1620 EL FINAL DE LA SOBERANIA NABARRA

1620 EL FINAL DE LA SOBERANIA NABARRA
Aitzol Altuna Enzunza

“Los lobos aconsejaron a las ovejas que, para vivir juntos en amistad habitual, éstas les tenían que entregar sus perros, y una vez estos estrangulados, dieron buena cuenta de las ovejas” Histoire de Navarre, André Favyn, 1612.




Parlamento de Nabarra y el Bearne, 
castillo de los reyes de Nabarra (Pau)

Como señaló el abogado e historiador Tomás Urzainqui (Pamplona-Iruñea 1947) en una intervención ante la “Comisión de Autogobierno” (sic.) del parlamento español de la Comunidad Autónoma Vasca en las tierras ocupadas de la Nabarra Occidental (2002): “En los siglos XVI y XVII, en España y Francia el absolutismo y la contrarreforma triunfan y se consolidan. Para las Cortes y Estados Generales de Nabarra-Beárne, la unión a España o a Francia significaba el fin de las libertades garantizadas en sus Constituciones y la introducción de prácticas absolutistas, autoritarias y neofeudales; así se amortigua la brasa que desde 1512 y hasta 1620 se había mantenido encendida al Norte de los Pirineos después de la ocupación del Sur. Pero la libertad y la soberanía no se extinguen ni prescriben.

“El 12 de enero de 1494, Juan III y Catalina fueron, sucesivamente, jurados, ungidos, coronados y levantados sobre el pavés en la catedral de Pamplona, como poco antes lo había sido su predecesor Francisco Febo (1481), y Juan de Aragón y Blanca (1429), y Carlos III (1390), etc, con regularidad desde 1329. Sin embargo, ni su heredero legítimo Enrique II (1517-1555) en la Basse-Navarre, ni el conquistador Fernando el Católico, o sus herederos Carlos y Felipe II en la Navarra española, vivieron tales ceremonias” (El uso político de una imagen: el levantamiento sobre el pavés de los reyes de Navarra 1686 y 1815” Alfredo Floristán.

(…) El llamado pacto es una creación política, una fabulación y tergiversación histórica, un mito y un fraude genésico. El pacto oculta la realidad de la conquista, ocupación, dominación, división y sometimiento”.


LA LIBERACIÓN DE BAJA NABARRA

Tras expulsar a la tropas imperiales españolas de Carlos V del Sacro Imperio Germánico, el rey de Nabarra Enrique II el Sangüesino convocó las Cortes en la iglesia de  Donapaleu-Saint Palais en Baja Nabarra el 28 de agosto de 1523, donde se reunirán a partir de entonces. 

Tras jurar los Fueros y libertades de todos los nabarros en Donibane Garazi-San Juan de Pie de Puerto ante el vicario general de la diócesis de Baiona por el canciller de Nabarra Beltrán de Abbadie, hizo lo propio en Navarrenx en el Beárn en propio rey de Nabarra.


La Corte con al menos dos convocatorias el año y las Juntas Generales, la componían los batzarres o juntas de 16 pueblos de la Asamblea o Corte General, más por la parte eclesial los obispos de Dax y Baiona, el arcipreste de San Juan, los priores de Donapaleu y Utziat y Haranbeltz, además de los propietarios de las casas nobles. Además se nombró una "chancillería" como tribunal supremo con presidente y seis consejeros, un abogado y un procurador general de nombramiento real. El reino volvió a emitir moneda (Peio Esarte, "Navarra 1512-1530").


 
Las tropas imperiales españolas de Carlos V de Alemania I de Castilla y I de Aragón, tomaron Baja Nabarra de nuevo en 1525 para impedir la continuidad del reino de Nabarra y quedarse Carlos V con la corona. Pero, en 1527 el rey de Nabarra Enrique II “el sangüesino” mandó a parte de sus hombres a liberarla. Los nobles locales se alzaron y se le unieron, eran los Lüküze, Lakarra etc. y de nuevo los Senpere, que le juraron obediencia o vasallaje. 

Las huestes españolas no tardaron en llegar por Orreaga-Roncesvalles y las plazas se rindieron a su paso, pero la hostilidad de los habitantes y el miedo a las tropas de Enrique, hizo que los invasores españoles volvieran grupas y marcharan por donde vinieron para siempre.

Dibujo de Martintxo Altzueta

La llamada "Tierra de Bascos" o sexta merindad Nabarra, quedó en manos de sus naturales. En 1528 el emperador alemán abandonó la idea de dominarla y Baja Nabarra siguió libre junto al Beárn hasta 1620,


ENRIQUE III EL BEARNÉS

El nieto de Enrique II el Sangüesino fue Enrique III “el bearnés”, fue el primer Bourbon en reinar. Era rey de Nabarra desde 1572 por herencia materna, además de vizconde del Bearne y copríncipe de Andorra, y después llegó a ser rey de Francia desde 1589 por herencia paterna, donde será conocido como Enrique IV “el nabarro”.

