LIBRO: LA HISTORIA OCULTA DE BIZKAIA (I): ORÍGENES

LIBRO: LA HISTORIA OCULTA DE BIZKAIA (I): ORÍGENES DE BIZKAIA
Aitzol Altuna Enzunza




            TOMO III: LA FORMACIÓN DEL SEÑORÍO DE BIZKAIA


TOMO I: ORÍGENES DE BIZKAIA

Copia de la Tabula Rogeriana realizada por Muhammad al-Idrisi en el año 1154, basada en las obras clásicas, donde todavía Hispania empezaba en el llano, tras pasar las montañas pirenaicas según las entendemos hoy, por la calzada romana del paso de Roncesvalles-Orreaga- Burgi (Iturissa)ttps://lehoinabarra.blogspot.com/2014/07/eramos-hispanos-o-galos.html


BIZKAIA A LA LLEGADA DE LOS ROMANOS
Los poblamientos en la Edad de los metales
La economía prerromana de los Pueblos euskaros

ESTRUCTURACIÓN POLÍTICA DE LA COSTA DE LOS PUEBLOS EUSKAROS
Los Pueblos euskaros Occidentales
Los Pueblos euskaros Orientales, al Este del río Urumea

LA ROMANIZACIÓN DE LOS PUEBLOS EUSKAROS COSTEROS
La administración romana en tierras euskaras

HISTORIA DE BASKONIA
LA SUPERVIVENCIA DEL EUSKERA O LA CREACIÓN DE NUESTRO ESTADO
EL ORIGEN DE BASKONIA
LA UNIDAD ÉTNICO-POLÍTICA DE BASKONIA
HISTORIA DEL DUCADO DE BASKONIA
LA CAÍDA DE BASKONIA y LA APARICIÓN DE LOS NABARROS
LA CREACIÓN DEL REINO BASKÓN DE DE PAMPLONA
EL EUSKERA Y EL REINO DE NABARRA

BIZKAIA DENTRO DE NABARRA

NABARRA CRISTIANIZÓ BIZKAIA
LA CRISTIANIZACIÓN DE BIZKAIA
POBLACIONES DE BIZKAIA AL INCORPORARSE A NABARRA
NABARRA CREÓ LOS PUEBLOS DE BIZKAIA


BIZKAIA A LA LLEGADA DE LOS ROMANOS



El Pueblo euskaro llamado por los romanos como karistio o karieta dominaba la comarca desde la desembocadura del río Ibaizabal-Nervión hasta la del río Deba en la actual Gipuzkoa y el norte de Alaba hasta Trebiño.

Las recientes excavaciones en Busturia (en la costa bizkaína), demuestran que ya en el solutrense (hace 19.000 años), los habitantes de esas tierras se desplazaban en verano hasta Trebiño a acechar las manadas de herbívoros que se reunían en aquellos verdes prados, ya que se han encontrado piezas de silex de Trebiño en esas excavaciones de Busturia.

El otro Pueblo euskaro que habitaba la actual Bizkaia a la llegada de los romanos, era el autrigón. Serían tierras autrigonas las Enkartaciones bizkaínas, en Alaba la frontera estaría en la Valdegobia autrigona (Valle de Gaubea o Gaubia), también serían autrigones los habitantes de la llamada Castilla Vetula o Vieja, por tanto del río Nervión hasta el río Asón o más allá (Beranga-Santoña), donde harían frontera con los cántabros (que a su vez por occidente irían hasta el río Sella). Por el sur serían autrigones los habitantes de la Bureba burgalesa hasta los montes de Oca (a 15 Km al norte de Burgos capital, comarca con influencia celtíbera) y la parte occidental de La Rioja, hasta la sierra de la Demanda, fronteras todas ellas después del reino de Pamplona o Nabarra.


Castro o ciudad amurallada autrigona de Bolonburu, Zalla

El autrigón es uno de los Pueblos euskaros más extensos e importantes. Estrabón llama a este pueblo "al(l)otrigues" y Floro "Autrigonas". Los bardulos -otro de esos Pueblos-, irían desde el río Deba al Urumea y como una lengua de tierra hasta Trebiño. En la actual provincia de Alaba vivirían por tanto los karistios, bardulos y autrigones, que harían frontera en Uda-Trebiño (de ahí probablemente el nombre de Trifinium). La última mención histórica de los “autrigones” es del Cronógrafo del año 354 lo mismo que a los karistios en el año 354, a los várdulos es del año 456 cuando los bárbaros hérulos devastan su costa (“Historia de Euskal Herria” José Luis Orellá Unzué, doctor en Historia y experto en derecho foral).



Sería el de los baskones uno de las Pueblos euskaros más poderosos, su territorio costero iría del río Urumea al Bidasoa en Gipuzkoa y por la costa hacia el norte abarcaría todo Lapurdi hasta Baiona cuando menos (pueblo de los “lapurdenses” bajo dominio de los baskones ), donde empezarían los aquiitanos.

El nombre de "Aquitania" probablemente viene del pueblo principal, los "Ausco" o “Ausko” (la “c” en latín se lee como una “k”), de ahí ausko+itano. “Ausci” o “Auski” es el plural de “Auscus”. Julio Caro Baroja en su libro “Sobre la lengua vasca”, tras el estudio de distintas inscripciones en monedas, plomos y vasijas llega a la conclusión que: “aquitano, el vasco actual y el idioma de los antiguos ilergetes, cerretanos y hasta mediterráneos de más al sur parecen tener cierto parentesco que no se puede explicar por influencias célticas”, por tanto éstos también serían Pueblos euskaros a la llegada de los romanos, pero ya interiores.



Los poblamientos en la Edad de los metales

El historiador José Luis Orellá Unzué en el libro “Historia de Euskal Herria” define el “Saltus Vasconum”: “Es el territorio situado al norte de una línea imaginaria que corre desde Jaca a Pamplona, llegando hasta el límite con Álava. Es decir, es el territorio montañoso que discurre al sur y al norte del Pirineo y que viene limitado por ambos prepirineos”. La situación del “Saltus Vasconum” sería extensible al norte de esa franja.

Respecto a la estructura de los poblados de los karietas o karistios o autrigones, así como de otras gentes, tribus, clanes o mejor Pueblos euskaros del “saltus vasconum” o zona boscosa de la costa, poco a poco vamos sabiendo más detalles. Todas las poblaciones estaban situadas en altos estratégicos que controlan la totalidad del valle. Eran poblaciones amuralladas y dentro de las murallas existían casas sobre suelo labrado, hechas de madera y tierra y en algún caso incluso con vigas de piedra introducidas en el suelo, para recubrir después la casa con plantas y cuernos; contaban con sus hornos de pan y almacenes para el grano, incluso dentro del poblado amurallado se practicaba la agricultura y la ganadería. En los siglos VI al IV antes de nuestra Era, se introduce la construcción de viviendas de base rectangular que aprovechan mejor el espacio, frente a las redondas anteriores.

Reconstrucción de un Castro de la Edad de Hierro
en Henaio, Alegría-Dulantzi (Alaba)
Los arqueólogos responsables de la excavación de Alegría-Dulantzi Miguel Loza Uriarte y Javier Niso Lorenzo (2010), los cuales han encontrado construcciones, enterramientos con ajuar desde el siglo VI en adelante, son muy contundentes: "una vez más ha quedado claro que los habitantes de los Pueblos históricos alaveses son la herencia directa de sus antepasados premedievales”.

Las murallas aparecen al contacto con las invasiones indoeuropeas, como los celtas, que traerían la necesidad de una defensa conjunta del territorio, lo que conllevaría a la estratificación social y a la creación de una clase de guerreros frente a otra agrícola y por tanto de familias dominantes que se constituirán ahora y que perdurarán siglos. Quizás sea el origen de los diferentes Pueblos euskaros que observaron los romanos.


Malmasín, Arrigorriaga, reconstrucción del poblado karistio sobre su cima

Además de estas “ciudades” amuralladas o castros, existirían pequeñas comunidades dispersas e incluso se habitarían las cuevas hasta la segunda Edad de Hierro (siglo III a.C.), para pasar entonces a usarse las cuevas como grandes almacenes. Un estudio de Xabier Peñalver, revela la existencia de castros amurallados y prestos para la defensa del territorio siguiendo los grandes ejes de los valles fluviales, en sitios elevados y con el terreno previamente preparado para acoger la posterior edificación.

Estos castros estarían relacionados entre sí (están en altos con una vista natural los unos de los otros), autónomos en recursos naturales, pastoriles (guardaban el ganado dentro de las murallas) y agrícolas (se han hallado todo tipo de cereales propios de la época, dentro y fuera de la muralla), todos ellos en las actuales provincias occidentales de Bizkaia, Gipuzkoa y norte de Alaba, pero también en el norte de Lapurdi, Bajar Navarra y Zuberoa, iguales que los que hacían sus vecinos celtas, astures y cántabros.

Revista BERTAN de la Diputación de Gipuzkoa "Burdin Aroko herri harresituak Gipuzkoan" Xabier Peñaver y Sonia San José

Han aparecido de momento 2 de estos castros en el norte de Alaba, 8 en Bizkaia, 8 en Gipuzkoa, 10 en el norte de Lapurdi, 28 en el centro y norte de Bajar Navarra y 17 en Zuberoa, éstos en plenos montes Pirineos (aquitanos).Ya en el interior, en la baskona Alta Navarra, se han hallado 109 ubicaciones, casi siempre próximas a los grandes ríos: el Arga, Aragón, Ebro y Ega.

De la Edad de los Metales, existen en la "recóndita" Gipuzkoa de “gens” o pueblo bardulo (entre el río Deba y el Urumea, por el sur hasta Uda-Trebiño), que se hayan encontrado hasta hoy, 8 castros o ciudades amuralladas . La más antigua de estas ciudades amurallada es la de Buruntza (Andoain), de hace 3.000 años, y la más reciente la de Intxurre (Albiztur-Tolosa), de hace 2.030 y con 1 km de muralla, justo a comienzos de la ocupación romana. Son castros de entre 1 y 5 ha. de extensión, salvo el de Intxurre que es con mucho el más grande con 17 ha., y donde no hay rastro de celtas, son por tanto son nativos con un mantenimiento de la población que venía de antiguo como lo demuestra los extractos de cerámicas encontradas que se remontan al neolítico (5.000 a.C.). Estos castros tienen muros de dos metros y medio de grosor compuesto de tierra, adobe y piedras y encima un añadido de madera (la técnica se fue perfeccionando), con sus fosos de hasta 2 metros y trincheras.


Por desgracia no existe un estudio tan profundo y completo para Bizkaia, aunque en la necrópolis de Berreaga a 360 metros sobre el nivel del mar (cordal del monte Bizkargi), entre Mungia-Gamiz-Fika-Zamudio (entre los valles de Asua y Mungia), se han hallado 149 estelas prerromanas completas o fragmentos, todas ellas decoradas con temas geométricos y astrales y con formas trapezoidales (el 90%) o discoideas (el 10% restante). 

Todo ello nos hace pensar en el mayor poblamiento bizkaino prerromano y origen del posterior poder político que surgió del mismo, junto con las poblaciones costeras de la ría de Urdaibai o Gernika, donde serían desplazados por los romanos los habitantes de Berreaga (salida natural del valle hacia la costa, con el cabo Matxitxako, Bermeo, como referencia). Tiene dos recitos, uno desde la cumbre al espolón de San Bartolomé creando un triángulo isósceles de grueso muro de y entramado de piedras aprovechando la fuerte pendiente. El otro gran recinto es anexo al primero, de superficie trapezoidal, se cierra en el sureste por un profundo foso.

Estela de Berreaga Museo Vasco

Esta necrópolis y poblado de Berreaga (del 350 a.C. al año 100), es el más importante de los hallados en territorio bizkaino de la Edad de Hierro y de los pocos de Bizkaia, junto a los más pequeños del Poblado de Marueleza (Nabarniz, restos del siglo I a.C.), Santuario de Kosnoaga (monte Aixerrota en Gernika-Lumo) y Gastiburu (los dos en Gernika-Luno, siglo I a.C.), Cueva de Kobeaga (Ispaster, siglo VII a.C.), Castro de Arrola (Arratzu, habitado desde el siglo III a.C. hasta época romana) y Cueva de Santimamiñe (Kortezubi, siglo VII a.C.): todos ellos en la ría de Gernika.


En Momotio, Garai (cerca de Durango), existe una necrópolis del siglo IV a.C. con tumbas parecidas a las alto medievales reubicadas en Argiñeta (Elorrio). También serían importantes las cuencas Ibaizabal-Nervión y río Deba, potenciadas en época romana, de donde surgiría Bizkaia en la Alta Edad Media.

Kosnoaga (Gernika-Lumo), Museo Arqueológico de Bilbao

El arqueólogo gipuzkoano Xabier Peñalver en su libro "Orígenes" comenta:"Nos hallamos ante obras realizadas por gentes bien organizadas que han contado con la participación de especialistas y que han elaborado un proyecto de defensa muy definido al que han dado gran importancia y dedicado enorme esfuerzo colectivo para su ejecución. 

El hallazgo de estas grandes construcciones defensivas, unido al de los restos conservados en el interior de los recintos que delimitan, apunta a que no estamos ante refugios temporales sino más bien, al igual que estaba sucediendo en estas fechas en amplias zonas del continente, ante poblados estables, defendidos con impresionantes medios, y que requerirán de una continuo trabajo de mantenimiento."


Monte Illuntzar en Nabarniz frente a Marueleza, restos de la legiona romana que invadió la comarca

Los hallazgos de estas ciudades amuralladas preparadas para la defensa del territorio hacen necesario repasar de nuevo todos los libros de historia: a la llegada de los romanos los euskaros contábamos con una estructura política consistente en pequeñas ciudades-amuralladas en la parte occidental hasta el valle de Leizaran, que permitía una sólida defensa del territorio, comerciábamos con otros pueblos, poseíamos tecnología tan avanzada como en otras partes de Europa.

Es difícil de creer que estas ciudades amuralladas que vivieron libres durante siglos o milenios y que se defendieron de invasiones indoeuropeas anteriores, no ofrecieran resistencia al imperialismo romano.

Revista BERTAN de la Diputación de Gipuzkoa "Burdin Aroko herri harresituak Gipuzkoan" Xabier Peñaver y Sonia San José


La economía prerromana de los Pueblos euskaros

En la Edad de Hierro (500 a.C.), aparecen nuevos progresos como el uso de este metal, el hierro, que desplaza al bronce (ahora usado para hacer adornos), aparece la rueda maciza para el carro con bueyes o comienza el uso del torno para la alfarería. 

Estos avances se producen no por la invasión de nuevas gentes (de lo que no hay rastro alguno ni los estudios de ADN), sino porque el comercio, que era una actividad muy extendida (se comercializaban los excedentes), daba lugar a contactos con otros pueblos de quienes, como en la actualidad, se copiaban sus avances tecnológicos.





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Recreación de las puertas de entrada al castro karistio de Marueleza

Cercana a Marueleza está Gastiburu, santuario con cuatro graderíos de la Edad de Hierro donde se realizarían diferentes cultos quizás al sol y a la luna, no hay otro similar en toda Europa

Así, se han encontrado molinos en forma de barcos, balanzas para el comercio, joyas de vidrio o cerámica para conservar los cereales. Incluso en Intxurre (Tolosa, Gipuzkoa), se ha encontrado un trozo de pulsera y partes de un collar que sólo se elaboraba en Centro-Europa, lo que nos da idea de un comercio trans-fronterizo importante. 

El comercio con el exterior es también evidente en un brazalete fabricado en Marsella y hallado en Basagain. Los restos se disparan a partir de la segunda Edad de Hierro y la tecnología metalúrgica demuestra un gran avance.



En cuanto al tipo de economía y explotación del territorio, hay que resaltar que muchos de los Pueblos euskaros (baskones, autrigones, bardulos y karietas claramente) ocupaban tierras donde se combinaba un fuerte contraste de climas y orografía: todos tenían salida al mar, zona boscosa y grandes llanuras aptas para el cultivo del cereal u otros, éstas últimas fueron también zonas de caza donde en verano pastaban grandes manadas de herbívoros, como Trebiño. Por tanto, esta estructura se basa en un comercio interno importante dentro del pueblo, entre los clanes o ciudades amuralladas.

Revista BERTAN de la Diputación de Gipuzkoa "Burdin Aroko herri harresituak Gipuzkoan" Xabier Peñaver y Sonia San José

Quizás ésta combinación era la que hacía la economía pastoril de la costa viable, al combinarse con una dependencia del agro del sur, sin olvidar que eran zonas de paso obligatorio para el comercio exterior entre la Península Ibérica y el resto de Europa, tal y como hemos visto. 

Los romanos hablan de embarcaciones autóctonas muy precarias que sólo servirían para ríos y para navegar por la costa que completaría la dieta alimenticia. Según Estrabón (Geographica, 63 a.C. al 20 d.C) “Hasta la expedición de Bruto usaron barcas de cuero”. Por tanto, parecen estructuras económicas y políticas cerradas y completas, no dependientes de otras con las que comerciarían.


Estos hallazgos desmontan por completo las teorías de que los euskaros a la llegada de los romanos no practicaran una agricultura intensiva y eran simples pastores trashumantes, pues la agricultura y el comercio entre los euskaros se daban hasta en las regiones menos propicias para ello.

Los estudios arqueobotánicos como los de Maria José Iriarte Chiapusso de la Sociedad de Ciencias Aranzadi (“El paisaje vegetal de la Prehistoria tardía y primera historia en el País Vasco peninsular -1997-“), demuestran que “el polen de castaño ha sido determinado en varios yacimientos arqueológicos vascos desde el Muesteriense (Lezetxiki), hasta el mismo Holoceno, incluyendo diversos momentos del Paleolítico superior. Es previsible que existieran en el país de modo previo a la romanización (…). En algunos casos la domesticación de éstos parece obedecer a una impulse original de las poblaciones indígenas, en tanto que en otros pudieron ser los romanos o sus antecesores colonizacodores los que aportaton la especie doméstica o las técnicas para domestricar el agriotipo local (…).

Los testimonies arqueólogicos (arqueobotánicos y arqueozoológicos) acumulados en las comarcas cantábricas de (Alta) Navarra, Gipuzkoa y Bizkaia desde el Neolítico permiten ya desmentir la supuesta caracterización económica del área del saltus de vascones, vardulo, caristios y autrigones. 

La economía de producción irrumpe en estas comarcas con antigüedad y fuerza bastante supueriores a lo sospechado hasta fechas recientes. Durante la Edad de Hierro se encuentran desde luego plenamente consolidadas las practices agrícolas y ganaderas en toda la zona. Los testimonoios de fauna doméstica son aplastantemente mayoritarios en los depósitos cantábricos desde el Calcolítico y Edad de Bronce.

Por lo novedoso del dato, podemos destacar el hecho de que en todos los depósitos de habitación analizados desde el punto de vista polínico en la zona cantábrica durante la Edad de Bronce y Hierro (e incluso anteriores) se ha documentado la práctica de cultivo de cereales (…) se documeta también una importante y Antigua práctica deforestadora que erosiona la cobertura arbóreea en una region cuyas condiciones pontenciales serían muy idóneas para su extension (…). Debe de tenerse en cuenta además la aparición de algunas leguminosas cultivadas (como testimonios carpológicos de guisante en el poblado de Intxur en Gipuzkoa)”.



ESTRUCTURACIÓN POLÍTICA DE LA COSTA DE LOS PUEBLOS EUSKAROS

Los Pueblos euskaros Occidentales

Según Urbano Espinosa, era una “población con niveles de recursos de lotes de aprovechamiento agrícola-ganadero iguales en un territorio de propiedad comunal. Por lo que sabemos, la organización familiar, la estratificación social, el gobierno de grupo, tiene mucho que ver con las comunidades vecinales que han llegado en el campo de la ciencia jurídica hasta la actualidad” .

Eran poblados de pocas hectáreas pero muchos, cercanos y visualmente comunicados (mediante señales de humo, ruido de cuernos o de otros instrumentos etc.), lo que hace suponer que eran unidades sociológicamente completas, poblados estrechamente relacionados entre sí, por cultura e intereses económicos y políticos, que se concretarían en reuniones conjuntas en determinados lugares y fechas, podríamos ver en ellos clanes euskaros de hasta segundo grado de parentesco unidos a su vez en pueblos que comparten bosques, pastos y sus frutos.

Revista BERTAN de la Diputación de Gipuzkoa "Burdin Aroko herri harresituak Gipuzkoan" Xabier Peñaver y Sonia San José

Los caudillos, revestidos de “autoridad”, no son reyes que transmitan su poder a sus hijos, sino que son elegidos por una asamblea de ancianos (gerontocracia) en época de guerra, atendiendo a los linajes guerreros más importantes y reunidos bajo robles, tejos o encinas con el beneplácito de la élite “aristocrática”. Zaharren biltzarra: bil+zaharra o batzarra: batu+zaharrak, al estilo de la “gerusia” en la Esparta griega.

La actividad militar será función de una clase social en tiempos de paz, poniendo en pie de guerra a toda la población mediante el llamamiento "al apellido" en torno a los linajes, igual a los bandos o “banderizos” de la Edad Media.

El pueblo artesano, pastor, pescador, comerciante o agricultor, se unirían al caudillo elegido, soberano en su territorio, para la defensa común en una guerra de guerrillas o con ejércitos bien armados .

Los Pueblos euskaros Orientales, al Este del río Urumea

De una estructura política más potente nos habla la cultura que entre el valle de Leitzaran (frontera baskones y bardulos) y Andorra se creó a los dos lados del Pirineo (baskones y aliados jaccetanos, cerretanos e ilerguetes), donde se han encontrado alrededor de 1.104 crónlech, que por su tipología (círculos de 3 a 6 metros de diámetro, a veces de forma radial) y cronología (1000 a.C. al año 1) no se parecen a ningún otro crónlech del mundo. 

Se hallan en 413 conjuntos, de los cuales 291 están en Euskal Herria, sobre todo en Alta Navarra y más aún en Baja Navarra en proporción a su territorio, pero se han hallado también en el Duranguesado.

Los romanos distinguían la Galia Transalpina (o ulterior, comarca de los Alpes), la Galia Cisalpina (o Citerior, con el sur de los Alpes itálicos) y la Galia Comata o “melenuda” (porque sus habitantes se dejaban la melena larga). Será el gran Julio César entre los años 51 al 58 a. C. el que empiece su biografía sobre las Galia Comata tras conquistarla dividiéndola de Norte a Sur en tres, donde había tres poderosas naciones: los belgas, los galos y aquitanos (las actuales Francia, Bélgica, oeste de Suiza y Holanda al sur del Rin).

Después César Augusto en el 27 a. C., el hijo adoptado de Julio César, dividió la Galia Comata una vez conquistada en cuatro: Galia Narbonensis, Galia Lugdunensis (al norte del Loira), Galia Belga (entre el Sena, el Rin y el mar del Norte), Galia Aquitana (Novempopulania o Aquitania y la comarca entre los ríos Garona y el Loira). Escribe Julio César en el libro mencionado: "los aquitanos, eran de parecido físico, lengua y costumbres iguales que la provincia vecina, la Hispania Citerior".


Además de las consabidas batallas entre romanos y celtas, donde los primeros contaron con la ayuda de los baskones, a la llegada de los romanos a Narbona en el 118 a.C., sus cronistas cuentan que en el sur aquitano, en los Pirineos, gobernaba el rey Pisón, citado por Julio César como nieto de un rey aquitano aliado de Roma (Bello Gallico III, 12,4) y que murió luchando junto a Julio César contra los germanos (B.G. IV 12).

La batalla definitiva entre romanos y euskaros tuvo lugar en Sos de Albert en el 56 a. C., en la cual, a la sazón lugarteniente de Julio César Craso (que es el que narra toda la guerra), con 6.000 hombres de infantería y una fuerza de caballería importante, fue el vencedor frente al jefe aquitano Adietuanus que se rindió con sus mejores 600 hombres. 

Existen monedas aquitanas con el nombre "Rex Adietuanus", con una loba en el reverso, símbolo de la conquista romana (la loba que amamantó a Rómulo y Remo, fundadores de Roma). En la batalla Julio César dice que los aquitanos tuvieron la ayuda de los "cántabros", en este caso, se refiere sin duda a otros Pueblos euskaros del sur de los Pirineos.


“Mil años de historia vasca a través de la literatura greco-latina” Santiago Segura Munguía: “Cuando Julio César acude por primera vez Aquitania, encuentra aún focos de resistencia, hay gente que además se refugia en la cuevas, el historiador romano Floro dice: “Los aquitanos se refugian en cuevas: ordenó tapiarlas”.


Del 39 al 38 a.C. hubo nuevas campañas contra los aquitanos por Agripa, yerno de Augusto, y del 28 al 27 a.C. Roma mandó a Valerius Corvinus Messala a Aquitania para sofocar otra sublevación de nuevo de los aquitanos tarbelli, los cuales ya antes habían sido los más constantes en su instigación a Roma (tarbelli, comarcas actuales de Lapurdi y parte de Baja Navarra). 


Tras terminar esa campaña, pudo empezar las que serán conocidas como “Guerras cántabras” desde su base militar en Sasamón (Burgos). Augusto se retiró al caer enfermo y se trasladó a Tarraco, volvió para la victoria contra los cántabros de la legión “Maketonia” o Macedonia. Se vendió en pública subasta como esclavos a los hombres cántabros, el resto fue condenado a morir trabajando en las minas para los romanos.

Baskones de Soria, "Sensenco"

Los Estados en un sentido puro (un gobierno permanente y estructurado frente un pueblo que obedece ), nacieron probablemente en Asia, allí surgieron los Estados despóticos de Babilonia o el faraónico de Egipto por ejemplo, creados en el neolítico con la agricultura intensiva y grandes poblaciones, se extendieron definitivamente por Europa mucho después, con las polis griegas y Roma.

Pero no fueron el romano o el griego los primeros Estados europeos. Del mismo modo que las grandes pirámides de Egipto nos hablan de grandes civilizaciones y por tanto de Estados (pues sin Estados no hay civilizaciones), los círculos de piedras que conforman Stonehenge o los monumentos de Carnac (Morbihan, Bretaña), nos estarían hablando de estructuras sociales desarrolladas, de clases sociales, religiones con una casta sacerdotal, constructores y beneficiados de esos trabajos, es decir, de los primeros Estados europeos, al igual que estos crónlechs pirenaicos. Clases sociales que darían lugar a crónlech de diferentes tamaños y en lugares considerados mejores o peores, por tanto de sociedades “divididas” en jerarquías.

Con Roma se extendió la escritura a toda Europa y con ella el conocimiento escrito de la historia, así se dejó atrás definitivamente la prehistoria.

Entre los Pueblos euskaros existían sacerdotes y, sobre todo, sacerdotisas, cuyos ritos llegan al siglo XVI con enterramientos en crónlech, siglo en el cual serán perseguidos por la Inquisición hasta su total aniquilación y la desaparición de toda aquella cultura religiosa.

Revista BERTAN de la Diputación de Gipuzkoa "Burdin Aroko herri harresituak Gipuzkoan" Xabier Peñaver y Sonia San José

Conclusión:

Las sociedades euskaras prerrománicas de la costa hasta el Urumea y hasta el valle de Leizaran, parece constituida al modo de la ibérica del nordeste: ciudades coaligadas, amuralladas en colinas (castros), que forman una red de defensa del territorio junto a otras poblaciones más pequeñas pero algunas también amuralladas, con sus trulli, "kapanagas" o toscas bordas para el día a día (antecedentes del baserri o caserío vasco), con sus torres y atalayas para el control de posibles invasiones.

Al Oeste de Leizaran existía una estructura militar, política y religiosa más potente, tanto al sur de los Pirineos como en Aquitania I, llamada por Roma Novempopulania, 9 pueblos (al que después se incorporaron otros 3), que nos idea de esa coalición de ciudades amuralladas o castros, pero sobre todo, con un poder central.

Quizás podamos estar hablando de los primeros Estados euskaros.



LA ROMANIZACIÓN DE LOS PUEBLOS EUSKAROS COSTEROS

Como otros pueblos peninsulares, los de la cornisa cantábrica mantieron contacto con Roma mucho antes de que ésta anexione sus territorios. Sus hombres luchan como mercenarios por y contra Roma en las guerras púnicas entre esta ciudad y su Imperio y Cartago (Túnez). El desembarco del cartaginés Anibal en la colonia griega de Ampuria fundada en el VII a.C. (Girona), atrajo las miradas de Roma a la península ibérica, siendo “Hispania” la primera conquista de Roma fuera de la Península Itálica y el primer sitio donde se empezó a hablar latín fuera de la misma.

Cuando Aníbal decidió marchar sobre Roma, desembarcó con su ejército en la península hispánica, al atravesar el Ebro en el 218 a. C., los euskaros se incorporaron a su ejército como lo escribiera después Silio Itálico (años 25-101) en su libro "Púnicas":

"Los cerretanos (uno de los Pueblos euskaros) y el baskón, que nunca se pudo habituar a cubrirse con casco, no dudaron en aportar armas".

"Delante de todos se encontraron el cántabro y el baskón, las sienes descubiertas".

"El cántabro y baskón desdeñaban la protección del casco".

"Y el joven se alejó de las armas mortíferas ante el baskón hábil y el cántabro protegido con dardos".


Los restos del siglo I a.C. de Ilunzar frente al castro indígena de Maruleza en Arrola municipio de Nabarniz (cerca de Gernika), se cree que son de un campamento de dos legiones romanas (sobre 5.000 soldados) que ocupaban de forma permanente una extensión de 8 hectáreas y que formaría una primera línea de ataque para la conquista del territorio de los Karistios , lo que desmentiría la ocupación pacífica de los romanos de estas tierras de la Bizkaia nuclear. Quizás habría que enclavar la conquista de las tierras karistias dentro de las "guerras cántabras" descritas por los autores romanos en tiempos de Augusto.


Restos romanos en Illuntzar frente al castro karistio de Arrola (fotos de abajo) que conquistaron



https://arkeohistoriatriskel.wordpress.com/


Tras la victoria romana del 49 a.C. contra los ilergetes de Lleida y más territorios hasta el Ebro, Roma dedicó sus fuerzas a la organización de los territorios controlados y a la eliminación de las últimas resistencias, que procedían de las tierras montañosas de la cornisa cantábrica, entre las que nos encontramos a los astures, cántabros, a los autrigones, karistios, bardulos, zonas septentrionales de los baskones y pueblos montañeses de los Pirineos centrales, según Gorrochategui. Es decir, es en este momento cuando la resistencia de Saltus Vasconum se viene a bajo.


Delika, enclave de Amurrio en Orduña, 
campanento romano amurallado  recientemente excavado por Aranzadi (2020), 
"Castra Aestiva" de 9,1 Hectáreas, que se siguió usando hasta bien entrada la Edad Media. La estación pastoril de Añes en Ayala, incluía los pastos de monte Angulo en el valle de Mena, Menoio, Zedelika y la Choza en Lendoño en Orduña, donde hay un dolmen y restos de silex de entre el 2.000 al 400 a.C.


Pero la resistencia fue importante, es referente y anterior en pocos años, la batalla de Andagoste en Alaba en el valle de Kuartango, cerca del importante castro prerrománico de Oro (Murgia), donde hacia el año 38 a.C., un ejército de legionarios romanos que había acampado cerca y que estaba compuesto de entre 1.200 a 1.800 soldados, veteranos de las guerras en las Galias que andaban rapiñando por tierras alabesas o intentando incorporarlas al Imperio, son rodeados por otro ejército nativo en una loma deshabitada y aniquilados.

Glandes o proyectiles de hondas usados por los nativos euskaldunes contra los legionarios romanos (Museo Arqueológico de Álava, Bibat)


Los diferentes Pueblos o unidades políticas euskaras fueron finalmente conquistadas o “pactan” su derrota con Roma tras 200 años de luchas contra los principales pueblos, los ausko o aquitanos y los baskones, línea de guerra y campo de batalla por el norte y sur que una vez superados abrieron todo el territorio euskaro costero a los romanos.



Por tanto, la realidad se vuelve a situar lejos de la imagen que se ha querido dar de los euskaros colaborando sin luchar previamente contra el invasor romano, muy superior bélicamente. El pacto mutuo o foedus, se pudo dar con algunas de las unidades políticas o pueblos en los que se dividían los euskaros, pero con otras, hubo una pura conquista.

Los euskaros formarán parte de la Pax Romana, que traerá una de las épocas más prósperas para toda Europa. Las ciudades euskaras llanas, sin muralla, son síntoma de nula resistencia armada en este período.

