LOS MARINOS BASKONES

LOS MARINOS BASKONES
Aitzol Altuna Enzunza



Los marinos nabarros ya navegaban por todo el mundo conocido antes de la conquista inglesa y castellana de la Nabarra marítima, como lo demuestran diferentes libros comerciales de Brujas de 1200 y los barcos en el puerto egipcio de Alejandría descritos por Benjamín de Tudela.

Para ese siglo XII, cuando toda la Nabarra marítima fue ocupada militarmente por Inglaterra (1174-1193) y Castilla (1199-1200), la flota Nabarra era hegemónica en el Cantábrico, y la armada la componían marineros voluntarios de Lapurdi, Gipuzkoa, Bizkaia y Castro Urdiales-Laredo-Santoña.

Los marinos baskones ya navegaban por todo el mundo conocido como lo demuestran diferentes libros comerciales de Brujas de 1200 y los barcos de la Nabarra marítima en el puerto egipcio de Alejandría descritos por Benjamín de Tudela.

Prototipo de barco baionés del siglo XII-XIII

El rey invasor, Alfonso VIII, desde Burgos, sustituyó la originaria soberanía Nabarra por la castellana en San Sebastián el 16 de agosto de 1202 y en Hondarribia en 1203 (después hará lo propio con el resto de villas gipuzkoanas y bizkainas), cambiando su Carta Puebla de Villa Nabarra por la castellana, siempre bajo la violencia armada del ejército invasor, dejando bien claro que: “si alguien actuare contra este mandato incurre en la regia indignación y pague 400 aureos (1.000 en el caso de San Sebastián)”.



Sancho VII el Fuerte a comienzos del siglo XIII firmó un acuerdo con Baiona para que fuera el puerto de salida de las mercancías del cercenado reino de Nabarra. Pese a todo, Baiona alternó este puesto con Hondarribia.

Los marinos nabarros peninsulares, perdida ya su independencia, alcanzaron el canal de Zwin y el mar del Norte en 1230. En la Publicación “Bertan” de la Diputación de Gipuzkoa se dice: “En el Archivo Nacional de París se halla la impronta en cera del sello del concejo de San Sebastián, adherida a un documento del año 1297. Representa el tipo de nave más importante en la Europa atlántica del siglo XIII, que permitió el inicio de la expansión de su comercio marítimo. 

Esta tipología naval era utilizada también por otros reinos con los que los baskones comerciaban, como ocurría especialmente con Inglaterra. Por otro lado, este tipo de embarcaciones fueron empleadas por los reinos cristianos en sus campañas militares, como en la conquista de Sevilla en 1248, en la que la participación de las naves vascas y cántabras fue determinante para forzar las defensas en el río Guadalquivir”.




Los navegantes baskones, durante esos siglos, monopolizaban el mercado marítimo según las “Crónicas de Flandes”: transportaban hierro, aperos, utillaje, saín y vino propios, lana, hilados, badana y lona de la parte aún independiente del reino (Alta y Baja Nabarra), azafrán y arroz de Aragón, cereales, cuero, cera, azogue, hilados y sebo de Castilla y de Andalucía aceite de oliva, miel, azúcar y frutos secos, a cambio de paños y tejidos de lana y seda de Monpelier, Rouen, Gante, Brujas e Inglaterra.

Cántigas de Santa María de Alfonso X de Castilla escritas en gallego-portugués (1270-1282), el idioma de la Corte y de la cultura
Miniatura 36

Flotas nabarras y cántabras fueron las que tomaron Sevilla a los musulmanes españoles o hispanos (1248), Cádiz poco después y también Gibraltar (1309, desde hace 300 años inglés ) o las que llevaron a tierra Africana a los últimos hispano-musulmanes de Granada en 1492, con Muley Boabdil a la cabeza del bermeano Iñigo de Artieta. Iñigo de Arteta o Artieta, con Amezketas y Loiolas, llevaron a 6.320 hispano-musulmanes a África en el año 1493.

"Escudos de Vizcaya" Ybarra y Bergué


En 1395, en las “Crónicas de Enrique III”, se consigna que la primera expedición europea a Canarias fue realizada por naves gipuzkoanas y bizkainas. Antes, en 1393, bizkaínos, gipuzkoanos participaron junto con sevillanos en el reconocimiento de las costas de las Islas Canarias y prepararon su posterior invasión.