El 1 de agosto de 1596, Enrique firmó su abjuración del protestantismo ante el legado pontificio Alessandro de Medici,  futuro Papa  León XI. El grabado es del año 1610, año en que el monarca gascón fue asesinado









"En LE CHEVALIER FRANÇOIS
Julien Peleus en 1606, abogado e historiador de Enrique III de Nabarra y IV de Francia, al cual nombró secretario de Estado y fue su historiógrafo, comenta que Enrique III siempre quiso  recuperar la Alta Nabarra:
".. de modo que en la libertad de Nabarra todavía podemos ver hoy la vergüenza y la ignominia de los otrora acalorados tiranos... Nuestras almas, a quienes no les gustará fortificarse de orgullo en Pamplona tanto como en París...".

El historiador ronkalés Estornés Lasa en su libro “Lo que No nos enseñaron” comentaba como: “Enrique III nombró en 1608 una comisión para redactar los Fueros de nuevo, pero los Estados (la Asamblea de Baja Nabarra) los rechazó por no ajustarse a costumbre: se había suprimido todo el derecho público relativo al juramento real. Luis XIII (el hijo de Enrique y educado por el cardenal Richelieu), tras ocupar la Asamblea en 1620, impuso esta redacción, pero sin derogar los Fueros, franquezas, libertades, privilegios y derechos pertenecientes a los súbditos del dicho reino de Nabarra y País de Beárn, que NOS queremos que les sean inviolablemente guardados y mantenidos".



El historiador estellés Jose María Lacarra (1907-1987) en su libro "Historia de la Edad Media” escribía el origen de esta ley Foral: "La monarquía pamplonesa se reorganiza en el siglo X, no se basa en la tradición isidoriana del principado, sino que el monarca es el jefe militar, alzado sobre el pavés por los que le acompañan en la lucha y a los cuales debe; no es tanto rey de un territorio como príncipe de los hombres y para ocupar el trono debe de reunir las condiciones necesarias de idoneidad para la guerra".

El "Fuero de Alzar al rey", consistía en que un concejo o batzarre de “12 ricos hombres o 12 de los más ancianos sabios de la tierra” que podían censurar la labor de éste, el cual antes de ser alzado, debía repartir los cargos administrativos del reino, y sólo entonces se le alzaba, literalmente, sobre un escudo, siendo aclamado tres veces "real, real, real". Los 12 ricos hombres o ancianos sabios del Fuero General es una forma de expresarse que en realidad se refería a las Cortes, donde estaban representados los tres estamentos (nobleza, clero y representantes de las villas y pueblos).


Esta ley era fundamental en el reino baskón y marcaba el carácter "pactista" o "electo" de la corona nabarra, de hecho, se aplicó en varias ocasiones, cambiando el testamento del rey en cuanto a su sucesor, eligiendo otro monarca más idóneo por parte de los estamentos representados en las Cortes.



Frente a la iglesia de Danapelu donde se reunían desde 1522 los Estados Generales de Nabarra, está la mansión dd Derdoy Oyhienart, en su fachada están los retratos de Enrique II el sangüesino, de su hija Juana III de Labrit y de su nieto el primer Bourbon Enrique III el bearnés, la cuarta figura es un diablo, la que correspondería a Luis XIII


En la Carta Magna inglesa, se reconocen derechos parecidos, pero solo a sus nobles y es muy posterior, de 1215. También está presente en el Fuero Viejo de Bizkaia de 1452 o en el Fuero Nuevo de 1526 por su origen nabarro (para más información:  https://lehoinabarra.blogspot.com/2019/12/errigoitia-la-ultima-villa-y-cuna-del.html).

Estornés Lasa en el libro mencionado, sobre la proclamación del rey escribía: “Entonces derrame su moneda sobre las gentes hasta 100 sueldos y se ciña el mismo la espada, que es a semejanza de cruz, en señal de que no se reconoce superior en la tierra”. Alzar al rey se hacía “Conceyllo, zo es Pueblo” (en el Concejo -Batzarre-, donde está el Pueblo).


El Lehendakari Agirre, en su libro sobre la historia del pueblo vasco, en 1946, escribió:

El Código de Benabarra de 1611:

"Benabarra, la sexta Merindad del Reino de Navarra, después de su definitiva separación de Pamplona ocurrida en 1530, siguió rigiéndose por el Fuero General de 1237 completado con los acuerdos de las Cortes. 

Refugio de la dinastia legítima conservó con su independencia la ley del viejo Reino pirenaico hasta 1611. Por carta del rey de 14 de marzo de 1608 fueron encargados varios comisarios reales de recopilar las viejas leyes y costumbres de Benabarra y de someterlas a las Cortes del pequeño Reino. Enrique IV había rechazado un texto que pocos meses antes habían redactado las Cortes de Benabarra sin su autorización. 