El bronce hallado en 1908 en una tumba llamada “de Ascoli” (norte de Italia, pero hallada en la plaza del Capitolio de Roma) y que corresponde al 89 a.C., habla de jinetes de Segia (Ejea de los Caballeros, pueblo o gentes baskonas), Salduba (hoy llamada Zaragoza) y libenses (de la ciudad de Libia, La Rioja ), que participan en las legiones romanas con nombres euskéricos: Adinbels, Umarillum…entre ellos un Enneges, nombre euskaldun que luego reaparecería como Ennecus y Eneko, de los más antiguos que se tiene constancia . Se les concede a todos ellos la ciudadanía romana por haber ayudado al padre de Pompeyo en la toma de Ascoli. En esta época, el Imperio Romano alcanzó su máxima extensión territorial y contaba con aproximadamente 70 millones de habitantes.

Tácito menciona las cohortes baskonas contra Nerón (año 69 d.c.), las Cohors I y II Vasconum equitata civium romanorum. Intervineron en el Rhin, como en Germania, Italia, África y otras partes.

Al siglo II d.C. pertenecen seis inscripciones, encontradas en muy diversos lugares del Imperio Romano, como Sydenham (Inglaterra), Budapest, Mauritania Tingitana (Marruecos), Alcalá del Río (Sevilla) y Nimes (Galia Narbonense), en todas ellas se alude a la Cohors II Hispanorum Vasconum. Esta habría sido destinada primero a Germania y muy posiblemente llevada después por Trajano a Britania, para ser trasladada más tarde a Mauritania.

Moneda romana en Galdakano

Otra inscripción del siglo II d.C., de carácter no militar, que fue hallada en Roma, menciona a baskones y bardulos. Referencias más tardías (siglo III d.C.) se encuentran en Aelio Lampridio, que alude a las artes adivinatorias de los vascones, lo mismo se dice en "Historia Augusta" sobre las dotes de ornitomancia de los baskones . El carácter primitivo y un tanto rudo euskaros de fuera de las civitas, se refleja en la correspondencia intercambiada entre el bordelés Ausonio y su discípulo Paulino (s.IV d.C.): “Si alguien, sin mácula de debilidad, gasta su vida en un bosque vascón, su carácter inmaculado como antes, no se ha infectado de la barbarie de su huéspedes”.

Existen inscripciones euskaras (sobre todo bardulos que algunos emperadores tendrán como escolta personal por su fiereza) en los muros de Adriano y Trajano en Escocia . De los 24.000 soldados mandados por el Emperador Adriano en el 122 d.C. para defender la muralla de 127 Km que separaba a los “civilizados” romanos de los “bárbaros”, 3.000 eran euskaros: 1.000 bardulos (probablemente en su término más amplio de autrigones, karistios y bardulos) y 2.000 baskones, el Ager Vasconum estaba mucho más poblado y romanizado. La milicia daba derecho a la ciudadanía romana.



Podría no ser más que una leyenda si no coincidiesen el Evangelio apócrifo "Vindicta Salvatoris" y el escritor árabe de Huelva al-Bakari del siglo XI, cuando relatan que el emperador Tiberio mandó al gobernador de Aquitania Tito con sus tropas compuestas de bretones, gallegos y baskones a la conquista de Jerusalem.

Entre los romanos el “pagus” o “vici” (el campo) era el espacio geográfico necesario para obtener recursos que posibiliten la actividad silvo-pastoril y el abastecimiento de las “gens”. Existían además “Mansión” (casas de “possessor”), villas o “villae” (latifundios) y su “fundus” o fincas (el fundus lo componía tanto la tierra como todo lo que había en ella), así como pequeños asentimientos en zonas de nudos de comunicación descritos por Antonino, que dependían a su vez de un ente administrativo mayor en torno a las ciudades romanas conocido como “civitas”, como las nueve civitas de la Novempopulania eúskara (de los Pirineos al Garona).

Forua, Urdaibai

En las calzadas romanas se creaban también asentamientos a modo de Forum, es decir, en torno a mercados o zonas de redistribución de mercancías, como el caso de Forua en Bizkaia, el más importante de todo el cantábrico. Forua se encuentra en Urdaibai, en la ría de Gernika (Oka). Hasta Forua llegaba la marisma de Urdaibai en época romana, por tanto era navegable la ría hasta el Forum. Además poseía su propia ferrería, talleres y un importante comercio, pues en la costa el comercio de cabotaje era el equivalente a las calzadas en el interior e incluso era mucho más seguro que éstas. 

Por tanto, la ría de Urdaibai fue un centro estratégico de logística para Roma. Se distribuía sobre todo mercancías venidas de Aquitania, con Burdeos como núcleo más importante de redistribución, pues a esta civitas llegaban tanto mercancías por el Atlántico como por el Mediterráneo remontando el Garona.


Necrópolis romana de Trisburu en Bermeo

Existía una ruta marítima en el siglo VI a.C. desde las Islas Británicas al mediterráneo para llevar plomo y estaño necesario para fundir el bronce bordeando la costa al no tener instrumentos apropiados para navegar por alta mar. 

La población romana de Forua hasta donde llegaba los barcos a descargar por la ría de Gernika, tiene restos de un templo romano bajo la actual iglesia de San Martín de Tours, empezó su existencia probablemente como asentamiento militar en una colina deshabitada de una legión compuesta por soldados de diferentes lugares del Imperio, algunos de ellos italianos según una lápida encontrada, y data el asentamiento de los siglos I al IV d.C. 




En la cercana cueva de Peña Forua, se han encontrado restos bajo imperiales del siglo V. San Martín de Panania (s. IV, nacido en Hungría y falleció en la Francia actuales) pasó a la mitología vasca como el primer cristiano. 

Según la mitología, fue el primer agricultor, el primer carpintero y el primer molinero a los cuales, según esas mismas leyendas, Martín Txiki (San Martín) les habría robado esos "inventos" (salvo el temple del hierro, que se lo sonsacó al diablo).

El Cantábrico fue ruta comercial desde el siglo I. (Fernández Ochoa y Morillo)

El territorio actual de Bizkaia se empezó a romanizar a partir del siglo I. Durante el Imperio Romano, las principales poblaciones de Bizkaia se situaban en la costa y en las riberas de los ríos navegables para poder mercadear así por todo el Imperio, las poblaciones interiores buscaban situarse cerca de las calzadas romanas.

El nacimiento de las ciudades de época romana lo describe Julio Caro Baroja en su libro “Problemas vascos de ayer y hoy”: “Los romanos tenían por principio el de hacer bajar las poblaciones vencidas de sus asentamientos en la altura y que poblaran más los llanos, con dos objetos: el de controlarlas mejor y el de aumentar la producción del suelo, el origen de la gran parte de las aldeas del Occidente Europeo”.



El puerto exterior de atraque de barcos de gran calado del importante punto de distribución de mercancías de Forua - a donde llegarían las mercancías en barcazas por la ría de Urdaibai-, sería Vesperies (Bermeo) con su Cabo cercano de Matxitxako, referencia marítima ineludible. La construcción naval se haría en Moroaga (de localización dudosa), que bien podrían estar cerca de los actuales astilleros de Murueta (hay restos romanos entre Mundaka –Portuondo- y Busturia), con las piedras de las canteras de Ereño como materia prima de gran valor, que, por ejemplo, han aparecido en Iruña de Oka – ruinas de Veleia-, la ciudad karieta o karistia más importante que llegó a tener 10.000 habitantes y una legión permanente, la única de toda la provincia tarraconense. 

Esta sería la zona del núcleo futuro de Bizkaia junto con la ría del Nervión (Bilbao) y la ría del Deua de las crónicas romanas (Deba) como fronteras naturales, todas ellas en territorio del Pueblo euskaro de los karistios.

 Estela romana encontrada en Forua con mármol de Ereño

En las calzadas romanas se creaban asentamientos donde existían “Mansiones” o casas romanas que dominaban un cruce o un paso importante con un “pagus” o comarca ganadero-pastoril. 

Existían 400 kilómetros de calzadas romanas por toda Baskonia descritas en el itinerario treinta y cuatro de Antonino, de los 34 caminos o calzadas 4 pasaban por territorios de los Pueblos euskaros, sobre todo por el Ager Vasconum o zona agrícola, aunque también habría importantes calzadas dentro del Saltus vasconum o zona boscosa, como la que iba entre Herrera de Pisuerga y Castro Urdiales (deformación de Urdalaitz), que atravesaba en vertical la parte oriental de la actual Bizkaia y que en Balmaseda haría uno con otra calzada romana que desde Bermeo-Vesperies iría por Gernika-Muxika-Morga-Ganguren-Galdakano y Begoña-Bilbao (después primera Ruta Xacobea en la Alta Edad Media, s. IX-X, y Ruta Juradera en el siglo XIII tras la invasión castellana). 


Según Juan Ramón Iturriza y Garate en "Historia General de Vizcaya" (1785), la de San Esteban de Gerekiz era:
«(…) vna de las mas antiguas Parroquias de Vizcaya que se redujo á Heremitorio mas ha de 800 años; en el de 1770 fue reedificada, y en su circunferencia se hallan varias sepulturas y huesos difuntos soterrados con la Cara al Oriente; al ampliarla hallaron en los cimientos varias piedras con inscripciones…
Otras piedras hallaron asi vien con inscripciones, pero bolvieron a meterlas en los cimientos de dicha Hermita de San Esteban (…)».
El posible cementario romano o tarromano no ha sido encontrado ni está debajo de la ermita

En el alto de Morga, en la ermita nabarra del siglo X de San Esteban de Gerekiz, (renovada tras un incendio en 1961), se hallaron importantes estelas tardo-romanas del siglo IV y según Teófilo Guiard, esta calzada pasaría en Bilbao por delante de la actual Iglesia de San Antón (San Antonio Abad), antiguo alcázar nabarro.


En el libro “Guía histórica descriptiva del viajero en el Señorío de Vizcaya” del bilbaíno Juan Eduardo o Eustaquio Delmas (1820-1892, liberal y fuerista) “La basílica de Santiago es la primera y más antigua de aquellas iglesias (…) La segunda parroquia es la San Antonio Abad que se construyó sobre los cimientos del antiguo alcázar de Bilbao, demolido en 1366”.


Bilbao antes y después de su fundación como villa en 1300.
Obras en la iglesia de San Antón donde aparecieron lienzos de una muralla anteriores a la fundación de la villa así como numerosas tumbas

“Compendio de la Historia de Bilbao” (edit. Caja de Ahorros Municipal, 1907) Teófilo Guiard Larrauri: “Bilbao ya existía como puebla marítima” (…) “Está construida esta parroquia, la segunda de Bilbao, sobre los peñascos que sirvieron de base al antiguo alcázar, a orillas del Ibaizabal, demolido en 1366. Junto a él pasaba el antiguo camino público o carrera, seguramente la vieja vía romana”.

Según Julio Caro Baroja: “Es probable que la vía que iba de Astorga a Burdeos por Alava tuviera otra casi paralela junto al mar que uniera entre sí las ciudades marítimas que menciona Ptolomeo”. Historia del País Vasco Tomo II.

El poeta bordelés Décimo Magno Ausonio (310-394) en sus cartas a su discípulo y sobrino San Paulino de Nola (355-431) a finales de siglo IV, trata de salvajes y paganos a los baskones de los bosques o “saltus” y en un párrafo añade (Epist, XXVII 123-128):

“Ecce tuus Paulinus adest: iam ninguida linquit
Oppida Hiberorum, Tarbellica iam tenet arua,
Hebromagi iam tecta subit, iam praedia fratis
Vicina infreditur, iam labitur amne secundo
Iamque in consepectu est.”

Es decir, hay un paso entre las provincias de las las Galias y las de Hispania por el territorio de los Tarbelli (capital Aquae Tarbellicae, Akize-Dax) por la costa según escribe el libro “Mil años de historia vasca a través de la literatura” Santiago Segura Munguía.

Cesaraugusta

Como ciudades romanas en tierras euskaras hay que nombrar a todas las de Baskonia o territorio de habla euskara a la llegada de las tropas imperiales romanas, las provincias romanas de Novempopulania y la Tarraconensis hasta Salduba, rebautizada como Cesaraugusta, hoy deformado el nombre en “Zaragoza”. Esas ciudades eran: Oiasso, Iakka (Jaca), Irumberri (Lumbier), Calagurris (Calahorra), Araceli (Uharte Arakil), Auch (Novempopulania), Dax, Cascante, Flaviobriga, Iruña-Veleia (la gran ciudad karistia, situada en la Llanada alavesa), Gracurris , Burdeos (Bordigala en euskera), Forua (Bizkaia), Libia (La Rioja), Tritium, etc.

Bajo las villas, fundos, poblados y civitas, bajo formas romanas, pervivió y se desarrolló la cultura baskonica, mezclada con la romana y con su idioma, el latín.


Hay que diferenciar dos zonas como hacen los propios romanos, de la cual nos interesa el “saltus” donde estarían las tierras de la Bizkaia actual, frente a la zona agrícola o “ager”. El Saltus Vasconum (zona de bosques), más o menos coincide con la zona de habla euskara actual, que no se romanizó (en el sentido que no se latinizó) y donde la influencia de Roma era importante pero sobre todo en la costa, con un intenso comercio de cabotaje (de puerto en puerto por la costa), por ciudades costeras como las Oiasso, Menosca (Zarautz-Getaria) y otras de más difícil localización como Vesperies (Bermeo-Mundaka ), Tritino Bellunte, Sandaquitm, Cambracum, Tenobriga, Moroga (¿Murueta? en la ría de Gernika) etc.


La colonia o asentamiento de legionarios “Flaviobriga”, estaba sobre el anterior asentamiento indígena de Portus Amanum, según algunos autores sería la actual población de Castro Urdiales, que estaría por tanto fundada entre el año 69 y el 79. 

Castro Urdiales es hoy una población cántabra (desde 1982) pero perteneciente históricamente a Bizkaia y al reino de Nabarra, conectada con una calzada romana con Herrera de Pisuerga como hemos visto (Palencia, comarca Boedo-Ojeda), llamada “Vía Pisoraca”. Cerca de Castro Urdiales y hacia el interior se encuentra la población de Sámano, nombre que puede guardar similitudes fonéticas con el poblado indígena mencionado de “Portus Amanum”.

Milario del Puerto de La Muñecas en Sopuerta (Las Encartaciones)

CAESAR DIVI VESP(asiani) F(ilius) DOMITIANVS AVG(ustus) GERM(anicus) PONT(ifex) MAX(imus) TRIB(unitia) POTES(tate) P(ater) P(atriae) CO(n)S(ulatu) XI DESIG(natus) XII CENSORIAE POTESTATIS [VIAS VETVS]TATE CORRVPTAS ATQVE PONTES REF(ecit)


Pero en las crónicas de Ptolomeo no cuadra su situación geográfica y parece más lógico que estuviera en la margen izquierda de la ría de Bilbao o Nervión, en Abanto-Zierbana-Santurtzi-Ansio-Portugalete (Portus Amanum): pues según el geógrafo griego Flaviobriga estaría en la "desembocadura del Nerua", el Nervión, de Pueblo autrigón, tanto Castro Urdiales como la Margen izquierda del Nervión lo son. Ptlomeo, Alejandría s. I d.C. en su libro “Geografica” (II.6.(7) concreta la situación de la ciudad romana, Flaviobriga: “Los autrigones son contiguos de los cántabros en la costa y tienen la desembocadura en el río Nerua (Nervión) y la ciudad de Flaviobriga” (…).


“Guía histórica descriptiva del viajero en el Señorío de Vizcaya” Juan Eustaquio Delmas: “Hay quien le supone el Amanus-Portus de los romanos, quien el Flavio-briga” a Portugalete.

Hay quien cree un topónimo indoeuropeo prerromano el nombre del río “Nervión” , frontera entre el Pueblo euskaro de los karistios y el de los autrigones. En realidad Ptolomeo escribe “Nerua” o “Nerva”, nombre del emperador romano del s. I coetáneo suyo que construyó el foro a la diosa romana de la sabiduría y de la guerra, “MiNerva” en Roma. Nadie más habla del río "Nervua" al Oeste de Flaviobriga (¿El Asón?). El término se impuso en el siglo XIX para diferenciar ambos ramales de Ibaizabal.

Lápida romana de Elexalde de Galdakano en el Museo Arqueológico


Es más creíble que sean nombres traídos por los romanos, pues no hay más toponimia supuestamente indoeuropea ni se ha encontrado resto alguno de asentamiento indoeuropeo a cientos de kilómetros a la redonda (habría que remontarse hasta el Ebro), ni existen restos de luchas que desplacen a la población autóctona que lo justifiquen hasta los asentamientos romanos en la costa y desembocaduras de ríos. En Plentzia se encontró una moneda de Nerón 54-68 a.C., otra de Nerva 96-98 a.C. y otra de Adriano 117-138 d.C.


Existen milarios o mojones de camino en Herrera de Pisuerga, el Berrón, Las Muñecas (Sopuerta) y en Otañes, relacionadas con la calzada romana a Flaviobriga, pero desde Otañes la calzada podría venir de la ría bilbaina tanto como de Castro Urdiales. 

Miliario de Otañes guardado en la casa torre, en las últimas palabras escritas en el mismo se ha creído leer "a Pisoraca" (A PIS). 
Es el único argumento a favor de que ésta sea la calzada romana Flaviobriga-Pisoraca, pero parece un retoque posterior

En “La Península ibérica en los comienzos de su historia” el arqueólogo e historiador Antonio García Bellido (1903 Ciudad Real-1972 Madrid) también creía que Flaviobriga estaba en la ría de Bilbao, quizás en la zona de Portugalete “Portus Amanun”.

Francisco Rodríguez García en el año 1865 en su libro “Historia General de España, Crónica del Señorío de Vizcaya” manifestaba la misma opinión: “Todos los antecedentes inducen a creer que el antiguo Portus Amanum corresponde al puerto de Abando” aunque añade a continuación “y los escasos detalles que conservamos de la colonia Flaviobriga, cuadra mejor a Bermeo que a Bilbao”.

Barakaldo 1858, con el Puntal al fondo entre el río Ibaizabal-Nervión y el Galindo, con el valle de Somorrostro al fondo

En el Casco Viejo bilbaíno, en el número 8 o 9 de la calle Ribera, apareció una moneda de bronce de Trajano (años 98-117 d.C.) y un sestercio de Adriano (76-128), así como recipientes cerámicos (lucernarios o tearios) pero ya alto medievales. 

En la ría bilbaína se encontraron en Abando monedas, también del siglo II, de Adriano (117-138 d.C.) y de Antonino Pío (138-161 d.C.), en Miribilla una moneda de Probo (276-282) y varias en la barra de Portugalete de los siglo I al III.


Los mapas de historiadores franceses, siguiendo probablemente a Ptolomeo, sitúan también la ciudad en la zona de Portugalete-Ansio, sin que se hayan encontrado aún restos urbanos. Sí hay constancia de presencia romana en la vecina Zierbana, en Ranes, entre la playa de La Arena y Kardeo (necrópolis romana, de dudosa datación, y otra Alto Medieval), así como en la ribera de Ansio con monedas romanas, perdidos quizás los restos de la población bajo los Altos Hornos y toda la actividad fabril.

Estela de época romana de Ranes (Zierbana)

En toda la zona enkartada de la margen izquierda la ría de Bilbao, hay una abundancia de importantes topónimos latinos que no son habituales en el resto de Bizkaia: así el nombre de la localidad de Zierbana vendría del antropónimo "Cervius o Cerviana", Somorrostro (Muskiz) de "Summo rostro" (literalmente "prolongación de la tierra") y Portugalete consta en documentos como "Porto Calete", además de Ballonti, el río Barbadun que desemboca en Pobeña (Somorrostro-Muskiz), zona hoy secada donde se asienta una refinería de Petróleo con restos de un puerto romano y que recibe las aguas del río Cotorrio que nace en Triano, famosa mina de hierro romana.

El Cantábrico fue ruta comercial desde el siglo I. (Fernández Ochoa y Morillo)

Hay restos o vestigios de época romana en Bizkaia en: Galdakano (una estela), Somorrostro, Karrantza, Balmaseda, Artziniega, Lemona, Igorre, Zenarruza, Nabarniz, Kortezubi, Berriatua, Zierbana, Portugalete, Lekeitio, Bermeo, Portuondo (Mundaka), ermita de Kurtzio (Bermeo), Tribisburu (entre Bermeo y Busturia, necrópolis ), Cantera de Ereño, Sopelana (cerca de la iglesia de San Pedro), Plentzia, Ansio-Ugarte (Barakaldo) etc. Son enclaves sobre anteriores poblaciones euskaras de la zona que perviven hasta el presente, pequeñas poblaciones pero muy numerosas relacionadas entre sí con fuertes lazos de sangre desde épocas prehistóricas.



Plinio recoge el comentario de los legionarios licenciados en el sentido de que en estas tierras había un monte todo él de hierro: se trataba del monte Triano en Gallarta (municipio de Abanto), en la Enkartaciones (Bizkaia), hierro que se sacaba por el puerto bizkaino de Cobarón .

Plinio Libro XXXIV. 43. (149): “El hierro es, de todos los metales, el que tiene más abundantes minerales. En el país de los cántabros, En la zona costera que baña el océano hay una montaña muy alta, cosa increíble, que es toda entera de hierro, tal como ya lo hemos dicho en nuestro periplo alrededor de los mares.” Se trata, a pesar del error de atribuirlo a los cántabros y no a los autrigones, sin duda, de Triano.


Además en Castro Urdiales no hay río importante alguno como era habitual en los asentamientos romanos más importantes y la ría de Bilbao –pese a la antigua barra de Portugalete y las contracorrientes marinas- es un abrigo natural inmejorable imposible de pasar desapercibido para los romanos que vinieran en comercio de cabotaje de la gran ciudad de Burdeos a la fortaleza de Lapurdum (Baiona), la gran ciudad baskona de Oiasso (Irun) y el centro de distribución de mercancías de Vesperies-Forua doblando el cabo de Matxitxako.


Costa de Bizkaia en 1654, cabo de Matxitxako
(Los Mapas del rey Planeta, Felipe IV, s. XVII, del cartógrafo portugués Pedro Teixeira)

En el siglo I, Cayo Plinio dentro del libro IV comenta: "partiendo del Pyrenaeus y siguiendo la rivera del Oceanus hallamos el Vasconum Saltus, Olarso, los oppida de los Varduli, Moroni, Menosca, Vesperies y el portus Amanum donde actualmente está la colonia de Flaviobriga; sigue la región de los cantabri con nueve civitates".


Flaviobriga, Oiasso y Lapurdum (Baiona, ésta en menor medida pues era un asentemiento militar), son las grandes poblaciones costeras euskaras del saltus en época romana con Forua como centro redistribuidor de mercancías y con una importante actividad ferrona. 
Foto propia diciembre 2023.
Según indica el panel  junto a la antigua tienda de makilas:
"Esta torre es un elemento del sistema defensivo de la época romana que aún se conserva, el ancho muro que aparece en su prolongación, es un testimonio de las técnicas utilizadas por los romanos está constituida por pequeños morrillos (bultos) cúbicos calcáreos que van que van alternando con losetas y que encierran un núcleo de cantos y mortero" 

Baiona, será una fortaleza romana en el siglo I conocida como Lapurdum, pero estaría habitada desde tiempos inmemoriales. El Doctor en historia Manex Goyhenetche, creía que la capital pudiera tomar el nombre del pueblo baskón de la zona, los lapurdenses, emparentados con la más grande de los baskones. Por esta población pasaron Craso (año 56 a.C.), Agripa (39-38 a.C.) o Augusto (27 a.C.). El puerto de Oiasso (Irun), era el tercer puerto romano más importante del atlántico, después del de Burdeos y del Londres tal y como comenta en el libro “Campesinos vascones” Alberto Pérez de Laborda.


Las recientes excavaciones realizadas por Iñaki García Camino, han dado como resultado 25 poblamientos de época romana en la costa bizkaína y 27 interiores . Es la zona montañosa y costera por tanto, de menor interés inicial que la agrícola, pero por la que luego sí se interesó Roma, tras su conquista y apaciguamiento en el año 29 antes de nuestra Era. 

La presencia romana en el Saltus vasconum es mayor de lo que la gente cree, calzadas, alguna plazas armadas o minas (Somorrostro-Muskiz, Aia o Ereño) lo demuestran. Además se sabe que hubo un mercado de madera o “Forum Ligneum” en el Pirineo, lo que nos habla de comerciantes de la madera y leñadores además de pastores; aún hoy se conservan las tradicionales almadías.

También fueron importantes y durante muchos siglos, la pesca para las fábricas de salazón de Getaria (Lapurdi, nombre de población que se repite en Gipuzkoa), quizás del latín “cetaria”, pescado que se llevarían a las ciudades del interior por las calzadas romanas. Esta práctica perduró durante toda la Edad Media.

Con todo, en la vida cotidiana se impusieron las costumbres romanas. En la dieta diaria, se incorporó la fruta en variedad, siendo los melocotones una de las más consumidas. Con la llegada de los romanos se produce una expansión brutal de todo tipo de técnicas de horticultura. «La dieta de los antiguos vascones era de una variedad impresionante». 

«En los hallazgos de Irun tenemos documentados miles de huesos de melocotones, de cerezas, de ciruelas y también muchos restos de semillas de higos y de plantas recogidas en las inmediaciones como avellanas, bellotas, nueces, endrinas...», explica Leonor Peña Chocarro, arqueobotánica madrileña. “Básicamente es la misma dieta que encontramos en el resto del mundo romano, con tres comidas fundamentales, desayuno, almuerzo y cena. En esas tres comidas, la fruta es un alimento muy importante. 

Es muy interesante documentar que en una zona como ésta, donde no se dan las condiciones climáticas para determinadas especies, por ejemplo las aceitunas, las tenemos documentadas con aproximadamente mil restos. Importante porque es una zona donde climáticamente sería imposible cultivar olivos y demuestra que es una importación romana. Las aceitunas llegan probablemente a través del valle del Ebro, lo que revela relaciones comerciales.”


Parte de las 106 vasijas funerarias con cenizas y ofrendas halladas en Santa Elena de Irun



El limo anaerobio ha permitido la perfecta conservación de todos estos materiales de la vida cotidiana de los euskaros en época romana en Irun. En el vestir, calzaban los prototipos del mundo romano y se extendió el uso de las joyas. En el ocio, practicaban juegos que han llegado hasta hoy sin sufrir modificación alguna: los dados, las canicas, la peonza... Aparentemente, el habitante de la polis de Oiasso hacia el año 100 de nuestra era, vestiría, comería y viviría, en definitiva, en condiciones parecidas a los vecinos de Pompaelo, Dax, la antigua Aquae Tarbellicae, o Burdigala, Burdeos. Su nivel de vida sería comparable. 

Al igual que debió ocurrir con los depósitos auríferos de la zona de Itsasu, en la cuenca del Errobi, Somorrostro, Baigorri (Baja Navarra, donde habría minas de oro según las crónicas romanas, pero sólo se han encontrado de cobre en Branka) etc., las explotaciones mineras serían el motivo de las primeras colonizaciones, encaminadas a la obtención de metales preciosos, junto a los puertos estratégicos. La dinámica comercial se mantuvo hasta el siglo III por lo menos.



«La pregunta que surge es que, si efectivamente este territorio se incorporó a la estructura romana, ¿cómo es que ha mantenido su identidad después del rodillo de los romanos?», explica la arqueóloga de Arkeolan Mertxe Urtiaga. «No es que la identidad se explique por la falta de romanización, es más, el contacto con el mundo romano nos permite unos escalones en un desarrollo como Pueblo que luego nos ha servido para mantenernos hoy en día».

Lo que parece fuera de toda duda es que la ocupación romana de Euskal Herria fue un hecho en todo su territorio, pero en el “saltus vasconum” no se dio una “romanización” en el sentido de “latinizarse y desaparecer la idiosincrasia anterior vasca”, pues el euskera y muchas costumbres sobrevivieron a esta ocupación militar, caso único con el idioma celta conocido como gaélico. «Algunas corrientes históricas han pretendido que la influencia de los romanos era menor», apunta Leonor Peña Chocarro: 

«Ahí están los descubrimientos arqueológicos que demuestran una ciudad plenamente romanizada, obviamente con sus características atlánticas», la experta. J.L. Ramírez de Sádaba concluye que la romanización y aculturización sufrida por los baskones fue económica y material, pero no tanto demográfica o lingüística.


El latín es un idioma de origen indoeuropeo, emparentado con el griego, el hitita o el indoario. La raíz latina aparece en muchas palabras en euskera, según una tesis de Luis María Mujika, más de la mitad del vocabulario tradicional del euskera en los últimos siglos es latino o románico, pero hay que distinguir las recibidas con substrato antiguo importante de las recibidas durante los siglos en los que imperó el latín en la liturgia de la Iglesia o las que vienen del castellano.

Según Gerhard Rohlfs, el primer sedimento de palabras trasvasadas al euskera son de carácter jurídico (unas 30), luego fueron palabras de culto cristiano (unas 50) y de fiestas (unas 30), por influencia de maestros romanos (unas 30), y otras 15 de contenido abstracto.

Revista BERTAN 

Palabras de origen latino son, entre otras muchas: "eta" (conjunción "y"), "zeru" (cielo, frente al "ortzi" anterior), "pago" (pagus),"errota" (molino, de "rotar"), eliza (iglesia), aingeru (ángel), sekula (nunca), gaztaña (castaneam), piku (ficum, higo), geriza (caereseam), golde (culter), akulu (aculum), aingura (acorum), solairu (solarium), gaztelu (castellum), kate (catenam), errege (rex, regem), lege (legem), katu (gato, animal procedente de Egipto), bake (pacen, pax), foru (forum, en un principio desginaba un mercado público, no confundir con las leyes), meta (montón de grano), zekale (centeno), txertatu (injertar), Deusto (barrio de Bilbao), berba (verbum) etc. También sería influencia del latín en la construcción gramatical de infinitivos con terminaciones “–tu” y “–du”, según, entre otros, Caro Baroja: piztu, hartu, gurtu y muchos más. 

Antes del contacto con el latín no existiría un signo para el infinitivo, sino que cada verbo tendría una terminación como hoy ocurre con contados verbos como: egin (hacer), joan (ir), ekarri (traer), eraman o eroan (llevar), izan (ser) y egon (estar).

La mayoría de las palabras de origen latino hacen referencia a técnicas de todo tipo, productos agrícolas introducidos por los romanos, cuestiones de organización, economía y actividad textil; no así en animales domésticos (salvo aves de corral), árboles y hortalizas.

En los numerales bi, sei o zazpi (números 2, 6, 7), Estornés Lasa ve una relación con el latín mediante idiomas que formaron el propio latín o de casualidad y no directamente durante la conquista romana, como lo demostrarían el uso de palabras semejantes en idiomas no romances ni con relación conocida con los mismos, como el indoeuropeo sánscrito (sas, saptam, 6 y 7), o el gótico (sahis, 6), o lituano (sesi, 6) entre otros.

Del latín vendría también "agur" (adiós), de "auguri" (buena suerte), de donde viene también la voz castellana "augurio".

Taurobolio de Amurrio

La administración romana en tierras euskaras

El derecho romano reconocía la incorporación por “rendición o asalto” y por pacto (foedus y “foederate”), ésta podía ser en igualdad “aequs” o en “maiestas” cuando el vencido reconocía la superioridad romana. Las poblaciones ser regían según el pacto alcanzado con Roma. Según Plinio en el siglo II, sólo una cuarta parte de ellas se regía por el derecho romano y ¾ partes por el indígena anterior.

Los “pagus” o “vici” eran el espacio geográfico necesario para obtener recursos que posibiliten la actividad silvo-pastoril y el abastecimiento de las “gens”, junto a las “Mansión” o pequeños asentamientos en zonas de nudos de comunicación de las calzadas romanas, dependían a su vez de un ente administrativo mayor en torno a las ciudades romanas conocido como “civitas”. En las calzadas romanas se creaban también asentamientos a modo de Forum, es decir mercados o lugares de distribución de mercancías, como el caso de Forua en Bizkaia, que además poseía su propia ferrería y probablemente puerto fluvial, explotaciones agropecuarias y un importante comercio.

La estructura romana se basaba en esa “civitas” y en el código romano, al estilo de las ciudad-estado griegas o mejor dicho de la propia Roma, autosuficientes en su mantenimiento y que comerciaban según los productos excedentes de cada civitas. 

La mayoría de las civitas eran estipendiarias (stipendiariae) como era el caso de Jaca o Pamplona por ejemplo, que era también república con su senado y magistrados (además eran Oppidium o lugar de militarmente estratégico), es decir, debían de tributar y admitir contingentes militares si fuera preciso, si bien podían mantener sus instituciones, haciendo del Imperio Romano una maraña de ciudades autosuficientes, controladas por un ejército militar, pequeño en tiempos de paz, y un ejército de recaudadores en nombre de Roma, así como de comerciantes esparcidos por todo el vasto Imperio romano y una administración de la justicia.