Sello de San Sebastián del siglo XIII

En 1439 Carlos VII de Francia creó las compañías reales de ordenanza formados por caballero y soldados de infantería pagados con el dinero de los impuestos, es el origen del moderno ejército de occidente. La corona española no tendrá, según Caro Baroja, una armada o marina de guerra hasta Felipe V (principios del s. XVIII).

En el aspecto puramente comercial, en 1296, las conocidas hoy como “Cuatro Villas Cántabras” de Santander, San Vicente de La Barquera, junto con los puertos nabarros de Laredo y Castro Urdiales (finalmente expulsado del señorío de Bizkaia por Bilbao en 1471 ), crearon la “Hermandad de las Marismas de Castilla”, con las poblaciones de la Nabarra marítima de Hondarribia, San Sebastián, Getaria, Bermeo y la villa irredenta interior de Vitoria-Gasteiz . La Hermandad funcionaba con total soberanía, ajena a los mandatos reales a los que aplicaba su propio “pase foral”, “se acata pero no se obedece”.

Coca baionesa del siglo XIV. 
Clave de bóveda policromada de la Catedral de Baiona.

La Liga Hanseánica teutona (Bremen, Lubec, Hamburgo, Munster etc.), se fundó poco antes que la de las Marismas, en 1241, con su “Roles de Olorón”, para guardar su comercio básicamente de los baskones y cántabros que eran los que controlaban el “mar exterior”, el Atlántico. Los baskones comerciaban con los puertos teutones, así como con Brujas, La Rochelle, Burdeos y en el mediterráneo con Venecia y Génova, las grandes ciudades marítimas.

La Rochelle


En 1348, en Brujas, se inauguró el consulado “de Vizcaya y de Guipuzcoa” para dirimir disputas y agilizar relaciones comerciales, consulado independiente del de Castilla. Hoy la plaza donde se alzaba ese consulado se llama “Biscaye Platz” .



Los barcos bizkaínos llegaron a Brujas en el siglo XII, tenían una casa de contratación desde el siglo XIV y consulado de la “nación vizcaína” desde 1455. Incluso navegaron bizkaínos y gipuzkoanos bajo bandera portuguesa, así en la armada de 1415 su presencia era numerosa y eran considerados por los cronistas portugueses como “superiores en la navegación a las demás naciones” (“Navegación y comercio en el golfo de Vizcaya”, Suárez 1959). La Hansa alemana contrató las naves de la Nabarra marítima para s flota del Báltico en Bilbao en 1428. En ese siglo XV Bilbao y Nantes tenía barcos comunes en la “Cofradía de la contratación”, según narra Teófilo Guiard en la “historia de la noble villa de Bilbao, 1300-1876).


La Hermandad de las Marismas llegó a pactar de forma unilateral (sin depender del rey castellano) su participación en guerras o en acuerdos comerciales. Tenían además “patente de corso” para atacar barcos de otras coronas a cambio del “quinto real” (el 20% de lo robado era para las arcas reales castellanas).

En las Guerra de los 100 entre Inglaterra y Francia (siglos XIV-XV básicamente), los labortanos eran contratados a sueldo por los ingleses de los que eran súbditos y los bizkaínos y gipuzkoanos como mercenarios por los franceses, por tanto se veían abocados a luchar entre ellos siendo las principales flotas de esas coronas.

Del mismo modo y de forma unilateral, firmaron los marinos nabarros una tregua con el rey de Inglaterra Eduardo I en 1306. En Gran Bretaña se habían instalado los baskones para secar el pescado que capturaban en la zona, por lo que surgieron disputas con los marineros británicos (Ducan Haws). El propio rey de Inglaterra no se fiaba de ellos y tenía 58 naves y 1.140 hombres para combatirlos (piratearlos).


El peor enfrentamiento entre vasco-cántabros e ingleses se produjo en 1350 cuando 26 de los 40 barcos de mercancías que iban a Flandes fueron hundidos por los ingleses en lo que ellos llamaron la “Batalla de Winchelsea”, pero el relato parece fantasioso pues no existían cañones y las batallas era cuerpo a cuerpo, por lo que era muy difícil hundir un barco.

Tras esta batalla los ingleses acuñaron monedas con el lema “El rey del mar”. Pero la venganza de la marina nabarra debió de ser importante pues el rey de Inglaterra, a la sazón Eduardo III, expidió ese mismo año un breve en Retherter dirigido al arzobispo de Canterbury y de York invitándoles a que en su diócesis se hagan rogativas para aplacar la ira de Dios e imperar la protección contra los vascos que hostigaban sus costas y el comercio rezando de éste modo: "Líbranos, Señor, de la peste de los vascos".