El redactado por los comisarios reales era diferente. Pero el texto definitivo no fue promulgado hasta abril de 1611 por carta de Luis XIII que sin aceptar las reclamaciones y protestas de los Estados de Benabarra lo impuso como ley. Se trata de un Código con 450 articulos redactado en bearnés y confeccionado por legistas que cuidaron de suprimir toda disposición que pudiera entorpecer la autoridad real.

Este abuso real contribuyó a disminuir el interés del texto que hasta aquí había sido elaborado colaborando libremente el pueblo. Los Estados vascos ultrapirenaicos comenzarán en adelante a sentir más de cerca el poder del rey absoluto y de sus oficiales. 

Sin embargo Benabarra conserva todavía su independencia. Enrique IV, que había unido en su persona las Coronas de Francia y de Navarra, no atentó a la libertad del pequeño Reino vasco aun cuando por edicto de 1607 declaró unido su patrimonio a la Corona de Francia. Se refería sin embargo a los señoríos que pertenecían a la Corona de Francia, cosa que en nada modificó la situación de Benabarra". 



Libro de la Horas para la oración de la Biblioteca de Amiens (Francia), perteneció a Enrique II de Francia y a Louis XIII de Francia y Nabarra (s. XVI)


Sigue Agirre: "Pero en 1617 Luis XIII preparó las cartas de unión. La oposición de parte de los benabarros fue violenta y el edicto no se puso en ejecución. Pero en 1620, Luis XIIII, habiendo ocupado previamente la fortaleza de Navarrenx, publicó un edicto uniendo el Reino de Navarra de ultrapuertos a la Corona de Francia. La unión se hacía "sans neanmoins deroger aux Fors, franchises, libertés, privilèges et droits appartenans à nos sujest dudit Royaume et pais de Bearn que nous voulons leur être inviolablement gardez et entretenus".


Era el 15 de octubre de 1620 cuando Luis XIII rey de Francia, ayudado por el cardenal Berulle, entró con una tropa en Pau (Bearne), para proclamar la unión a la corona francesa de la corona nabarra y del pueblo de Bearne, es el llamado “Edicto de Unión”. 




Los Estados de Nabarra (el equivalente a un parlamento) se opusieron con fuerza, pero el reino estaba militarmente ocupado por las tropas francesas. Con el Edicto de Unión, también se anexionaba Francia los Estados independientes de Bearne y Andorra, así como Donezan, pertenecientes a los reyes nabarros de la familia Labrit o Albret-Foix y no a los Bourbon: “(...) por este Edicto, perpetuo e irrevocable, unimos e incorporamos dicha corona y país de Nabarra y nuestro país y soberanía de Bearne, Andorra y Donezan, y tierras que de ellos dependen (...)”.


El reino pirenaico reunido en Juntas, rechazó el Edicto, pero fue incapaz de hacer frente al poderoso ejército francés que controlaba la situación. 

En 1621, en el debate de los Estados de Bearne, se acordó por unanimidad declara “traidores a la patria” a todos los que aceptarán el Edicto de Unión con Francia.

El primer motivo para el Edicto de la Unión de 1620, según el historiador zuberotarra Jean Louis Davant (Haría nº 25), era que ambas coronas se podrían volver a separar ante una reina para Nabarra (como de hecho ya ocurrió en el siglo XIII), el segundo, la influencia protestante-calvinista en el Beárn (pese a la libertad de culto). 

El primer impacto negativo del Edicto fue la unificación de la justicia impartida en el Beárn y en Baja Nabarra, pasando la Chancillería de Nabarra a Pau, cuando en Donapaleu la justicia se impartía en euskera según decretó Enrique II el sangüesino y no en bearnés como lo fue desde entonces; pero, a partir de esta fecha se impondrá poco a poco el francés como único idioma. 

En 1624 atendiendo a la quejas de los nabarros, Louis XIII llamó al nuevo órgano judicial “Parlament de Navarre”, y se unieron al mismo los vizcondados de Lapurdi y Zuberoa que habían sido invadidos a Nabarra en el siglo XII saliéndose del de Burdeos. Pero, éstos últimos protestaron para no caer bajo la influencia calvinista de sus vecinos los bearneses, por lo que no fue hasta 1691 que se integraron en el "Parlamento" Pau definitivamente reinando ya Louis XIV.


Federico Krutwig en su libro "Vasconia" (1962) explicaba como: “El 15 de octubre de 1620 el ejército francés de Luis XIII tomó Pau (al mando del propio Louis XIII) y 5 días después registró un Edicto por el Consejo Soberano del Beárn, según el cual Beárn y la Baja Nabarra quedaban unidas a la corona de Francia. Convocados los Estamentos del Beárn para aprobarlo, sólo dieron largas. En 1622 aceptaron unificar la antigua Cancillería de Nabarra y el Consejo Soberano del Beárn en Pau, pero no así la unión a la corona francesa. 