Lucerna aparecida en la calle Santiago de Irun


Otras civitas, las menos, eran federadas (foederate) o también libres (liberae), con un tratado por el cual mantenían sus instituciones y no tributaban, no había ninguna entre los euskaros peninsulares y sólo una en toda la Tarraconenses, Tarrasa (¿Sádaba o Los Bañales?). La ciudad baskona de más alto rango era la baskona Calahorra, que era de tamaño medio para la época (ya poblada desde el paleolítico), si exceptuamos Caesaraugusta-Zaragoza, ya que con Octavio fue nombrada “municipium civium romanorum” y existían 24 civitates en territorio euskaro del sur pirenaico.

Con los legionarios licenciados de las Guerras Cántabras (s.I a.C.) se fundaron Emerita Augusta (Mérida), Corduba (Córdoba), Caesar Augusta (Zaragoza), Hispalis (Sevilla) y Barcino (Barcelona). Los legionarios tras 20 años de servicios donde no se podían casar, les deban estar tierras para que se asentaran lo que suponía un fuerte núcleo romanizado y fiel, para ello Roma se reserva 1/3 de toda la tierra que conquistaba.


Se llamaban “colonias” a las estas nuevas ciudades o poblaciones urbanas dadas a soldados que demostraron valor en la lucha (como Flaviobriga), y “municipium” (municipio) a las asentadas sobre las anteriores indígenas (la inmensa mayoría de ellas). Contaban todas ellas de una asamblea de cien miembros (decuriones), de las que salían los cargos municipales de dos varones (hoy serían los alcaldes), los “aediles” para el abastecimiento y obras públicas (los ediles actuales) y los “quaestores” o encargados de las finanzas, que eran siempre recaudaciones entre las gentes de la ciudad, se autofinanciaban.

Todos los ciudadanos libres podían aspirar a estos cargos, pero los puestos no eran remunerados, requerían de una campaña electoral para conseguirlos e inversiones personales en la ciudad que limitaba los cargos a los potentados, la llamada “curia local” que terminó siendo hereditaria por imperativo del Estado romano pues no era deseada muchas veces. 

La ciudadanía se conseguía como privilegio por los servicios prestados a Roma, pero el Emperador Caracalla en el 212 d. C., dio la ciudadanía romana a todos los habitantes del Imperio para aumentar la recaudaciones ante el agotamiento del sistema político y la necesidades de las arcas Imperiales.


Aquitania, ya conquistada y pacificada, termina formando la provincia de Novempopulania (Nueve Pueblos literalmente, luego se le sumarían otros tres), con capital en Elusa (Euaze) desde el siglo II, según la piedra conmemorativa hallada en Hasparne (Lapurdi): “Flamin y dumviro, “cuestor” y “magíster” del pago (de la comarca). Vero, delegados del emperador, obtuvo la separación de los nueve pueblos de los galos. A su vuelta de Roma dedica este altar al genio del pago”.

Lápida de Hazparne


El “pagus” o cantón de Hazparne pertenecía al territorio de los Tarbelli y a la Civitas de Dax (convento jurídico). La capitalidad pasó a Auch en la segunda mitad del siglo IX (que pasa a ser capital de Baskonia Ulterior, Adour-Garona). Novempopulania abarca del Garona a los Pirineos, es decir, los euskaros continentales o las nueve “civitas” con sus “pagus”, estrechamente relacionados los primeros con las demarcaciones eclesiales de la época romana y de la Edad Media.

El territorio Aquitano entre el Pirineo, el Garona y el mar, «poblado por más de veinte pueblos pequeños y oscuros, la mayoría de los cuales habitan en las orillas del Océano» y cuya lengua y aspecto físico, a juicio de Estrabón, «se parece más a los Ibéros que a los Galos», tiene a fines del S I a.C. signos incuestionables del modelo cultural romano no sólo en el interior de su territorio sino en el área costera bañada por el Atlántico”.

Respecto a los Pueblos euskaros continentales, Mela (44d.C.), escritor gaditano que describe someramente cada parte del Imperio romano, dice (III.1.(12): (…): “Toda la tierra que ocupan (se refiere a los galos) es la Galia Comata, tres de los pueblos son famosos, y están separados por grandes ríos. En efecto, desde el Pirineo hasta el Garona se extienden los aquitanos, desde éste al Sena los celtas y desde allí al Rin, los belgas. Los más conocidos entre los aquitanos son los ausko (ausci) (…)”.Las ciudades más importantes son (…) y entre los ausko, Auch (Akize, “in auscis Eliumberrum”” o “Iliberri”, “ciudad nueva”). La primera que aparece el nombre de “Galia Comata” es con Mela, poco después también usaría éste término Plinio el Viejo .

La región de Aquitania había sido conquistada por Julio César en el 56 a.C. tras la rendición del rey aquitano como hemos visto. Tenemos noticias a través de Anneo Lucano, cómo unos años después (49-46 a.C.) con motivo de las Guerras Civiles, que César reunió a sus tropas para dirigirse a Roma y enfrentarse a Pompeyo, y hace uso de un fondeadero en la desembocadura de un río llamado Atiro seguramente el Adour, «allí donde la tierra Tarbéllica ofrece una suave entrada al mar encerrándolo en su curva ribera».


San Esteban de Gerekiz

“La incorporación de la provincia Aquitana en la dinámica romana parece ser fluida, y al comienzo de los tiempos augusteos, la cuenca del Garona y la ciudad costera de Burdigala juegan un papel clave en la red de intercambios. No obstante, se mantiene en el extremo meridional montañoso alguna comunidad rebelde que deberá ser sometida como preámbulo de las campañas contra cántabros y astures (29-19 a. C.)." (Milagros Esteban).

Estrabón IV.2.(1): “Este pueblo biturige es, de hecho, el único pueblo alógeno que habita en el territorio de los aquitanos; pero no les paga impuestos. Su principal plaza comercial es Burdigala (Burdeos), al borde de una laguna formada por las bocas del Garona”.

Novempopulania pertenece a la prefectura de las Galias. Julio Caro Baroja lo deja bien claro en su libro “Los vascones y sus vecinos”: “Novem populi, del Garona al Pirineo y del Océano a Cevennes, constituía una unidad etnográfica que habría que emparentar más con las de la península ibérica: por esto no quiere decir que fueran exactamente iguales a los pueblos ibéricos y que entre ellos no hubiera un elemento céltico”. 

El elemento céltico está presente en el Ager Vasconum, más cuanto más nos acercamos a las fronteras entre euskaros y galos o celtíberos-celtas-íberos, más propensos a la romanización. El euskera y su desaparición paulatina de muchas regiones de Baskonia, nos da una buena idea de donde estaba la frontera entre la parte más celtizada y luego romanizada y la completamente euskara.

Alcantarilla romana de Galdakano (Tajea) 

Los romanos intentaron atraer a las gentes a las comodidades de los grandes núcleos, con ello conseguían un mayor control de la ciudadanía, que fuera de ella seguía sin estar romanizada. Con esta medida muchos euskaros bajaron a las ciudades romanas de las montañas donde practicaban su modo de vida pastoril.

Augusto añadió la franja entre el Loira y el Garona con 14 pueblos a Novempopulania, para darle un mayor territorio y riqueza a la provincia, será el comienzo de la dicotomía Aquitania-Baskonia (Waskonia) como veremos. La ciudad más importante era Burdeos.

La Baskonia ibérica o ulterior (según la denominación de Oihenart y de los Anales de Saint-Bertin), era más pobre que la gala (la Galia en general era mucho más rica que Hispania), y quedó enmarcada dentro de la provincia de Hispania Citerior en el año 197 a. C. (existía también una Hispania Ulterior).



Hispania, que significa “tierra de conejos”, es el nombre con que los romanos llamaban a la Península Ibérica de los griegos, luego es un término geográfico que se da a un accidente geográfico, una península y nunca en época romana mantuvo unidad política alguna ni aún hoy (los Estados portugués y español son los dos únicos Estados libres que quedan en Hispania, junto con Andorra). 

Como deja bien claro Julio Caro Baroja en su libro “Sobre la lengua vasca”: “(..) la palabra hispano, como íbero, tienen un sentido geográfico y no otro”. El nombre que los griegos dan a la península, viene por el río “Iberia” que estaría en la actual provincia de Huelva (no por el río Ebro como a veces se ha creído siguiendo a Plinio), según Antonio García Bellido. 

Es más, es probable que las parte del “saltus vasconum” que daba al mar Cantábrico, estuviera dentro de la “Galia Comata” o Galia “boscosa”, ya que el Pirineo no acaba en el río Bidasoa, sino en Peña Angulo en Alaba en la Sonsierra de Nabarra, hoy rebautizada como Sierra de Cantabria (desde hace 200 años por la tropas francesas).

La estructura política romana en tierras euskaras peninsulares la explica Antonio García Bellido en “la Península ibérica en los comienzos de su historia”, la relata y resume así (es un extracto): La Hispania Citerior y la Ulterior se separaban por el Ebro, zona romana y zona púnica o cartaginesa, tras la victoria romana se mantienen los nombres pero no la división, sin que se sepa exactamente por dónde discurría.

Milario de Otañes en su casa torre donde no se aprecia el final del mismo

Sobre el año cero, Estrabón añade ya una tercera provincia: Lusitania, del Guadiana o río Anas al Duero con capital en Mérida, mientras que Córdoba lo era de Hispania Ulterior y Tarragona de la Citerior. Los portugueses serían los actuales “lusos”; estas divisiones se sobreponen a las anteriores divisiones provinciales de las mencionadas Hispania Citerior (donde estaba la Tarraconensis) y la Hispania Ulterior, pero no son definitivas aún, las luchas continúan.

Después, del 27 al 13 a. C., ya pacificada toda la península tras las conquistas y revueltas, se crean las definitivas provincias romanas Hispanas de: Baética (casi toda Andalucía y la zona al Norte de la misma así como Extremadura), Gallaecia (Galicia, Asturias, norte de León y Cantabria occidental, marcadamente celtíbera, capital Emerita Augusta, Mérida), Cartaginesis (centro y mediterráneo peninsular, Almería incluida, capital Curdoba, hoy Córdoba), Lusitania (centro y casi todo el sur de Portugal y parte del centro de Hispania) y Tarraconensis: actuales Nabarra Occidental, Aragón, Catalunya, Burgos y Cantabria más allá de Santander: es decir, de la cuenca del río Ebro hacia los Pirineos, "Quod inquietos Baskones proelabiur", coincidente prácticamente con el futuro Reino de Nabarra, si exceptuamos el condado de Barcelona (marca carolingia). 

La Tarraconense tendrá su capital en Tarraco (Tarragona) y una única cohorte romana de vigilancia (una cohorte suponían 600 hombres y 10 cohortes formaban una legión), un Cónsul y tres Legados, que pertenecería a la prefectura de las Galias como Novempopulania. Sus ciudades más importantes son Zaragoza y Tarragona.



El poeta latino Rufo Festo Avieno del s. IV d.C. natural de Etrutia en Italia, en su obra "Ora Marítima" describe la costa europea desde Britania en verso (se conservan tan sólo 713 versos), mezclando diferentes textos antiguos griegos, fenicios y romanos desde el siglo VII al I a.C. Uno de los versos al hablar del Ebro se dice: "Quod inquietos uascones proelabiur". 

Marco Terencio Varrón sobre el año 50 a. C. habla de "uascos". Varrón fue el director de las primeras bibliotecas públicas de Roma, polígrafo, escritor latino y lugarteniente de Pompeyo el Magno, fundador de Pamplona sobre un asentamiento baskón en el 75 a.C. Unos años después, la palabra “uascon” es utilizada por Tito Livio (59 a.C a14 d.C) en “Historia de Roma” al describir la campaña de Sertorio (78-72 a.C.) por el Ebro hasta “Calagurris” (Calahorra): “per vasconum agrum ducto exercita”. 

Pero este nombre en euskera es datable 50 años antes a través de la numismática. Son la primera cita de los “baskones”, gentilicio de “vasco”, según Julio Caro Baroja. Plinio dice que el Ebro era navegable hasta Varea (castro hallado a las afueras Logroño).


Julio Caro Baroja en su libro “Sondeos históricos” ya comebtaba que Tito Livio hablaba de “per vasconum agrum” y Salustio "un campo rico en cereales" y que, por otra parte, Plinio por un lado y Ausonio y Paulino Nola en sus cartas hablan del “saltus vasconum”.

Sobre el 297 con Diocleciano se crean las provincias de cartaginense y Mauritania Tingitana (norte de Mauritania, que a pesar de ser África pertenecía la provincia de Hispania). Sobre el 369-85 se crea una séptima provincia con las Islas Baleares.

Por tanto, aparecen siete provincias romanas en Hispania: las europeas Baética, Lusitania, Gallaecia, Tarraconensis, Cartataginense, Baleares y la africana Mauritania Tingitana.

Los historiadores consideran también la Tarraconensis territorio de substrato euskaro y en su mayor parte de habla vasca salvo el corredor mediterráneo que era íbero. Menéndez Pidal señala que cuando los romanos llegaron a la península ibérica se hablaba euskera desde el Oeste de Bilbao hasta el Mediterráneo.

Los distritos judiciales o Conventos aparecen con el emperador Claudio (años 41-54), con una ciudad fija donde acudían los legados o gobernadores provinciales sobre todo en verano para dirimir pleitos. 

En la Tarraconesis fueron siete: Tarragona, Cartagena, Clunia (Coruña de los Condes, Burgos), Zaragoza, Lugo, Astorga y Braga. No se sabe a qué obedecen estas divisiones administrativas y judiciales, aunque parece que simplemente era una cuestión de cercanía a la población. Los conventos desaparecieron para el siglo III. 

Los Pueblos euskaros de los karietas, bardulos, baskones y berones pertenecieron al convento Cesaragustiano y los autrigones al Cluniense. José Luis Orella Unzué en su libro “Historia de Euskal Herria. Tomo I” comenta: “Los romanos al incluirlos en el convento jurídico caesaragusta incardinaba todo el Saltus Vasconum a la ciudad del Ebro”.



 Moneda similar a la de Plentzia
"IMP.NERVA.CAESAVG."
Se trata una Moneda del emperador Nerva (96-98 d.C.), similar a la hallada en Plentzia, familia Antonina de alta aristocracia romana con Tiberio o Cesar Augusto donde ocuparon altos cargos en el Senado o como cónsules llegando Marco Coceyo Nerva a emperador (tenía el mismo nombre que su padre y que su abuelo).


Wikipedia (https://es.wikipedia.org/wiki/Tarraconense): Conventus Caesarugustanus, al que pertenecían las ciudades actuales de: Llérida (ilerguete), Huesca (oscense), Jaca (baskona), Tarazona (baskona), Cascante (baskona), Alfaro (baskona), Calahorra (baskona), Logroño (berona) o las tres ciudades: las baskonas Iruñea-Pamplona e Irun y la karistia Iruña de Oka (Veleia) . Por tanto, los Pueblos euskaros de los baskones, bárdulo, berones y karistios, además de otras ciudades como Zaragoza o Calatayud.


Al convento clunienese pertenecían ciudades actuales del Pueblo Autrigón de: Flaviobriga (Castro Urdiales o sobre la ría de Bilbao), Briviesca, Santander o Santoña, Miranda de Ebro y otras como: Suances, Coruña del Conde, Garray (Numancia), Palencia, El Burgo de Osma, Muro de Ágreda, Coca en Segovia, Sasamón (Burgos) etc.

“Notitia Dignitatum”, de la primera mitad del siglo V es la única fuente para conocer algo de la organización militar en Baskonia, por la cual sabemos que en Baiona (Lapurdum) había una cohorte (600 hombres) y un tribuno, por el norte el siguiente destacamento era ya en la frontera con los “bárbaros” germánicos en las Galias del norte sobre el río Rhin. 


Veleia, recreación de la cohorte Primera Gálica del año 2023

El tribuno de la cohorte Primera Gálica de la Tarroconense residía en Veleia (Iruña de Oka). En toda la península hispánica sólo había tropas romanas en Séptima Gemina en la ciudad de León, en Zamora (Royinos de Vidriales) Lugo, Juliobriga (cerca de Reinosa) y en otro lugar de Galicia, todo en el norte. ("Guía para la historia del País Vasco hasta el siglo IX" Alberto Pérez de Laborda).

HISTORIA DE BASKONIA



LA SUPERVIVENCIA DEL EUSKERA o LA CREACIÓN DE NUESTRO ESTADO

“Todos los pueblos que no tienen memoria desaparecen”.



Lo que hoy llamamos País Vasco es en la actualidad una región europea muy pequeña, pero no ha sido siempre así. En el siglo I a. C., a la llegada de las legiones romanas a tierras euskaras, los euskaros nos extendíamos muy al Norte y muy al sur de los Pirineos, se trata del territorio donde habitábamos desde tiempos remotos y que tendría entonces los siguientes límites aproximados: por el Norte más allá de Burdeos y del río Garona hacia el Loira, por el Noroeste la frontera estaría en Tolouse bajando al nacedero del Garona en el Valle de Aran en Lleida (territorio llamado primero Novempopulania y después Aquitania), abarcando todo el Pirineo a ambos lados, siguiendo hacia el Sur por el río Segre hasta Zaragoza, antigua Salduba, con el Ebro como frontera natural, “Quod inquietos baskones proelabiur" , remontando el mismo nos contrariamos con diferentes Pueblos euskaros hasta el río Asón y más allá.


Los lugares donde aparecen las primeras palabras en euskera son estelas Aquitanas de los siglos I-II, la zona más romanizada. Más de 400 nombres propios en lápidas o estelas, dentro de textos latinos normalmente, y 70 de divinidades, la mayor concentración de divinidades de todo el Imperio Romano junto a los encontrados en el occidente de la Península Ibérica. Lápidas aparecidas en Saint-Aventin (Haute-Garonne), Saint-Bertrand-de-Comminges (Haute-Garonn), Baudéan (Hautes-Pyrénées), Luchon (Haute-Garonne), Cadéac (Hautes Pyrénées), Ardiège (Haute-Garonne), Sain-Gaudens (Haute-Garonne), Loudenvielle (Hautes Pyrénées), Cardeilhac (Haute-Garonne), Saint-Pée-d'Ardet (Haute-Garonne), St.-Béat (Haute-Garonne), Gourdan (Haute-Garonne), monte Gar (Haute-Garonne) o Bagnères-de-Bigorre,

Otañesko patera, sakrifizioetan erabiltzen zen sakonera txikiko antzinako plater edo ontzia, II. eta IV. mendeen artean datatua hobeto ezin zehaztu gabe; bertan, SALUS irakurtzen da, goian erdian, eta ondoren, V-ME-RI-TA-NA ontziaren kanpoko zirkunferentzian.


Pero también se han encontrado este tipo de estelas con inscripciones en euskera en Angostina (Alaba), Oiartzun (Gipuzkoa), Miñao Goien (Alaba), Atharratze (Zuberoa), Iruña de Oka (Veleia, en Alaba), S. Román de S. Millán (Alaba), Usua (Alta Navarra), Herat (Alta Navarra), Barbarin (Alta Navarra), Lerga (Alta Navarra), Alegría-Dulantzi (Alaba), e incluso en el Pirineo como Escuñau (Val de Aran, Lleida, Catalunya) etc. Y recientemente, en Otañes (Cantabria cerca de Bizkaia, autrigones), una divinidad local “Salus Umeritana” y en el ara de Forua del siglo I la divinidad local “Ivilia” (Ana Martínez Salcedo, arqueóloga).



Tal y como recoge Estornés Lasa en sus libros sobre los “Orígenes de los vascos”, un resumen de esas palabras sería: Aher Ama Amoena Andere Arix Arte Asto Atta Bai Begi Bele Bels Berri Bihox Bihox Buru Erdi Erri Garr Gison Har Gorri Idi Ili Illun Ilur Itur Ituri Lapur Larra Larra Lehen Lur Neska Sembe Osto Lex Oia Ocho Vasco Viriatu etc.

Sabemos que en el Norte de Hispania o “tierra de conejos” como llamaban los cartagineses primero y los romanos después a la Península Ibérica , estaba aún sin dominar ni conquistar en el siglo I a.C. (las Guerras Cántabras son del año 26 a.C.), por tanto los astures (o zoelas), la actual Galicia y el oriente de la comunidad cántabra se romanizaron en los siglos I y II, salvo zonas boscosas o selváticas.

Respecto a los idiomas de esa región, siguiendo a J. Caro Baroja, en lo que hoy es Galicia y el norte de Portugal (provincia de Gallaecia), además del celta los autores romanos nos dicen que se hablaban otros idiomas sin mencionar cuales. Después, a lo largo de la cornisa cantábrica, nos dice Estrabón III, 3,7 (155): “semejante es la vida de todos los montañeses, y, como queda indicado, incluyo entre ellos a los que habitan la costa septentrional de Iberia, a los galaicos, astures y cántabros hasta los vascones y el Pirineo, pues todos tienen las mismas costumbres”. 

Para los romanos los idiomas de astures o gallegos eran incomprensibles y la de cántabros y euskaros impronunciables, los primeros serían idiomas celtas y los segundos euskaros con zonas fronterizas bilingües. Hubo zonas limítrofes que pasaron de un idioma a otro según el poder político o invasiones fronterizas como es el caso conocido de Calahorra (Kalagorri, hoy La Rioja), que pasó del euskera al celta (celtíbero) para volver al euskera.



En el norte de Aragón y de Catalunya y a lo largo de todo el Pirineo, lo que se hablaba sin lugar a dudas para J. Caro Baroja, era algún dialecto del euskera. Son las ciudades las latinizadas, pero como dice Estrabón “las ciudades no ejercen gran influencia, dado que la mayor parte de la gente sigue viviendo en las selvas y constituyen una amenaza permanente”.

El substrato común de esos pueblos del cantábrico, del Pirineo y de la Baskonia continental sólo puede ser uno y es el conservado sobre todo en la cultura euskara, de la cual el idioma es sin duda el elemento más significativo e importante.

Tras la caída del Imperio Romano y sobre el euskera, Julio Caro Baroja en su libro “Sobre la lengua vasca y el vasco-iberismo” comenta que “no hay razón para dejar de admitir que en Aquitania se habló vasco hasta la Edad Media”, serían el euskera y el gaélico los únicos idiomas que sobrevivieron a los romanos.

La comarca más al Sur donde se hablaría euskera desde época romana y hasta la Edad Media, estaría probablemente cerca de la actual ciudad de Soria en Garrai (la antigua Numancia celtíbera), La Rioja con el Ebro como frontera natural hasta los montes de Oca o Auca- Atapuerca. Por el Oeste el límite se situaría en el valle de la Hoz de Arreba y entre Santillana del Mar-Santander al Noroeste por la costa.




Todos ellos son fronteras del ducado de Baskonia en el siglo VI y después del reino de Pamplona-Nabarra en el siglo XI con Sancho III el Mayor dadas a su hijo Sancho García (Gartzea) IV el de Nájera, muchos de estos territorios serían repoblados de nuevo en la Edad Media con “baskones” para los que luego se usará el nombre nacional de “nabarros” con el reino de Pamplona-Navarra, pues se llamaba “nabarros” a los habitantes euskaldunes del reino – la “lingua navarrorum”-, que lo eran casi todos, incluso antes de que el reino de Pamplona pasara a llamarse de Nabarra en el siglo XII con Sancho VI el Sabio.

Castillo del Monasterio de Rodilla testigo de los enfrentamientos entre Pamplona y Castilla. En 1048 lo señoreaba Lope Fortunionis en nombre de Garçea el de Nájera, tras la muerte de éste en la Batalla de Atapuerca en 1054 fue ocupado por Castilla

En La Rioja o en Burgos, en la zona de los antiguos autrigones hasta Atapuerca, por ejemplo, hubo repoblaciones, seguramente con bizkainos y alabeses, pero según la máxima autoridad en la materia, Merino Urrutia, lo mismo que J. Caro Baroja o más recientemente Jabier Sainz Peonzaga en “El euskera en la Ribera de Navarra” (Ed. Pamiela), los habitantes seguían siendo euskaldunes y la vasquidad anterior a la ocupación asturiana y musulmana (muy breve) no desplazó el euskera, al menos en Rioja Alta y las comarcas de Burgos mencionadas .



En el documento 166 del Cartulario del monasterio de San Millán de la Cogolla del año 1016 sobre privilegios y propiedades entre el conde de Castilla Sancho y su yerno Sancho III el Mayor, aparecen las fronteras del reino de Nabarra con el condado de Castilla. 

El documento dice: "Una concordia y acuerdo acerca de la división del reino entre Pamplona y Castilla, como ordenaron Sancho conde de Castilla y Sancho rey de Pamplona (el Mayor), tal como les pareció. Esto es, desde la suma cima de la sierra de la Cogolla (Cuculla) al río Valvanera (Valle Venarie) y a Gamneto a donde está el mojón sito y collado Muño, y desde Biciercas (Viciercas en Montenegro de Cameros) y Penna-nigra (peñón de 2.017 metros cercano a Montenegro de Cameros en Soria de Peñanegra) desde siguiendo hacia el río Razón (norte de Soria entre las Tierras Altas y Cameros), donde nace; después por medio del monte de Calcaño (quizás la sierra Carcaña en Soria), después por la cima de la cuesta y por medio de Gazala (comarca soriana de Almarza en las Tierras Altas), y allí está el mojón, y hasta el río Tera, allí esta Garrahe, antigua ciudad abandonada (Garray en Soria), y hasta el río Duero. 

Don Nuño Álvaro de Castilla y el señor Fortún Oggoiz de Pamplona, testigos y confirmantes. Año 1016" 

(Cartulario de San Millán de la Cogolla, La Rioja, reino de Pamplona-Nabarra, doc. 166.



De divisione regno.
De divisione regno inter Pampilona et Castella, sicut ordinaverunt Sancio comite et Sancio regis pampilonensem, sicut illis visum fuit una concordia et convenientia.
Id est: de summa Cuculla ad rivo Valle Venarie, ad Gramneto, ibi est molione sito; et a Collato Monnio, et a Biciercas et a Penna Nigra; deinde ad flumen Razon, ubi nascit; deinde per medium monte de Calcanio, per sumo lumbo et media Gazala, et ibi molione est sito; et usque ad flumen Tera, ibi est Garrahe, antiqua civitate deserta, et ad flumen Duero.
Duenno Nunno Alvaro de Castella, et sennor Furtun Oggoiz de Pampilona, testes et confirmantes.




Tal y como recogen los historiadores nabarros Iribarren y Kanpion, Sancho III el Mayor dejó a su primogénito “toda la población euskara”. El historiador español Menéndez Pidal es de la misma opinión: “(Sancho el Mayor) quiso unificar un gran reino navarro, predominantemente vascón por su lengua”. El medievalista bizkaino Anacleto Ortueta (siglo XIX), sobre este gran rey Europeo dijo: “Sancho III el Mayor eligió sabiamente las fronteras del Estado Vasco, pues los límites que dio a Navarra fueron los geográficos naturales. Es el genio tutelar de la nacionalidad vasca. Gracias a él vivimos como pueblo”.

El historiador español más importante del siglo XX, Ramón Menéndez Pidal, escribió también en "España y su Historia" que el rey nabarro Sancho III el Mayor (1000-1035): «reparte sus estados entre sus cuatro hijos, apareciendo como uno de los más audaces estadistas estructuradores de fronteras y de pueblos, dejando al primogénito García (Gartzea) el solar de la dinastía, el antiguo reino de Navarra, homogéneamente vascón por su lengua».


En la lápida de la tumba de Sancho III lo deja claro, escrita en latín dice: “Aquí yace Sancho, rey de los montes Pirineos y de Toulouse” (museo de León). (“Hic situs est sancius rex pirineorum montium et Tolose”).

A. Tovar y K. Mitxelena en 1968 lo tenían claro: “La lengua vasca se conservó probablemente porque los vascos como los cántabros se rebelaron contra los invasores y no llegaron a ser incorporados a los reinos francos y visigodos”.

Son los primeros testimonios escritos y por tanto históricos sobre los euskaros. Hoy en día sigue existiendo gente con una cultura e idioma común heredados de miles de años en lo que queda de la histórica Baskonia y de su hija, el Estado o reino de Pamplona-Navarra, en un territorio mermado en su extensión natural por diferentes invasores y que los nativos llamamos, en la lengua que nos oyeron hablar los romanos, celtas, íberos, francos, godos, árabes y demás pueblos que vinieron mucho después: Euskal Herria.

“La cultura y folklore vascos están también en riesgo de desaparición. Si la región vasca continúa siendo un apéndice de España (Francia), es muy probable que se desvanezca completamente. ¿Cuál es la única fórmula que puede salvarlo? Un Estado vasco, en el que todas sus instituciones de autogobierno – la burocracia, el sistema educativo, los medios de comunicación – sean puestos a su servicio”. Hillel Halkin, THE JERUSALEM POST 10 Feb. 2005




EL ORIGEN DE BASKONIA

“Bandas de innumerables y muy feroces han ocupado el conjunto de las Galias. Todo el país comprendido entre los Alpes y los Pirineos, entre el océano y el Rin, ha sido devastado por los cuados, los vándalos, los sármatas, los alanos, los gépidos, los hérulos, los sajones, los burgundios, los alamanos e incluso los panonios (…) Maguncia, ciudad antaño ilustre, ha sido saqueada, y en su iglesia millares de hombres han sido asesinados. Parecida suerte han sufrido Works, Reims, Amiens, Arras…Aquitania ha sido arrasada…Hispania tiemble, pues ve cómo sobre ella se abate la muerte.” San Jerónimo (Dalmacia año 340-Belén 420).

Crónicas Francas año 764: “…Franci et wascones samper inter se altercarent…” (francos y baskones siempre guerreando).

"Los baskones que viven al otro lado de Garona y en derredor de los montes Pirineos" Eginhard (768-840), Annales Regii, M.G.S. pág 203.

Marco Terencio Varrón sobre el año 50 a. C. habla de "uascos", fue el director de las primeras bibliotecas públicas de Roma, polígrafo, escritor latino y lugarteniente de Pompeyo el Magno, fundador de Pamplona sobre un asentamiento baskón.


Baskonia aparece por primera vez dibujada en el mapa de Cauddi Ptolomei (Ptolomeo) en el siglo II, pero todavía se refiere al pueblo prehistórico de los baskones , luego también aparece en el mapa de Paulino Nola del siglo IV.

Julio Caro Baroja señala en su libro “Los vascones y sus vecinos”, que “vascones” sería el plural de “vascus” (vasco). Según el insigne etnólogo e historiador español en el libro mencionado: “Que –tania no se diferencia de –itania en su significado y que se trata de una forma latina de denominar regiones según grupos étnicos y poblados de éstos (…) hemos de aceptar como principio general, que en la península son conocidos antes los nombres de los pueblos que los de las regiones (antes vascones que Vasconia y los Cántabros que Cantabria)”.



Por tanto la palabra "Baskonia" hace referencia al lugar en el que habitan los vascos o baskones, Baskonia sería el “territorio de los vascos”.

No hay referencia a los pueblos vascos prerromanos a partir del siglo IV, la última mención histórica es la del pueblo de los autrigones en el Cronógrafo en el año 354, del mismo año es la referencia los karistios, a los várdulos es del año 456 (“Historia de Euskal Herria” José Luis Orellá Unzué), por tanto los romanos ya no distinguían las demarcaciones territoriales de los pueblos prehistóricos vascos pues tales pueblos ya no existían ante la presión política romana que habría desmantelado su estructura defensiva y organizativa en casi su totalidad (cabe recordar que sobrevivió el derecho indígena o pirenaico), sólo quedaba una gente con una misma cultura e idioma, lo que explica por qué los posteriores autores francos, godos o musulmanes hablen de un solo pueblo organizado en un Estado.

Tras la caída del Imperio Romano, ya desde el año 449, Idacio en “Olimpiada” habla de “las Baskonias”, los vascos aparecen como un solo pueblo, dentro de un territorio bien delimitado y unido: Baskonia, extendiendo el nombre de uno de los pueblos vascos prehistóricos a todos ellos por el idioma y cultura que tienen en común, que los distingue del resto y une. 

Tenían para entonces una historia guerrera sólida desde antiguo en su lucha contra invasores indoeuropeos, celtas o íberos, con ciudades amuralladas prestas para la defensa del territorio, o contra los poderosos generales romanos como Sertorio, Pompeyo o Julio César, que lograron conquistar estas tierras en un período de casi dos siglos y en cuyas legiones son luego obligados a luchar por todo el Imperio: desde Gran Bretaña hasta África, siendo incluso la guardia personal de varios Emperadores; los propios romanos hablan de reyes “auskos” como Pisón y Adietuanus.




La Baskonia Alto Medieval comprendería toda la zona de habla vasca : desde el río Garona y más al norte -sobre todo en su nacedero- hasta río Ebro, por el Oeste los montes de Oca y el río Segre por el Este terminarían por configurar, aproximadamente, sus fronteras.

