EL CARLISMO EN 1936: ¿TRAIDORES O TRAICIONADOS?


EL CARLISMO EN 1936: ¿TRAIDORES O TRAICIONADOS?

Aitzol Altuna Enzunza




“Dice Ud. que somos los responsables de la separación de (Alta) Navarra del resto de Euskalerria. Las únicas veces que (Alta) Navarra luchó junto al resto de los Estados que forman Euskalerria (sic.) fue durante las Guerras Carlistas (…).

Si a lo que se refiere es que los carlistas no secundaron el Estatuto del 36 fue porque este se diferenciaba del Estatuto de Estella (1931-32) es que éste último fue aprobado por todos los vascos y archivado por la República en un cajón y el Estatuto del 36 fue impuesto desde Madrid. 

La soberanía política recae en la persona humana y esta cede de su derecho y libertad en las comunidades políticas superiores. El Estado Español no es quién para dotarnos a los vascos de ninguna ley, estatuto o concierto económico. Somos los vascos quienes cedemos al Estado aquellos derechos que queramos, que nos interesen” (“Nosotros los carlistas” Eudo, Euskal Herriko Karlista Alderdia E.K.A. Bizkaia).

En el discurso sobre la Gestión de Gobierno Vasco entre los años 1936-56, el Lehendakari Jose Antonio Agirre dejó escrito: “¡¡Ah, compatriotas!! Si el Estatuto de Autonomía hubiera sido aprobado en 1932, como era justo y procedente, sin dejar, por desidia de tanto demócrata, que las fuerzas reaccionarias tuvieran tiempo de apoderarse de Navarra, desbordando la voluntad popular favorable del viejo Reino, qué otra hubiera sido la situación. 
Ni Mola hubiera sublevado Pamplona, ni Álava hubiese sido dominada, ni se hubiera producido el holocausto de Irún y de Guipúzcoa entera, y la frontera con la República francesa y el territorio vasco hubiera estado en nuestra manos”.
Sobre el Estatuto de Estella y las diferencias con el Estatuto del 36 hablamos en: https://lehoinabarra.blogspot.com/2022/04/la-segunda-republica-espanola-en-contra.html


INTRODUCCIÓN

Tras las victorias de los Generales Liberales en la Guerras Carlistas en el siglo XIX, que en el territorio vasconabarro fueron más bien Guerras Forales, la oligarquía caciquil y los militares mandaron en España con unos reyes y reinas títeres desde el primer tercio del XIX y en gran parte del siglo XX, en sustitución del rey absolutista y sus omnipresentes ministros.


Estos Generales y los políticos que se apoyaron en ellos, desde la corona de Las Españas compuesta por diferentes reinos o Estados unidos o conquistados que mantenían sus propias legislaciones o Fueros, crearon el Estado español del centralismo administrativo-legislativo y del uniformismo idiomático-cultural similar al francés. 

Este nuevo modelo, en palabras de Juan Vázquez Mella que encabeza dentro del carlismo la corriente tradicionalista llamada "mellista": «acabó con las libertades municipales, con los gremios, las Corporaciones, toda la antigua organización, reuniendo el poder en un solo punto y creando el absolutismo más tiránico, ya que éste no existe sólo cuando lo ejerce un monarca, sino cuando lo impone un grupo que tiene en sus manos las Cámaras que él mismo ha creado». 

Primo de Rivera, el Duce español (abajo a la izquierda), 
junto a otros militares y del presunto Bourbón Alfonso XIII (abajo en el centro)

LAS DIFERENTES CORRIENTES CARLISTAS

Tras las contiendas del siglo XIX, el carlismo fue evolucionando en el siglo XX hacia dos líneas ideológicas principales: La línea oficial del carlismo que es la que ha perdurado hasta el presente, y la segunda de los “tradicionalistas” que estaban alejados del verdadero carlismo sobre todo en la cuestión foral.

Diferenciaba el filósofo y escritor bilbaíno Miguel de Unamuno (1864-1936) estas dos clases de carlismo: el intrahistórico y popular, “con su fondo socialista y federal y hasta anárquico” y el carlismo que encontraría su forma más característica en el integrismo “ese tumor escolástico, esa miseria de bachilleres, canónigos, curas y barberos ergotistas y raciocinadores” (La crisis del patriotismo español. O. C. III p 951) .

