EL SOCIALISMO BASKÓN DE FEDERICO KRUTWIG

EL SOCIALISMO BASKÓN DE FEDERICO KRUTWIG

Aitzol Altuna Enzunza





“A Vasconia le corresponde un tipo propio de socialismo que nada tiene que ver con el español y francés y sería flagrante injusticia quererle imponerle un tipo de sociedad que no corresponde con sus premisas históricas, económicas y sociales” Federico Krutwig.


Federico Krutwig Sagredo nació en la población bizkaína de Getxo el 15 de mayo de 1921, hace 100 años, y murió en Bilbao el 15 de noviembre de 1998. Krutwig fue un auténtico erudito y políglota, experto en más de veinte idiomas (especialmente en griego clásico y en euskera), se jactaba de leer todas las lenguas del occidente europeo y varias asiáticas. Pero, Krutwig, fue sobre todo un pensador consecuente con sus ideas. 



El Partido Comunista de España, el PCE, decidió en los años 60 tener una toma de contacto con un movimiento incipiente del nacionalismo vasco que estaba acercándose a las teorías socialistas y comunistas, se trataba de la entonces bisoña organización ETA (Euskadi Ta Askatasuna). 

Los comunistas españoles, querían conocer mejor la ideología del nacionalismo vasco en general, pero, sobre todo,  querían una definición de la línea de pensamiento de la nueva organización que se empezaba a proclamar de izquierdas, trabajo que fue encomendado a Federico Krutwig en el año 1965, el único capaz de realizarlo en esos momentos. 


Lejos de acomodarse a un intento de entendimiento con los comunistas españoles de los que apenas quedaba nada vencida la última resistencia al franquismo de los “maquis”, Krutwig los atacó de frente, para ello se valió de los textos de Lenin como: “el Pueblo que oprime a otros Pueblos no puede ser libre”. (Obras Completas, XXII, p. 162)”. 

Pese  ello, el libro fue publicado por el PCE y en otra edición posterior, por la propia ETA en el año 1971, ambas de forma clandestina, el libro se llamó “La Cuestión Vasca”.

En este libro, Krutwig analizaba las teorías políticas del marxismo-leninismo y del nacionalismo vasco. 

Del marxismo-leninismo destacabs los aspectos aplicables a la situación del Pueblo vasco, yendo directamente a las obras de sus autores, sin intermediarios, relatando lo que en ellos es básico conocer para un vasconabarro.

F. Krutwig en “La Cuestión Vasca” decía: “Los hijos de las naciones opresoras tienen la maldita costumbre de condenar las justas reclamaciones de los Pueblos oprimidos. Para ellos la única nación que tiene derechos dignos de ser respetados es la nación grande, la nación opresora. Lenin en cambio recuerda a los miembros de las naciones grandes su deber internacionalista, no sólo de respetar los derechos de los Pueblos oprimidos, sino de compensar con una benévola tolerancia hasta los excesos".



"Frente a esta justa posición de Lenin, ¡cómo destaca la posición chovinista del partido comunista (revisionista) español! Este es más españolista que la propia falange. Resulta que en el Estado español, la nación dominante, está durante siglos practicando una política de genocidio, de embrutecimiento nacional de catalanes, gallegos y vascos, aplicando, como todo imperialista, el principio de “divide y vencerás”… y los “comunistas” españoles siguen con la misma táctica”.


A continuación, en “La Cuestión Vasca”, Federico Krutwig hace un repaso de todas las frases de Lenin sobre esta cuestión, como muestra un botón: 

“El proletariado no puede guardar silencio acerca de la cuestión particularmente “desagradable” para la burguesía imperialista, de las fronteras del Estado basado en la opresión nacional. El proletariado no puede dejar de luchar contra la retención violenta de las naciones oprimidas dentro de las fronteras de un Estado dado, y eso significa luchar por el derecho a la autodeterminación. El proletariado debe reivindicar la libertad de separación política para las colonias y naciones oprimidas por “su” nación. 

En caso contrario, el internacionalismo del proletariado quedará en un concepto huero y verbal; resultarán imposibles la confianza y la solidaridad de clase entre los obreros de la nación oprimida y los de la nación opresora; quedará sin desenmascarar la hipocresía de los defensores reformistas y kautskistas de la autodeterminación, que no hablan de las naciones oprimidas por “su propia” nación y retenidas la violencia en “su propio” Estado” (Lenin, Obras Completas, t XXI, p. 160).



Sobre esta cuestión, en su libro anterior y más conocido, “Vasconia” del año 1963, decía Krutwig: "Un programa social debe de ser parte integrante de la lucha de la liberación nacional del Pueblo vascón. La reclamación de la justicia social tendrá que ir íntimamente ligada a la reclamación de la justicia social (...). La justicia nacional es el alto ideal de quienes forman la élite nacionalista, y las justas reclamaciones de la justicia social son el ideal de quienes luchan por su vida todos los días. Una patria libre debe de cumplir con ambos ideales. 

(...) Nuestra lucha de liberación nacional es al mismo tiempo una lucha de liberación social". 

