ALGUNOS AUTORES CLÁSICOS DEL ESTADO MODERNO

ALGUNOS AUTORES CLÁSICOS DEL ESTADO MODERNO

Aitzol Altuna Enzunza

Thomas Hobbes, 1651: “Según el papa los Estados deberán ser gobernados sin el consentimiento de ellos, por un derecho dado por Dios. Esta práctica ha sido observada en el traspaso del reino de Nabarra”.


(Resumen interpolado del trabajo de Joaquín Hernández Callejas)

Las ideas políticas renacentistas nacen en un mundo en ebullición con la formación de monarquías nacionales y la expansión de las ideas del protestantismo y de la Reforma. 

Sigue siendo la monarquía el tipo de gobierno preferido y, más aún, la defensa del absolutismo. Por otro lado, la teoría política se seculariza, pero sin llegar a perder del todo su dependencia de la idea del origen divino del poder. En ese marco de inscriben obras como la Utopía y El Príncipe.


NICOLAS MAQUIAVELO (1469-1530)

Con el italiano Maquiavelo se rompe el supuesto básico de que la sociabilidad es el fundamento de la sociedad civil, siendo reemplazada por el poder que es el aglutinante real de la sociedad. 

A Maquiavelo ya no le interesa saber cuál es el mejor gobierno ni qué es lo legítimo, sino únicamente la técnica política para conservar el poder y mantener el orden. Representa la exigencia de la rigurosa y definitiva separación del Estado y de la Iglesia a la cual se niega toda soberanía temporal para cedérsela al Estado. 

Era la “teoría de las dos espadas”, implementada por el pontífice Gelasio I en el siglo V, por la que había dos grandes poderes, uno temporal y otro espiritual. El primero era el de los monarcas y estaba supeditado al segundo que era el de los papas. 

La soberanía, principio o fuente del poder (potestas), pertenece al estado como tal, el ejercicio del poder (dominiun), al jefe efectivo del estado, es decir, al gobierno. Mediante la noción de soberanía se designará desde entonces la capacidad en ejercicio de ese órgano de poder político -el estado moderno- para mantener duraderamente el orden interno y la independencia respecto del exterior. Dicho con otras palabras, soberanía significa que el estado cuenta con los recursos ad hoc suficientes para ejercer la violencia interna y externa exigidos para el normal y rutinario desenvolvimiento de la actividad general del pueblo del estado.


Así, el Estado es desvinculado, por una parte, de su fundamento divino y es definitivamente instalado en la temporalidad y en la historia. "Maquiavelo fue el primero en basarse en la observación de los hechos; en la utilización de los datos de la historia y en el conocimiento de la psicología humana; en la ciencia política liberada de los dogmas de la religión y de la teología. Trata de descubrir las leyes que rigen el desarrollo de los fenómenos sociales".

"Todo principado (nobleza territorial-Estado) significa una "creación de fuerza". En tener fuerza en todo estriba el Poder del Estado; tanto para adquirirlo como para conservarlo. La razón primera y última de la política del príncipe es el empleo de la fuerza; pues "la fuerza es justa cuando es necesaria", y el mejor empleo de la fuerza es la guerra.

"La guerra -escribe Maquiavelo-, las instituciones y reglas que le conciernen, son el único objeto al que un príncipe debe entregar sus pensamientos y su aplicación y de la cual le conviene hacer su oficio; esta es la verdadera profesión de cualquiera que gobierne, y con ella, no sólo los que han nacido príncipes pueden mantenerse, sino también, los que nacieron simples particulares pueden frecuentemente, llegar a ser príncipes. Por haber descuidado las armas y haber preferido en vez de ellas las dulzuras de la molicie, se les ha visto perder sus Estados a algunos soberanos. Despreciar el arte de la guerra es dar el primer paso hacia su ruina; poseerlo perfectamente, "es el medio de elevarse al poder".

Así, pues, para todo Estado (hereditario, nuevo o mixto) en cualquiera de sus formas de despótica, monarquía, oligarquía aristocrática o república; las bases fundamentales son "buenas leyes o buenas armas"; no puede haber buenas leyes allí donde no hay buenas armas; y al contrario: "allí donde hay buenas leyes, sí hay buenas armas". 


Las buenas armas, para Maquiavelo, son los ejércitos nacionales; los mercenarios no. Para Maquiavelo el Estado es la fuerza; la fuerza del que domina; a los súbditos solo les toca obedecer. Pero estos súbditos aman la libertad, como se ha visto a través de la historia de la humanidad, a muchos pueblos luchar y morir por ella y como el mismo vio a sus coetáneos luchar y morir en defensa de las libertades públicas que ofrecían las repúblicas aristocráticas de su tiempo (Venecia, Milán, Florencia, Pisa, Parma, etc.), que luego fueron destruidas por familias despóticas (los Médicis, Orsini, Borgia, etc.). 