Unamuno con el obispo Enrique Pla y Deniel saliendo del acto que le enfrentó en la universidad de Salamanca con el militar gallego José Millans Astray, fundador de la legión extranjera española


EL CANTO ORIAMENDI

La evolución de parte del carlismo desde el foralismo y la confederación de pueblos ibéricos hacia el "tradicionalismo" centralista, se observa en el canto carlista más famoso: el Oriamendi, llamado así por una batalla que tuvo lugar durante la Primera Guerra Carlista en ese monte cercano a Donostia contra las tropas inglesas de apoyo a los liberales (1837), donde se ve que para los carlistas vasconabarros del siglo XIX España y Euskal Herria eran dos cosas distintas unidas por la corona y nada más, así lo decían el texto original:

Gora Jainko maite maitea
zagun denon jabe.
Gora Espania ta Euskalerria
ta bidezko errege.
Maite degu Euskalerria,
maite bere Fuero zarrak,
asmo ontara jarriz daude
beti karlista indarrak.
Gora Jaingoiko illezkor!!!
Gora euskalduna,
auto ondo Espaniako
errege bera duna!!!

(Viva Dios queridísimo/tengámoslo todos por dueño./ Vivan España y el País Vasco y el rey legítimo./Amamos al País Vasco,/amamos sus viejos Fueros,/a esta idea están orientadas/siempre las fuerzas carlistas./¡Viva Dios inmortal!!/¡Viva el vasco,/que tiene bien/el mismo rey de España!!).

Lápida del coronel del 6º Escocés Whilliam I.M. Tupper muerto en la toma de Ayete el 5 de mayo de 1836 a la edad de 32 años.

Ignacio Baleztena, dirigente de Comunión Tradicionalista, diputado y euskaltzale, autor de la segunda versión del Oriamendi, del Riau-Riau y adaptador de la canción de San Fermines entre otras muchas iniciativas en Pamplona-Iruñea. Fue uno de los que más conspiró con los carlistas y el General Mola
https://www.noticiasdenavarra.com/pamplona/2023/08/20/insustituible-figura-premin-iruna-7165291.amp.html


Casi un siglo después, el ala carlista del tradicionalismo político-religioso, pasó a reescribir la canción en español pero cambiando totalmente su significado de la mano de Ignacio Baleztena (1887-1972 Pamplona), para poder así ser cantado por los batallones carlistas o requetés durante el alzamiento de 1936, donde desaparece la mención a los Fueros y a Euskal Herria:

Por Dios, por la patria y el Rey,
Lucharon nuestros padres.
Por Dios, por la patria y el Rey,
Lucharemos nosotros también.
Lucharemos todos juntos
Todos juntos en unión
Defendiendo la bandera
De la Santa Tradición (bis)

G.F. Bragg. "A view of the positions of the anglo-christinos, and the carlists before San Sebastian." 1837. Zumalakarregi Museoa Batalla de Oriamendi
https://www.zumalakarregimuseoa.eus/es/blog/la-batalla-de-oriamendi-mas-accesible


EL CARLISMO A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

La ideología del carlismo a comienzos del siglo XX, se podría resumir en el cuatri-lema "Dios, Patria, Fueros y Rey": la tradición apostólica-católica, la corona como nexo de unión, la concepción de España a través del regionalismo y del foralismo en el caso vasconabarro. 

Enrique Aguilera y Gambo,
el marqués de Cerralbo

A partir de 1890 el marqués de Cerralbo estuvo al frente del carlismo, reconstruyéndolo como un moderno de partido de masas, centrado en asambleas locales llamados “Círculos carlistas”, los cuales llegaron a ser cientos en España con más de 30.000 asociados en 1896. 

Así, el carlismo participó en contra de su ideología en el sistema liberal de partidos, donde sus candidatos eran elegidos de arriba a abajo por unos pocos oligarcas, justo lo contrario a la ideología foralista donde la base es la familia, el primer candidato sale de cada barrio, después de cada municipio hasta la Diputación provincial: de abajo arriba.

En las elecciones liberales de 1910 los carlistas ocuparon tan solo 4 escaños en el parlamento español de 460, en 1914 quedaron reducidos a tan sólo 2 escaños; la mitad de los votos eran obtenidos en las provincias vasconabarras. 