Julio Caro Baroja deja bien claro en su libro “Los vascones y sus vecinos”: “Novem populi, del Garona al Pirineo y del Océano a Cevennes, constituía una unidad etnográfica que habría que emparentar más con las de la Península Ibérica”.

Durante la época romana, a la Baskonia continental se llamó Novempopulania al estar compuesta por “nueve pueblos” (después ampliado a doce) y a la que también se llamó Aquitania, derivado del nombre del pueblo vasco que lo habitaba: el “aquitano”, término que viene de “auski”, que es el plural y el singular sería “auscus” (ausko), tal y como explica Julio Caro Baroja en el libro mencionado.

El mismo autor, principal antropólogo español del siglo XX, cita un texto de Estrabón para decir: "es lógico pensar que los aquitanos fueran, en primer término, semejantes en lengua y aspecto a sus vecinos de la Península, que Estrabón llama Iberia en general, es decir, a los baskones". Por tanto, la unidad cultural ya existía desde época prehistórica .

En su libro “Sobre la lengua vasca”, tras el estudio de distintas inscripciones en monedas, plomos y vasijas, Julio Caro Baroja llega a la conclusión que: “aquitano, el vasco actual y el idioma de los antiguos ilergetes, cerretanos y hasta mediterráneos de más al sur parecen tener cierto parentesco que no se puede explicar por influencias célticas”.

En otro texto de su libro “Sobre la lengua vasca y el vasco-iberismo” añade: “no hay razón para dejar de admitir que en Aquitania se habló vasco hasta la Edad Media”

La explicación la da el Catedrático en Historia Medieval José Luis Orella en el libro “Historia de Euskal Herria Tomo I: “El saltus permanece inalterable a lo largo de la historia romana sirviendo de soporte lingüístico y cultural de los vascones, los cuales encontraban en el saltus sus raíces más antiguas y el lugar refugio en los momento de acoso”.Por tanto y como es evidente, los vascos sobrevivieron al Imperio Romano manteniendo su idioma y cultura.


Guerrero de Aldaieta

El propio José Luis Orella Unzué en el libro mencionado define el “Saltus Vasconum”: “Es el territorio situado al norte de una línea imaginaria que corre desde Jaca a Pamplona, llegando hasta el límite con Álava. Es decir, es el territorio montañoso que discurre al sur y al norte del Pirineo y que viene limitado por ambos prepirineos”.

Los francos serán los que terminen de generalizar el término waskones o baskones pues los ven como un único pueblo y no hay posibles interpretaciones en otro sentido: son todos vascos por la lengua que hablaban, el “vasco” o euskara.

Así, Gregorio Tours en el 587 hablaba de "Wasconia" con "w" pues en latín la palabra “baskones” se pronuncia [uuáskones ], los griegos o helenizados escribían "ouascones" con "ou", los musulmanes con "b", "baxcones" (pero con "x" como Ibn Adhari) y otros escribían "baskonis" (Ibn Hayyn, El Yacubi, Yacut).

Para ese siglo VI y desde la caída del Imperio romano, todos los pueblos vascos desde el Ebro al Garona y más allá, eran conocidos como baskones y el término de aquitanos se queda para los que habitaban entre los ríos Garona y Loira, pues desde César Augusto (s. I a.C.) conformaron una provincia romana conocida como Aquitania (después Aquitania III) con la Novempopulania de los aquitanos.

Esta Aquitania Alto Medieval –del Loira al Garona-, sería un territorio rico y muy romanizado en el Ager, de su pasado vasco quedaría poco al Norte e iría apareciendo hacia el Sur, a medida que nos acercáramos al río Garona. Ocurriría lo mismo por el Sur a medida que nos acercáramos al río Ebro.

En el siglo VII , el conocido como “cosmógrafo de Rávena” (Italia) en su libro "Geografica" (aunque los estudios recientes retrasan su escritura al IX "Vasconia tardoantigua" Mikel Pozo Flores -2022-), incluye un mapa con toda Baskonia y habla de “Vasconum patria” (patria de los vascones o vascos). La copia que se conserva del Anónimo de Rávena es del siglo XII.

La copia habla de una “Guasconia” -Loira-Garona- con ciudades cercanas al río Loira como Limoges, Poitiers, Bourges, Burdeos y Agen, de la que dice antes se llamaba “Aquitania” y de “Spano-gasconia” –pero en referencia al territorio entre el río Garona y los Pirineos- con ciudades como: Lectourne, Couvesarans, Conemes, Bigorra, Eauze, Bazas en incluso Las Landas.

Es por tanto en el siglo XII la primera vez que aparece escrito "Gasconia" con "g" en referencia a la Baskonia continental que se va romanzando en su lengua creando el gascón desde el euskera.


"La patria que se llama Baskonia (Guasconia), que era llamada por los antiguos aquitanos. Así mismo, junto a la misma Baskonia, está situada la patria que se llama Hispano baskonia (Spanoguasconiam)”.

Pero el propio cosmógrafo o Anónimo de Rávena habla de la Baskonia sur pirenaica, por donde dice que había una calzada romana por la costa con nombres desconocidos como: Sandaquitum, Cambracum y Tenobrica hacia Oiasso (Irun) y Pamplona y otra por Turisa (El Espinal-Orreaga) y Ejea (Cinco Villas de Aragón), que se juntaba en Pamplona con la anterior.

En el mapa del siglo XI del monasterio del municipio baskón de Saint-Server realizado por Estefano García de Mauleón -Stephanus Garssia Placidus- es donde aparece por primera vez Aquitania y Baskonia (Wasconia) perfectamente delimitados como el territorio que aquí se habla, sin diferenciar la Baskonia ibérica de la continental, monasterio perteneciente al vizconde de Zuberoa y al obispado de Olorón (Beárn), vasallos de los reyes de Pamplona-Nabarra. Pero en ese siglo XI aún se escribía “Waskonia” con “w”.

En el escudo de este municipio de las Landas, Saint-Server, incluso hoy se puede leer el lema “Caput Vasconiae”: "Fin de Baskonia". Está a unos pocos kilómetros de Mont de Marsan, capital de este departamento, y hace referencia en realidad a la frontera entre la Baskonia Ulterior, más romanzada, y la Citerior como veremos después.



Conclusión: 

Desde la caída del Imperio Romanos, todos los vascos son conocidos con el apelativo de baskones (gentilicio de vasco), por la lengua que hablaban el “vasco” o euskara.

El conocido y prestigioso historiador vallisoletano Antonio Tovar, lo resumía así (1987): “Creemos que lo que hay aquí es la identificación del nombre, ya no tribal, de vascones, con las gentes euskaldunes o de habla euskaldun, por lo cual se dice que es parte de Vasconia Vitoria y se presenta a los vascones de la montaña, que probablemente eran los antepasados de labortanos, bajo-nabarros y suletinos de Iparralde al norte de los Pirineos, con ese nombre” (…) “Podemos muy bien suponer que en esa época de aislamiento, en la que los vascos, tanto del Norte como al Sur de los Pirineos, se mantienen fuera de los reinos visigodo y franco, la denominación de la tribu de los vascones se convierte en nombre general y se aplica tanto a la llanura de Araba y La Rioja como a los confines del territorio euskaldún con la Aquitania franca”.


LA UNIDAD ÉTNICO-POLÍTICA DE BASKONIA

Las recientes excavaciones arqueológicas de Agustín Azkarate sobre el período de los siglos VI al VII en Aldaieta (Alaba, cerca de Legutiano, conocido por su pantano), así como las tumbas de Alegria-Dulantzi -también alabesas-, las de Buzaga y Pamplona en Alta Nabarra o Finaga entre Arrigorriaga y San Miguel de Basauri (Bizkaia), han confirmado el dominio de todo el territorio vasco (Baskonia) por una misma gente, al ser el material encontrado en los enterramientos de la Baskonia peninsular iguales a los del otro lado de los Pirineos, quizás con fuerte influencia aquitana –Loira-Garona-, pues es en Aquitania donde estaban las tierras más ricas, los obispos y fuerzas eclesiales más importantes desde donde irradiaba el poder sobre toda Baskonia .




Finaga (Basauri)

Ábside de San Martín de Finaga con las tumbas en laja.
I. García Camino 

Las excavaciones reducen la influencia goda y asturiana sobre el territorio vasco (nula fuera de los territorios fronterizos), llevando el centro político de la Alta Edad Media vasca hacia la zona aquitana, sin olvidar que los arqueólogos franceses, entre los que se encuentran N.Aberg, E. James o S. Lerenter, distinguen perfectamente en las distintas excavaciones que han realizado, un conjunto de caracteres arqueológicos definido como “facies vascona” o “aquitana”, diferenciable de otra calificada como “septentrional o franca”.

En el mencionado cementerio de Aldaieta hay 100 tumbas simples y probablemente unas 400 en la zona abnegada por el actual pantano, tampoco se ha encontrado el asentamiento de esas gentes por la misma razón. Las tumbas son familiares, con personas de ambos sexos y diferentes edades, y parten de un primer individuo o tumba fundacional sobre el que se va enterrando el resto, bien en paralelo o bien encima.

Elorriaga, Lemona


Agustín Azkarate comenta que el ajuar militar de Aldaieta es “único en la península”. El ajuar (lo que los muertos llevaban encima) es tremendamente interesante: 60 lanzas, 30 hachas (algunas magníficas y de doble filo), cuchillos, largas espadas para usar a caballo en los dirigentes, hebillas de cinturón de aleación típicos de este siglo en los grandes dirigentes etc., de una facturación sorprendente y de una calidad que aún hoy cuesta superar, con aleaciones de bronce-estaño de una calidad extraordinaria y que demuestran un gran manejo del arte de la siderurgia. Estas tumbas no pueden ser visigodas pues estos pueblos nunca enterraban a sus muertos con armas en ninguna parte del mundo, sí lo hacía los baskones-aquitanos y los francos.

Entre los depósitos funerarios (lo que los vivos enterraban con los muertos), junto a la cerámica del día a día, existen cuencos de bronce de una calidad exquisita, vasos de vidrio (material de muy difícil elaboración) y cuencas de ámbar traídas probablemente del mar Báltico (resina de bosques de pinos desaparecidos hace 70 millones de años y que el mar Báltico sigue arrojando a sus costas), fruto de un seguro intercambio comercial de excedentes que eran por tanto capaces de generar.



El trabajo de José Luis Solaun Bustinza, recogido en su tesis doctoral sobre la cerámica alabesa alto medieval, remarca que “Al menos durante la primera mitad del siglo VI, una continuidad de las series y sistemas productivos romanos que presentan en este siglo como un período de transición hacia la centuria siguiente. Así, a mediados del siglo VI y gran parte de la centuria siguiente contamos con el material cerámico recuperado en la necrópolis de Aldaieta –Nanclares de Gamboa, Álava- (Azcarate 1999), cuyas producciones evidencian ya un predominio absoluto de la cerámica común local y la consiguiente desaparición de las producciones finas”.





Por tanto los cadáveres hallados sólo pueden corresponder a indígenas baskones: “En resumen, los últimos decenios del siglo VII parecen mostrarse como el momento en que se origina el cese definitivo de las importaciones en nuestro territorio y la producción mayoritaria de la cerámica común local o cerámica grosera. Todo ello traerá consigo una disminución de los tipos de producción cerámica y una simplificación del repertorio formal, derivando en una diversidad regional mucho más marcada que en períodos anteriores”.


Los arqueólogos José Luis Solaun, Agustín Azcarate y José Manuel Martínez sobre su trabajo de campo recogido en “Metalurgia y hábitat en el País Vasco de época medieval: el asentamiento ferrón de Bagoeta, Alaba (año 600 hasta el s. XIV d.C.)”: 

“Las fuentes escritas señalasen a las tierras llanas de Álava nuclear como los lugares con mayor actividad metalúrgica (…) El asentamiento de Bagoeta está a muy pocos kilómetros de la necrópolis de Aldaieta; b) Ambos, asentamiento metalúrgico y necrópolis, coincidieron en el tiempo al menos en un siglo; c) Si algo caracteriza a los ajuares y depósitos procedentes de los contextos funerarios exhumados en Aldaieta es la abundantísima e inusual presencia de objeto de hierro.




(…) Estamos, sin duda, ante un asentamiento ferrón que responde a una demanda procedente no sólo de la propia comunidad, sino de otras localidades del entorno, lo que refleja la existencia de una red comercial de cierto alcance por la que circularían igualmente productos cerámicos, cárnicos o de otro tipo. Cabe plantearse, incluso, la posibilidad de que el hierro de Bagoeta fuera distribuido en circuitos comerciales de mayor distancia, muy posiblemente hacia La Rioja y Navarra. Conservamos, por ejemplo, una tarifa de peaje dictada por Sancho Ramírez (1076- 1094) en la que, entre una lista de productos gravados a la entrada de Pamplona, se menciona el hierro importado a esta ciudad de manera regular y en grandes cantidades. Aunque no se explicita su origen en el documento, todo apunta a territorio alavés como lugar de procedencia (GAUTIER-DALCHE, 1982: 238)”.





Las mencionadas excavaciones en Pamplona, alto medievales, son también contundentes en relación a la cerámica y materiales hallados, según María Ángeles Marquínez: “Desde el punto de vista étnico, tal vez haya que atribuir a la necrópolis a otro pueblo, posiblemente vascones que presentaría en su ajuar elementos importados por los invasores del norte de los Pirineos y de los visigodos, que constantemente intentaban dominar Pamplona, pues es innegable la diferencia que se encuentra entre los materiales muy unitarios de las necrópolis castellanas y las que aquí nos ocupa”.


Todas estas tumbas y otras, demuestran que los baskones eran un pueblo poderoso, temible, nada atrasado dentro de su época, con un “Ager vasconum” muy cristianizado, que dominaban técnicas artesanales muy exigentes, con un comercio exterior y un contacto permanente con otros pueblos; para ello contaban con la calzada romana de Astorga-Burdeos (después Camino de Santiago) y su variante por Oiasso (Irun) como autopista usada por ellos y también por todas las migraciones, conquistas o movimientos humanos que pretendían entrar en la Península Ibérica o pasar a la rica África.


https://www.valdegovia.org/fotos/PE%C3%91A%20LOS%20CASTROS.pdf

En el castillo de Berbeia en Valdegobia-Gobiaran documentado en el siglo XII muy cerca de Espejo y perteneciente a la tenencia nabarra de Lantarón, se encontró en el 2022 un broche de bronce de un cinturón igual a los de las excavaciones de Aldaieta (Nanclares de Ganboa) de los guerreros baskones alabeses datados de los siglos VI-VII dentro todavía del ducado de Baskonia. Este tipo de broche también se ha encontrado en Eskota-Axkoeta (cerca del paso de Subijana y el río Baias en Alaba hacia el Oeste, en Erriberagoitia-Pobes) y Arroniz (tierra Estella, Alta Nabarra). El castillo está comunicado con otro cercano en la Peña los Castros (foto de arriba). Para el año 1000 se cree que Berbeia era un lugar donde se administraba justicia como cabeza de la tenencia nabarra y la principal fortaleza desde donde se dominaba una amplia comarca. En este castillo, también se han encontrado restos anteriores de la Edad de Hierro, lo que nos permite reafirmar que tras la caída del Imperio Romano los baskones volvieron a repoblar los altos donde se escondieron y defendieron los bárbaros.


Excavación en Berbeia y vistas desde el alto



El arqueólogo  de la Diputación de Bizkaia Iñaki García Camino sobre el broche encontrado fuera de contexto en Arrietabaso en Dima (valle de Arratia en Bizkaia): "Se trata de un gran broche de cinturón de placa rectangular rígida, perfiles rectos sin estrangulamiento central y lengüeta oval. La hebilla también rectangular y de sección plana forma con la placa una sola pieza. Esta presenta un orificio que servía de sujeción a una aguja, probablemente de base escutiforme que no se ha conservado. En el reverso, cuatro apéndices semicirculares horadados y separados 6,40 cms entre sí servían para sujetar la placa al cuero del cinturón (...)
El broche que presentamos -datado en el siglo VII- no es, sin embargo, muy expresivo desde el punto de vista cultural, dado que se localiza tanto en contextos continentales como peninsulares. Así piezas similares proceden del castro de Yecla (La Rioja), Pamplona (Navarra), Escota o Aldaieta (Álava) (....)" 
Revista Kobie 1998/99
Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco (Bilbao)

HISTORIA DEL DUCADO DE BASKONIA

“Eran, pues, los visigodos germanos alcoholizados de romanismo, un pueblo decadente que venía dando tumbos por el espacio y el tiempo cuando llega a España, último rincón de Europa, donde encuentra algún reposo. Por el contrario, el franco irrumpe intacto en la gentil tierra de Galia, vertiendo sobre ella el torrente indómito de su vitalidad”. Ortega y Gasset “España invertebrada”.

Para los romanizados y cultos aquitanos, y también para los vascos de las ciudades del Ager vasconum, en un primer momento, los francos serían “bárbaros” pues vivían fuera del Imperio Romano y fueron ellos quienes lo destruyeron en su parte Occidental y obligaron a amurallar las ciudades para defenderlas tras la “Pax romana”; para los vascos del Saltus o “zona boscosa”, serían extranjeros que intentaban conquistarlos y acabar con su forma de vida ocupando sus tierras ancestrales al igual que lo intentaron antes los romanos, por lo que encontraron un interés común: defender el territorio de estas invasiones.

Los merovingios eran los caudillos de uno de los muchos pueblos francos o “reino francorum”, línea gobernante nacida con el rey Meroveo (451-475) que combatió a Atila en los años de la caída del Imperio Romano Occidental. Los francos consiguieron unificar su reino bajo la dirección de un rey merovingio nacido en la región de Tournai de nombre Clodoveo, que asesinó a todos los reyezuelos francos como el galo-romano Siagrio en Soissons para hacerse con el territorio entre los ríos Somme y Loira, además venció a los turigios, burgundios, alamanes y armoricanos y, finalmente, en el 507 en Vouillé, cerca de Poitiers (Aquitania), derrotó a los visigodos en lo que supuso el fin del reino visigodo de Tolosa (Toulouse).



Clodoveo se hizo con todo el poder en el territorio de lo que hoy es Francia al norte de Baskonia-Aquitania (al norte por tanto del río Loira), salvo el tercio oriental donde domina el ostrogodo Teodorico; Clodoveo convirtió a París en la capital de su reino.

Representación del rey visigodo Teodorico que en la batalla de los Campos Cataláunicos del año 451 d.C. fue aliado del general romano Flavio Aecio. Teodorico murió en esta batalla enfrentando al ejército de Atila.  
"En esta representación apreciamos al rey equipado con una panoplia que solo él, sus guardias y nobles podrían costearse. Su casco es de tipo spangenhelm, compuesto por varias láminas metálicas. Se protege con una armadura de escamas y un escudo con umbo.  Empuña una "spatha", pero, asimismo, se observa un "seax" envainado. Este era un cuchillo largo de un solo filo empleado por godos, francos, sajones, alamanes, etc. A diferencia de los demás elementos de la panoplia el "saex" era propiamente germánico"

Era un rey despótico pero profesaba la religión Católica tras su conversión y la de sus 3.000 soldados al rogar a Dios por su victoria contra los alanos cuando iba perdiendo la batalla, aunque desoyó durante años a su católica esposa Clotilde. Tras su conversión, contó con el beneplácito de Roma que lo coronó en Reims (lo que marcará un precedente que durará más de un milenio), ya que se creía el elegido al mando de la armada de Dios. Es San Clovis, patrón de Francia. Clodoveo, Clovis o Luis, fue “Patriciado” según relata Gregorio Tours por el emperador de Oriente Anastasio, nombrándole “cónsul” de occidente con su capital en Paris.


Mandó escribir los códigos germánicos conocidos como “Ley Sálica” . A su muerte dividió su reino entre sus cuatro hijos, lo que produjo una serie de guerras civiles de condes o señores independientes.

Gregorio de Tours habla también de San Dionisio que a mediados del siglo III habría sido enviado como misionero a las Galias por el papa Fabiano y decapitado en París hacia el 280. La leyenda de este santo nació de una falsa interpretación de sus imágenes, a quien se representaba llevando su cabeza en las manos, simplemente para indicar la naturaleza de su martirio. Ello significaba que había sido decapitado, y nada más, pero el pueblo crédulo llegó a la conclusión de que había caminado después de morir.

Este es el patrono de París y de Francia, Estado cuyo imaginario nacional se configura en torno a Clodoveo y San Dionisio, como España tiene su mitología con Pelayo y Santiago y Nabarra en Eneko Aritza y San Miguel (San Fermín en Pamplona).


No existía en época de Clodoveo dominio franco sobre Aquitania-Baskonia, pues como dejó escrito Gregorio Tours en el 587: “Irrumpieron los vascos de entre las montañas, bajaron a los llanos, devastaron viñas y campos, incendiando las casas, llevándose a muchos cautivos con sus ganados. Contra los cuales actuó a menudo el duque Austrovaldo, pero causándoles poco daño”.

Ya desde las primeras invasiones germánicas, desde el siglo III, los vascos se habían vuelto muy activos, se sentían amenazados, tomando el apenas romanizado Saltus Vasconum como cuartel, se lanzaron sobre sus territorios de toda la vida que estaban en un proceso de romanización muy avanzado, sería un movimiento de carácter nacional en busca de los territorios que perdieron durante la ocupación romana como relata el historiador español Sánchez Albornoz. Los bagaudas eran vascones buscando recuperar su territorio ante las invasiones bárbaras y la presión latifundista romana lo sostienen historiadores como Vigil y Barbero, E.A. Thompson, o J.M. Blazquez.

Se trató del fenómeno recogido en las crónicas romanas como de los "bagaudas" que se dio en la Tarraconense y en Novempopulania, los territorios de los pueblos vascos. “Bagauda” viene sin embargo del verbo celta del betrón “bagad”, que se traduciría como “tropas o bandas", lo que en textos de la época llamaban “paletos” y granjeros ignorantes, es decir, gente iletrada, sin romanizar y mucho menos latinizar.

Los vascos, según el mencionado historiador español Sánchez Albornoz entre otros, serían estos bagaudas que llegaron a tomar una importante ciudad como Tarazona e impusieron el pánico en las mismas puertas de Zaragoza con su jefe Basilio al frente. Otros jefes fueron Amando y Eliano, a los que los bagaudas les dieron títulos de “César” y “Augusto”.

Eran bandas formadas por vascos del Saltus Vasconum, los colonos de las grandes y medianas haciendas del Ager Vasconum y pequeños propietarios o campesinos sin tierra; tierras que habrían pasado a los grandes hacendados colaboradores con Roma, los grandes latifundistas -casi señores feudales en la decadencia romana- que pretendían extender sus propiedades por el Ager y ahora también por el Saltus Vasconum; el detonante final, además de una gran población descontenta y una administración arruinada, serían las invasiones de los pueblos germánicos con sus saqueos y la existencia de grandes zonas baskonas sin romanizar. Estos bagaudas son el comienzo de la resistencia vasca a las invasiones germánicas que se concretará en la creación de Baskonia.

Antes de la creación de Baskonia, existe constancia de al menos una batalla importante que tiene lugar en ese 587 y la recoge el cronista franco Gregorio Tours, en la cual los vascos derrotaron al “dux” (duque) franco Bladates: fue la primera victoria vasca conocida y lo fue contra un ejército franco.

El Ducado de Baskonia como estructura política fue creado oficialmente por los francos merovingios para intentar dominar a los baskones y aquitanos sobre el año 600, poniendo como duque al franco Genial.

Dicen las crónicas merovingias del siglo VII, de los pocos testimonios escritos de esta época, que dos reyezuelos merovingios de la zona del río Sena se unieron para luchar contra los baskones: "Thierry II y Teodoberto II dirigieron conjuntamente sus ejércitos contra los baskones (wascones). Gracias a Dios, establecieron su dominio y les hicieron pagar tributo. Les impusieron un duque llamado Genial, que gobernó con ventura".

Los baskones se sublevaron al menos en los años 635-638 contra el rey franco Dogoberto, el cual mandó un gran ejército con 10 duques y un jefe que los guiaba, así como numerosos condes. Pero los vascos retrocedieron de las llanuras aquitanas ante la superioridad franca, se refugiaron en los Pirineos y se disolvieron. Según la crónica de Fredagario, uno de esos condes, Arimberto, murió en el valle de Subola (Soule-Zuberoa) a manos de sus habitantes. Finalmente perdieron los baskones y se rindieron con su duque aquitano Aighinene a la cabeza, que por lo que se ve estaba con los sublevados por su independencia.

Jean-Luis Davant, el último gran historiador de Zuberoa (2023):
 En la "Crónica" del franco Fredegario aparece por primera vez el nombre de Xiberoa en latín: Subola. El profesor Jean-Baptiste Orpustan lo explica así en la página 146 del libro Toponymie basque: ZU(r)-BEL(tz), más el sufijo "O", y la A final (artículo en euskera): selva negra, bosque negro. Zubeloa es el origen de "Züberoa", que aparece en la portada del primer libro impreso en suketino o zubereraz ("Katexima labürra" de Athanase Belapeire, 1696). "Zuberoa" es el nombre que la Euskaltzaindia (Academia de la Lengua Vasca) ha mantenido como oficial. Formas tardías como "Zibero(a)" y "Xibero(a)" también son aceptadas en el habla cotidiana, pero aparecieron en el siglo XIX".

Sobre la ocupación de Dogoberto y su derrota, según Fredegario: “Toda la patria de Sobola Vasconia fue ocupada por la armada burgundia. Los vascones surgieron por las laderas de las montañas y se prestaron al combate. Habiendo comenzado éste, volvieron la espalda como tenía la costumbre hacer cuando estaban a punto de perder, y encontraron refugio en lo montes y valles de los Pirineos, escondiéndose en las inaccesibles cretas de las montañas”. 

Los francos quemaron casas, collazos, robaron todo lo que encontraron etc. “Este ejército había vuelto a su patria sin incidente si, por negligencia de Ariberto, los vascones no hubieran matado en el valle de Subola a los más antiguos y los más nobles de los mismos junto a otros muchos”.

“Al año siguiente, en el decimoquinto año del reino de Dogoberto, todos los ancianos de la patria de los vascones acompañados del duque Aighinane se presentaron ante Dogoberto, que se encontraba en Clichy. Entraron en la iglesia de Saint Denis llenos de temor pero quedaron libres gracias a la clemencia de Dogoberto”, pero los baskones no cumplieron la palabra dada, como era habitual en ellos según Fredegario.


Fredegario comenta como el obispo de Euaze y su hijo ayudaron a los “wascones” contra el duque Aighinene o “Aiginano”, por lo que fueron desterrados. También narra como el rey Dogoberto I cedió el sur de su reino a su hermano Cariberto que desde Tolosa (Toulouse) conquistó en tres años toda Wasconia (la parte continental en realidad), a su muerte, Dogoberto tenía que tomarla de nuevo por lo que no parece que fueran más que meras incursiones de guerra .

Dogoberto y sus hombres nunca atravesaron los Pirineos. Las crónicas francas hablan de derrotas sucesivas frente a los baskones hasta una colosal batalla en Clichy con el franco Chadonio al mando de diez armadas. Chadonio venció y los vascos o baskones firmaron su capitulación.

Pero la lucha continuó al reponerse los vascos de esta derrota, pues, según los cronistas francos, los baskones rara vez cumplían su palabra de paz. Proclamaron a un baskón como nuevo duque, será el príncipe Félix.

El Autor de los Milagros de San Marcial habla de Lupo hijo de Felix que a finales del siglo VII “había obtenido el principado sobre todas las ciudades hasta los montes Pirineos sobre la sucia raza de los vascones” (supper getem nequissimam ouascinum). 

Es el mismo título que por ejemplo recibe el coetáneo rey visigodo Wamba en “historia de Wamba” escrita por Julián de Toledo, sucesor de San Isidoro de Sevilla: “Wamba el príncipe religioso penetró en territorio de Cantabria a fin de combatir a los salvajes vascones (…) durante 7 días y 7 noches asoló los campos, destruyó fortalezas, incendió casas y todo con vehemencia”. Después de tomar rehenes, siguió hacia Huesca y Zaragoza.
En “Historia General del País Vasco” Manex Goyenetche comentaba que “Con Felix y Lupo comenzó una línea de príncipes de Aquitania con nombre de Eudón, Hunaldo o Waifre que hizo frente a merovingios y carolingios”.


Eudon "el Grande", el príncipe baskón

Desde el 660 los baskones o vascos eran realmente independientes bajo un poder único con su caudillo el duque Félix al frente (660-670) y después con el duque Lupo I “Otsoa” (670-710); comenzó entonces una línea de los que se llamaron a sí mismos príncipes de Aquitania o de Baskonia, pues lo baskón y aquitano se desdibujó, no se diferenciaba, se trata del hijo de Otsoa, Eudon el Grande (710-34, se llamó rey a sí mismo), su hijo Hunaldo I (734-744) y su nieto Waifre (744-768). Es decir, los duques, príncipes o reyes baskones eran baskones-aquitanos y no francos casi desde el principio.

Eudón u Odón fue reconocido como rey, príncipe y duque internacionalmente. Eudón el Grande, llamado por el papa “príncipe romano” según relata en “Navarra sin fronteras impuestas” Tomás Urzainqui. Tenía dos grandes enemigos, los musulmanes al sur y los francos merovingios al norte. En el año 719 entró Eudón con su ejército en París aprovechando las guerras entre los dos reinos en que se dividieron los francos -neutrasianos y austrasianos-, llevándose el tesoro real y al mismísimo rey franco Chilperico II que la había pedido ayuda tras perder en Vichy en el 717 frente a Carlos Martel. El franco merovingio Carlos Martel atacó a Eudón, al que persiguió por París y Orleans, firmando la paz en el año 720 por la que Eudón devolvió el tesoro regio y a Chilperico II. Carlos Martel o “Martillo” fue el abuelo de Carlomagno y “mayordomo” merovingio –equivalente a un Primer Ministro- que tomó el poder ante el secuestro de su rey creando una nueva familia dominante.




Los musulmanes entraron por el sur en Europa en el año 711. Ibn Adhari, sobre el año 714 comenta: “Muza conquistó el territorio de los vascones y penetró hacia el interior de sus tierras, hasta que se encontró con un Pueblo que se asemeja a las bestias”.

La primera derrota de los musulmanes en Europa se produjo en el 10 de junio del año 721 en la “Batalla de Tolouse” a manos del rey aquitano-baskón Eudón. El caudillo militar As-Samh enviado por el califa de Damasco Sulaimán había cruzado los Pirineos en el año 719 por el Este, tomando Narbona, el último reducto godo en el continente de donde habían sido expulsados por los francos tras la Batalla de Vouillé del año 507. Tomó después As-Samh las ciudades de Besiers, Londeve, Agde y Magalona, resistiéndosele Nimes. Desde Narbona en el año 721 As-Samh intentó conquistar Aquitania-Baskonia y sitió la gran ciudad amurallada de Carcasona que se interponía, pero sin éxito, por lo que siguió hacia Tolouse que era entonces la principal ciudad del ducado, la cual también fue sitiada durante dos meses, lo que dio tiempo a reaccionar a Eudón.



Según comenta el catedrático en historia y derecho José Luis Orella Unzué en “Historia de Euskal Herria” (Tomo I), tras la paz firmada entre aquitano-baskones y francos “había que hacer frente a los árabes de As-Samh que se dirigían hacia Toulouse a la que sitiaron. Eudón se encontraba en Burdeos reunido con su ejército de vascones y aquitanos y presentó batalla de ante de la villa en el lugar denominado por los árabes El Balat. As-Samh tuvo que ceder y murió en el combate y el resto de ejército musulmán retrocedió por la calzada que va a Toulouse a Carcarsona. Aunque las versiones del Liber Pontificalis, de la crónica mozárabe del 754, lo mismo que la crónica de Maissac son fantásticas en números, sin embargo la derrota fue vengada por Anbasa Ibn Suhaim que el 725 asolaba las orillas del Ródano, la región provenzal y los alrededores de Carcasona.

El enfrentamiento con Eudón no dio un vencedor definitivo, si bien los árabes se posicionaron en la Septimania (región oriental de Narbona). El duque Eudón se oponía a muchos frentes y aun pactaba con el walí Munuza (Otman ben Neza) para proteger sus posesiones en la Cerdaña (parte suroeste de Septimania ), casando a Lampegia, hija de Eudón, con Munuza, el jefe musulmán de la Cerdaña”. El bereber Otman ben Neza “Munuza” dominaba la Cerdaña, matando para ello al obispo cristiano de la Seu de Urgell (Lleida) e intentado separarse del califato árabe de Damasco con el que las tropas bereberes ya habían demostrado su descontento.