Los principados (Estados) deben basarse fundamentalmente, para conservarse, en la fuerza: "Cualquiera que habiendo conquistado un Estado acostumbrado a vivir libre no lo destruya, debe esperar ser destruido por él..... Tómese la precaución que se tome, hágase lo que se haga; si no se disuelve el Estado, si no se dispersa a sus habitantes, se les verá, en la primera ocasión, recordar, invocar su libertad, sus instituciones perdidas y esforzarse por recuperarlas".


Nicolás Maquiavelo fue coetáneo a Fernando II de Aragón, en su libro “El Príncipe”, dijo sobre éste: “El rey de España ha querido fortificarse en el reyno de Nabarra, que ha conquistado y cuya posesión deseaba (…) Un príncipe de nuestro tiempo, cuyo nombre no conviene mencionar, predica continuamente la paz y la lealtad, siendo en realidad enemigo de ambas; de hecho, si hubiese observado tanto la una como la otra, habría perdido repetidas veces el prestigio y el Estado”.

El historiador Manex Goyhenetche (1942-2004) en su libro “Historia General del País Vasco” comentaba: “Navarra fue el primer laboratorio de observación y aplicación del maquiavelismo”.

TOMÁS MORO (1478-1535)

La obra más conocida del inglés es "Utopía" publicada en 1516, en ella se contiene la descripción de la explotación de las masas de los primeros años de la burguesía inglesa y su idea sobre el Estado ideal. 

El género no es nuevo, muchos siglos antes, Platón lo había iniciado con su República, pero a partir de esta revitalización del asunto del Estado y su justificación, otros autores aportan nuevas ideas a la discusión y así son publicadas: El Príncipe de Maquiavelo, La Ciudad del Sol en 1623 por Campanella o La nueva Atlántida en 1627 por Bacon.


Utopía comienza con la pregunta del sentido que tiene la participación del filósofo, del intelectual, en las tareas del gobierno y queda centrada en la exposición de una ciudad ideal, un Estado ideal, igualitario, en el que nadie posee nada en propiedad y donde los magistrados son elegidos por el pueblo. 

El trabajo es el principio igualitario, pero no un fin en sí mismo, sólo se trabaja seis horas, lo cual permitirá dedicar más tiempo al ocio y a la actividad intelectual. La mujer es considerada igual que el hombre. 

Las leyes son pocas y efectivas, no están en beneficio de unos pocos, sino de todos. El papel de las instituciones es preponderante. Además, Moro se caracteriza por su antimilitarismo y su pacifismo. En su Utopía hay libertad de culto, además cualquier religión puede ser revisada.


Este panorama no cae en la ingenuidad, a Moro no se le escapa que la perfección humana es imposible. Por eso, parecen algunas de sus páginas ocultar cierta ironía. Con todo, no debemos escatimarle la virtud auténtica de su propuesta: la firme creencia en que la felicidad humana viene determinada por unas estructuras sociales que permitan el desarrollo personal.

MARTIN LUTERO (1483-1546)

La salvación, según la doctrina luterana, no depende del mérito o de la virtud de los hombres sino que es un regalo inmerecido de la gracia soberana de Dios. Todos los seres humanos pueden lograr la "salvación sólo por la fe", que se convirtió en el característico estandarte del luteranismo. 

La ley representa las exigencias de Dios. Todas las personas son conscientes de la ley y las tradiciones éticas de su cultura, aunque el pecado distorsione su interpretación.


JUAN CALVINO (1509-1564)

Mientras que Lutero se afanó por creer en la salvación del hombre por sí sólo, el francés Calvino pensaba que con la riqueza y el trabajo, el hombre contribuye a su salvación. 

Esta revolución se basaba en la salvación del hombre por sí mismo (individualismo religioso). “Quien no trabaja, que no coma” y “no se trabaja porque se vive, sino que se vive por el trabajo, y cuando no se trabaja, se perece o se duerme”. 



El francés Jehan Calvino (1509-1564) asegurana que el trabajo es el fin de la vida de todo individuo. Algunas personas han sido elegidas por Dios para salvarse, mientras que otras son rechazadas por Él y están destinadas sin remedio a sufrir la condenación eterna.

