobierno Republicano Español, siempre lo rechazó.

El General Mola firmó con los carlistas y las guarniciones del Ejército Español de Estella, San Sebastián, Logroño, Vitoria y Pamplona el llamado "Convenio de Irache", por el cual los carlistas abandonaron la “vía estatutaria” y se sometieron al General con el que se alzaron a cambio de recuperar los Fueros, leyes infinitamente superiores en su contenido autonomista que los Estatutos.

Cuando los Generales del ejército español encabezados por Emilio Mola y Francisco Franco entre otros, dieron un Golpe de Estado en julio de 1936, el Estatuto había sido rechazado por el Gobierno Español en varias ocasiones, pese a los cambios que se iban introduciendo, lo que después ha sido calificado como "cepillado".

Foto coloreada del Batallón de Gudaris Boga-Boga en diciembre de 1936 en Monte  San Pedro entre Amurrio y Orduña

La Segunda República Española primó la unidad totalitaria de España, conseguida manu militari en el siglo anterior durante las Guerras Forales o Carlistas, cuando se produjo la desmantelación institucional en los años 1839, 1841 y 1876 de la corona de Nabarra por el imperialismo español.

Como ejemplo de ello, el argumento del propio Manuel Azaña Díaz (Alcalá de Henares 1880-Montauban 1940), presidente de la II República Española del 11 de mayo de 1936 hasta el 3 de marzo de 1939: “Tenemos que agradecer a Franco que nos haya resuelto el problema vasco, que ya es cosa del pasado. En cuestión de regionalismo nos entendemos antes y mejor con los falangistas que con los separatistas (...) Y si esas gentes van a descuartizar España, prefiero a Franco. Con Franco ya nos entenderíamos nosotros, o nuestros hijos o quien fuere. Pero esos hombres son inaguantables.” (Citas de Manuel Azaña; Presidente de la II República Española.)



LA REPÚBLICA ESPAÑOLA CONTRA EL EUSKERA

La Segunda República Española no quiso aprobar el Estatuto vasco-navarro, en la cual se intentaba normalizar el uso del euskera entre otras muchas cosas. En este Estatuto se decía que: “el idioma originario de los vasco-navarros es el euskara, que tendrá, como el castellano, carácter de lengua oficial en el País Vasco-Navarro”. 

Revista del PsoE "Lucha de Clases":

¡Muerte al euskera!
- Nosotros lo decimos como lo sentimos, dadas las circunstancias actuales, quisiéramos un Gobierno que prohibiese los Juegos Florales, donde se ensalzan las costumbres de una región en detrimento de otras, que no permitiera la literatura regionalista y que acabara con todos los dialectos y todas las lenguas diferentes de la nacional, que son causa de que hombres de un país se miren como enemigos y no como hermanos (Bilbao, 1899).

- Hablar de patria chica y querer conservar una lengua regional cuando todo tiende a universalizarse es una de las mayores locuras (...)
- El euskera no es ya válido, su completa desaparición permitirá una mayor comprensión entre los hombres. El vascuence es un enfermo tuberculoso en su último grado que irremisiblemente perece (Bilbao, 1901)
- Para el reforzamiento de los lazos entre el País Vasco y España, el euskera debe obligatoriamente desaparecer; para los socialistas españoles la lengua vasca no tiene lugar en la sociedad moderna; además, ¿no se pierde ella? (1901)

- El argumento mayor de los nacionalistas vascos es la lengua, enteramente diferente de la española, con la cual no tiene ningún punto de contacto. Pero la lengua vasca desaparece rápidamente, sin que nadie pueda evitarlo. Casi en la mitad de las provincias vascas, ya no se habla, es diferente en Vizcaya y Guipúzcoa, hasta el punto de que a menudo no se comprenden; lo escrito, casi nadie lo comprende; el pueblo es absolutamente incapaz de escribirlo (1911)

El representante del PsoE en 1931 en las conversaciones del Estatuto vasco-navarro durante la Segunda República Española: "Nos parece un gravísimo error el querer elevar el vasco a la categoría de lengua académica y cultural. Ni lo fue ni lo será jamás, porque la pobreza de su léxico lo impide, y para que el vasco pudiera servir de instrumento de cultura universitaria o simplemente en los grados superiores de la primera enseñanza, haría falta convertirlo en una especie de nuevo esperanto, que los propios vascos del pueblo serían los primeros en no comprender" ("Navarra, historia del euskera" Jimeno Jurio)

La ideología nacionalista está de moda en Euskadi y Cataluña, pero yo creo que el nacionalismo es una de las ideologías más peligrosas que existen. Para mí, ser nacionalista y ser culto e inteligente, es incompatible. (Txiqui Benegas, PsoE 1984)

El euskera es una lengua que sirve para andar por casa y sólo entre ese 30% que es euskaldun (1993, Fernando Buesa, PsoE, Vicepresidente del Gobierno Vasco y Consejero de Educación).