Al año siguiente, la Hermandad de las Marismas y el rey inglés, firmaron en la Torre de Londrés 20 años de paz y el primer acuerdo comercial para faenar en aguas británicas, por el cual Inglaterra dejaba mercadear en sus puertos a los vascos a cambio de que éstos no atacaran sus naves. Por tanto parece que la marina de la costa nabarra era mucho más importante que toda la marina inglesa en ese siglo. Todavía en 1482 la Junta de Usarraga firmaba un Tratado con Inglaterra donde se disponía que Gipuzkoa permaneciera neutral en una guerra contra Castilla.


La Nabarra libre siguió protegiendo Lapurdi ante la política expansionista castellana y la lejanía de Inglaterra, teniendo señores de Lapurdi tierras en Alta o Baja Nabarra y viceversa, hasta que, sobre el año 1449-1450, después de la Guerra de los 100 Años y tras la conquista de Gastón IV de Foix, Vizconde del Beárn, del castillo de Senpere, pasó Lapurdi a manos bearnesas. Del mismo modo este vizconde independiente de Francia conquistó el castillo de Maule en Zuberoa. Gastón IV estaba casado con la reina de Nabarra desde 1441, convirtiéndose por tanto en rey consorte, uniendo de nuevo el vizcondado de Beárn (Lapurdi y Zuberoa incluidos) a Nabarra, lo que devuelve tierras costeras al reino basko(n) .



Los labortanos destacaban sobre manera en las artes marinas sobre cualquier otra región de la corona inglesa, lo mismo que los gipuzkanos sobre otras tierras costeras del imperio castellano.

Por parte de la ocupación castellana, Fernando de Aragón o el Falsario, rey consorte al casarse con su prima Isabel, llamado por la Iglesia romana “el Católico”, solicitó a Gipuzkoa en 1481 barcos para crear una armada contra los turcos, a lo que éstos se negaron por “contrafuero”. Finalmente llegaron a un acuerdo con el rey aragonés y 60 de las 70 naves de aquellas batallas fueron gipuzkoanas. Voltaire en su obra “Ensayo sobre las costumbres”, llama a Fernando de Aragón “el furtivo”.


En 1484 se firmó, sin embargo, un acuerdo desastroso con el rey falsario, los nabarros costeros de Gipuzkoa y Bizkaia se sometieron a levas forzosas “contrafuero”, a cambio de nuevos caladeros y puertos comerciales, pues se encontraban constreñidos ante tanta hostilidad al libre comercio que interesaba a los vascos y que se recogía en el régimen foral, pues las leyes peculiares y originariamente consuetudinarias del reino de Nabarra o Fueros, se mantuvieron en la Nabarra Marítima pese a la conquista. Las aduanas estaban en el interior con Castilla, en lo que se llamó el “Cordón del Ebro”.

Este acuerdo arruinó la costa vasca para finales del siglo XVI debido a las numerosas guerras en las que los españoles acostumbran, aún hoy, a tomar parte.



(La imagen de un pecio vasco, la nao San Juan que se hundió en las aguas de Red Bay, es el símbolo que representa el logo del programa Patrimonio Cultural Subacuático de la UNESCO).


Tal y como la anglo-canadiese Salma Huxley de Barkham escribe: “Los viajes transatlánticos apenas supusieron problemas para los vascos, debido a su avanzada experiencia previamente adquirida en el armamento y aprovisionamiento de viajes durante el siglo XV. No únicamente los viajes a Chester, Bristol, Cornualles e Irlanda, sino también a los de Flandes, Mediterráneo y Canarias. Navíos al mando de maestres eran capaces de surcar el Golfo de Vizcaya, bordear las islas de Oesasant y surcar las traidoras aguas del “Canal inglés”, debían ser igualmente capaces de atravesar el Atlántico. La brillante habilidad mostrada por Juan Sebastián Elcano en su circunnavegación del Mundo fue fruto de una larga tradición marinera vasca y su hazaña no fue un mero fenómeno aislado”.

Lekeitio




En el siglo XVI el 90% de los barcos a América eran vascos y el 100% de los de Flandes, siendo la vasca la principal flota europea. En el siglo XVII la construcción naval pasa a ser encargo de la corona española. Las carracas aparecieron en el siglo XV y las naos en el XVI, los galeones vinieron después.