Pero los musulmanes no cejaron, encrespados por su derrota y por el acuerdo entre cristianos y musulmanes-bereberes. Así, mandó el califa de Damasco un poderoso ejército encabezado por el wali Abd ar-Rahman ibn Abd Allah al-Gafiqi, “Al Gafiki”, el cual atacó en el 732 el ducado aquitano-baskón. Llegó el ejército musulmán a Iruñea-Pamplona y pasó el Pirineo por Orreaga-Roncesvalles con la idea de tomar Burdeos. El jefe de las tropas musulmanas Al Gafiki siguió hacia el norte y Eudón y su ejército fue derrotado en primera instancia por los musulmanes, pero pidió ayuda al ejército franco de Carlos Martel y una nueva batalla tuvo lugar a 20 kilómetros al nordeste de Poitiers, llamada la “Batalla de Tours” en la historiografía europea. Las tropas musulmanas fueron derrotadas y Al Gafiki murió en la contienda retirándose el resto de su ejército a Narbona que seguían controlando. Fue la gran derrota musulmana que paró su expansión por Europa.

Narbona seguía en manos del ejército musulmán gracias a que, antes del ataque a Eudón, parte del mismo se había trasladado al Este pirenaico, hacia Cerdaña, para castigar a los enamorados Munuza y Lampegia incendiando su capital Llivia donde vivían. La pareja huyó hacia Aquitania-Baskonia intentando buscar refugio en la Corte de Eudón, pero fueron alcanzados logrando resguardarse en un profundo barranco, donde, según la leyenda (falsa a todas luces) Lampegia consiguió la conversión de su esposo al cristianismo, encargándose ella misma de bautizarlo. Poco después apareció el ejército musulmán encabezado por Gheby ben Zeyan derrotando a Munuza a quien decapitó. La belleza de Lampegia cautivó también a los vencedores, por lo que fue secuestrada y mandada el harén del Califa de Damasco .


Esta derrota supuso lo más lejos que llegaron en el continente europeo los musulmanes. En Poitiers, el califa Abderramán Abdalá I, “Rey de España”, fue derrotado, y al regresar a Córdoba su ejército fue exterminado en el Valle del Ronkal . En esa batalla de Poitiers (a veces llamada de Tours), es la primera vez que se usa una “caballería pesada”, al estilo de las justas y torneos, lo hará Carlos (Karl) Martel.

Un cronista coetáneo de esta batalla, Isidoro de Pacensis o de Beja (año 754), llamó “europeenses” a los francos y basko-aquitanos de Carlos Martel y Eudon, es tras esta batalla cuando aparece la conciencia de dos culturas diferentes: la europea y la asiática (representada por los musulmanes). Esta batalla es conocida en las crónicas árabes como "ruta de los mártires", donde murió el emir al-Gafiqi. Según los cronistas musulmanes, 370.000 fieles murieron en suelo aquitano. (Liber Pontificalis, edic. Duchesne, 1.401).

"Los sarracenos, diez y nueve años después de haber conquistado Hispania, hicieron toda suerte de esfuerzos, al año siguiente, para franquear el Ródano y apoderarse de esa parte de Francia, la que estaba entonces en posesión del duque Eudón; el príncipe de Aquitania les envolvió, les hizo pedazos, y les mató en un solo día, según la relación que envió al Papa, trescientos setenta mil hombres, no perdiendo ellos más de mil quinientos que permanecieron sobre el lugar, habiendo distribuido antes del combate pequeñas porciones de tres esponjas benditas, que el Papa (Gregorio II) le había enviado recientemente, y que el mismo Eudón había hecho repartir entre sus soldados quedando invulnerables a la muerte y heridas aquellos que las poseían".


(Crónica mozárabe del 754, Ed. Flórez, "Esp. Sagr.", VIII, pp. 305-306):
"Con ímpetu arrollador Al-Samh llegó luchando a Tolosa, la sitió e intentó expugnarla con catapultas y otros ingenios. Al enterarse, los francos (aquitanos y vascones) se reunieron en torno a su duque Eudón y en el encuentro decisivo que los dos ejércitos libraron en las inmediaciones de la ciudad, mataron a Al-Samh, jefe de las tropas musulmanas, y a gran parte de soldados, persiguiendo al resto que huyó a la desbandada. Durante un mes asumió el mando Abd-al-Rahman hasta que, enviado por sus superiores, llegó Ambasa para hacerse cargo del gobierno."

Crónica de Moissac (754):
Et in ipso anno mense tertio, ad obsidendam Tolosam, pergunt. Quam dum obsiderent exiit obviam eis Eudo Princeps Aquitaniae cum exercitu Aquitanorum vel Francorum, et commisit cum eis praelium. Et dum praeliari coepissent, terga versus est exercitus Sarracenorum, maximaque pars ibi cecidit gladio (Chron. Moiss.).

Y el mismo año, en el tercer mes, parte para poner sitio a Tolosa. Y teniéndola cercada, les salió al encuentro el príncipe de Aquitania, Eudón, al frente de un ejército de Aquitanos o Francos, y trabó combate con ellos. Y cuando empezaron a pelear, volvió la espalda al ejército sarraceno, pereciendo allí por la espada su porción mayor.

En parecidos términos se expresa el escritor musulmán Ibn Bashkuwal.

Tras esta victoria conjunta que la historiografía muchas veces sólo atribuye a los francos, Carlos Martel atacó el territorio de Aquitania y Baskonia con grandes pillajes, y consiguió dar muerte a Eudón en el 735, el cual fue enterrado en la isla aquitana de Ré. Con Eudón, el ducado de Baskonia llegó a su cima política.

Enciclopedia Auñamendi “Embajada neustria y título de rey:
(718). Al morir Pepino de Heristal los neustrianos recobran su independencia nombrando un rey propio que los gobierne, Chilperico Daniel, cuyo alcalde de palacio era un tal Raganfredo. Esta independencia era insoportable para los austrasianos. Así es que Carlos Martel tomó sus medidas militares adecuadas para salir al paso de ese estado de cosas. Atacó a los neustrianos y les venció en Vincy el año 717. A consecuencia de este desastre los vencidos acuden pidiendo auxilio al duque vasco Eudón enviándole un embajador con el título de rey y obsequios:

"Chilpericus itaque et Raganfredus legationem ad Eudeonem ducem dirigunt eius auxilium postulantes rogant, regnum et munera tradunt" (Fredegario, Cont. de C. CVII). Así, pues, Chilperico y Raganfredo dirigen una legación al duque Eudón, solicitando su ayuda y ofreciéndole reino y regalos.

Esta embajada llegó a Eudón el año siguiente de la derrota, el 718. El testimonio de Fredegario es irrecusable porque se trata de un contemporáneo ya que escribía todavía en el 736. A todos los autores, sin embargo, ha chocado esa oferta de la realeza a favor de Eudón. Mientras Carlos Martel se entretenia guerreando contra los sajones, Chilperico II y Raganfredo aprovecharon el año 718 para reagrupar sus fuerzas militares y negociar con el duque Eudón, consiguiendo la promesa de socorro.

Eudón y sus vascones acuden en socorro de Chilperico II. (719). En los primeros meses del año 719 partía Eudón con una tropa de vascones reforzada con aquitanos: "Vasconum hoste commoto" (Fredeg., Cont. de. C. CXXX). Habiendo levantado una hueste de vascones.

Chilperico II

Primeramente atravesó el Loira apoyado por las primeras villas neustrianas naturalmente al lado de Chilperico. Sería de ver a tropas vasconas del siglo VIII atravesar Beauce y entrar en París, para unirse a la armada de Chilperico y Raganfredo. No tardó mucho en que los dos ejércitos, astrasianos y neustrianos se encontraran cerca de Soisson donde tuvo lugar un terrible combate en el que perdieron la vida multitud de francos: "Occiso Francorum ad Suessionis civitate" (Ann. Nazariani, ap. Houquet, II, 639).

Los austrasianos llevaron la mejor parte. Al parecer Eudón y sus vascones se batieron en retirada volviendo a pasar por París: "Parisius civitate regressus" (Chron. Moissac. ap. Bouquet, II, 651).

Los Anales Metenses se limitan a consignar: "cum audisset Eodo Karofum esse itinere - territus aufugit" (Ann. Metz. ap. Bouquet, II, 682).

No se sabe si los vascones llegaron a pelear. Se estima que no, que se hallaban entre París y Soisson cuando se enteraron de la victoria de los astrasianos y que, en vista de ello, procedió Eudón a retirarse hacia sus dominios, pero lo curioso es que se llevó consigo al rey Chilperico y su tesoro real, pasando por Orleans y cruzando finalmente el Loira, frontera de su ducado. En cuanto a Raganfredo huyó hacia su país de Anjou. Parece ser que Carlos Martel persiguió al duque Eudón hasta Orleans, ciudad amurallada y por tanto bien defendida”.

Los musulmanes toman Narbona (719-720). Entre tanto Eudón se retiraba a sus tierras ante el acoso de Carlos Martel, los musulmanes mandados por El Haur pasaban los Pirineos por los desfiladeros de Gerona a Elne deseosos de conquistar la Septimania visigótica. Los autores árabes afirman que El Haur llegó hasta el Garona, donde empezaban la Aquitania y la Vasconia. Esta guerra fue larga, ya que se calcula su duración en tres largos años desde el paso del Pirineo y la caída de Narbona, plaza fuerte que ha de ser la base musulmana para su dominación a ese lado de la cordillera. La "Crónica de Moissac" atribuye a El Samah la toma de Narbona, a los nueve años de la entrada de los musulmanes en Hispania: 

"Soma Rex Sarracenorum, nono anmo postquam Spaniam ingressi sunt, Narbonam absidet, obessanque capit, virosque civitatis illius gladio perimi iussit: mulieres vero et parvulus captivos in Spaniam ducunt" (Chron. Moiss.). Soma, rey de los sarracenos (emir Al. Samah), en el noveno año después que entraron en Hispania, sitia a Narbona y teniéndola cercada la toma; y manda que sean pasados a cuchillo los varones de la ciudad: pero a las mujeres y niños se los lleva cautivos a Hispania.

Eudón y Carlos Martel llegan a un acuerdo (720). Carlos Martel, muy ocupado en su lucha contra los sajones, prefirió llegar a un acuerdo con Eudón para solucionar el problema de Neustria. Le ofreció su amistad a cambio de entregar a Chilperico y el tesoro real que llevaba consigo, y parece que el duque vascón-aquitano aceptó: "Carlusque anno insecuto, legationem ad Eudonem dirigens (amicilias) que cum eo (Faciens). Ille vero Citilperico rege (cum multa munertbus) reddit" (Fredeg., Cont. de).

Karl Martel o Carlos Martillo

El tratado entre Eudón y Carlos habría sido firmado el 2 de diciembre del 720 según el contexto en que tuvo lugar. Eudón poseía, si, medios suficientes para una larga resistencia pero lo suficientemente agresivos como para desafiar a Carlos que era muy poderoso. Además, los musulmanes se habían constituido en un gran peligro a lo largo de toda la frontera meridional vascón-aquitana. Eudón, titulado rey por Chilperico, duque y príncipe en otros documentos, no llegó a acuñar moneda suya o por lo menos no se tiene noticia de ella. Para ese año de 720 los musulmanes habían ya penetrado hacia los Pirineos y se predecían días muy difíciles en lo sucesivo”.

A Eudón le sucedió su hijo Hunaldo, rodeado su territorio por francos, los asturianos de Alfonso I y los musulmanes desde el 711. Los francos trataron de poner al hermano de Hunaldo, Hatton, en el trono basko-aquitano, pero Hunaldo lo derrotó y le sacó los ojos. Hunaldo se retiró a un monasterio cerca de Roma. Le sucedió su hijo Waifre en el 744.

Continuadores de Fredegario año 742: "…rebellatibus wasconibus in regione Aquintaiae" (se rebelan los baskones en la región de Aquitania).

Carlos Martel no era de la familia real, por lo que la corona franca no podía recaer en sus hijos, sino en débiles reyes merovingios como Teodorico V y Childerico III. En noviembre del 751, Pipino, hijo de Carlos Martel, depuso a Childerico III y se hizo coronar en el Campo de Mayo de Soissons, siendo después proclamado por una asamblea de obispos, nobles y Leudes (grandes del reino).

El rey franco Pipinio y su hermano Carlomán, comenzaron una política expansionista para la toma de Baskonia-Aquitania. Pipinio conocido como “el Breve” quizás por su estatura, no se sentía legitimado al no ser de familia merovingia y su padre sólo un “mayordomo” real (hoy diríamos Primer Ministro), por eso se hizo coronar por el Papa Zacarías, bendiciendo así una nueva dinastía real “por la gracia de Dios”, lo que supuso que, por primera vez en la historia, un Papa pudiera decidir quién era rey y quién no tenía legitimidad para gobernar, lo que marcó un precedente para la historia de Europa en general.

Pipinio el Breve coronado por el papa.


A cambio, Pipinio, entregó al Papa el Exarcado de Rávena, entonces recién conquistado a los germanos Lombardos. Los Exarcados eran territorios recuperados por el Imperio Romano Oriental desde su capital Bizancio, pero que estaban separados del mismo físicamente, pues se encontraban en el derruido Imperio Romano Occidental, división Imperial que existía desde Diocleciano (años 284-305). Ese territorio de Rávena, abarcaba también Roma, convirtiéndose el Papa gracias al llamado “Donativo de Pipinio”, en gobernante terrenal, jefe de Estado, precedente del Vaticano. El Papa Zacarías mostró su agradecimiento nombrando a Pipinio “Patricio Romano”, haciendo la ficción de que aún existía el Imperio Romano Occidental, como tanto gustaba en esos siglos.

Esta dependencia, sin embargo, no gustaba a la curia romana por lo que hasta el siglo XV sostuvo que los territorios pontificios ya habían sido dados por el mismísimo Emperador Constantino en el siglo IV al Papa tras curarle la lepra, retirándose luego el Emperador a su ciudad, Constantinopla (después llamada Bizancio, hoy Estambul).

Los baskones en un primer momento ofrecieron presentes a Carlomán y a su hermano Pipinio el Breve que habían atravesado el Loira en son de Guerra en el 745 (Crónicas francas continuadoras de Fredegario).

Pero Aquitania-Baskonia siguió independiente, su rey o príncipe Waifre rompió su juramento, dio refugio al franco Grifo, que se había revelado contra su hermanastro Pipinio el Breve por la corona franca. Grifo o Grifón fue finalmente asesinado en el 753.

Por el sur, los musulmanes, tomaron ese año 753 la ribera baskona del río Arga hasta Pamplona tras derruir en un abrir y cerrar de ojos el Imperio godo. Los 100.000 godos (originarios del sur de Suecia y de lengua germánica) que entraron en la península para dominar a unos 6 millones de habitantes, tenían una serie de problemas, entre ellos la lucha por el poder de sus elites guerreras, el descontento de las clases medias-bajas por los privilegios de las clases altas y la persecución de los hispano-judíos (sefardíes), que harán que éstos ayuden a desembarcar a los musulmanes en la península pasándoles información.



La implantación del Imperio godo en la Península Ibérica fue epidérmica, superficial, como lo demuestra su caída frente al avance musulmán en muy poco tiempo, los pocos templos dispersos que dejaron (del siglo VI los primeros), las pocas monedas y tumbas encontradas que están lejos de los numerosos vestigios romanos.

Los godos llegaron a ocupar una emergente Pamplona entre el 681 al 683, siendo posteriormente expulsados por los naturales o baskones. El reyezuelo visigodo don Rodrigo (Rodil), alzado en armas para intentar ser aceptado como rey por los suyos, estaba sitiando Pamplona en el 711 defendida por las tropas de Eudón, príncipe de Baskonia, cuando entraron los musulmanes en la Península Ibérica. 

Un poderoso ejército irrumpió con fuerza en el sur de Europa, Tarif o Tarik llegó desde África en el 711 al mando de 7.000 musulmanes de etnia berebere (“imazigen” en su lengua), a los que se les unieron otros 5.000 venidos de Tánger, su objetivo final era la mismísima Roma, en lo que se ha llamado a veces “La Primera Guerra Mundial”, al llevar la guerra a tres continentes (Europa, Asia y África). Tarif dio nombre a la localidad gaditana de Tarifa.

El compilador árabe Al-Maqqri del siglo XVII, recogió documentación coetánea a la invasión musulmana de la península ibérica, entre ella el anónimo Ajbar Machma donde se dice que Rodil, un príncipe godo, “estaba lejos de la corte, combatiendo contra Pamplona” en la que llama “guerra contra los vascones”.



Los reyes godos Suintila, Recesvinto, Rodrigo, escribieron en sus crónicas, tras cada una de las siete compañas que emprendieron contra los vascos: “predomuit Baskones” (dominaron a los vascos), e incluso “Baskones vastavit”, “devastaron a los vascos”.

Las crónicas godas se parecen a las francas cuando hablan de: Irrupciones Vasconum; Vascones in montibus rebellants incursus; Vasconum Tarrac. Provinciam infestantium; Vascones ipsi, animorum feritate deposita; feroces Fascones in finibus Cantabriae perdomuit.

Y las crónicas francas: Vasconias depredatur; Pampilonam capit; partem Vasconiae occupat;Vascones una expeditione vastavit; Vascones humiliavit; cum omni exercitu Vasconiae partes ingreditur; feroce Uvasconum gentes debellatutus aggreditur etc. (Adolf Schulten)

Así Isidoro de Sevilla en “Historia Gothorum” (Chron.min.II, p.292) dice: “vasconum Terraconensem provinciam infestantium”, p.290: “irrupciones vascorum movit” y p.291 “gundamarus wascones una expeditione vastavit”.

Fredegario (Script. Rer, Meroving II p.129): “Teudebertus et Teuderius exercitum contra wasconis…” (...), p.148 “quod rebellione wasconorum”.

Hubo batallas en los reinados de los siguientes reyes godos: Leovigildo 581, Recadero 586-601, Gundemaro 610, Sisebuto 612-621, Suintila 621, Khindasvinto 653, Wamba 672-673 y Rodrigo 711.


Joxe Garmendia Larrañaga, “Euskal Herriko Hezkuntzaren Historiarako Dokumentazio Gunea”: “Leovigildo en el 581 entra en la Vasconia ocupando Egea y Victoriaco (valle de Zuia) que debe ser el Vitoriano alavés: Leovigildus Rex partem Vasconiae occupat et Civitatem quae Victoriacum nuncupatur condidit". [El Biclarense]. Por el Norte, casi simultáneamente, atacan Chilperico y su duque Blada(s)tes con fracaso: Bladates vero dux in Vasconiam abüt, maximanque partem exercitus sui amisit. [Gregorio de Tours]. Estos datos nos dan la noticia del nacimiento de una Vasconia formada por las clásicas tribus vascas. 

Además, en relación a Álava, nos da el dato de que en la parte de Vasconia conquistada funda la ciudad de Victoriaco. También es interesante que en la expedición anterior de Leovigildo, conquistando Amaya, se habla de invasores de la Cantabria contra los que luchó el godo. No pudieron ser otros que los alaveses. Leovigildus Rex Cantabriam Ingressus, Provinciae pervasores interfecit, Amayam ocupat, opes eorum pervadit, et Provinciam in suam redigit ditionem (Biclarense). Durante los primeros años del nuevo rey Recaredo se producen irrupciones de los vascones sobre las tierras conquistadas por los godos como la del año 590. El año 593 ya no acude al concilio de Toledo el obispo de Pamplona, lo que quiere decir, que la ciudad estaba de nuevo en manos de los vascones.

(…) Uvamba Princeps feroces uvasconum gentes debellaturus aggrediens in partibus commorabatur Cantabriae... (San Julián). El Albeldense nos da la noticia expresando que Wamba se hallaba, cuando combatía a los vascones, en la Cantabria (entre La Rioja y Alaba). ...feroces Vascones in finibus Cantabriaeperdomuit...”

Como dice Julio Caro Baroja en su libro “problemas vascos de ayer y de hoy”: “no hay formas de origen visigodo, es decir, esa idea del aislamiento del País frente a los visigodos es una realidad que la toponimia confirma. Mientras por ejemplo en Castilla las formas de villa se dan en la época visigótica creando nombres como Villafáfila, Villarramiel, Villarramirelli y se usan los nombres visigodos en toda Castilla la Vieja, en Álava no hay restos”.


La frontera visigoda según J.M. Lacarra serían las montañas de Cantabria o la Sonsierra hasta Codes o La Herrera, ciudades fronterizas serían Olite, Revenga, Avalos, Briones, Cenicero o Alexanco en La Rioja. José Luis Orella Unzué en su libro “Historia de Euskal Herria. Tomo I” señala que los ataques godos a los vascones no son a “rebeldes” sino a enemigos poderosos que asaltan sus fronteras y asedian ciudades, son los visigodos los que sabemos se amurallan contra los vascones y no al revés.

Tampoco los hay en Bizkaia y qué decir en Gipuzkoa y sí de baskones como hemos visto. Luego la frontera entre los vascos y los germánicos visigodos era Castilla Vetula o Vieja, la misma que después impondrán a los musulmanes como permanente, pese a las numerosas afeizas o ataques, siendo la Alaba primigenia, que abarcaba territorios de los antiguos autrigones hacia el Oeste hoy fuera de la misma: “La puerta de la cristiandad”, que físicamente la podemos situar en las Conchas de Haro.

LA FRONTERA CON EL REINO DE OVIEDO O DE ASTURIAS

“Alabanque, Bizcai, Alaone et Urdunia, a suis reperitur semper esse possessas, sicut Pampilona, Deeius est atque Berroza.” Primera mención escrita de Alaba.

“Alaba, Bizkaia, Alaone (Aiala?) y Orduña, siempre fueron poseídas por sus moradores, al igual que Pamplona, Deio y la Berroza”, Crónica asturiana de Alfonso III (866-909), llamada también de Don Sebastián, es la primera mención escrita de Alaba (y de Bizkaia) y es muy clara en relación a la independencia de esas tierras del reino asturiano.

Las crónicas musulmanas diferencian también claramente Alaba del reino de Asturias, lo que refuerza la evidencia de su independencia.

“Es el año 759 cuando Fruela (rey de Asturias) asiste, junto al obispo de Oca, en Valpuesta, a la fundación de un convento de religiosas en San Miguel del Pedroso, en las inmediaciones de Belorado. 

La vieja región autrigona se halla ocupada en parte por el rey asturiano por haberla conquistado a los musulmanes. En el convento abundan los nombres vascones de las monjas que serían seguramente alavesas, vizcaínas y burevanas: Amunia, Munía, Ximena, Uma, Munoza, Sancha, Auria, Andirazo, Anderkina, Gometiza, etc. Esta región era vascona y se había conservado libre, pues se sabe que los musulmanes no dominaron permanentemente más tierra hacia occidente de Nájera.

No se sabe dónde ocurrió la rebelión de ciertos vascones alaveses cuando acude Fruela (756-768) a reprimirla. Los vence, según la Crónica de Alfonso III, y hace prisionera a una joven, la vascona Munia, de la que tiene a su hijo Alfonso, futuro rey de Asturias. "Vascones rebellantes superavit atque edomuit. Muniam quandam adolescentulam ex Vaseonum praeda sibi seruari praecipiens, posteam in regali coniugio copulauit, ex qua filium Adefonsum suscepit". 


Que se trata de una alavesa y de Álava se descubre cuando la misma crónica cuenta cómo el rey Alfonso el Casto, hijo de Munia, estuvo refugiado en Alava el año 785 donde los parientes de su madre (alabesa y baskona según las crónicas asturianas), porque le habían expulsado del Reino (de Asturias). "sed praeuentus fraude Maurecati, tü sui fzlü Adefonsi maioris, de serua tamen natus, a Regno deiectus apud propinquos matris suae in Alabam commoratus est". 

Este documento, nos dice tres cosas: que Munia, calificada antes de vascona, era, además, alavesa; que Álava estaba fuera del Reino asturiano, y que Álava era Vasconia, y, por tanto, su límite más occidental” (Joxe Garmendia Larrañaga, “Euskal Herriko Hezkuntzaren Historiarako Dokumentazio Gunea).

El cronista cordobés Ibn Hayyan en el siglo XI, nos daba la siguiente referencia de Munia

"...fue la campaña de hayib Abd al-Karim ibn Abd al Wahid ibn Mugut con la aceifa contra el enemigo de Dios Balask al Yalasqi (el vascón Velasco), señor de Pamplona (…) Murieron muchos, entre ellos Garsiya Ibn Lubb (García López), hijo de la hermana de Barmud (Bermudo I), el tío materno de Idfuns (Alfonso II)..."

En el texto se ve que Munia ere hija de un baskón de nombre Lope de las huestes de los Belasko, señores de Pamplona-Iruñea y de Alaba.La  Bureba, y una hija de Fruela de Cantabria (hermana del rey Bermudo I de Asturias). 

La futura reina Munia de Asturias, debió de nacer sobre el año 740, aunque no sabemos dónde se presupone que en Alaba, y fue secuestrada en el año 759 por su primo segundo el rey Fruela de Asturias, bien en Alaba o bien en la Bureba, que pertenecían al reino baskón, territorio controlado por los Bela o Belasko. Tras morir Fruela en el 768 se refugió con sus hijos en el monasterio de Samos por miedo a ser asesinada. 

Falleció sobre el año 780 y recibió sepultura en San Salvador de Oviedo edificado por su esposo, iglesia que poco después fue saqueada por los musulmanes en el 794 y vuelta a edificar por su hijo Alfonso II (760-842), además de Nuestra Señora del Rey Casto, para destinarla como panteón real, donde supuestamente llevó los restos de sus padres. Los restos fueron trasladados en el siglo XVIII al panteón real de la Catedral de Oviedo de manera que no son identificables.

Para datar el posible año de la invasión asturiana del occidente de Baskonia, nos podemos basar en las batallas documentadas. Así, la población castellana de Pancorbo (La Bureba), a pocos kilómetros al Suroeste de Miranda en el desfiladero salida natural de los montes Obarenes, sería la frontera astur-baskona antes de la invasión, pues se sabe que el rey asturiano Alfonso II “el Casto” (762-844) esperaba allí para presentarles batalla en el 794 a los Belasko (“Bele” cuervo y el diminutivo “-ko”, según K. Mitxelena), baskones y futuros condes de Alaba. Por tanto la comarca mirandesa aún era baskona ese año.

A los asturianos su osadía les salió cara al quedar en primera línea de los ataques musulmanes. La crónica del árabe Ibn Idhari, no deja dudas de la unidad baskona en el año 796 y del apuro asturiano: “Alfonso (se refiere al mencionado Alfonso II el Casto, 789-842) había pedido ayuda a los países vascos y a las poblaciones vecinas”. 

El relato de Ibn Al-Athir habla de forma inquietante: “Alfonso había logrado la ayuda del rey de Vizcaya, su vecino, y de los normandos que vivían por esa zona, y de los habitantes de esas regiones”.

EL ÚLTIMO DUQUE BASKÓN Y AQUITANO 

Él último duque baskón-aquitano, Waifre, luchó en el 763 contra Pipinio el Breve y Carlomán, perdiendo a orillas del Garona, donde los baskones contaban con tropas permanentes asentadas con sus propias familias. El duque baskón Uniberto tuvo que rendir juramento a Pipinio tras la derrota en Bourges, entonces capital de Aquitania. En la misma crónica se señalan pueblos vascos "venidos a rendirse" desde más allá del Garona.

Pero siguieron las luchas, en ese mismo año 763 el conde baskón mandado por Waifre, Mancion, fue derrotado por los francos Galemanio y Australdo. En el 766 los francos volvieron a atravesar el Loira y los baskones pidieron la paz, algo parecido ocurrió en el 768. Las luchas entre Pipinio y Waifre fueron constantes, en ellas murieron numerosos baskones (waskones), las crónicas francas omiten la muerte de francos.

En ese 768 fue asesinado Waifre en el bosque de Ebola a manos de los francos que sobornaron a su guardia, y, su madre, 2 hermanas y nietos cayeron en manos francas, el desastre fue total y comenzó el dominio franco real sobre Aquitania y el Norte del ducado baskón.

Murió poco después Pipinio el Breve, que dejó a su hijo Carlomagno Austrasia y el resto a su hermano Carlomán, salvo Aquitania-Baskonia, que la dividió entre los dos.

LA CAÍDA DE BASKONIA y LA APARICIÓN DE LOS NABARROS

Quedó separada Aquitania (Garona-Loira) con Toulouse desde la muerte de Waifre en el 768 y mandaba en ella Hunaldo II, éste estaba totalmente sometido con el pueblo aquitano a Carlomagno, aunque no fue así al principio: Annales regni Francorum (año 769): “Hunaldous voluit rebellare totam Wasconiaus et Aquitaniam »

En la Baskonia continental (Garona-Pirineos) gobernaba un duque independiente de los francos y separado por primera vez de los aquitanos. Carlomagno logró el sometimiento formal de este duque de Baskonia, Otsoa o Lupo II. Lupo II llegó a secuestrar al duque aquitano Hunaldo para evitar con ello la separación formal de Baskonia y Aquitania, pero Carlomagno reaccionó de inmediato, Eginardo, cronista del emperador Carlomagno, comenta: “Con la advertencia de que, si no se atenía a lo mandado, tuviera por cierto que penetraría por Vasconia en son de guerra y no se retiraría de ella hasta que se pudiese un término a su desobediencia. Aterrado Lupo por los emisarios del rey, entregó sin dilación a Hunaldo y su mujer, prometiendo sobre eso que ejecutaría cuando mandase”.

Se sucedieron 55 años de disputas contra el imperialismo franco, los vascos no se sometieron, incluso tras fuertes derrotas, incumplieron su palabra de rendición y se levantaron en continuas rebeliones que desesperaban a los francos y sus cronistas.

Fue probablemente éste el momento en el que la Baskonia peninsular (al Sur de los Pirineos) dejó de ser controlado por los duques baskones y cuando surgieron diferentes buruzagis baskones que eran los que realmente controlaban el territorio contra asturianos (que pasarán por ser el último reducto “godo”) y musulmanes: por un lado la comarca de Pamplona, Tierra de Deio (Deierri), la de Berrueza, Tierra Estella, los valles pirenaicos del Baztan, Salazar y Ronkal, por otra parte, eran tierras independientes cuando menos Alaba y los Castillos ("Alaba y Al Quila"), también la Bizkaia primigenia. La Bureba fue ocupada militarmente por los asturianos, que llegaron en el momento de máxima expansión hasta el río Baias , al Oeste de la actual Vitoria-Gasteiz, pero por breve tiempo.

“Alabanque, Bizcai, Alaone et Urdunia, a suis reperitur semper esse possessas, sicut Pampilona, Deeius est atque Berroza.” Crónica asturiana de Alfonso III el Magno (866-909), llamada también de Don Sebastián, pero que se refiere a Alfonso II el Casto (789-842).

La crónica del árabe Ibn Idhari, no deja dudas de la unidad vasca y de la independencia bizkaina (año 796): “Alfonso (se refiere a Alfonso II de Asturias) había pedido ayuda a los países vascos y a las poblaciones vecinas”. El relato de Ibn Al-Athir habla también de que: “Alfonso había logrado la ayuda del rey de Bizcaya, su vecino (…)”.

Es significativo que la primera vez que aparece escrita la palabra “Nabarra” es en las crónicas francas hacia el año 769, un año después de la muerte de Waifre, se trata de un texto de los Anales Tiliani, que hace referencia a las gestas de Carlomagno que sojuzgó a los “Hispani, Baskones et Nauarri” , siendo Pamplona “oppdium Nauarrorum”.

Ese mismo año 769 Carlomagno construyó junto a Burdeos la fortaleza de “Franciacum”, frontera entre baskones y francos.

Como señala el gran historiador nabarro Jimeno Jurio: “por los años 800 aparecen mencionados los nauarri. Los cronistas francos llaman así a los pobladores de la región que se extiende por la vertiente sur de los Pirineos occidentales. A este grupo humanos pertenecía Pamplona, oppidum nauarrorun. Desde los albores del siglo IX el apelativo nabarro designó, al menos en tierras norpirenaicas, el tellus o País situado en la vertiente sur del Pirineo y habitado por euskaldunes”.




Nabarra parece venir de la voz vasca "Nabar", "planicie entre las montañas" (según los prestigiosos historiadores Arnaud Oihenart o Arturo Kanpion entre otros).

Estos territorios que surgen como organizaciones independientes tras la muerte de Waifre, se empezarán a unir de nuevo tras derrotar a un ejército de unos 20.000 francos el 15 de agosto del 778 en la Gran Batalla de Orreaga-Roncesvalles . Según el historiador Jimeno Jurio, en esta batalla también podían haber participado gipuzkoanos, baskones del norte, bearneses, y gentes de Bigorre, como lo atestiguaría un documento lapidario de San Juan en Pasaia (Pasai Donibane).

Según la tradición franca, los 12 pares de Francia, las 12 familias más importantes del reino franco, habrían muerto en esta batalla, entre ellos el senescal de Carlomagno (el primero entre los caballeros): Eggihardo o Aggiardo y el famoso Roldán, prefecto de Bretaña y sobrino de Carlomagno. En esta batalla, un importante contingente de un ejército ligero, habría derrotado a otro desconocedor del terreno y que venía de una campaña contra los musulmanes y el asedio a Zaragoza. El estímulo baskón pudo ser variado, destacando la venganza por la muerte de Waifre o la quema de Pamplona, pero ante todo, sería una batalla por mantener su independencia y parar el avance del Imperialismo franco.