Víctor Pradera

Tras el enfrentamiento del mencionado Juan Vázquez Mella con el pretendiente carlista Don Jaime de Borbón por el giro a la “izquierda” de la línea oficial del carlismo, se creó un nuevo partido. La extrema ideología católica de muchos de sus dirigentes “tradicionalistas” de derechas, y su concepción más uniforme de España frente a la línea oficial del carlismo, fueron las causas que terminaron por crear estos dos partidos.


Es así como algunos tradicionalistas se aproximaron a la nueva derecha autoritaria española como Acción Española. Se trataba de los dirigentes germanófilos como Vázquez de Mella, Cerralbo y el pamplonés Víctor Pradera (referencia de Upn), los cuales dejaron el Partido Carlista en 1919 y se reorganizaron como Partido Católico Tradicionalista.


LA CONSPIRACIÓN REQUETÉ


El historiador Fernando Sánchez Aranaz, explica en su libro "Carlismo, memoria de una disidencia" (Mintzoa 2023) cómo se gestó el alzamiento carlista de 1936

"Desde 1931 se había ido fortaleciendo el llamado "requeté", organización en principio de autodefensa de los Sindicatos Libres (sindicatos católicos fundados en 1909 por los carlistas en Catalunya contra los sindicatos anarquistas), derivada entonces hacia grupos de defensa de iglesias y conventos, después de los locales del partido, dotándole más tarde de una organización paramilitar y del correspondiente armamento (...).

El nombre de Requeté se había inspirado en el mote en la Primera Guerra (Carlista) del 3 Batallón de Voluntarios de Navarra, uno de los preferidos de Zumalakarregi (...)". Los grupos de requetés se juntaban para hacer hacer instrucción miliar.

Toda la explicación de la Primera Guerra Carlista y el origen de la palabra "requeté", lo explicamos en el artículo "Foralistas e independentistas" https://lehoinabarra.blogspot.com/2019/01/carlistas-e-independentistas.html?m=1

"A pesar de que el Carlismo había recibido en abril de 1931 la proclamación de la II República con moderado optimismo, el asalto y quema de iglesias y conventos, la política más que laica, anticatólica del gobierno republicano, la confluencia con sectores escindidos por la derecha y otras fuerzas, que entraron en la dirección del nuevo partido, la Comunión Tradicionalista, y la prematura muerte de Don Jaime, sin olvidar la profunda depresión económica causada a nivel mundial por el crack de 1929, llevaron al Carlismo por extraños derroteros".

El General Mola era el llamado a encabezar a los insurrectos tras la muerte en un accidente de aviación del General pamplonés Sanjurjo (Pamplona 1872-Cascaes 1936). 


"La victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936 fue el detonante para que las maniobras conspirativas se hicieran realidad. Las intenciones insurreccionales de la Comunión Tradicionalista confluyeron con las de importantes sectores del ejército, alentados por las élites oligárquicas. Mientras Javier de Borbón Parma negociaba en Estoril con el general Sanjurjo, exiliado en Portugal, Fal Conde lo hacía con el general Varela, pero este fue detenido, acusado de preparar un levantamiento militar".


"Los carlistas, aunque contaban con algunos apoyos en el ejército, pensaban sublevarse por su cuenta y riesgo. Sin embargo existían otros proyectos de sublevación. Uno el del general Mola, republicano y corporativista, no tuvo más remedio que converger con el carlista, ya que Mola era gobernador militar en Navarra, núcleo de la conspiración carlista". 

 Arriba: Los Generales Mola y Franco con su camarilla.
Debajo: Diario de Navarra el 19 de julio de 1936 ensalzando el Golpe de Estado del General Mola:



"El acuerdo entre carlistas y militares golpistas muy probablemente habría resultado imposible, de no ser porque el asesinato del diputado de Renovación Española José Calvo Sotelo el 13 de julio, en represalia por el del teniente de la Guardia de Asalto José del Castillo, del Partido Socialista, el día anterior, precipitó los acontecimientos, y porque el general Sanjurjo, que ya había sido protagonista de una insurrección fracasada en 1932, diera fundadas garantías políticas a los carlistas. 

Sin embargo la muerte de Sanjurjo el 20 de julio de 1936 dejaría a los carlistas a merced de los militares, cuya jefatura se las apañaría para conseguir el General Franco (...)".

Requetés desfilando el 19 de julio de 1936 en Pamplona entre la casa del mencionado Ignacio Baleztena (que los socialistas españoles había quemado en 1932) y de la Diputación Foral. Archivo: «Permín de Iruña» 

Sigue Fernando Sánchez Aranaz: "Los dirigentes de la Comunión Tradicionalista estuvieron en la conspiración que propició el Golpe de Estado del 18 de julio de 1936. Lo que se preveía resuelto en escasos días, se convirtió en una Guerra Civil de casi tres años de duración. 