Calvino también compartía la idea de Lutero de que la Biblia constituía la única norma para una vida de fe, aunque no estaba de acuerdo con Lutero en la defensa que éste hacía del sometimiento del Estado a la Iglesia. Calvino afirmaba que la estabilidad se logrará con un soberano que concentre todos los poderes y tenga primacía sobre la Iglesia, cuyo poder queda reducido, lo que facilitará al Estado su secularización. Calvino mantuvo una estrecha relación con Juana III de Nabarra y su corte de Nerac, la reina renacentista.

Calvino jugó un papel trascendental en la transición del feudalismo a la implantación del capitalismo. 



JEAN BODIN (1530-1596)

El también francés Bodin, buscará un vínculo entre los franceses sumisos a un mismo rey, para conseguir la soberanía, que es indivisible y perpetua y lo que establece la continuidad de la comunidad.

Su obra más importante se llama también “La República”. Apuesta por la monarquía que tiene el poder de cambiar todo y establecer la modernidad. No hay nadie que pueda poner en tela de juicio lo que el monarca diga o haga. Se necesita un poder fuerte para acabar con los feudos y el poder de la Iglesia y su base en la costumbre y la tradición y crear un mercado nacional. 

La única forma de solucionar el problema para Bodin era imponer lo político a lo religioso. Aparece por primera vez la nueva relación súbdito-soberano. La voluntad del rey está limitada por el derecho inviolable de la propiedad privada.


"Autoridad absoluta, quiere decir, que el soberano tiene la facultad de ordenar o suprimir la ley basado, únicamente, en su pura y franca voluntad. La primera facultad del príncipe soberano, es la de dar la ley, para todos, en general, y cada uno en particular, sin necesidad del consentimiento del más grande, del igual o menor que él... Ni la costumbre se escapa a esta soberanía; pues, "La costumbre no puede anular la ley, pero la ley sí puede derogar la costumbre" (Bodín).

Todos los signos de la soberanía están comprendidos en el príncipe (monarca, aristócratas, pueblo), decretar la guerra y tratar la paz; instituir oficios, profesiones y funciones; juzgar, en última instancia; otorgar Gracias a los condenados, en oposición a las sentencias y contra el rigor de las leyes; acuñar la moneda y recaudar tributos e impuestos; ...Todos esos signos se derivan de la facultad preciosa de la soberanía, de ese monopolio de dar y de anular la ley" (Joaquín Hernández Callejas)


La teoría de Bodín tenía un doble objetivo: terminar con un Estado feudal que fragmentaba Francia en auténticos feudos independientes; y el otro, el de limitar las pretensiones de dominio temporal del Papa, o del poder episcopal, destacando que, "el soberano absoluto, no tiene otro poder por encima de él, ni otro igual a su lado. El soberano lo tiene todo por sí mismo". La burguesía de entonces, pues, estaba de parte de la monarquía absoluta, que propiciaba la unidad de Francia, en contra de los señores feudales protestantes, que proponían el gobierno mixto. Bodin, asentó las bases del Estado de derecho.

MAX WEBER (1864-1920)


El alemán Max Weber  en su libro “La ética protestante y el espíritu del capitalismo” dio el paso ideológico a las economías a escala o capitalistas, se basaba en la política general calvinista y asegura que el tiempo es muy valioso y que no hay que malgastarlo. Hay que entregárselo a Dios (salvo los domingos). 

Las bases del capitalismo son la propiedad individual, una sociedad de clases cuyos individuos son iguales ante la ley (una sociedad burguesa), un sistema democrático basado en el sufragio universal y declaración de los derechos humanos fundamentales. Sobre todos estos valores, se sitúa el hombre como valor principal y más importante.

OTROS AUTORES



  • El inglés Thomas Hobbes (1588-1679), en “Leviatán”, describe al Estado como a un dios mortal.
  • Hobbes y Bodin consideraban que el Estado podía existir con la presencia de 3 familias, es decir, desde tiempos inmemoriales.
  • Hegel describía el Estado moderno como el dios en la tierra, "como una imagen y realización de la idea moral, de la razón" y lo considera como eterno.
  • Maquiavelo (1469-1527, Italia) diferencia claramente la política de la moral.
  • Max Weber ha definido al Estado como «aquella asociación humana que dentro de los límites de un cierto territorio asume con éxito el monopolio legítimo de la violencia».
  • El filósofo salvadoreño Guzmán, comenta que la existencia de la autoridad política, del Estado, se debe: "a un imperativo del mismo fenómeno social, a una ley social que impulsa al hombre a la asociación, con igual fuerza que la ley de la gravitación universal imprime a las cosas del espacio; igual que las células a formar tejidos y organismos o que los átomos a integrar toda la materia en todas sus manifestaciones".