El mencionado Lupo II, “Otsoa” en euskara, 768-778, que por primera vez mandó sólo sobre Baskonia y no sobre Aquitania, fue el buruzagi que derrotó a Carlomagno en Orrega-Roncesvalles en el 778.

Carlomagno se vengó de esta gran derrota sufrida creando fracciones territoriales en Baskonia-Aquitania con numerosos Señores feudales al frente y alentando la división entre las principales familias aquitanas y baskonas, nombrando a su propio hijo, Ludovico Pío o Luis el Piadoso, rey de las mismas.

En el 781 dividió a los baskones y aquitanos en cuatro: la parte oriental se llamaría ahora la Aquitania primera con su capital en Bourges, la zona contigua a la costa sería la Aquitania segunda con capital en Burdeos, Narbona sería la tercera zona con capital en la ciudad del mismo nombre. La cuarta sería Baskonia con capital en Euaze (antigua capital de Novempopulania), que abarcaría desde el Garona hasta los Pirineos, diferenciando Baskonia Ulterior (Garona-Adour) y Citerior (Adour-Pirineos), tal y como recoge el escudo del municipio de Saint Servent. La Baskonia Ulterior trató Carlomagno dividirla a su vez según su grado de romanización pero sin conseguirlo.

La Baskonia Citerior en realidad escapaba al control franco, al menos al sur de Dax, pues las propias crónicas francas hablan de revueltas continuas y de inestabilidad por la "perfidia" baskona. “Historia General del País Vasco” Manex Goyenetche comenta que: “Hacia el siglo VI, el eje Lescar-Aire constituirá una especie de frontera (marca) vigilada por un duque franco. Pero en la segunda mitad del siglo VIII, parece que los vascones habían extendido su control político y militar hasta el Garona, según el continuador de Fredegario: en al otro lado del Garona”. Incluso con el carolingio Luis el Piadoso (s. IX), Manex Goyenetche comenta que: “Dax jugaba el papel de ciudad fronteriza, de territorio fronterizo”.

Parte de los baskones de la zona de Toulouse, Fezensac, que quedaron dentro del ducado de Aquitania, ahora separados de Baskonia, se alzaron en armas pidiendo su inclusión en el ducado de Baskonia en el 801 y quemaron a los gobernantes impuestos por el hijo de Carlomagno, Ludovico, que en represalia mandó un ejército e hizo lo mismo con los alzados al mando de Adalarico. Incluso en la zona norte de Baskonia, como es Toulouse, los francos tenían serios problemas para controlar el territorio en estos años.

Eginardo, cronista del emperador Carlomagno comenta: “Amplió... ciertamente el reino de los Francos... Ya que, sin anteriormente este se limitaba a la parte de la Galia que se extiende entre el Rhin y el Loira, y el Poniente y el mar baleárico, ya parte de Germania… él, mediante las guerras referidas, se anexionó Aquitania y Vasconia y toda la altura del monte Pirineo, y hasta el río Ebro, el que naciendo en territorio de los Nabarros y tras discurrir por los fertilísimos campos de Hispania, se derrama en el mar baleárico bajo las murallas de la ciudad de Tortosa; luego toda la Italia…”.


Carlomagno fue el más grande de los reyes francos y el más grande de los reyes desde la caída del Imperio Romano Occidental siendo elevado a “Patricio romano” como su padre, y a “Emperador” y a “augusto”, títulos romanos que en principio sólo correspondían al Emperador de Bizancio y que supuso la ruptura definitiva entre el derruido Imperio Occidental y el Oriental, donde el Imperio creado por los romanos, aunque totalmente helenizado, se mantuvo varios siglos más, y donde a todos los Occidentales se les llamará con desprecio y desde entonces: “francos”. Además supuso la separación definitiva entre los cristianos Ortodoxos Orientales y los Católicos Occidentales que quedaron bajo la guía espiritual del Papa romano.

“(Carlomagno) Expandió los distintos reinos francos hasta transformarlos en un Imperio al que incorporó gran parte de Europa Occidental y Central. Conquistó Italia y fue coronado Imperator Augustus por el Papa León III el 25 de diciembre de 800 en Roma. De este modo sucedía al Imperio Bizantino como protector de la cristiandad. Ante la indignación inicial de Constantinopla (Bizancio), en 812 se firmó un acuerdo entre los dos mandatarios, y de nuevo hubo dos emperadores en Europa, uno en Oriente y otro en Occidente” .

Los francos escribirían la famosa canción de gesta sobre la batalla de Orreaga-Roncesvalles conocida como la "Chanson de Roland" sobre el año 1100, considerado el primer texto en francés, es el conocido como “manuscrito de Oxford”, donde los vascos se convierten en sarracenos (musulmanes) y los francos son maravillosos caballeros católicos, aunque cuando va a morir Roldán dice:

“Los filos de Durindana
al vascón no le han mellado,
ni este fuerte y duro acero
pudo resistir su brazo.
Estando en estas congojas,
Alzó los ojos llorando,
Y por una cuesta arriba
Huyendo vio a Carlomagno:
Solo, triste y sin corona,
De sangre bañado, Y al dolor de verlo así
¡muerto cayó del caballo!”.

Carlomagno murió en el 814. Su idea fue la de dividir el reino según las costumbres francas, pero sólo uno de sus tres hijos legítimos le sobrevivió, Ludovico Pío o Luis el Piadoso, que carecía del vigor del padre. La nueva dinastía franca será conocida como “carolingia”, en honor a Carlomagno.





LA CREACIÓN DEL REINO BASKÓN DE DE PAMPLONA

"El vascón calzaba botas con espuelas, guerreaba con armas ligeras, escudo redondo, cabeza descubierta, era el ejército de choque del duque vascón, permanente en Bourges y plazas fuertes fronterizas, donde vivían con sus familias" B. Estornés Lasa.

El ducado de Baskonia no se libró del vasallaje al reino franco, tenía en Lupo Sancho I o Antso Otsoa (778-812) a su nuevo “príncipe de los Baskones”, pero fue criado en la Corte franca.

El hijo da Carlomango, Ludovico, entre el 810 al 812 llegó a vivir en la misma Pamplona que controlaba con la ayuda de familias baskonas como los Belasko, favorables a los “carolingios”. Pero otros buruzagis dominan amplias comarcas sur pirenaicas que hemos mencionado.

Ludovico Pío se presentó ante su padre Carlomagno vestido “a lo baskón”: "túnica corta, ceñida y redonda en su remate inferior, con las mangas extendidas por las manos, con perneras (calzas) extendidas (largas), con botas rematadas con espuelas, llevando en la mano una lanza" Aimonio lib. 5, cap. 2

El duque baskón, Lupo Sancho I, llegó a participar con un ejército vasco en la toma de Barcelona al mando de Pipinio, el hijo de Ludovico, luchando contra los musulmanes, siendo ésta la marca Hispánica franca, lo que era lo mismo: la frontera o limes cristiana impuesta por Carlomagno y los posteriores reyes carolingios, de donde viene la palabra “marqués”, que era el terrateniente fronterizo, al estilo de las "limes" romanas con los “bárbaros” .

Las tropas franco-baskonas no pudieron tomar Huesca ni Tortosa que siguieron en manos musulmanas. En esta guerra participaron tropas baskonas al mando del duque baskón Lupo Sancho junto a sus aliados tradicionales de los aquitanos, pero siendo los francos los que mandaron en la expedición.

Sancho Lupo I murió en el 816, las crónicas carolingias seguían hablando de príncipes vascos que "usurpan el principado fraudulentamente". Baskonia volvía a estar en lucha por su independencia contra los francos. La Crónica de Moissac relata una tentativa de elegir rey en el año 816: “Así pues, los vascones rebeldes eligieron como príncipe a Garsimiro, pero perdió la vida el segundo año de su reinado y con él perdió igualmente el principado fraudulentamente usurpado”.

Ludovico Pío

Debido a estas sublevaciones, Ludovico Pio decidió escarmentar a los vascos que seguían alzados en armas al mando del hermano mayor de Lupo Sancho I al Sur de la Dax (Akize), se trataba de Semen Lupo con su ejército, según narran las propias crónicas francas. Con ello Ludovico o Luis buscaba también restituir el honor de su padre. Mandó un ejército con su hijo Pipinio al frente que entró en Pamplona que también se había rebelado, y nombró gente fiel a sus intereses entre los Belasko, a los que las crónicas musulmanas llaman "galos" (probablemente sólo por su afinidad franca), escarmentó a la población y regresó por Orreaga-Roncesvalles sin que los vascos se atrevieran a enfrentárseles, pues usaban a los rehenes capturados en Pamplona como escudos humanos. Un valiente baskón se adelantó y los increpó, fue capturado y ahorcado, según narran las crónicas francas.

En la frontera norte, el duque de la Borgoña durante 40 años, Singuin o Sihiminum (812-814), fue nombrado por Ludovico Pío nuevo duque de Baskonia y acto seguido se sublevó con toda Baskonia continental, la Ulterior y la Citerior, en pie de guerra. Otsoa Semen, Singuin o Semenones-Jimeno-Ximeno se declaró independiente del poder franco al que intentó derrotar de nuevo en Roncesavalles-Orreaga en el 812, murió sin poder llegar a ser entronado como conde baskón por los naturales.




Le sucedió al mando del ducado baskón su hijo García o Gartzea Eneko (Eneko el “joven”), que aparece escrito como "Garsiminnicum", García Ximénez o Iñiguez (816-819), duque baskón, pero fue derrotado por los francos en el 818 y tomó el mando su primo Lupo u Otsoa Zentulo "el vasco".

En el 819 Pipinio, el nieto de Carlomagno, tuvo que reprimir otro alzamiento baskón, Annales regii: “Pipinio hijo del emperador, penetró en Vasconia con su tropa, siguiendo órdenes de su padre y pacificó la provincia tras aplastar a todos los que se había rebelado, de tal manera que no quedó ni un solo rebelde o insubordinado”.

Otsoa III Zentulo "Wasco" (819-823) luchó en ese mismo año 819 poco después contra los duques de Toulouse, Berenguer y Warin, siendo derrotado, después apresado y condenado al destierro. Zentulo el “vasco” fue derrotado de nuevo en el campo de batalla por los francos al mando de Pipinio con un importante ejército.

Pipinio inventó nuevas denominaciones para Baskonia y creó pequeños condados semifeudales: del Garona al Atturri o Adour (antes Baskonia Ulterior) será llamada ahora “ducado” de Baskonia y al sur del Atturri hasta los Pirineos (Baskonia Citerior) será llamará "condado" de Baskonia. Pipinio puso al mando del "condado" de Baskonia a Aznar Sancho (Azenari).

“La vasconia septentrional se regía entonces por un príncipe (Sancho Lupo) designado por el emperador, cuya autoridad se extendía teóricamente hasta la ribera del Ebro y prácticamente al menos a la parte norpirenaica, se ejercía mediante condados feudales, Commiges, Bigorre, Bearn etc. Pero hay noticias de que la sumisión a Carlomagno había sido puramente formal y que, durante el reinado de su hijo Ludovico Pío, había continuado la resistencia vascona en forma de insurrecciones periódicas”.


Nabarra y Baskonia en el siglo IX

(…) “Ya en el siglo IX los vascos de Pamplona pretenden emanciparse de la tutela carolingia varias veces, en el 812 Ludovico Pío envía una expedición punitiva; en el 816 a la muerte de Lupo-Sancho fracasó una nueva tentativa y en el 819 se sofoca por Pipinio” (…) “Historia del arte vasco, Tomo I” Juan Plazaola (Edit.Ostoa).

La lucha contra los francos continuó hasta que en el 824 tuvo lugar la segunda Batalla de Orreaga-Roncesvalles, donde los baskones se unieron en torno a un buruzagi, Eneko Aritza y su familia, que llegarán a dominar de nuevo y poco a poco toda Baskonia, vasca en idioma y cultura.

En ese año 824 Pipinio armó a un nuevo ejército franco al mando de los condes Eblo y Aznar, que cruzó los Pirineos con la intención de “restaurar el orden”. Eblo y Aznar entraron en Pamplona sin aparentes dificultades, escarmentaron con la horca a muchos habitantes para evitar ser atacados por la retaguardia, nombraron abades y gobernantes fieles a los francos de nuevo.




A la vuelta, recorrieron el mismo camino que Carlomagno, por Ibañeta y por Luzaide-Valcarlos. Eblo y Aznar fueron atacados y apresados donde antes fuera derrotado el ejército de Carlomagno, en la zona de Valcarlos-Luzaide a Garazi (Sant Jean de Pie de Port), las familias vascas de los Ximeno, Garsea o Belasko (ahora contra los francos) fueron los que los derrotan y los que en realidad dominaban el territorio llamado por los francos: Nabarra.

Aznar Galíndez era el antiguo conde del Aragón primigenio al que Eneko había desposeído de sus tierras poniendo al frente a su propio cuñado Galindo “el Malo”. Aznar fue dejado en libertad y mandado de vuelta al reino Franco mientras que Eblo fue entregado al emir de Córdoba, otro Abderramán, este Abderramán II , como signo de alianza.

Estamos en el año 824 y fue conocida como la “Segunda Batalla de Roncesvalles”. En esta batalla destacó Eneko Aritza Ximeno (al que también se le llama Iñigo Iñiguez Aritza o “Arista” al latinizar el nombre, o Eneko Enekones), de alrededor de cincuenta años, que contará en la batalla con sus hermanastros musulmanes del sur baskón, los Banu Casi, antiguos terratenientes baskones desde la época romana que se cambiaron de religión y que harán de tapón con el emir de Córdoba, lo que dio, sin duda, un respiro a los “nauarri”.

“Por lo que a la Vasconia surpirenaica se refiere, se sabe también que los musulmanes tomaron Pamplona varias veces durante el siglo VIII, pero acabaron reconociendo, mediante pactos y tributos, la soberanía de los cristianos de la “frontera superior”.

(…) Los emires de Córdoba reconocieron el carácter soberano del rey de Pamplona a cambio de tributos. No era el rechazo de esa soberanía sino la negativa a pagar tributo la que durante el siglo IX provocó que varias veces la tierras vascas y las de los Banu-Casi fueran devastadas por los ejércitos del emirato cordobés” “Historia del arte vasco, Tomo I” Juan Plazaola (Edit.Ostoa).

Las crónicas francas hablan de un Singuinum, Sigrinum o Sihiminum que era “duque” de Baskonia (probablemente un buruzagi emparentado con la nobleza baskona como denota su nombre), traducido modernamente como Jimeno (o Ximeno), apodado “el Fuerte”, que en el 781 defendió su fortaleza en el valle de Salazar-Zaraitzu contra la afeiza del califa musulmán Abderramán I que atacó Calahorra, Viguera, Logroño, Deio, Pamplona, Elo y Lumbier. Según el códice de Roda, habría venido huyendo del poder franco para instalarse de Tierras de Deio (Deierri) sobre el fatídico año 768. Se trataría quizás del abuelo de Eneko Aritza (su padre sería Eneko o Iñigo Ximenez) que controlarían también las tierras de Berrueza .

Serían también tierras de los Aritza o Ximeno las cuencas de los ríos Irati y Aragón, el Valle de Salazar, Aezkoa, Urraul, el Valle del Ronkal, Ansó y Navascués, donde se encuentra el monasterio de Leire, cuna espiritual del nuevo poder baskón, refugio contra los ataques musulmanes y donde descansan los restos de los primeros reyes nabarros. Según un documento, Eneko Aritza pasó parte de su infancia o juventud en la Baskonia continental aprendiendo a guerrear, en Bigorre, lo que probaría una vez más la gran relación norte-sur de Baskonia y de su hija, el reino de Pamplona-Nabarra.

En todos estos siglos los baskones fueron independientes gracias a su resistencia al imperialismo godo, musulmán y sobre todo franco. No existe constancia documental de suceso bélico alguno interno entre vascos o baskones entre el 476 y el 824 ni posteriores, año de la creación comúnmente aceptada del reino de Pamplona-Nabarra, por lo que una conciencia nacional y un interés común en la defensa del territorio, riquezas y gentes frente a diferentes invasiones, debieron de ser las razones que nos llevaron a todos los vascos a aunar esfuerzos y crear un Estado vasco o nabarro.

José María Lacarra “Historia del Reino de Navarra en la Edad Media” comenta que para el siglo XII “Las presiones exteriores acentuarán la unión y contribuirán a formar la conciencia nacional (nabarra)”.

Como dicen varios historiadores en el libro “Historia de Euskal Herria”: “Si bien tradicionalmente la historiografía ha considerado como imposible que en la Edad Media surgieran “conciencias nacionales” ni “sentimientos nacionales” por el escaso desarrollo que presentaban entonces las estructuras políticas, económicas e ideológicas, últimamente tal consideración va perdiendo terreno a favor de una nueva concepción de los fenómenos de identidad colectiva nacionales cuyo nacimiento se tiende a datar cada vez más en fecha más temprana (siglos VIII y IX). En el caso de Vasconia (incluido Caro Baroja), esta nueva aproximación al problema del nacimiento de las primeras entidades políticas basadas en la existencia de una conciencia grupal encuentra una perfecta adecuación con la aparición en las fechas apuntadas del Ducado de Aquitania (y Baskonia) y el Reino de Pamplona (o Nabarra).”

NABARRA CRISTIANIZÓ BIZKAIA


“La introducción y el asentamiento del cristianismo, para los cuales se dan fechas muy diversas (válidas posiblemente las tempranas y las tardías a la vez, para diversas partes del país), contribuyeron a la consolidación del nuevo orden, cuya culminación podemos poner en el establecimiento del reino de Nabarra, nuestra mayor realización política” Koldo Mitxelena en “Lengua común y dialectos vascos” (1981).


"Arqueología del paisaje ruralen Astigarribia"
Josu Narbarte y Eneko Iriarte (2023)


En los más de 300 años en los que Bizkaia estuvo integrada en el reino baskón de Nabarra, se cimentaron las bases políticas y legislativas de la sociedad bizkaína y del señorío, su corpus institucional y legal, las Juntas Generales, las merindades, los municipios y los Fueros. Aquella Bizkaia estaba compuesta por tres grandes territorios: el duranguesado, las Enkartaciones y la Bizkaia nuclear, la cual abarcaba desde el río Deba en la ermita San Andrés de Astigarribia de Motriku, hasta el río Ibaizabal, acabando Bizkaia en el árbol Malato el Luyando, frontera con el valle de Ayala. Muchos siglos después, se unieron a Bizkaia Orduña y Orozko y otros muchos territorios y concejos quedaron finalmente fuera, como el valle de Llodio, el valle de Aramaiona, el valle de Mena, Castro Urdiales, Limpias, Colindres y otros valles colindantes.


Otro de los elementos vertebradores de aquella sociedad bizkaína, fue sin duda la Iglesia Católica. En el año 1025 Sancho III “el Mayor” reunió en el monasterio de Leire perteneciente al obispado de Pamplona a todos los obispos y grandes hombres del reino, además de al conde de Barcelona y a su tío y cortesano el conde de Gascuña Sancho VI Guillermo. 

Quería el nabarro hacerles partícipes a todos ellos de la reforma benedictina, resumible en “ora et labora” de los conocidos como “monjes negros” franceses de Cluny, cuyo abad y amigo personal de Sancho “el Mayor”, San Odilón, participó en el evento. La orden cluniacense ya se había instalado un poco antes en San Juan de la Peña mediante monjes nabarro-aragoneses que se formaban en la famosa abadía de la Borgoña francesa. Este monasterio está situado cerca de Jaca en el norte de Aragón, entonces dentro del reino de Pamplona y tumba de varios reyes de Nabarra. Esta orden eclesial no dependía del obispado sino directamente de Roma.





Firma de Sancho III el Mayor, fundador del vizcondado de Lapurdi.
Lápida en el panteón de los reyes de San Isidro de León donde habría supuestamente trasladado el cuerpo su hijo Fernando al hacerse rey de ese reino y dice: “Aquí yace Sancho, rey de los montes Pirineos y de Toulouse” (Hic situs est sancius rex pirineorum montium et Tolose”).
Su sepulcro en Oña (el escudo es muy posterior).
Cuadro que representa el testamento de Sancho entre sus hijos, donde dejó a Sancho Garçea "El de Nájera" todo el reino baskón de habla vasca, a Fernando el condado de Castilla de su madre Doña Munia y a su hijo bastardo Ramiro varias tenencias así como el condado de Aragón. Al cuarto, Gonzalo, Sobrarbe y Ribagorza.

El monasterio de San Salvador de Oña fue fundado en el año 1011 por Sancho García (conde de Castilla 995-1017) y su esposa Urraca Gómez. La primera abadesa de Oña fue Onecca (femenino de Eneko), hermana del conde castellano-leonés (tutora de Tigrida, hija de Sancho y menor de edad), la cual al morir en el año 1029 sin descendencia, legó todos sus numerosos bienes (en Burgos, Palencia y Trebiño) a su sobrina, prohijada y esposa del rey Sancho Doña Munia “la Mayor”. El propio Sancho III "el Mayor" reformó con la orden benedictina el monasterio donde fue después enterrado, eliminando además el convento de monjas en ese año 1033, para lo cual llegó desde San Juan de la Peña en el norte de Aragón el abad San Iñigo (escrito entonces “Ennego”), este monasterio jacetano fue fundado precisamente por Sancho III “el Mayor” en el año 1026.

Con este rey, el reino baskón alcanzó su máxima extensión y se consolidó definitivamente en Europa, todos los territorios de habla vasca estaban bajo su poder (salvo la taifa de Tudela), será llamado por los cronistas árabes "Señor de los Baskones" (amir al-bashkuns). También se le nombra como rey de “Wasconum gens” y de “Wasconum nationem”. El historiador bajo nabarro Pierre Narbaitz (1910-1984) en su libro “Nabarra o cuando los vascos tenían reyes”, concluye que: “Y resulta innegable que el iniciador de ese movimiento fue un gran rey de Nabarra (Sancho III "el Mayor"), al que todo el norte de España (sic.), y no solamente su reino, le debe una verdadera explosión espiritual y artístico. Los monumentos de arte románico, en concreto, todavía en la actualidad, dan testimonio de esa explosión” (edit.Txalaparta pág 127).


Sancho “el Mayor” dio carta de villa a Nájera donde residía la Corte de Nabarra por aquél entonces y donde nació su primogénito en el año 1012 del mismo nombre que el padre, por lo que será conocido como Sancho Garçea III “el de Nájera” (traducible como “el joven Sancho”). 

Fundó Sancho Garçea Santa María la Real de Nájera donde será enterrado y recuperó ese mismo año 1052 Calahorra al emir hispano de Córdoba. En el año 1053 podemos decir que superó la obra eclesial de su padre al fundar el monasterio de San Millán (de Suso) de la Cogolla, también en La Rioja, y justo un año antes de morir en una épica batalla de Atapuerca en el año 1054 contra su hermano Fernando I "el Grande", rey de Castilla y León por parte materna. Recibió Sancho Garçea los santos sacramentos de San Iñigo de Oña en el mismo campo de batalla.


Bizkaia dependía primeramente de los obispados alabeses, en opinión del bilbaíno Andrés Eliseo de Mañaricúa (Bilbao 1911-1988), que es el historiador que más ha indagado sobre esta cuestión. Según Mañaricúa, el primer obispado alabés habría sido el de “Velegia” en la actual Iruña de Oka. Este historiador identifica este obispado con la “Beleia” (sic.) del itinerario de Antonino del siglo III (la copia conservada es del siglo IV) y de "Notitia dignitatum" de la cancillería romana del s. V, que es además citado en la crónica albeldense en el siglo X con su obispo Alvaro de "Velegiae" (sic.). Mañaricúa identifica el obispado veleiense con la Vitoria Vieja de los documentos y escritos épicos del siglo XIII (sobre todo en "De Rebus Hispanie" de Ximénez de Rada), llamada así en confrontación a la villa nabarra de Vitoria Nova, fundada sobre la puebla de Gastehiz por Sancho VI "el Sabio" a finales del siglo XII.

Bolibar a las afueras de Vitoria-Gasteiz:
"Esta excepcional pieza prerrománica de carácter funerario es la más antigua de la colección del museo y nos habla de la existencia de un obispado en Álava en el siglo IX.
Se trata de un bloque cuadrangular de piedra caliza que contiene una interesante inscripción en latín, objeto de estudio desde el siglo XIX. Escrita en letra capital, su surco es profundo y firme, salvo en el último renglón que presenta grafías más finas trazadas con posterioridad. En ella se lee OBIIT ALBARO / EP(i)SC(o)PUS XIII K(a)LE(nda)S / N(obem)BR(i)S E(ra) DCCCC / LXVI IN PA(ce) ++V. Además, a la izquierda del epígrafe se aprecia una cruz latina con las letras apocalípticas alfa y omega, símbolo de Cristo todopoderoso, principio y fin de todas las cosas.
La traducción sería "Murió el obispo Albaro el 13 de las kalendas de noviembre de la era de 966" y posiblemente alude a un personaje citado en la Crónica Albeldense de 881, el obispo Albaro de Velegia. La data presenta dudas en la lectura, ya que se puede interpretar DCCCC / XXVI o LXVI, que trasladada al calendario actual sería el 20 de octubre de 888 o de 928. En cualquier caso, supondría el testimonio más antiguo de un obispo de Álava, es decir de una organización eclesiástica en una época de repoblación y asentamiento del cristianismo en nuestro territorio.
Desconocemos la primitiva ubicación de la lápida, pero sabemos que en 1796 se hallaba en el sótano de la casa rectoral de Bolívar, que en 1801 estaba empotrada en el muro su iglesia, hoy en ruinas, y que a mediados del siglo XX se trasladó junto con otros restos al jardín del Seminario Conciliar de Vitoria-Gasteiz".

Este obispado posteriormente se habría trasladado a Armentia a las afueras de la actual Vitoria-Gasteiz. Comenta A. Mañaricúa sobre Bizkaia: “Que a finales del siglo XI, este territorio se incorporara a Calahorra no es argumento para deducir que a ella perteneciera en tiempos anteriores. Y menos aún si tenemos presente la circunstancia política en la que se dio dicha incorporación” (“Obispados en Álava, Guipúzcoa y Vizcaya”).


Por tanto, la Bizkaia nuclear como la comarca de Durango dependieron del obispado Armentia desde el siglo X y hasta su desaparición a finales del siglo XI, cuando pasará a depender del obispado de Nájera primero y poco después del de Calahorra, tras la invasión temporal castellana de 1076 por la felonía de los López de Haro. Los obispos de Alaba de los siglos IX, X y XI hasta ese año 1076, firman como obispos “in Álava et in Vizcaia”, lo que no deja dudas sobre la separación de ambas y la no-pertenencia de Alaba y Bizkaia al obispado castellano de Burgos, ni a Castilla, y mucho menos a Asturias.

El historiador bizkaíno J.A. García Cortázar junto a otros autores escribía: “En los siglos X-XII los pequeños monasterios de las Encartaciones van a depender del gran monasterio de Oña y obispado de Valpuesta, mientras que los de Bizkaia y Álava lo harán de San Millán de la Cogolla con los obispados alternativos de Armentia-Calahorra-Nájera y los de Guipúzcoa de Leire y San Juan de la Peña (Jaca) con los obispados de Pamplona y Bayona (éste hasta el siglo XVI), todos monasterios del reino de Pamplona-Nabarra” (“Introducción a la Historia Medieval de Alava, Guipúzcoa y Vizcaya en sus textos”). Junto a las Enkartaciones, las comarcas hoy bizkaínas de Orozko y Orduña, así como los valles alabeses de Ayala y de Llodio, dependían del monasterio de Oña y del obispado de Oca-Valpuesta.


El obispado de Valpuesta sustituyó temporalmente al de Oca o Auca tras la conquista musulmana de gran parte del territorio de la diócesis, después fue reconquistado por los baskones en el siglo IX que la restauraron, por lo que pasó a pertenecer al reino de Pamplona-Nabarra desde ese siglo de los primeros cartularios con palabras castellano de Valpuesta hasta que fue conquistada toda Castilla Vieja y la Bureba por el reino de León entre los años 1054-1076, pasando finalmente la diócesis de a Burgos en el año 1087 (https://lehoinabarra.blogspot.com/2016/06/el-origen-del-castellano-en-valpuesta-y.html).

Mapa de Eneko Del Castillo de las diócesis del reino de Nabarra entre los siglo IX-XI

Impulsará además Nabarra el Camino de Santiago por su territorio y será el Camino de la Costa el que se usará al principio en los siglos IX-X. También se usará el llamado Camino baionés o vasco de la Llanada alabesa en esos siglos por donde discurría anteriormente la importante calzada romana “Vía Asturica”, pero era más inseguro. 

Estatua de García Ramírez del Restaurador 
en el paseo Sarasate de Pamplona 

El llamado “Camino francés”, que es el que recorren ahora la mayoría de los peregrinos, fue precisamente desarrollado bajo el reinado del rey nabarro Sancho III el Mayor y después por su nieto el rey nabarro-aragonés Sancho Ramírez “el Restaurador” a finales del siglo XI. Este Camino de Santiago fue tomando relevancia a medida que la frontera musulmana-cristiana fue descendiendo y estabilizándose hacia el Duero en el siglo siguiente.



El arte románico de la Nabarra occidental, pero también el de los Pirineos y el del resto del reino, es el arte de estilo arquitectónico “románico nabarro” introducido por Sancho III el Mayor (1005-35) y sus descendientes mediante la reforma Cluny, que convirtió a nuestro reino en puntero en toda Europa. Este arte se extiende durante los siglos XI (primer románico), XII (románico pleno) y XIII (románico tardío) desde el monasterio de Leire.



Por tanto, la vida de este estilo artístico románico nabarro introducido por Sancho III el Mayor y sus descendientes desde el monasterio de San Salvador de Leire, tuvo como referencia episcopal los grandes monasterios interiores del reino, los principales para Bizkaia fueron los monasterios de San Millán de la Cogolla (La Rioja) y San Andrés (o San Prudencio) de Armentia hasta el siglo XI, aunque hay algunas donaciones de ermitas bizkaínas y otros bienes en el siglo XI a San Juan de la Peña en Aragón. El origen de la mayoría de las iglesias y ermitas de la Nabarra marítima hasta Santoña en Trasmiera cuando menos (Santa María del Puerto, Santoña, fundada en 1042 por Garsea III “el de Nájera”), así como de muchas de Castilla Vieja y La Bureba (Burgos), Alto Aragón, La Rioja o Gascuña, están construidas por orden de reyes nabarros o caballeros nabarros en este estilo románico nabarro.



LA CRISTIANIZACIÓN DE BIZKAIA



Cruz hallada en el poblado de Argiñeta, Elorrio

Bizkaia era una comarca más englobada en el ducado de Baskonia, al menos durante los gobiernos de Otsoa I Lupo y su hijo Eudon I el Grande (años 670-734). Cuando el ducado de Baskonia cayó en la anarquía tras la muerte en el 768 de su duque Waifre a manos de los francos, surgieron diferentes organizaciones regionales. La más importante fue la creada al sur de Baskonia por los llamados “nauarri”, que ya aparecen documentados en las crónicas francas sólo un año después, en el año 769. El reino de Pamplona-Nabarra tuvo a Eneko Aritza como primer soberano a partir del año 824 tras las Dos Batallas de Orreaga-Roncesvalles. Será Eneko y su hijo del mismo nombre, junto a su familia de caudillos pirenaicos, quienes fueron aglutinando todas las fuerzas baskonas hasta volverlas a englobar en los siglos X y XI.



En las Genealogías de Meyá o Roda (970-992) escritas en las Cortes nabarras y descubiertas en la diócesis de Urgell (Santa María de Meyá, Lleida), es donde aparece la primera referencia de un “Comitis Biscahiensis”, por tanto ya dentro del reino de Pamplona. Bizkaia era una unidad política libremente adherida al reino de nabarro mediante el matrimonio de la princesa nabarra “domna Belasquita, usor fruit domni Momi Comitis Bizcahiensis”. La princesa nabarra Belasquita aparece firmando con su padre el acta fundacional de San Martín de Albelda en La Rioja en el año 924. La Bizkaia nuclear iba en esos siglos desde el río Ibaizabal en su desembocadura (llamada Nervión en textos romanos pero no por la población), hasta la ermita de San Andrés de Astigarribia en Mutriku junto al río Deba, según consta en un documento de la época.