El Carlismo cometió el mayor error de su historia, al aliarse con sus inveterados enemigos: la oligarquía y el ejército. En el transcurso de la guerra el general Franco desarboló al Carlismo, mientras enviaba a sus militantes a los frentes de batalla como carne de cañón".

Un joven Franco junto a su superior Sanjurjo.
En Agosto de 1932 el General José Sanjurjo fracasó en su intentó de dar un Golpe de Estado a la Seguna República, fue detenido cuando intentaba huir a Portugal y condenado a muerte, pena que fue conmutada por cadena perpetua. En 1934 Alejandro Lerroux, Presidente del Consejo de Ministros, amnistió a los implicados en el Golpe de Estado, lo que incrementó las ya existentes sospechas de su implicación en el mismo.

Se sublevaron 100.000 carlistas, 70.000 como soldados y otros 30.000 en la retaguardia (tantos como Gudaris tuvo el Gobierno de Euzkadi), de ellos la mitad eran de las 4 provincias forales, falleciendo en el frente 5.400 y 600 fueron fusilados por los republicanos. La pretensión de los carlistas era derogar la Constitución, ilegalizar partidos y sindicatos para poder proclamar una dictadura temporal del General navarro Sanjurjo, la vuelta a una dictadura parlamentaria y a un Estado católico. 

Entrada en Bilbao de los fascistas españoles brazo en alto. Plaza en Atxuri de los Santos Juanes con la estatua de Diego López de Haro el Intruso al fondo, hoy en la plaza Circular


Al morir Sanjurjo y después Mola en sendos accidentes de aviación (al menos éste probablemente asesinado), el carlismo quedó en manos del General vencedor Francisco Franco. Pese a que sin el carlismo no hubiera podido ganar la guerra, Franco desmanteló todo el movimiento carlista salvo el ala más retrograda y más cercana por tanto a su pensamiento como vamos a ver.




JAVIER I DE BORBÓN Y PARMA


En una entrevista a Carlos Hugo de Borbón y Parma, pretendiente carlista y dirigente del movimiento en los años 70, explicaba sobre su padre: "Javier de Borbón y Parma tomó la dirección carlista en enero de 1936 y oficialmente en septiembre de ese año, tras la muerte del anciano Alfonso Carlos, que sólo estuvo 5 años al frente de la misma a la que llegó contando ya con 82 años. Javier se hizo con el mando carlista tras una crisis interna a la hora de designar a un nuevo pretendiente al morir sin descendencia Alfonso Carlos, disputa que ganó Javier I que se mantuvo al frente del carlismo hasta 1975".

Javier I de Borbón-Parma, el primer pretendiente con nombre en euskera 

“Cuando mi padre, Don Javier Borbón y Parma, negoció con el general Emilio Mola la participación de los requetés en el alzamiento de julio de 1936 (Javier presidió la junta suprema militar golpista), se acordó que, cuando este triunfase, se abordaría la forma de gobierno con una votación popular".

Entrada en San Sebastián de los sublevados carlistas y del ejército español el 12 de septiembre de 1936, éstos enarbolando la bandera nazi

Carlos Hugo relata así la traición al carlismo por el General Franco: "Pero, las cosas fueron de otro modo. Franco, apoyado por alemanes y británicos –lo que no se suele comentar-, se hizo con el poder y en abril de 1937, forzó la unificación de la Falange y el carlismo. Mi padre se negó a que este se integrara en una organización totalitaria y se dio así la paradoja de ser los carlistas unos vencidos en el campo del vencedor (…)".

Junta requeté

La unificación impuesta por Franco con la Falange Española Tradicionalista (FET) y de las JONS, luego reconvertido en el Movimiento Nacional conocido popularmente como "El Movimiento", terminó con el carlismo como partido, aunque no como corriente política, por un lado fue perseguido por el franquismo y perdió sus periódicos y edificios, pero por otro lado mantuvo una cierta influencia en el gobierno franquista a través del Ministro de Justicia, elegido entre los carlistas-mellistas o tradicionalistas, al tiempo que éstos manifestaban su disgusto con la ideología fascista que predominaba en la FET y de las JONS.