La primera ikastola o escuela de enseñanza en euskera, nació en 1914 y después se abrieron más durante la Segunda República española como las que después se hicieron en los años 70: con el Gobierno español y los partidos españolistas en su contra, financiadas por particulares de un Pueblo vasconabarro que se negaba a renunciar a su idioma, cultura y forma de ser como pretendían los nacionalistas españoles de izquierda y de derechas.

Primera ikastola de Plazakoetxe en Galdakano inaugurada en 1934, fruto de la iniciativa privada del jeltzale Karmelo Leizaola, por lo que se llamó: "Leizaola´tar Karmel Euzko ikastola"


La segunda ikastola tuvo que esperar a los estertores de la dictadura fascista española, aunque después se llamó Eguzki Begi, no pudo inscribirse con ese nombre al ser en euskera, siendo el nombre de la cooperativa de padres el de Colegio Galdácano, según se puede ver en el documento que guardaron mis padres


Antonio Fabras Ribas Diputado del PsoE en las Cortes de Madrid: “Por lo que toca a la enseñanza, no ya del castellano sino también en castellano, la República no puede hacer la menor concesión, so pena de faltar a uno de los más sagrados deberes, especialmente por lo que se refiere a los trabajadores”.

Andrés Ovejero Bustamente, también Diputado del PsoE en las Cortes de Madrid: “Quisiéramos un Gobierno que prohibiese los Juegos Florales (fiestas euskaras), que no permitiera la literatura regionalista, que acabara con todos los dialectos (sic.) y todas las lenguas diferentes de la nacional”  (“Asedio a Euskadi” Joan Mari Torrealdai -2018-).

Un resumen de las sucesivas leyes contra el euskera y el catalán en España y Francia en los últimos siglos, lo damos en el artículo: https://lehoinabarra.blogspot.com/2021/05/las-leyes-contra-el-euskera-y-el-catalan.html


El euskera siguió prohibido y perseguido durante la Segunda República Española como lo estuvo desde la pérdida foral por los sucesivos régimenes totalitarios por lo que se había regido España, tal y como se explica en el artículo "La II República y la reforma de la enseñanza primaria en Bilbao 1931-1932"

“En España, el euskera padeció la persecución oficial, incluso su enseñanza estaba prohibida en los centros privados (...). Aunque el Gobierno de la República aprobó el Decreto sobre bilingüismo, sólo se aceptó la implantación del mismo en Cataluña. La Agrupación de Cultura Vasca hizo saber al ministro de Instrucción Pública que el conflicto lingüístico en Euskal Herria era tan grave que se hacía necesaria la implantación en este territorio del citado decreto. 

Mientras que en Francia el Gobierno aceptaba el uso del euskera en las escuelas al considerarlo una pieza fundamental de la enseñanza primaria, en España, el euskera padeció la persecución oficial, incluso su enseñanza estaba prohibida en los centros privados. Esta agrupación solicitó al ministro el derecho de utilizar el euskera en las escuelas puesto que era la lengua materna de muchos de sus alumnos. 

Era una cuestión no solo educacional, al comprender que la instrucción primaria debía de darse en la lengua materna, sino también de justicia e igualdad. En este ámbito reivindicativo, el representante de la minoría nacionalista en el Ayuntamiento de Bilbao, solicitó que la enseñanza del euskera se impartiera en todas las escuelas públicas de la villa".

“El vascuence se extingue sin que haya fuerza humana que puede impedir su extinción; muere por ley de vida”. Era Miguel de Unamuno y Jugo el que se expresaba así, incluso de forma más tajante: «Eres un Pueblo que te vas; (...) estorbas a la vida de la universal sociedad, debes irte, debes morir, transmitiendo la vida al Pueblo que te sujeta y te invade. (...) esa lengua que hablas, Pueblo vasco, ese euskera desaparece contigo; no importa porque como tú debe desaparecer; apresúrate a darle muerte y enterrarle con honra, y habla en español».

Sigue el artículo: "También hubo voces disonantes con implantar el bilingüismo en las escuelas. Para Miguel de Unamuno, el Gobierno de la República debía de imponer a todos sus ciudadanos el conocimiento del castellano, dejando de lado el bilingüismo, porque el pueblo llano era simple. 