San Andrés de Astigarribia, lugar donde finalizaba Bizkaia 
según escribía el obispo Bernardo de Baiona en 1108

Andrés E. de Mañaricúa asevera que la lápida romano-cristiana de Morga del año 362 es “la primera inscripción cristiana conocida en la Península (…) Aunque una simple decoración de cruces no sea por si solo un argumento (…) es un indicio digno de mencionar la cerámica de barro fino decorada con cruces en relieve hallada junto a restos humanos en la cueva de Goiko-lana en Berriatua. Según su descubridor J.M. De Barandiaran es de tipo de la edad del hierro y parece ser de los primeros siglos del cristianismo en el País, desde luego anterior al siglo V” (“Estudios acerca de la cristianización del País Vasco” Labayru Ikastegia -2013-).

También se han encontrado presencia de cristianos en época romana en Forua debajo de la iglesia de San Martín, pero tras la caída del Imperio Romano Occidental, la religión judeocristiana tardó cinco siglos en volver a aparecer en Bizkaia, aunque sí se mantuvo en el centro y sur alabés. “Para encontrar nuevos restos arqueológicos que expresamente denoten su cristianismo, hemos de llegarnos al siglo IX”, dice A. Mañaricúa en el trabajo mencionado: “Esta escasez de restos (…), que no es privativa de la vida religiosa de nuestro pueblo sino común a todos los demás aspectos de su historia en estos siglos, ha movido a algunos historiadores a retrasar en no poco la introducción de cristianismo en Vizcaya y Guipuzkoa”.

Armentia, sede episcopal alabesa

El estudioso de la historia y el arte vasco Juan Plazaola Artola (1919 San Sebastián -2005), lo razonaba así: “La fundación de monasterios es quizás el signo manifestativo más elocuente de una difusión de fe y la vida cristiana. En el siglo X la cristianización del País Vasco meridional –escribe Lacarra- se propaga por iniciativa privada; gentes que se retiran a hacer vida religiosa creando monasterios de un solo clérigo o de varios por el sistema actual (…). En el siglo XI el cristianismo sigue haciendo progresos en la masa rural y muchos de esos monasterios de iniciativa privada entran bajo la regla de una gran abadía. Entre los siglos X-XI esa especie de colonización eclesiástica se va produciendo por Bizkaia (…)” (“Historia del arte vasco”).

Tumbas en San Prudencio de Armentia s. X-XI


El antropólogo español Julio Caro Baroja era de la misma opinión: “En suma, hasta el siglo IX no hay datos que permitan pensar que hubiera cristianos en parte de Guipúzcoa, Vizcaya y el extremo norte de (Alta) Navarra. En el siglo X puede ser que se empezara la cristianización sistemática” (“Los pueblos del Norte” 1973, p.137).

Por tanto, la introducción definitiva del cristianismo en toda Gipuzkoa y Bizkaia se produce dentro del reino de Pamplona-Nabarra (s.XI-XII), aprovechando para ello la plenitud a la que llega el reino baskón en esos siglos, además del impulso tanto comercial como cultural que suponía el Camino costero de Santiago, que tenía una ruta principal en Bizkaia (dos en el caso de Gipuzkoa), pero que contaba con numerosos ramales que impregnaban todo el territorio bizkaíno y gipuzkoano con templos que extendieron el románico nabarro y la influencia de la Iglesia Católica.

El primer historiador bizkaíno, el banderizo Lopez García de Salazar del siglo XV, confirma el hecho de la fundación de “monasterios” por parte de la corona Nabarra, en el sentido de iglesias de patronato laico bien realengas o bien diviseras confirmadas en un documento por Garçea “el de Nájera”. Habla el banderizo de una primera fase, relacionada con la lucha contra los musulmanes que correría a cargo de los caballeros (por tanto alejada de tierras bizkaínas, gipuzkoanas y del norte de Alaba), una segunda fase donde es la corona la que funda monasterios al aumentar la población y para consolidad su poder, y sólo en una tercera fase la iniciativa vendría de Roma con el aumento de las villas y la construcción de iglesias en ellas para cobrar el diezmo, por tanto más en los siglos XIII-XIV y dentro ya del estilo gótico tras la conquista castellana de la Nabarra Occidental.

Santa Lucía de Gerrika.
Foto "Erdi Aroko Artea/Arte Medieval -Bizkaia-" de la Diputación de Bizkaia


Según la tradición recogida por el escribano José Ramón Iturriza y Garate (Berriz 1741-Munitibar 1812), es Santa Lucía de Garai en Gerrikaitz (municipio actual de Munitibar-Arbatzegi-Gerrikaitz), la primera de todas las iglesias de Bizkaia. Esta ermita se encuentra a los pies del monte Oiz por la ladera Norte. Según esta tradición, el día de la virgen y de la Primera Batalla de Orreaga, el 15 de agosto del año 968, durante la celebración de la misa y tras la comunión, un águila tomó una calavera de una osera cercana y tras llevarla por los aires, la dejó caer en un campo de hierbas en Bolibar, al otro lado del monte Oiz, "cenaorriac", y allí se erigió la colegiata de Zenarruza (Ziortza). Sin embargo, su datación más antigua se remonta al siglo XI.


En toda la Bizkaia nuclear y duranguesado, anterior al siglo XI, tan sólo se puede asegurar que sea cristiano un sepulcro. Se trata de una de las enormes moles de piedra acumuladas desde diferentes lugares del duranquesado en la ermita de San Adrián Argiñeta en Elorrio, la cual tiene la inscripción que dice “in Dei nomine Era 921”, Era Hispana que corresponde al año 883 del actual calendario gregoriano (utilizado desde el siglo XVI). En las Enkartaciones, hay sólo dos documentos del obispado de Valpuesta del siglo X donde se mencionan las iglesias enkartadas de San Cipriano de Pando en Karrantza y Santa María de Pobeña.

Foto "Erdi Aroko Artea/Arte Medieval -Bizkaia-" de la Diputación de Bizkaia

Tras la creación del Camino Francés y desde el s. XII, el Camino Costero era de uso puntual, no tanto por lo montañoso del terreno sino sobre todo por la peligrosidad de su gente, según se recoge en el Concilio de Trento que excomulgó oficialmente por este motivo a todos los vascos además de por paganos (1562-1563), sin que, hasta la fecha, se haya levantado tal excomunión. Aunque parece que el motivo era más bien otro: tras la conquista castellana se les prohibió a los obispos de Bizkaia, a sus vicarios y a sus representantes la entrada en el señorío, incluso hubo acuerdos en tal sentido de las Juntas de Bizkaia como la del año 1487.




Sarcófago en el Museo Vasco de Bilbao, Siglo XII. Este sarcófago fue descubierto por el Padre Vázquez al comienzo de la calzada que va desde la Colegiata de Santa María de Zenarruza a Bolíbar,Bizkaia, y junto con otro, conservado en la actualidad en la propia Colegiata, parecen proceder, en origen, de la ermita de Santa Lucía de Garai, en Arbacetzegi-Gerrikaitz.

https://apps.euskadi.eus/emsime/catalogo/objeto-sarcofago/ciuVerFicha/museo-57/ninv-AAAA/0683


El Fuero viejo de Bizkaia de 1452 ya se remarcaba que: “en el dicho condado no entrase obispo ni sus vicarios ni otros”, esta cuestión fue eliminada del Fuero Nuevo del año 1526, pero parece que costó mucho más tiempo que tuviera efecto. Con ello los bizkaínos evitaban pagar censos y diezmos, así como la influencia política de los obispos castellanos quedado el señorío en manos de los arciprestazgos. 


Diócesis y Arciprestazgos de Bizkaia en el siglo XII, F. García Cortázar


Advocaciones más frecuentes en Bizkaia en los siglos XI-XII

Es muy antigua en Bizkaia la advocación de Santa Lucía. Como hemos mencionado, la ermita más antigua según la tradición, es la de Santa Lucía de Gerrikaitz y una de las más antiguas la de Santa Lucía de Elgezua en Igorre (Arratia).

El 12% de las iglesias y ermitas de Bizkaia son de advocación a San Miguel, normalmente en los altos, patrono de Nabarra desde San Miguel Excelsior en Aralar, y cuya advocación se extendió desde 1017 con Sancho III el Mayor por todo el reino junto al románico desde Leire. En Bizkaia se encuentra esta advocación especialmente en el valle de Arratia, Ibaizabal y Bermeo. Pero ese culto llegó tardíamente a la costa: “El culto a San Miguel debió de propagarse y arraigar con fuerza en Bizkaia gracias a la política de organización del territorio emprendida por Sancho III el Mayor, quien en 1017, al fundar el monasterio de Aralar, convirtió al arcángel en el protector de la monarquía de Pamplona” Iñaki García Camino.

San Miguel de Zumetxa en Mungia,
Foto "Erdi Aroko Artea/Arte Medieval -Bizkaia-" de la Diputación de Bizkaia


Es una talla de San Miguel de Andra Mari de Galdakano la más antigua de Bizkaia, gótica y datable entre los años 1270-1369 conservada en la polsera derecha del retablo (hoy en el museo Diocesano de Bilbao), la única conservada de esta época junto con otra de Artea en Arratia. Estaba en la polser en el lado de la epístola en el altar mayor. Esta devoción nabarra era muy abundante en esos siglos en Bizkaia, aunque solo han llegado hasta nosotros 21 tallas estudiadas en el trabajo del galdakoztarra Jesús Muñiz Petralanda "Imágenes del arcángel San Miguel en Bizkaia".

Aún así, un número muy superior a las de 11 de Alaba (con Uda-Trebiño), 7 de Gipuzkoa, 3 de La Rioja (dos en Ezkaray y una Santo Domingo de la Calzada) y las tan solo 6 tallas más el relieve de la catedral de Pamplona en Alta Nabarra: "Se ha sugerido que la monarquía navarra no fue ajena a la difusión de la advocación de San Miguel en el País Vasco ("El culto a San Miguel como posible origen de la ciudad de Vitoria" Boletín del Seminario del Arte y Arqueología, XXI-XXII pp 15-27). Y es muy probable que así fuese también en el caso particular de Bizkaia. De esta opinión es García Camino quien ha constatado que se trata de una de las advocaciones más numerosas en la Alta Edad Media en nuestro territorio, solo superado por la de la Virgen María".



El historiador y arqueólogo de la Diputación de Bizkaia Iñaki García Camino, en su tesis doctoral "Arqueología y poblamiento de Bizkaia, siglos VI-XII", afirma que: "Si creemos, sin embargo, teniendo en cuenta el área de expansión del culto - centrado en el duranguesado- que su influjo debió de proceder de Oriente, de (Alta) Navarra, vinculado con el ciclo de influencias y expansión de la monarquía de Pamplona, especialmente tras la llegada al trono de Sancho el Mayor", en referencia a la fundación del santuario de Aralar documentado en el segundo tercio del siglo XI y dos poemas del siglo X que vinculan al arcángel con la monarquía nabarra entre otras muchas referencias. Galdakano contaba con una ermita de advocación de este santo en el monte Upo camino Mandoia.






Pese a que el culto comenzó en el siglo XI, no se han conservado tallas de esos primeros siglos. 
Una una talla de San Miguelque estaba en Andra Mari de Galdakano es la más antigua de Bizkaia, es gótica y datable entre los años 1270-1369, la única conservada de esta época junto con otra de Artea en Arratia. Estaba situada en el lado de la epístola en el Altar Mayor.  
En el comunal proindiviso en un alto, Galdakano-Zeberio-Zaratamo y dependiente de Santo Tomás de Olabarrieta (Zeberio), contaban con una ermita de advocación de este santo en el monte Upo, alcanzable desde Usansolo camino Mandoia, cuya advocación fue después cambiada sobre 1700 a San Babás y en ese mismo siglo a San Segismundo actual.

Vistas desde la antigua ermita de San Miguel sobre el monte Malmasín donde estaba en castillo (Arrigorriaga), San Miguel de Basauri, San Esteban de Etxebarri, Santa Marina en el monte Ganguren (derruida), el comienzo de Bilbao por Otxarkoaga o Artxanda.

Esta ermita fue llamada después de San Babás y en el siglo XVIII aparece con el nombre actual de San Segismundo, noble borgoñés del siglo VI. El historiador berriztarra Iturriza, comenta al respecto (1790): "en el pórtico de la ermita de San Miguel en el monte Upo, jurisdicción proindivisa entre Santo Tomás de Olavarrieta, vecino de Ceberio, y la anteiglesia de Zarátamo, se concierta la obligación de hacer vivero de nogales". La ermita actual es del siglo XVIII y no queda restos de los muros de la ermita primigenia.


La advocación a San Juan Bautista parte de San Juan de la Peña en Aragón (dentro del reino de Nabarra, comarca de Jaca) y llegó en la segunda mitad del siglo XI a Bizkaia, sobre todo en el entorno del monte Oiz, donde las ermitas de Momoitio, Zengotita y Arzuaga son las más antiguas, además de San Juan de Gaztelugatxe que fue entregado al cenobio jacetano en 1053.

La advocación a San Lorenzo también es antigua, de la segunda mitad del siglo XI, con Mesterika, Islas (Arteaga), Lamikiz, Zeanuri y Maruri. San Bartolomé en Miota (Elorrio), Berreaga y Santo Tomás en Bolibar y Etxeberria son también de la misma época. Del siglo XI también hay templos de San Martín de Tours en Finaga, San Martín de Iurreta y San Martín de Forua.

Andra Mari de Elexalde, Galdakano

Las primeras devociones marianas dentro del reino nabarro y cerca de Bizkaia, las tenemos en Santa María de Puerto en Santoña del año 863 y en retes de Tudela en Artziniega (valle de Aiala), con el nombre de Santa María de Tudela.

El culto a la Virgen María cuajó perfectamente con el matriarcalismo y el culto pagano a Amalur, Maya o Mari de los nabarros, pero su penetración fue tardía, del siglo XI-XII. Del siglo XI existen varios textos que nos hablan de ermitas o iglesias de Busturia de Santa María de Axpe y Santa María de Barezi, Santa María de Barrika, Santa María de Mundaka y de Santa María de Alboniga en Bermeo (todas muy cercanas en la ría de Gernika), que son las primeras iglesias y ermitas bizkaínas documentadas de advocación mariana, aunque habría que añadir otras como las de Etxano y Zenarruza que aparecen en los textos sin mencionar su advocación, a las que hay que añadir las de Santa María de Lemoniz y Santa María de Gautegiz-Arteaga.

Virgen nabarra de Arantzazu en Arratia (Bizkaia)

De especial interés tienen las imágenes de la Virgen y el Niño de Andra Mari de Galdakano, la Antigua de Lekeitio, Andra Mari de Jainko en Arrieta y las de las Artea y Arantzazu en Arratia del siglo XII, por tanto son cinco las vírgenes nabarras de Bizkaia aún conservadas.

Andra Mari de Lekeitio dentro de la iglesia gótica


Fue Sancho VI el Sabio el que introdujo el culto mariano a la Virgen de las Nieves o Virgen Blanca en el reino baskón, como en el conocido caso de Vitoria-Gasteiz, pero que, sin embargo, no contó con importantes representaciones en Bizkaia. Son la excepción la ermita de Nuestra Señora de la Blanca del Barrio Paresi de Busturia del s. XII y la ermita de Nuestra Señora de las Nieves en Artzentales, además, se celebra también en la Enkartaciones esta festividad en Lanestosa.

POBLACIONES DE BIZKAIA AL INCORPORARSE A NABARRA


Castillo bizkaíno del siglo X

Tras la caída del Imperio Romano Occidental (s. V) y ante los ataques de los Pueblos bárbaros del norte como los hérulos o los visigodos, está arqueológicamente demostrado que los baskones volvieron a habitar las cuevas, buscando un refugio seguro. En la actual Bizkaia es el caso de Peña Forua (Forua), Santimamiñe, Sagastagorri (Kortezubi), Ereñuko Arizti (Ereño), Lumetxa (Lekeitio) y Goikolau (Berriatua). Además se constata la reocupación de los castros amurallados en los altos, en el caso de Bizkaia serían lugares estratégicos como el monte Malmasín (Arrigorriaga), sierra de Ganguren (Galdakano) o las faldas del monte Oiz en el duranguesado. Las primeras aldeas aparecen en Europa sobre al año 800, al bajar de nuevo la población de los castros amurallados. En esas fechas es cuando se abrirán claros en los bosques y en el litoral, pero éste último pronto se volverá peligroso por las incursiones normandas o vikingas. Es entonces cuando Bizkaia nació para la historia.

En la mencionada crónica neogótica de Alfonso III de Asturias escritas entre los años 886-909 (llamada también de Don Sebastián), es cuando se nombra por primera vez a Bizkaia ("Biscai"). El pasaje hace referencia a la vida del rey asturiano a Alfonso II el Casto (760-854), por tanto al período que sigue a la muerte del duque baskón Waifre a manos francas en el año 768 y la creación en el sur de Baskonia del reino nabarro, tras vencer los baskones en las Dos Batallas de Orreaga-Roncesavalles de los años 778 y 824 al ejército franco de Carlomagno y de su hijo Ludovico Pío respectivamente. En esa crónica asturiana se dice que Bizkaia, junto a Alaba, Orduña y Alaone, eran "tierras poseídas por sus moradores", además de las tierras de lo que era entonces el núcleo de los baskones apodados “nauarri” en las crónicas francas desde el año 769: Berrueza, Deio y Pamplona.

El historiador Fernando Sánchez Aranaz en su trabajo “De la tenencia de Álava a los condado de Oñate y Salvatierra”, acierta al decir que a finales del siglo VIII “las crónicas hispano musulmanas de la época señalan la frontera de Álava en la línea formada por los montes de Oña, montes Obarenes y sierra de Cantabria (sic), con los pasos de Pancorbo, Cellorigo y Bilibio. (…) A este Semen Garcés, conde de Álava, lo sitúan las crónicas carolingias, en 850, como embajador del rey de Pamplona en Verbería, en la corte del rey de Francia Occidental Carlos “el Calvo” (...)". Por tanto, Alaba es la frontera sur entre musulmanes y los baskones cristiano-paganos del reino de Nabarra en los siglos IX-X, quedando el territorio de Bizkaia libre de los ataques musulmanes y francos.


En los siglos IX-X se recompone el ducado de Baskonia desde el sur como reino de Nabarra (al principio denominado de Pamplona), y entra en la historia Bizkaia coaligado al mismo. De estos oscuros siglos se encuentran dispersas por toda la geografía bizkaína sepulturas y necrópolis, así como piedras pertenecientes a lápidas o tumbas reutilizadas en ermitas posteriores con una mayor concentración en el duranguesado en las faldas del monte Oiz, lo que da a entender una mayor población en esa comarca que entonces se hallaba fuera de la Bizkaia nuclear.

Las construcciones de las primeras casas en esas aldeas altomedievales eran de madera y se las denomina “caserías”. Tenían techos de brezo y arbustos y las paredes de madera, por lo que no se han conservado, aunque sí se han encontrado restos de sus asentamientos en el suelo sobre la roca cerca de la parroquia del municipio costero de Gorliz, en las proximidades de la ermita de San Adrián de Elorrio (Argiñeta) o en los cimientos del caserío de Berriz de nombre Besoitaormaetxea con restos del siglo XI sobre los que se asienta el caserío actual del siglo XV-XVI. Son estas caserías el precedente de los posteriores caseríos baskones, donde la vivienda de las personas comparte techumbre con las cuadras de los animales domésticos e incluso sirve la casa de cementerio o sepultura bajo su “techo”, por tanto eran mucho más que un simple hogar.

Casería siglo IX-X, redonda, de madera vertical rellena de adobe, 
con techos de paja, brezo y arbustos

Casería siglo XI, rectangular con zócalo y base de piedra, 
aumenta también el uso de la madera como entramado base

Casería del siglo XII, muy similar en su aspecto a un caserío actual, 
más pequeño, con zócalo y base de piedra y entramado de madera


Evolución de una casería a un caserío, Besoitaormaetxea de Berriz



La primera documentación sobre una “casería” es de finales del siglo XIII en la entonces capital bizkaína Bermeo (haría referencia a la casa y a los edificios adyacentes cuando menos), se trataría de la familia de Sancho de Galdakano asentada en la entonces en la capital o cabeza de Bizkaia. 

Las caserías, primero de madera y después con un zócalo de piedra, se empezaron a construir sobre los siglos XI-XII, imitando quizás en sus formas a la de los hórreos o “garaizak”, pues los primeros caseríos serían hórreos con sus bajos tapados por maderas para cerrar el espacio de la vivienda. 

Los hórreos se conocen desde época romana como “granjería sublimia”. La primera noticia de un hórreo que se tiene es su descripción por Marco Terencio Varrón, jefe del ejército pompeyano en el s. I a.C. : “Otros construyeron en sus campos unos graneros suspendidos sobre el suelo, tal como en la Hispania Citerior (…)”. 

Por tanto, cabe hablar de una evolución natural en el tiempo de la construcción popular baskona, el arqueólogo A. Llanos decía en su trabajo al respecto: “es fácil reconocer en las construcciones de nuestros pueblos y caseríos actuales unas técnicas (aparejos, de mampuesto, adobes, manteados de barro y entablamentos) exactamente igual que los utilizados en aquellos poblados de los que nos separan aproximadamente 3.000 años”. 

De ellos nació el caserío o baserri, pero ya en la segunda mitad del siglo XV (toda la información en: https://lehoinabarra.blogspot.com/2014/08/origenes-del-caserio-vasco.html).


Cementerio de San Juan Bautista de Momoitio en Garai

En Garai en el duranguesado, tenemos uno de los primeros cementerios comunales medievales de que da servicio a una pequeña población de esas primeras caserías en las laderas del monte Oiz. La posterior iglesia de San Miguel Arcángel fue reconstruida en el siglo XVI sobre otra anterior, por tanto tiene una de las primeras advocaciones baskonas llegada desde Aralar en el siglo XI; es además parroquia pero depende de la de San Torcuato de Abadiño. Al alrededor de esta parroquia se ha hallado una necrópolis, la cual es el paradigma de las “necrópolis de Oiz” o del duranguesado. Tiene esta necrópolis o cementerio una variedad extraordinaria de sepulturas de fosa cubierta con una o varias losas, en lajas etc. En el 1793 tenía la ermita 29 sepulturas en su interior, del siglo XI y anteriores, según el escribano e historiador Juan Ramón Iturriza natural de Berriz que da testimonio de las mismas.

También en Garai, en los alrededores de la ermita de San Juan Bautista de Momoitio (reconstruida totalmente siglos después), hay 113 sepulturas de los siglos II al XIV. Se han hallado 14 estelas funerarias e incluso terra sigilata de época romana, 3 anillos y 25 cuentas de collar, enterramientos con ritos paganos (hogueras y cenizas sobre todo) y cristianos. En época romana, sobre el siglo II después de Cristo, en este entorno de San Juan de Momoitio se asentó una población probablemente tras la desocupación del cercano recinto fortificado de Tromoitio, sito sobre el actual Garai, que hasta ese momento les había servido de resguardo y de hábitat. Sería una de las necrópolis altomedievales más importantes del duranguesado y de Bizkaia. Gracias a éstas estelas anafóricas de las tumbas, conocemos los nombres de algunos de los primeros habitantes de Durango: Aostarri, Hoitarri, Munnio, Sempronio o Anterazoni (nombres euskaldunes y latinos por tanto).

Foto "Erdi Aroko Artea/Arte Medieval -Bizkaia- de la Diputación de Bizkaia

Estas primera poblaciones altomedievales se asentaron sobre las tierras comunales del “saltus vasconum”, pero, desde al menos el siglo IX, se empezaron a crear lo que se llamaban “korta”, “(x)sala” o “sarobe”, y en Castilla ser llamó “sel”, que no era más que un prado con una piedra en medio como señal de que una familia y su ganado apacentaba en ella. En un principio no era símbolo de propiedad sino un simple derecho de pasto frente a las construcciones temporales y pastos de paso anteriores: “terrenos pacederos en círculo perfecto que tienen en su centro un mojón llamado piedra cenizal”, y que también comprendían un albergue o borda y una arboleda de donde se suministraba la familia de leña y de diversos frutos naturales como la castaña, la nuez, la avellana o la bellota (“Historia de Euskal Herria Tomo II”). La situación cambió en los siglos XI-XII, cuando la propiedad de los seles pasó a manos de los monasterios, infanzones o parientes mayores -aunque los explotaba el pueblo-, pero no se cerrarán los mismos hasta el siglo XV cuando ya son totalmente privados y aparece el caserío moderno.

«No puede ni debe buscarse la existencia de un caserío originario» ya que surgen de manera conjunta, por centenares, en la última década del siglo XV (1490-1500), explica el arquitecto Juan Ángel Larrañaga, uno de los autores del libro “La arquitectura del caserío en Euskal Herria”: «Esto no significa que no existieran caseríos anteriores a esta fecha, pero eran otro tipo de edificaciones, de pequeñas dimensiones y cada una con su función: una para vivienda, otra para el grano» (…) «hay que romper el mito de que los caseríos los construían los propios labradores. Es falso. Los artesanos, actuales arquitectos, que también hacían otro tipo de edificaciones, como catedrales, son los verdaderos constructores del caserío». Hoy existen 24 tipos de caserío vasco, 10 de ellos en Bizkaia. El caserío de piedra con la datación más antigua inscrita en su construcción es de Arrazola en el valle de Atxondo en el duranguesado a las faldas del monte Anboto: "esta obra hizo Pedro de Abelelde D. Ribe t Aremiano MDXIX (1519)”. La principal característica del caserío o “baserri” (baso+herri= tierras en el monte) es la autosuficiencia.

Mallabia, tumbas altomedievales de San Juan Goitia

En el anterior capítulo “Nabarra cristianizó Bizkaia”, hemos visto como no hay mención documental altomedieval alguna sobre cristianos en Bizkaia, y tan sólo una inscripción arqueológica incisa sobre una tumba de piedra. Tampoco hay testimonio documental o arqueológico de templos cristianos hasta que en el siglo XI Sancho III “el Mayor” primero y su hijo Sancho Garçea “el de Nájera” después, mandaron emprender una actividad litúrgica y constructiva frenética desde los cenobios interiores de los monasterios de San Juan de la Peña, San Salvador de Oña y San Millán de la Cogolla, con los obispados de Veleia, Armentia, Valpuesta-Auca, Nájera y Calahorra.

Revista AVNIA, cruz patada inusual en la iconografía medieval bizkaina 
(castillo nabarro de Ereño s. X-XII), usada por la familia real Nabarra desde Eneko Aritza


Las primeras poblaciones estables que aglutinaron a los primeros bizkaínos, quedan atestiguadas por los restos arqueológicos hasta ahora encontrados de necrópolis y sepulcros probablemente paganos, así como la reutilización de sus lápidas o piedras incisas anafóricas o no en las primeras construcciones románicas nabarras con una simbología común y similar a la prerromana, justo cuando Bizkaia entró a formar parte importante del reino baskón creado por Eneko Aritza, vencedor en la Segunda Batalla de Orreaga-Roncesvalles frente a los francos, según las crónicas árabes y cristianas.

Estas primeras ermitas se construirán en los centros de reunión de las Juntas Vecinales que se celebraban siempre cerca de un árbol referencial, quedando constancia de la existencia de muchos de ellos desperdigados por toda la geografía bizkaína (normalmente un roble o una encina): Morga-Aretxabalagana, Errigoiti-Idoibalzaga, Gederiaga, Gezur Aretxa en Galdakano, el árbol de Gernika en Luno, pero también en la Abellaneda, Orozko, Luiando etc. Convirtiéndose con el paso del tiempo en el centro de referencia de la que surgirán las ledanías o cofradías de las que hablaremos en el siguiente artículo, origen de las actuales anteiglesias y las posteriores villas de Bizkaia en el siglo XI y XII, cuando acabe de configurarse casi totalmente la organización política de Bizkaia.

Idoibaltzaga en Errigoitia, uno de los lugares documentados de las Juntas de Bizkaia 



LAS MERINDADES 

Existen tenentes nabarros y merinos a sus órdenes probablemente desde Sancho I Garcés, a principios del siglo X y hasta Teobaldo II a mediados del siglo XIII, el cual impuso el modelo de la Champaña de solo merinos y merindades de menos atribuciones; pero la Nabarra Occidental ya había sido invadida para entonces.

En Bizkaia, se tiene constancia de la figura del merino desde el siglo XI con “Blagga Esteriz merino de Bizcahia”, que aparece en 1082 en la “Carta San Millán”, siendo su tenente Lope Iñíguez (1050-1093), hijo del felón Eneko López "Ezkerra" venido desde Tierra Estella y co-tenente de Nájera, sede de la Corte de Nabarra en esa época (sobre su origen y felonía se puede leer: https://lehoinabarra.blogspot.com/2018/12/la-felonia-de-los-lopez-de-haro-y-como.html). 

Por tanto, el de merino era un cargo administrativo inferior al de tenente, que en el caso de  Bizkaia correspondería al conde y después señor de Bizkaia (ya durante la ocupación castellana que impuso un modelo semi-feudal), el cual ostentaba además el título de conde de Durango desde ese mismo siglo XI, pero que no se integró en Bizkaia, como las Enkartaciones, hasta el siglo XIII tras las Batalla de la Navas de Tolosa del año 1212.

Amorebieta-Etxano FOAT 1958

Las merindades nabarras de la Bizkaia de los siglos XI-XII, son las de Uribe, Busturia, Arratia, Bedia y Zornotza o ZorrontzaSegún el historiador bilbaíno Garcia de Cortázar en “Bizkaia en la Edad Media” (1985 tomo I pág. 67), “Alfoz” era lo mismo que merindad. 

La explicación del modelo semi-feudal castellano en la Nabarra Occidental lo explicamos en: https://lehoinabarra.blogspot.com/2020/12/el-modelo-semifeudal-de-castilla-en-la.html

Basándome en esas necrópolis, sepulturas, cuevas habitadas, restos de castillos y caserías, un listado aproximado de los núcleos de población de Bizkaia ya formados para el siglo X antes de la irrupción del cristianismo (aunque se va ampliando año a año), sería el siguiente:

Ibaizabal-Nervión:

- Galdakano: lápidas de Obispoetxe y otra piedra sepulcral fuera de contexto en Asentzio de Bekea.

- Arrigorriaga: San Pedro de Abrisketa (a la que también pertenecen las lápidas de Santa María) y el Castillo de Malmasín.

- Basauri: ermita de San Martín de Finaga.

- Zaratamo: lápidas de la ermita de la Ascensión (anteriormente Arrigorriaga) y de San Lorenzo de Zaratamo.

- Amorebieta-Etxano: San Bartolomé en Etxano, San Juan Bautista, Sarasua y San Vicente de Bediaga.


Valle de Arratia:

- Zeanuri: San Urbano de Urkia, Santa Lucía de Altzusta, San Miguel de Altzusta, San Juan Bautista de Arzuaga, San Lorenzo o Lontxo de Otzerinmendi.

- Iurre: ermita San Cristóbal y Santa Lucía de Elgezua.

- Lemona: ermita San Pedro de Elorriaga.

- Dima: piedra hallada en el barrio de Lamindano.

- Artea: lápidas de la ermita de San Miguel de Elejabeitia.

Foto "Erdi Aroko Artea/Arte Medieval -Bizkaia- de la Diputación de Bizkaia


Txorierri:

- Larrabetzu: en Zarandona y en la ermita de San Emeterio y San Celedonio de Goikolejea.

- Zamudio: ermita de San Bartolomé de Berreaga desaparecida en el siglo XIX, se trasladó su advocación a un nuevo templo construido en el siglo XVIII en el barrio de Geldo (Zamudio), en plena ladera del monte Berreaga.




San Salvador de Zarandona, Larrabetzu
San Salvador de Zarandona 


Uribe:

- Morga: ermita de San Esteban Gerekiz en Aretxabalagana, San Martín de Morga y San Juan Bautista de Ganbe en Meaka.

- Gamiz-Fika: en la ermita de San Pedro de Fika.

- Muxika: estela discoidal en el caserío Aitzerrieta de Gorozika.

- Errigoiti: sepulcro altomedievaSanta María de Idoibaltzaga, además de una piedra incisa en Santa Cruz de Bizkaigane de Metxikas.

- Maruri: piedra hallada en el cementerio.

- Gorliz: Larraganena.

- Meñaka: Andra Mari de Meñakabarrena y de Mesterika.

Gerekiz, Museo Arqueológico, web www.Eleizmuseoa.com


Urdaibai:

- Bermeo: castillo de Zarragoitxi.

- Ereño: en el castillo de Ereño, hoy ermita de San Miguel y la cueva de Arizti.
- Forua: cueva de Peña Forua.

- Kortezubi: piedra labrada con diferentes símbolos solares reutilizada en la ermita de Santimamiñe y la cueva de Sagastagorri.

- Mendata: posibles restos en San Miguel Arcángel de Mendata existan también restos.

- Gautegiz-Arteaga: San Lorenzo de Isla en Arteaga.