Carlos Hugo: "En abril de 1937 el dictador Franco completó la maniobra de anulación del carlismo con la reorganización de las brigadas navarras, colocando al frente de ellas jefes militares africanistas y mezclando los batallones de requetés con otros de otra procedencia que los desbordaran cuantitativamente de forma que no se pudieran sublevar. Los pocos carlistas que aceptaron la unificación, el conde Rodezno su grupo y algunos de procedencia integrista, fueron expulsados de la Comunión Tradicionalista por el pretendiente don Javier de Borbón".


LA IDEOLOGÍA FASCISTA, NACIONAL-CATÓLICA O FRANQUISTA DEL MOVIMIENTO


Javier Cubero en un artículo en el Diario de Noticias de Navarra (12/06/2022), nos da más información sobre la traición de los dirigentes tradicionalistas a sus bases que ocurrió en esas cruciales fechas para el carlismo, donde se ve que la unificación acabó también con Comunión Tradicionalista:


"Esta dinámica represiva continuó con el Decreto de Unificación, publicado el 20 de abril de 1937, que implicó la ilegalización de la Comunión Tradicionalista así como la expropiación de sus bienes, locales y periódicos. Se constituye entonces un sistema fascista de partido único (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), con el que colaboró un sector procedente de la Comunión Tradicionalista, representado por el Conde de Rodezno, que era partidario de prescindir de don Javier y aproximarse a don Juan de Borbón".



El Movimiento de ideología fascista, sólo pasó oficialmente a denominarse "nacional-católico" tras la muerte del kaiser Adolf Hitler y el final de la Segunda Guerra Mundial.

LA EXPULSIÓN DE JAVIER I y EL ATENTADO DE BEGOÑA

El 19 de mayo de 1937 Javier I de Borbón-Parma, visitó la Casa de Juntas de Gernika, en un acto de simbólico juró los Fueros vasconabarros ante el emblemático árbol, después juró en otro acto las libertades de Catalunya.


En el segundo viaje a España de Javier, se entrevistó con Ramón Serrano Suñer (el cuñadísimo del General Franco), al que manifestó su oposición a que en España se aplicasen los métodos de la Gestapo alemana. Después despachó con el propio Francisco Franco, al cual le expresó su rechazo a la implantación del fascismo: "pues tal régimen era incompatible con los ideales por los que luchaban los voluntarios del Requeté. Esta actitud política de don Javier motivó que el Gobierno franquista ordenase su expulsión del territorio español".




Tras las manifestaciones antifranquistas organizadas  el 12 de octubre de 1937 con motivo «Festividad de la Raza» española por la AET (Agrupación Escolar Tradicionalistas de estudiantes carlistas), se sucedieron numerosas detenciones de carlistas en Burgos, San Sebastián, Vitoria y en la propia Pamplona.

El 5 de diciembre de ese mismo año, en una reunión de dirigentes carlistas celebrada en San Sebastián-Donostia, "don Javier declara expulsados de la Comunión Tradicionalista a los colaboracionistas que aceptaron ocupar cargos en el partido único".

Funeral de Begoña

Unos años después, en este contexto de desentendimiento entre los fascistas y el carlismo, el 16 de agosto de 1942 en Bilbao a la salida de un acto religioso en la Basílica de Begoña, un comando falangista arrojaría dos bombas hiriendo a ciento 117 carlistas, de los cuales tres fallecerían como consecuencia de las heridas recibidas; pero el carlismo ya no tenía fuerza alguna para poder responder.

DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Explica Javier Cubero cómo: "Poco después del desembarco aliado en Normandía, el 22 de julio de 1944 don Javier fue detenido y llevado a Vichy, donde, tras ser interrogado durante un mes en una cárcel de la Gestapo, fue condenado a muerte, acusado de terrorista, comunista y agente inglés.

El Gobierno franquista se negó a interceder en su favor, labor que en cambio sí hizo Pétain, evitando que la condena tuviera lugar, por lo que el príncipe carlista fue conducido a la cárcel militar de Clermont-Ferrand, en la que fue clasificado como prisionero Nachtund Nebel antes de ser enviado al campo de exterminio de Natzweiler".