Al mismo tiempo, para un amplio sector de los republicanos, la educación era una importante arma de poder sumamente peligrosa en manos de las autonomías. ¿Por qué? Muy sencillo, si cada comunidad utilizaba y potenciaba su lengua materna, se dejaría de lado el castellano, con lo que se limitaba el desarrollo de estas comunidades y, con ello, se le daba un golpe de muerte a la cultura española.

A pesar de los dictámenes del Gobierno de la República, el Ayuntamiento de Bilbao abogó por el uso del euskera en las escuelas. Por ejemplo, en septiembre de 1931 convocó las pruebas para que los profesores certificaran su conocimiento del euskera a través del Euskeraren Jakintzaren Agiria" (Eusko Ikaskuntza http://www.euskonews.com/0495zbk/gaia49501es.html).


EL NACIONALISMO VASCO ANTE LA SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA

Reunión ordinaria del Gobierno de Euzkadi en 1948 en la rue Singer de Paris

En el discurso sobre la Gestión de Gobierno de Euzkadi entre los años 1936-56, el para entonces Lehendakari Jose Antonio Agirre, dijo sobre la negativa de la Segunda República Española al Estatuto vasco-navarro: 

“¡¡Ah, compatriotas! Si el Estatuto de Autonomía hubiera sido aprobado en 1932, como era justo y procedente, sin dejar, por desidia de tanto demócrata, que las fuerzas reaccionarios tuvieran tiempo de apoderarse de Navarra, desbordando la voluntad popular favorable del viejo Reino, qué otra hubiera sido la situación. 

Ni Mola hubiera sublevado Pamplona, ni Álava hubiese sido dominada, ni se hubiera producido el holocausto de Irún y de Guipúzcoa entera, y la frontera con la República francesa y el territorio vasco hubiera estado en nuestra manos”. 

Juan Negrín López (1892 Las Palmas de Gran Canaria-París 1956)
Presidente del Consejo de Ministros, varias veces ministro y Presidente de la II República española por el PsoE entre 1937 y 1939: “El Decreto de Franco aboliendo la autonomía de Cataluña tenía apasionados suscriptores entre los republicanos. No estoy haciendo la guerra contra Franco para que nos retoñe en Barcelona un separatismo estúpido y pueblerino. De ninguna manera. Estoy haciendo la guerra por España y para España. Por su grandeza y para su grandeza. Se equivocan los que otra cosa supongan. No hay mas que una nación: ¡España! Antes que consentir campañas nacionalistas que nos lleven a desmembraciones, que de ningún modo admito, cedería el paso a Franco sin otra condición que la de que se desprendiese de alemanes e italianos.” 


En aquellos años de negociaciones para sacar adelante el Estatuto vasco-navarro, es así como veía a la Segunda República Española la otra gran familia del nacionalismo vasco, Acción Nacionalista Vasca (ANV), la cual en año 1933 fue muy clara: 

"Acción, que contribuyó con toda su alma y en la medida de sus fuerzas a dar vida a aquel Bloque Antimonárquico, ve levantarse en su lugar una monarquía política más absoluta y absorbente que la Borbónica y hereditaria de ella por las traza que presenta. 

Nuestros aliados (PsoE, PC y demás partidos republicanos) son izquierdistas por fuera y derechistas por dentro; liberales de palabra, reaccionarios de hecho; defensores de los derechos y libertades del hombre en apariencia, enemigos y sojuzgadores imperialistas de esas mismas libertades en el fondo".



LAS ENMIENDAS DE AZPEITIA

Incluso las llamadas “Enmiendas de Azpeitia” tenían relación directa con la defensa del euskera, con ellas la relación con la Iglesia quedaba reservada al País Vasco (como tenían, por otra parte, Alsacia o Baviera en el Estado Alemán).

El socialista español Indalecio Prieto Tuero (Oviedo 1883-México 1962), que participaba en las "negociaciones", manifestó en aquél entonces que se quería establecer un "Gibraltar Vaticanista".


Manuel Irujo Ollo (Estella-Lizarra 1891-Pamplona-Iruñea 1981), ministro de la República Española y del Gobierno Vasco después, en su libro “La Guerra Civil en Euzkadi, antes del Estatuto”, explicaba el fundamento de estas enmiendas. Se pedía que, el arzobispo, estuviera en Pamplona-Iruñea y se relacionara directamente con Roma sin pasar por Toledo, como ocurría hasta entonces con el arzobispo en Zaragoza o Burgos del que dependía el país vasconabarro:

"Esta cuestión era bastante más profunda de lo que pueda parecer, pues implicaba el uso del euskera en la enseñanza y en misa, así como algo tan natural como poder bautizar de Nuevo a los niños en euskera, prohibido desde el concilio de Trento (en el siglo XVI)".