- Barrio San Cristóbal de Busturia (caserío Apraizerdikoa, ventanas de la ermita)

San Lorenzo de Isla en Arteaga y tumba en piedra en Ereñozar, antiguo castillo nabarro




Lea-Artibai:

-Munitibar-Arbatzegi-Gerrikaitz: Santa Lucía de Garai en Gerrikaitz.

-Berriatua: Santa Maria Magdalena de Arantzai.

- Zenarruza: en la colegiata.

- Bolibar: en Arta, necrópolis sin excavar.

- Munitibar: ermita de San Juan de Totorika.

- Markina-Xemein: en Iturrieta.

- Lekeitio: Lumetxa.
Foto "Erdi Aroko Artea/Arte Medieval -Bizkaia- de la Diputación de Bizkaia, Colegiata de Ziortza


Duranguesado en:

- Castillo de Astxiki sobre el monte del mismo nombre (Abadiano).

- Garai: en las ermitas de San Miguel Arcángel y San Juan Bautista de Momoitio. El conjunto sepulcral más interesante junto con el de Argiñeta de Elorrio, excavado recientemente.

- Iurreta: en las ermita de Andra Mari de Goiuria, San Cristóbal de Gaztañatza, San Mamés de Garaizar e Iglesia de San Miguel.

- Berriz: en las ermitas San Juan Bautista de Murgoitio, San Juan Evangelista, Santa María de Andikona, ermita de San Pedro y San Fausto en Eiatua, San Pedro de Legaño.

- Abadiño: en las ermitas Andra Mari de Muntsaratz, Santa Eufemia de Irazola, San Miguel de Irure, San Torcuato de Abadiño y en San Martín de Gaztelua en Santamañezar.

- Atxondo: en las ermitas de San Pedro de Apatamonasterio, Santiago Axpe, San Martín de Marzana y San Juan de Axpe.

- Elorrio: en las ermitas de San Adrián de Argiñeta, Andra Mari de Gazeta, San Esteban de Berrio, Santa Eufemia de Santamañazar, Santa Catalina de Berriozabal, San Bartolomé de Miota, Santa Cruz de Memaia, Santa Marina de Memaia, Santo Tomás de Mendraka.

- Izurza: en la ermita de Saniurgi de Bitaño y en Santa María.

- Mallabia: en las ermitas de Santa Maria y Nuestra Señora de la Asunción, San Juan Bautista de Zengotita, en Goitana.


Santo Tomás de Mendraka. Foto "Erdi Aroko Artea/Arte Medieval” Diputación de Bizkaia


Conjunto de sepulturas de Argiñeta en Elorrio y vaso de vidrio

Orduña:

- Nuestra Señora de La Antigua mención 937

- Zedelika: necrópolis altomedieval 

- San Clemente de Arbileta: necrópolis altomedieval 

- San Pedro de Lendoño Goikoa: necrópolis altomedieval 


San Román de Zedelika

Margen izquierda del Ibaizabal-Nervión y Enkartaciones:

- Zierbana: necrópolis tardorromana y alto medieval de Ranes.

- Karrantza: necrópolis de San Esteban de Karrantza, poblado de Pando y escultura en San Miguel Arcángel de Ahedo.

- Trapaga

Foto "Erdi Aroko Artea/Arte Medieval -Bizkaia- de la Diputación de Bizkaia

NABARRA CREÓ LOS PUEBLOS DE BIZKAIA



Las primeras ermitas e iglesias bizkaínas, alabesas y gipuzkoanas fueron mandadas construir por los reyes o por los infanzones nabarros más poderosos del reino de Pamplona-Nabarra de forma masiva en los dos siglos que duró el arte románico -del XI hasta principios del XIII- y no por la Iglesia católica como hemos dejado constancia.

Muchas de esas ermitas e iglesias aún conservan rasgos o algún resto arquitectónico del románico nabarro, en otras no se han conservado, aunque sí se sabe que hubo ermitas o iglesias anteriores sobre las que se construyeron las actuales gracias a la documentación de la época.

Alrededor de las primeras ermitas surgieron las “ledanías”, las cuales son anteriores a las anteiglesias, siendo ambas el germen de los municipios actuales y que en euskera están documentadas desde el siglo X como "Udalha", aunque estas son más extensas similares al "valle". Esteban Jaime de Labayru (Filipinas 1845, Bilbao 1904) en su libro “Historia de Bizcaya” explica que “Ledania llamaban los antiguos (…) a las barriadas que tenían ermita para la celebración del Santo Oficio, voz vascongada (…), sirvió muchísimas veces como materia prima, esto es, de base o fundamento para la constitución de un municipio, de una república independiente”. También se conocen como “cofradías”, es muy famosa la historia de la Cofradía de Arriaga en Alaba. El término “cofradía” se utilizará con el tiempo más en relación a una asociación de gremios o de marineros por ejemplo.


Foto "Erdi Aroko Artea/Arte Medieval -Bizkaia-" de la Diputación de Bizkaia

Juan Iñiguez de Ibargüen de la merindad de Zornotza escribió sobre el año 1588 la “Crónica General Española y Sumaria de la Casa de Vizcaya, y su antigua fundación y Nobleza”, pero se cree que sólo fue el escribiente del santanderino García Fernández de Cachopín, por lo que sus crónicas sobre Bizkaia son llamadas de Ibarguen-Cachopín. Ésta crónica nos daba la lista de las “ledanías primeras”, según consta en el índice de su libro, pero ese tomo se ha perdido, aunque sí menciona en otros pasajes tres de esas primeras ledanías, en concreto la de Albiz (Mendata), la de Ajangiz y la Garai en Gerrika, las tres cercanas a la ría de Urdaibai en la ruta comercial a Durango, la cual enlazaba con el Camino de Santiago en Zenarruza-Bolibar:

Foto "Erdi Aroko Artea/Arte Medieval -Bizkaia-" de la Diputación de Bizkaia

"Y estas ermitas cofradistas que están con sus feligreses enteras como pueblo de por sí son las siguientes, a saber: La cofradía de señora Sancta María Madalena de Albiz que, según dize el liçençiado Gaspar de Peña y Galdocha, es la más antigua confradía y p(a)rroquia de todas cuantas ha (h)abido ni (h)ay en Vizcaya, y de quien se apartó e hizo la anteiglesia de Menda(c)ta de la merindad de Busturia, que dexamos apuntada en su lugar particular (...). [fol.11(327)r.] A la antigua y muy noble ledanía de Ajanguiz se le aplicó en su vezindad 10 fogueras e un terçio, la cual, como más antigua que las demás anteiglesias de Vizcaya, mostrando en ello su antigüedad y nobleza de inmemorial tienpo de su fundación (…). Esta ledanía tiene su plaça en la rentería que llaman de Ajanguiz, çerca de Guernica, donde ay una buena cantidad de casas a manera de barrio donde llega el braço de mar que viene subiendo con sus mareas de la mar de Mundaca, y allá cargan y descargan sus mercaderías los nabíos baxeles de bela y remo que bienen y ban nabegando por el dicho braço de mar que es muy probechoso.

(...) Afirman que por tradiçión antiquísima y examen de algunos papeles auténticos y fidedinos que an bisto saben y entienden berissimilmente que la primera iglesia que hubo en Bizcaya fue la fundada por el dueño y caudillo del cadalso de Garai de Guerrica y sus allegados, parientes e bezinos (...). Este lugar de Garai de Guerrica está asentado en un tezo alto de aquel cabo donde hes agora la billa de Guerricaiz y açia la parte de Guerricaiz Bolibar. La adbocaçión desta santa iglesia hera de señora Santa Luçía (...)”.

Mojón para un sel o majada, "korta, xala, sala, bustos" en euskera, la deforestación y acotación del terreno, se hacía desde un centro a modo de una compás, después se limpiaba el comunal para la explotación privada. Sería el origen de los primeros baserris (baso-herri, tierras en el bosque).

Según la crónica de Ibargüen-Cachopín, la cual históricamente es poco rigurosa pero sí es muy válida como crónica de su época, había a finales del siglo XVI las siguientes ledanías o cofradías sin asiento en las Juntas Generales por no tener población suficiente, por lo que no tenían ni voz ni voto en lo que a la organización y defensa del Señorío se refiere:

“Y ansimesmo, la confradia de señores Sanct Medel y Çeledón de Larrabeçua (Goikolexea), y la confradia de señor Sanct Cristobal de [Berrio], y la de señor Sanct Miguel de Basauri, y las confradias de Çarátamo y de Alonsótegui y de Çollo y de Lamindano (Dima) y de Ipiña (Zeanuri, que incluía Ipiñaburu y Ubidea) y de Çumelçu [Igorre] y de Bernagoitia (Amorebieta-Etxano) y de señor Sanct Joan de Bedia (entonces una barriada o ledanía de Galdakano)”. 

Parroquia de Santiago de Ipiña (Zeanuri), en el antiguo Erregebidea-Camino Real de subida por el puerto de Barazar, ejemplo de una ledanía o cofradía

Cofradía de Ipiñaburu, ermita de Santa Agueda, donde todavía se hace una reunión anual en fechas cercanas a la virgen, y donde se dirimen los arreglos de la ermita,y del comunal anexo, cuya responsabilidad va pasando anualmente de caserío a caserío como desde hace siglos.

Cofradía de Ozerin-mendi en la ermita de San Justo en Zeanuri

Cofradía de Madaria en el valle de Ayala, concejo de Obaldia documentado desde el siglo IX

Muchas de estas ermitas o iglesias las visitó el bizkaíno José Ramón Iturriza y Garate (Berriz 1741-Munitibar 1812) para escribir su manuscrito "Historia General de Vizcaya" de 1787, el cual nos daba un listado donde él mismo da testimonio de que “existen vestigios y sepulcros” (sic.) del siglo XI en: “San Miguel de Arbaizegi, San Román de Muxika, San Miguel de Ereño [antiguo castillo nabarro], San Juan de la Peña vulgo de Gaztelugatxe (antiguo castillo nabarro), San Antolín de Arteaga, San Juan de Murelaga, San Esteban de Gerekiz en Morga, San Pedro de Atxispe (Gamiz-Fika), Santa Marina de Ganguren (Galdakano, Camino de Santiago), Nuestra señora de Agirre de Gandia (Gorliz), Nuestra Señora de Orduña la Antigua, San Bartolomé de Berreaga (Zamudio), Santa Lucía de Elgezua (Igorre), San Juan de Zengoitia (Berriz), Nuestra Señora de Likona (Ondarrua), Nuestra Señora de Goikouria (Iurreta), San Juan de Murgoitio (Berriz), San Juan de Miota, Santo Tomás de Mendraka (Elorrio), Santa Catalina de Berriozabal (Elorrio), San Adrián de Argiñeta (Elorrio), Nuestra Señora de Gazeta (Elorrio) y Santa Marina de Menayo”.


Muchos de estos "vestigios y sepulcros" que describe Iturriza se han perdido. Lo que sí tienen en común casi todas estas cofradías es que estaban o están situadas mayormente en lugares a media ladera, siempre cerca de los pastos y de las rutas comerciales y no en el fondo de los valles o en las alturas.

DOCUMENTOS SOBRE BIZKAIA DEL SIGLO XI

Sancho I Garçés


El rey baskón Sancho I Garçés creó en el siglo X las primeras "tenencias" más reducidas que los condados para defenderse de los ataques de los musulmanes. En Alta Nabarra son de esa época: Aibar, Funes, Falces, Tafalla, Sartaguda, Salazar, Leguín, Resa, San Esteban, Caparroso, Rada, Argueda, Azafra, Arla, Uxue y Alesves, todos ellos son hoy municipios. 

Llamó Sancho I Garçés a estas pequeñas tenencias en euskera o nabarro “Udalla” o “Udalha”, según explica en el libro “Castillos que defendieron el reino” el historiador Iñaki Sagredo Garde. En la reja de San Millán del año 1025 reinando Sancho III “el Mayor”, tenemos en la Alaba nuclear un municipio con el nombre Udalha: “(…) Zornoztaegi, Irossona, Horivarri, Udalha, uno andosco”, todos ellos son hoy despoblados tras la fundación por Nabarra de la villa de Salvatierra sobre el pueblo de Agurain a finales del siglo XII, a donde se trasladó poco a poco toda la población de estos municipios de la Llanada Alabesa.

En el siglo XI se documentan en la Bizkaia actual tres "villas" o "Udala" como referencia municipal y con un amplio alfoz (Mundaka y Arestegitza en Bizkaia y Garai en el duranguesado), que serían también los antecedentes de las villas amuralladas y de las anteiglesias, las tres serían de constitución señorial (los Arratia o los Munaka con sus torres de Tosubando y Munaka, sin que sepamos el nombre de Garai pero sí numerosas tumbas de la época), las cuales ya tendrían un acta fundacional o documento jurídico-económico, tal y como se desprende de la documentación medieval y de los hechos posteriores (https://lehoinabarra.blogspot.com/2018/12/galdakano-la-primera-villa-nabarra-de.html). 

Por tanto, desde la Corte de Nabarra llegó la necesidad de la defensa y organización del territorio en unidades superiores a las ledanías, que después serán más conocidas como anteiglesias o "elizate o elizaurre" ya que sus Concejos Vecinales o Batzarre (Biltzarre) se celebraban delante de los árboles juramentales cercanos a estas ermitas e iglesias o en sus pórticos si arreciaba el mal tiempo.

La aparición de las anteiglesias de Bizkaia es manifiesta desde mediados del siglo XI y se prolonga su formación durante todo el siglo XII y no finaliza hasta el XIV (https://lehoinabarra.blogspot.com/2014/07/el-origen-de-los-ayuntamientos-de.html)

Santa María de Mundaka, junto a la torre de los Munaka, 
quemada en el siglo XV por los Butrón


JA. García Cortázar en su trabajo “El Señorío de Vizcaya: personalidad y territorialidad en la estructura institucional de un señorío bajomedieval”, comenta como: 

"El vocablo anteiglesia sugiere ya una relación entre esas entidades locales y las iglesias o monasterios de los hidalgos diviseros del Señorío. La aparición de la palabra se documenta, por primera vez en 1342 en el texto del Capitulado o Cuaderno penal, formalmente, una declaración en treinta y cinco capítulos de las costumbres del Señorío respecto a administración de justicia y a distribución de derechos entre el señor y los hidalgos en materia de aprovechamiento de montes para pastos y, sobre todo, para hacer carbón. Esta declaración fue el resultado de una reunión en junta en Guernica de los fijosdalgo de Vizcaya, assi de la fermandad como los otros caballeros, escuderos de Vizcaya, quienes, de esa forma, respondieron a la encuesta promovida por su señor don Juan Núñez de Lara.

 

(…) En 1394 un Capitulado de la Hermandad recogerá ya la voz «anteiglesia» con el valor de espacio que se va delimitando y constituye el ámbito territorial más elemental en la acción de la justicia contra los malhechores”.


Relacionado con la fundación de las villas, éstas precipitaron el amojonamiento del comunal entre municipios, hasta entonces casi inexistentes. El alfoz de la villa se hacía con bosques necesarios para la alimentación de una creciente población (leña, frutos silvestres y arborícolas, árgoma, helechos etc.) y para la explotación del hierro o la construcción naval. 

Arantza Gogeascoa en su trabajo “Los montes proindivisos de Vizcaya” (1999), describe como en el siglo XIV, había 50 montes proindivisos en toda Bizkaia, sobre todo en las merindades de Markina y Durango, seguidos de las merindades de Busturia, y Zornotza con una proporción del 75% de municipios, después las de Arratia, Bedia y las Enkartaciones en torno al 60%, siendo la que menos la merindad de Uribe, con tan solo un 28,5% de los municipios que participan de esta fórmula.

 

Por tanto, la creación definitiva de las anteiglesias como unidades municipales son coetáneas a las villas. Su inicio está, sin lugar a dudas, en el siglo XI, con las mencionadas “villas” de Mundaka en Busturia, Garai en Duranguesado y Arestegitza en Arratia. Es un proceso donde los batzarres bajo los árboles pasarán a las cofradías, decanías o ledanías, las cuales se agrupan en los valles, de donde surgen la “udala” que terminará de constituirse mediante la construcción laica de las parroquias, iglesias aglutinadoras de las ledanías o decanías creadas por un patrono laico frente a las ledanías comunales de los bizkaínos, proceso que concluye en el siglo XIV.



No existen documentos sobre iglesias o ermitas de la Bizkaia nuclear anteriores al siglo XI, y por tanto tampoco de sus ledanías y menos de anteiglesias. En ese siglo XI sí que hay bastantes documentos sobre Bizkaia, aunque muy escasos si lo comparamos con otros territorios del interior del reino nabarro. El listado de las ermitas e iglesias bizkaínas que aparecen en esos documentos del siglo XI nos lo resumía el mencionado Labayru (la grafía es la del propio autor):

“(…) De Anteiglesias: Abadiano, Albóniga, Aránzazu, Aulestia, Axpe de Busturia, Baquio, Baracaldo, Berango, Bérriz, Cenarruza, Echano, Echebarría (hoy Elorrio), Garay, Gatica, Gorocica, Ibargorocica, Yurreta, Laukiniz, Luno, Mundaca, Munguia, Murueta, Ugarte de Mújica.
Barriadas (Ledanías): Arandia (Yurreta) y en Busturia las de Bareici, Bertendona, Gorritiz, Madariaga y Axpe.

Merindad: Arratia.
Lugares que luego fueron villas: Bermeo, Gernica y la Puebla de Bolívar.
Regiones: Durango, Somorrostro.
Santuario y Castillo: Gastel-Ugach.
Ermita: Tuda (…)”.

Foto "Erdi Aroko Artea/Arte Medieval -Bizkaia-" de la Diputación de Bizkaia

Los documentos a los que hace mención Labayru y algún otro encontrado después, son los siguientes (entre paréntesis añado su fuente documental donde se ve la influencia de los grandes cenobios nabarros interiores sobre Bizkaia):

Año 1051 Santa Maria Axpe en Busturia, Pareci, Idoibalzaga (Errigoitia), Gernika, Gorritiz, Bermeo, Mundaka, Mungia, Bolibar, Abadino (San Millán de la Cogolla).
Año 1052 Barrika Sancho García el Nájera, rey de Pamplona-Nabarra (Archivo de Nájera).
Año 1053 San Agustin de Etxebarria, Memaia y Garai (San Agustín de Etxebarria “Sriptorium Vitoriense” Mañaricúa).
Año 1053 San Juan de Gastelugach, Memaya, Garai y Munguia (libro Gótico pinatense).
Año 1070 Santa María de Mundaka (AHN Clero pergamino carp 704 de Ybarra y Bergué).
Año 1071 San Juan de Gastelugach (AHN Clero pergamino carp 700 de Ybarra y Bergué y en el libro Gótico pinatense).
Año 1071 Santa María de Mundaka (libro Gótico pinatense).
Año 1072 San Martin de Iurreta (Amatsa) (San Millán de la Cogolla).
Año 1075 Iurreta, Abadiano, Arandia (Iurreta) y Orduña (San Millán de la Cogolla).
Año 1075 Santurce (San Salvador de Oña).
Año 1080 Arandia en Iurreta (San Millán de la Cogolla).
Año 1081 Donación a San Millán de San Andrés de Astigarribia "inter Vizcahia et Ipuzcoa" y la confirmación de su recepción en 1091
Año 1082 San Vicente de Ugarte en Muxika, San Miguel de Bermeo, Mungia, Abadiano, Zenarruza, Tuda (Amorebieta, Dudea) y Etxano (San Millán de la Cogolla).
Año 1085 Mundaka (libro Gótico pinatense).
Año 1086 San Andrés de Astigarribia, hoy Mutriku, “inter Vizcahia et Ipuzcoa” (San Millán de la Cogolla).
Año 1087 San Andres de Bolibar (Borinivar y Bolinibar) y Gruendes o Gorrondo (San Millán de la Cogolla).
Año 1093 Alboniga, Mungia, Bolibar, Urduliz, Abadiño, Bertendona y Aranzazu de Arratia (San Millán de la Cogolla).

En dos documentos del obispado de Valpuesta del siglo X se mencionan iglesias enkartadas, en concreto las de San Cipriano de Pando en Karrantza y Santa María de "Poubeia" o Pobeña (Muzkiz).

"Erdi Aroko Artea/Arte Medieval -Bizkaia-" Diputación de Bizkaia


Manuel González Cembellín (2004) comenta en su trabajo sobre las torres de las Enkartaciones que: “En 1076 la muerte sin descendencia de Sancho Garcés IV supuso la desaparición temporal de la monarquía navarra, e inmediatamente los reinos vecinos se apropiaron de sus territorios. En concreto, desde el Oeste Alfonso VI de Castilla inició un avance hacia las fronteras del extinto reino acompañado de un buen número de caballeros que hasta entonces habían defendido la causa navarra. 

Entre estos estaban Diego Álvarez de Oca y su yerno Lopé Íñiguez, senior –tenente- de Bizkaia. El primero pronto figurará como señor de Castrobarto y Transmiera, englobaba la antigua tenencia occidental de los Velazquez –se ha barajado la posibilidad de que el de Oca fuera sobrino de Lope y Galindo Velázquez-. (…) en 1079 Ticlo Díez, hija de Diego, donaba algunos collazos en Lanestosa, lo que hace ratificar la vinculación de aquel extremo de la comarca a su familia.”

Restos arqueológico de Bizkaia del siglo XI:

Gracias a la arqueología el número de ermitas o restos arqueológicos relacionados con las mismas del siglo XI de Bizkaia ha aumentado. En el libro “La arquitectura prerrománica vizcaína” el arqueólogo de la Diputación de Bizkaia Iñaki García Camino en colaboración con otros historiadores, han estudiado sistemáticamente 16 ventanas románicas en ermitas de Bizkaia, y todas ellas son datables del siglo XI.

"Erdi Aroko Artea/Arte Medieval -Bizkaia-" Diputación de Bizkaia


Existen ventanas del primer románico de ajimez o mainel (con una pequeña columna en medio) en ermitas ya mencionadas y otras nuevas como:

San Miguel de Urrialdu (Gorozika, Muxika), San Pedro de Arta (Ziortza-Bolibar), San Lorenzo de Bermejillo (Güeñes) y Santa Lucía de Gerrika (Arbaizegi-Gerrikaitz).
Ventanas de arco de medio punto: en San Juan y San Lorenzo de Lamikiz (Mendata).

Ventanas con óculos (dos agujeros redondos) sobre las luces abiertas en los vanos: en San Martín de Amatza (Iurreta) y San Salvador de Zarandeas o Zarandona (Larrabetzu dirección Gaztelu, donde estaría el castillo nabarro de entonces).
Ventanas con arcos ultrasemicirculares: en Santa María de Goiuria (Iurreta) y San Cristóbal de Busturia.

Ventanas cruciformes en San Antonio de Barañano y San Adrián de Arguiñano, ambas en Zeberio.
Además hay ventanas del s. XI en Santa Magdalena de Llona (Mungia) y San Martín de Morga.



San Lorenzo de Bermejillo (Gueñes)


La anteúltima en encontrarse es en el valle de Karrantza en Nuestra Señora de Soscaño, conservada dentro de la propia iglesia:



La ermita de San Cristóbal de Busturia, fue reconstruida casi totalmente, pero sobre templos anteriores de entre los siglos XI y XII. Sin embargo, sus ventanas o vanos germinados desaparecieron y acabaron probablmente en el caserío Apraizedikoa del mismo barrio pero a notable distancia. Este caserío ya existía en en siglo XVII, pero fue remodelado en 1984 por unas inundaciones. Una puerta románica del siglo XII de esta ermita, desapareció recientemente durante la última remodelación (Blog Arkeohistoria Triskel).

Puerta románica del siglo XII aparecida durante unas obras y derruida

El templo en su estado actual

Las ventanas como serían en su origen y el corte del cantero

Ondare, Patrimonio Cultural del Gobierno Vasco registra en Busturia el caserío llamado Apraizerdikoa, catalogado como edificio histórico datado en la edad media. La ficha nos dice: “el soportal de la fachada septentrional esta flanqueado por dos piezas monolíticas de arenisca con un hueco central longitudinal vertical rematado en los extremos por sendas oquedades circulares”


Los estudiosos del tema, descartan influencias galaicas o asturianas en la estructura de cualquiera de estas ventanas y restos arqueológicos, las cuales son de bajísima calidad en relación a la arquitectura de los grandes cenobios interiores del reino nabarro o “ager vasconum”, lo cual nos da idea de una cristiandad incipiente en ese siglo XI y de gente humilde, con una construcción básicamente de madera como las “caserías” donde vivían sus constructores y feligreses, lo que explica que sean tan escasos los restos que han llegado hasta nuestros días.

San Pedro de Abrisketa (Arrigorriaga) sería la única estructura o “fábrica” románica del siglo XI de toda Bizkaia (aunque muy modificada), que nos da una idea de cómo serían estas primeras ermitas de las ledanías de las tierras de Bizkaia.

"Erdi Aroko Artea/Arte Medieval -Bizkaia-" Diputación de Bizkaia

Los restos excavados en San Martín de Forua han dado dataciones altomedievales del siglo XI, además de un templo de época romana del siglo IV sin continuidad en el tiempo. San Martín es un santo evangelizador muy presente en las leyendas paganas de Euskal Herria. Existen elementos arquitectónicos del siglo XI en otras ermitas como San Miguel de Arretxinaga en Xemein (Markina-Xemein (la actual es una reconstrucción del siglo XVIII), donde el sincretismo pagano-cristiano de algunas de las ermitas nabarras más antiguas es evidente, tanto en su advocación al santo llegado desde Aralar que mata a Sugaar o dragón, como en sus moles de piedras de 40 millones de años encerradas en sus muros. Pero también el sincretismo cristiano-pagano es evidente en San Antonio de Urkiola y su “meteorito” o en San Pedro de Atxerre y su campa donde se celebraban los tardíamente bautizados como “Akelarres”, que no eran más que fiestas paganas relacionadas con el culto a la luna o “ilargi amandrea”.

Pero el gran logro de la religión católica introducida desde la Corte del reino de Nabarra fue el sincretismo Maddi (Amalur)-Virgen María. La advocación mariana supuso el nexo perfecto e indispensable entre la religión matriarcal de los euskaros y la patriarcal de los judeo-cristianos. Así, sobre el 20% de las iglesias bizkaínas medievales eran de esta advocación.

Además de las ermitas e iglesias de advocación mariana ya mencionadas, según el mencionado José Ramón Iturriza, la iglesia Santa Maria de Lemona era en su origen un templo románico, reconstruido totalmente en el siglo XVIII y de cuya edificación original sólo se conservan los capitales de la entrada y una ventana románica en uno de sus muros "en la falda meridional del eminente pedregal de lemoacha". Iturriza sitúa su construcción en el siglo X, pero no parece probable una fecha tan temprana, por lo que habría que retrasarla uno o dos siglos. La que fuera parroquia de Mallabia Nuestra señora de la Asunción se cree que es también del s. XI, pero no quedan restos aparentes. El historiador bizkaíno Andrés E. Mañaricua (Bilbao 1911-1988) en el libro “La Inmaculada en Vizcaya” comenta que las iglesias de Santa María de Lemoniz y Santa María de Gautegiz-Arteaga conservan restos de esta época.

Andra Mari de Lemoiz, "Erdi Aroko Artea/Arte Medieval -Bizkaia-" Diputación de Bizkaia


En el año 1100 se fundaría Santa Maria de Erandio por los Trabudua y Junquera de la que dependían Leioa (Lejona- Eleixona?) y Sondika: “Originariamente, el núcleo urbano de Erandio se formó en el siglo XII, en torno a una pequeña ermita sita en este barrio. Posteriormente, la ermita adquirió poder y se convirtió en parroquia”. Sería otro ejemplo de una ledanía convertida en anteiglesia o municipio. En un documento del año 1107 se tiene constancia de la existencia de la iglesia Santa María Magdalena de Arrigorriaga, al ser donada a San Salvador de Oña, por lo que su construcción podemos tenerla por segura en el siglo XI.

En su trabajo “Arqueología de la Alta Edad Media en Las Encartaciones” José Ángel Fernández Carvajal (2010) habla de dos castillos nabarros para esta tenencia: “Por lo tanto la disposición de una tenencia en Huart podía tener como objetivo primordial el control del hierro al encontrarse un embarcadero en este punto; lo cual parece reflejar para el siglo XI una apropiación de rentas derivadas de este producto similar a la que en plena Baja Edad Media realizarán los moradores de Muñatones con su puerto de San Martín. Tampoco debemos desestimar la posibilidad de detectar estructuras adscribibles a este último elemento. Un control efectivo sobre el territorio por parte de los monarcas Navarros podía haber derivado en la construcción de pequeños castillos en zonas en las que era aconsejable un control más directo. La localización de los montes La Mota y Goronillo a la espalda de Ugarte pueden arrojar luz en este aspecto, ya que al topónimo del primero podemos añadir los indicios (localización y visibilidad) detectados en el segundo”.

Nuestra Señora del Socorro en Pobeña (Muskiz)

En el mismo trabajo comenta las últimas excavaciones en las Enkartaciones, donde se han encontrado restos arqueológicos en otros lugares como: San Cipriano de Ranero, Pando, Salduero y San Esteban en Karrantza (además de Soscaño ya mencionado), en la Cárcel de Balmaseda, San Pedro Zarikete en Zalla, San Mamés y el Cerrada de Ranes en Zierbana, La Casería en Trapaga (una estela) y posiblemente en San Martín de Carral en Sopuerta. También se han encontrado pequeños restos de cerámica altomedievales en Lanestosa en la cueva de Urdillo.



CONCLUSIONES

Sancho III "el Mayor" y su hijo Garçea Sanchez III "el de Nájera" comenzaron un movimiento inmenso de estructuración en todos los órdenes del reino baskón en el siglo XI, tanto político como religioso. Podemos asegurar que para el siglo XI el mapa municipal de Bizkaia estaba totalmente estructurado en anteiglesias con sus ledanías o cofradías (algunas de las cuales se independizarán siglos después al hacerse más populosas), estas anteiglesias junto a las tierras comunales asignadas y amojonadas componían la “udalha”, transformando en tan sólo un siglo las pequeñas ledanías primigenias de caserías desperdigadas y pequeñas barriadas en una unidad administrativa superior e intermedia a la merindad, siendo el siglo XII cuando termine de configurarse definitivamente la administración territorial de Bizkaia.

Pero no será hasta el siglo XII con los reyes nabarros Alfonso I "el Batallador" y Sancho VI "el Sabio" cuando el modelo municipal terminó definitivamente de configurarse en Bizkaia. En esta época también nacerán las villas o núcleos amurallados ajenos en un principio a las Juntas Generales del Señorío al que pertenece tan sólo la Tierra Llana o sin amurallar, villas que en Bizkaia no son tan tardías como pretende la historiografía.



RESUMEN DE LAS LEDANÍAS DE BIZKAIA SIGLOS X-XI:

- Ibaizabal-Nervión:
Galdakano, Bedia, Arrigorriaga, Zaratamo, Amorebieta, Etxano.

- Valle de Arratia:
Zeanuri, Iurre, Lemona, Dima, Artea, Aranzazu.

- Txorierri:
Larrabetzu, Zamudio.

- Interior de Uribe:
Morga, Mungia, Gamiz, Fika, Gatika, Errigoiti, Maruri, Meñaka, Erandio.

- Uribe Costa:
Gorliz, Barrika, Berango, Laukiz, Lemoiz, Bakio.

- Urdaibai:
Bermeo, Gernika-Luno, Muxika, Kortezubi, Busturia, Forua, Murueta, Ereño, Mendata, Gautegiz-Arteaga.

- Lea-Artibai:
Ziortza- Bolibar, Markina-Xemein, Berriatua, Munitibar-Arbatzegi-Gerrikaitz, Aulestia.

- Duranguesado en:
Garai, Iurreta, Berriz, Abadiño, Atxondo, Elorrio, Izurza, Mallabia.

- Enkartaciones:
Zierbana, Karrantza (varias), Barakaldo, Santurtzi, Artzentales, Trapaga, Sopuerta, Lanestosa, Muskiz, Güeñes, Zalla.

De principios del siglo XII sería el tímpano conservado de la iglesia parroquial de San Jorge en Santurtzi, zona de veraneo de los Señores de Bizkaia.
Tímpano de San Jorge de Santurtzi, "Erdi Aroko Artea/Arte Medieval -Bizkaia-" 



ESTELAS FUNERARIAS ENTRE LOS SIGLOS VIII y XI

El número de estalas funerarias (la mayoría) o de inauguración de ermitas (una pocas) conservadas en Bizkaia es muy superior a las del resto de Euskal Herria. Algunas de ellas ya están recogidas en este trabajo.

En el libro “Estelas e inscripciones funerarias en la Edad Medievales del País Vasco” de Agustín Azcárate en colaboración Iñaki García Camino del 1996, se hace un resumen da las estelas aparecidas hasta ese momento, libro del que hemos tomado la siguiente infografía:





























Trapaga