Tras la toma de los fascistas de Bilbao en junio de 1937, las imprentas de la Revista Euzkadi fundada por Sabino Arana Goiri (PNV-EAJ), fueron confiscadas y dadas al periódico falangista "Hierro", que siguió saliendo incluso después de la muerte del dictador hasta 1983. Es más, al principio, este periódico compartió maquinaria con otro periódico de "El Movimiento" pro-fascista, El Correo Español de La Falange Española Tradicionalista (FET) y de las J.O.N.S. (arriba la primera tirada donde se ve bien claro), que se unió en 1938 a El Pueblo Vasco que existía desde 1910, fundado por la familia Ybarra, de marcada ideología ultraderechista española y monárquica.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la línea oficial carlista se negó a alistarse en la fascista División Azul y colaboró con la resistencia francesa para pasar información a Inglaterra. Javier de Borbón y Parma intentó crear una unidad carlista que combatiera junto a los aliados con miembros de la agrupación de estudiantes AET. 

Carlos Hugo: “Javier Borbón y Parma luchó contra los nazis en Bélgica (como coronel del ejército belga), fue apresado e internado en el campo de concentración de Dachau en 1945 (Munich, Alemania, acusado curiosamente de comunista), Franco se negó a repatriarlo por lo que el carlismo quedó descabezado”. 

Después de ser liberado, estuvo al frente de un grupo de 100 maquis antifranquistas que luchaban en España. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Javier de Borbón declaró que, en caso de una nueva guerra “civil”, los carlistas no lucharían en el bando franquista.



CONCLUSIONES: TRAIDORES y TRAICIONADOS

El Carlismo no se encontró nunca cómodo dentro de la Segunda República Española por su aconfesionalidad y por ser antimonárquica. Pero, no preparó la sublevación hasta la quema de las iglesias y, en el caso vasconabarro, tras negarse el Gobierno español a aceptar el Estatuto de Autonomía Vasconabarro de Estella que había apoyado como acomodación foral y que hubiera evitado el alzamiento carlista.

El Carlismo se traicionó a sí mismo y traicionó a sus bases en 1936 al pactar el alzamiento militar con sus enemigos ancestrales: la oligarquía caciquil y los militares españoles. 

Iglesia Andra Mari de Durango tras el bombardeo fascista.
El primer bombardeo sobre Bizkaia se produjo el 31 de marzo de 1936, sufrió la masacre de la coalición fascista italiana sobre todo de Durango con más de 300 muertos, y después, las poblaciones de Mungia, Markina o Eibar. Lo contradictorio de estos hechos fue que, en poblaciones como Durango, gobernaban los carlistas con amplia mayoría, pese a ello fueron bombardeados y quemados los templos así como ejecutados numerosos curas (https://lehoinabarra.blogspot.com/2021/10/aitzol-85-anos-de-su-asesinato.html)
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Toda la información la recopilamos en:
https://lehoinabarra.blogspot.com/2020/04/gernika-la-punta-de-icerberg.html

Tras ganar la guerra, el General Franco y su camarilla comenzaron una represión y asesinato masivo o genocidio de republicanos españoles y nacionalistas vasco-catalanes como no se había conocido antes

Para gobernar, se apoyaron en la ideología fascista de partido único integrando en él al carlismo, contra lo que la corriente oficial con Javier I de Borbón-Parma al frente se mostró disconforme, mientras que los dirigentes de la corriente tradicionalista la apoyaron pese a la ilegalización de su partido, es así como el carlismo se diluyó como un azucarillo en el fascismo o el nacional-catolicismo como se llamó después de la Segunda Guerra Mundial.

"En Portugalete existía el denominado Requeté de Falange de Segunda Línea que el día 5 de diciembre de 1937 convocó a todos sus afiliados en la Casa de España (el Batzoki recién incautado al PNV) para celebrar el día 8, festividad de la Inmaculada, la bendición de su bandera.
En aquellos momentos, según anunciaban, se empezaba a organizar en dicho edificio de la calle Nueva distintas dependencias para instalar los servicios de la Falange Española Tradicionalista y de las JONS" https://mareometro.blogspot.com/2020/05/falangistas-y-carlistas-en-portugalete.html


CONTINÚA: EL CARLISMO HOY


Continuamos en otro artículo el discurrir del carlismo en los siglos XX-XXI, donde hablamos del atentado perpetrado desde el propio Gobierno español mediante pistoleros a sueldo en Jurramendi-Montejurra en 1976 para evitar la reunificación de la línea principal del Carlismo y su giro a la izquierda (autogestionario-socialista-federalista), que fue la puntilla del carlismo junto a su ilegalización en las primeras elecciones después de la muerte del dictador.