En ese libro “Vasconia”, explicaba Federico, cómo quería él que se gobernarse su Pueblo: “El nacionalismo vasco deberá ser, pues, un movimiento de izquierdas, entendiéndose por izquierda el movimiento progresista de los descontentos”.


En una entrevista que concedió en los últimos años de su vida, Federico Krutwig fue muy esclarecedor cuando dijo: “Yo nunca he sido político. Tuve tratos con algunos, pero hace ya años que he dejado esos contactos. Para mí el nacionalismo es un hecho cultural. Las teorías puramente economicistas son algo primitivo. Cuando las teorías político científicas, como el marxismo por ejemplo, se quieren imponer por la fuerza, en vez de política se está haciendo religión” (…).


Y en otra entrevista añadió sobre la cuestión: “Yo no era de verdad marxista. Era nacionalista vasco. Estaba dispuesto a aceptar todas las ideologías que fueran buenas para la causa vasca, incluso el fascismo. El marxismo era una herramienta más...” (sacado del libro de Pedro Alberdi “Satorrak baino lurperago”). 

Es el mejor resumen de la ideología y de su forma de pensar, Federico Krutwig, como buen hijo de Baskonia, quería ver a su madre libre de las cadenas de los Estados imperialistas que la están ahogando, para ello buscó y rebuscó en todos los pensadores y políticos del mundo todo lo que podría valer para esta causa, se valió de su privilegiado cerebro y de su capacidad sorprenderte para aprender idiomas, entre otros muchos valores que le arropaban. Además, tuvo la virtud de estar siempre rodeado de gente que le aportara cosas y con las que seguir aprendiendo hasta los últimos días de su vida.


Federico Krutwig, bien podría ser un moderno infanzón nabarro, al cual se le podía aplicar su lema: “Pro libertate Patria, gens libera state”, que se podría traducir al euskera como “Aberri Askea Herritar Askeentzat”, lema usado de ANV, pero también por los Mendigoxales de Iker Gallastegi “Gudari” y de Lezo de Urreiztieta, con los que simpatizaba Federico:

 "Euskalherriaren garhaipen historiko bat hospatzen den egun batetan finkatu behar lizateke. Neure aburuz hunelako fetxa historikoa Euskalherrian, Orstaroaren 15/a izan da, noiz euskaldunek Frantziaren harmada Orreagan suntsitu bait zuten. Euskaldunen viktoria hau mundu osoan ezagutzen da” (Aberri-Egunaren erran-nahia orain eta lehen” (Anaitasuna marzo 1978, F. Krutwig).



En nuestra tierra, el llamado “internacionalismo” y el “socialismo” ha designado abusivamente una vulgar variante de cosmopolitismo burgués, engendro que constituye en nuestro país un puro y simple camuflaje del nacionalismo español (Lan Deya 1961, Iñaki Aginaga). 

El internacionalismo del proletario acabó tras conseguir unas pequeñas concesiones del “capital”, y las Guerras Mundiales hicieron que los trabajadores lucharan entre ellos con los capitalistas de sus naciones, pues los pueblos, las naciones, siempre han sido en el ser humanos motivos de unión más poderosos que los económicos.

Cofradía de Ipiñaburu, ermita de Santa Agueda y su comunal, la cual agrupa a los caseríos del entorno, siendo la base política de funcionamiento del derecho pirenaico o nabarro-baskón.


No se puede olvidar, como decía Lenin, que no se puede liberar a la clase trabajadora de un país colonizado sin primero liberar el país: el problema nacional es el primer problema social y el primer problema social es el problema nacional.

Un nabarro de izquierdas sólo podrá ser socialista-nabarro si primero libera a nuestro país del imperialismo, si antepone o iguala la lucha obrera a la liberación nacional, está engrosando las filas del social-imperialismo. Por tanto, luchar por la libertad nacional es luchar por el socialismo, pues la primera imposición y explotación que sufre un obrero nabarro, es la imposición y explotación del imperialismo.

UN MODELO DE SOCIALISMO PROPIO

En nuestro país, durante siglos, ha funcionado un socialismo popular, democrático y participativo que podríamos llamar “Socialismo pirenaico”, el cual no encaja con ningún otro pensamiento socialista más que en lo básico: participación democrática de listas abiertas, justicia social y una mayor igualdad social. 

Su base era el ancestral derecho pirenaico que se convertía en la compilación de leyes que nuestros mayores llamaban Fueros.

Una verdadera izquierda nacional nabarra, ha de confluir necesariamente con esas costumbres participativas y democráticas propias del derecho pirenaico, que fue el día a día de nuestro Pueblo y que los vasconabarros conseguimos defender desde la invasión de nuestro Estado durante siglos frente al imperialismo, y que no nos pudieron arrebatar los imperialistas franceses y españoles, sino mediante un reguero de sangre en varias guerras y varias dictaduras.

El socialismo nabarro, debe de tirar de este hilo si quiere tener raigambre en nuestra tierra sin perder su sentido nacional: el auzolan, una gran autogestión de barrios y municipios, los Concejos de los valles y de las tierras comunales, las Juntas de las merindades, incluso su versión más actual del cooperativismo en lo económico…en fin, el socialismo nacional debe de basarse en el derecho pirenaico.