Así, el euskera quedaba marginado, sin la necesidad de ser aprendido por la población a diferencia del castellano, el cual, era la única lengua que se imponía al ser obligatoria en todos los ámbitos.

Claudio Sánchez-Albornoz (Madrid 1893-Ávila 1983), catedrático de historia en las universidades de Madrid, Barcelona y Buenos Aires, así como presidente en el exilio de la Segunda República española. Sánchez Albornoz era conocido entre nosotros por su “vascofobia”, más si cabe hacia el Lehendakari Agirre, el cual no quiso entrar en el Gobierno español en el exilio que presidía Claudio Sánchez-Albornoz y contra el que el insigne madrileño dijo cosas durante la represión franquista como: “Pero yo le decía al presidente del Gobierno vasco cuando yo era presidente de la República en el exilio: hablen el vasco, si es que pueden, porque la mayoría no lo saben, pero a pagar impuestos como todos los españoles".


LOS MENDIGOXALES ANTE EL ESTATUTO

Entre los nacionalistas vasconabarros, los más radicales contra el Estatuto fueron los Mendigoxales de Elias Gallastegi "Gudari", una corriente interna del PNV-EAJ que no terminó en constituirse como partido, pero que eran descendientes directos de las ideas del partido político Aberri de Luis Arana Goiri, hermano de Sabino. 

Grupo de Mendigoxales en el primer Aberri Eguna el 27 de marzo de 1932, ala independentista del nacionalismo vasco

Los Mendigoxales estuvieron en contra del Estatuto: “No nos vengan ustedes con el estatuto en las manos para hacernos callar en su nombre. Nosotros no mendigamos. (...) En cuanto a lo del estatuto les hemos dicho que es cosa que en nada nos afecta como organización. No hemos tomado parte en su confección, ni tomamos parte en su Gobierno. No nos confundan. Nosotros somos nosotros, es decir, ni autonomistas, ni estatutistas: nuestra concepción nacionalista nos llevó a esto, a ser separatistas”.

“(...) los pueblos no se conforman con autonomías, ni remedios pasajeros. Y su derecho no lo admiten ni mermado, ni cercenado por facultades que el dominador concede, por amplias que sean. No quiere hipotecar la libertad que sólo es suya” (Patria Libre –Aberri Azkatuba” nº 5).


Sobre el origen, pensamiento y evolución de los Mendigoxales se puede leer:
https://lehoinabarra.blogspot.com/2014/07/jagi-jagi-mendigoxales.html

Y más adelante añadían: “Nada que provenga de un ejecutivo español resolverá los problemas vascos porque ellos son el origen de las desdichas de nuestro Pueblo.

Si no admitimos que España pueda inmiscuirse en los asuntos vascos, de la misma forma rechazamos que cualquier nacionalista vasco intervenga en los españoles. Esta actitud, además, reconoce de forma implícita la subordinación a los intereses estatales (españoles).
España jamás aceptará la existencia de los vascos como Pueblo, por ello, España nunca dará la solución al problema que reclamamos los nacionalistas". 

Elecciones de 1933, donde el PNV y el Carlismo se repartieron de manera casi uniforme el país, salvo los elementos socialistas españoles de inmigrantes a la industria de la Margen Izquierda de la ría bilbaína y en la ribera del río Ebro


El destacado miembro del movimiento Mendigoxale Trifón Echebarría, decía que el Estatuto era: “una maniobra del Gobierno de Madrid, que cedió un simulacro de autonomía para asegurarse nuestro apoyo en la guerra (...)” (Eugenio Ibarzábal en "50 años de nacionalismo vasco 1928-1978" ).

Reunión del Presidente catalán Companys y el Lehendakari Agirre en 1938


EL ESTATUTO QUE NUNCA EXISTIÓ

El definitivo y mutilado Estatuto fue aprobado por el Gobierno Español tras comenzar la Guerra pero nunca se llegó a aplicar. Como decía el jeltzale Telesforo Monzón, consejero de Gobernación y de Seguridad Ciudadana del Gobierno soberano de Euzkadi.




“El estatuto del 1936…yo no lo he conocido nunca. Puedo decir que he sido ministro de la Gobernación del Gobierno Vasco…y no he abierto el estatuto (creo que justamente lo ojeé el primer día por la mañana). Ese estatuto no se puso en la práctica jamás. Fue un auténtico fantasma. No existió tal estatuto. Lo que ha existido es un Estado Vasco soberano. Eso sí. Eso se toca. Tiene carne, tiene espíritu, tiene alma, tiene sangre. Un Estado Vasco. Duró 9 meses…Fue un Estado independiente”.