El Edicto de 1620 fue rechazado y los nobles bearneses en encabezados por el marqués de Force, que se sublevaron. Juan Pablo de Lescun, jurisconsulto bearnés del partido protestante y consejero de Estado del reino de Nabarra, organizó partidas armadas para defender su soberanía y alzar al pueblo, pero fue finalmente apresado por un ejército francés mandado por el Parlamento de Burdeos y decapitado en 1622. 

Pese a ello, tanto Luis XIV, como Luis XV y Luis XVI, juraron los Fueros nabarro-bearneses, prometiendo guardar los buenos usos y costumbres de este reino”.


Los Estados Generales de Nabarra pidieron constantemente la restauración de su libertad y en el año 1683 declararon: “Los reinos de Nabarra y Francia son diversos, diferentes, el uno del otro, cada uno de ellos debe ser gobernado por sus leyes fundamentales sin que las de uno estén sujetas a las del otro”.



Consecuencias del Edicto 1620

Las consecuencias inmediatas las relata el estellés Eneko del Castillo (1973): “Desde entonces la Baja Nabarra (incluida Zuberoa) y el Bearne, fueron convertidos en una provincia francesa más con sede en Pau: Basse Navarre et Bearne" a las que se le añadieron Lapurdi y Zuberoa como hemos visto.

Eneko Del Castillo Nabarlur.blogspot.com


El bajo-nabarro y doctor en historia Manex Goyenetche (1942-2004), explicaba en su libro “Historia general del País Vasco”, como Nabarra intentó en muchas ocasiones recuperar Zuberoa y Lapurdi, así en 1249 sitiaron las tropas nabarras los castillos de Came, Viellenave, Gramont y Garro, incendiaron parte de San Juan de Luz, intentaron tomar Ezpeleta y Baiona. 


En 1266 el condado de Bigorra se rebeló contra Inglaterra-Aquitania y Nabarra apoyó la rebelión, Teobaldo II (hermano del anterior Teobaldo, sobrino de Sancho VII “el Fuerte”), intentó recuperar toda la Baskonia Ulterior y Citerior con los señores de Tartas, Luxa, Garro, Ahaxe, Belzunce, Armendariz, Salt de Hasparren, Agramont y los hermanos Lope y Bernardo de Sibes.

 Saint Paul Saint Louis
                

El resultado de estas guerras fue la frontera definitiva entre Baja Nabarra -que siguió libre-, y Zuberoa y Lapurdi, dominadas por el rey de Inglaterra y conde de Aquitania, el cual se proclamaba duque de Gascuña-Baskonia. 

En el caso de Zuberoa, la relación con el reino de Nabarra se mantuvo mucho más estrecha hasta la ocupación del ejército aquitano-inglés del castillo de Mauleón a principios del siglo XIV al vizconde Oier III de Mauleón, el cual había liberado el vizcondado que creara en el siglo XI Sancho III “el Mayor” de Nabarra. Muchas de las grandes familias labortanas y suletinas rendían doble homenaje a Inglaterra-Aquitania y a su reino natural que era Nabarra.

Si bien es cierto que Lapurdi y Zuberoa se incorporaron con el ducado aquitano a la corona inglesa en ese mismo siglo XII, el territorio era gobernado por los propios baskones bajo el derecho pirenaico o Fueros, tal y como señala el historiador suletino Louis Davant (1935). 

En Zuberoa y Lapurdi no hubo funcionarios ingleses ni se habló este idioma en la Edad Media (ni el francés), tampoco había de forma permanente ejército o destacamento inglés alguno, pues estas comarcas dependían del ducado de Aquitania que, aunque unido a los ingleses por sus reyes, mantenían cada uno su autonomía administrativa.


Tras la guerra de los 100 años entre Inglaterra y Francia, Zuberoa y Lapurdi pasaron a ser vasallos directamente de Francia, aunque gobernados por el vizconde del Bearne que había expulsado a los ingleses-aquitanos como capitán de las tropas francesas. Bearne era un Estado independiente de Francia, pero Gastón de Bearne rendía vasallaje al rey francés por otras posesiones. La nueva unión política con Nabarra vino poco después, a mediados del siglo XV, mediante matrimonio de la reina de Nabarra y el conde del Bearne (más información en: https://lehoinabarra.blogspot.com/2014/07/la-conquista-de-lapurdi-el-origen-de.html)



Persecución y genocidio

El Edicto unilateral de 1620 tuvo además otras consecuencias. En el libro “Continúa la irracional conquista” (Ed. Pamiela 2012), Tomás Urzainqui comenta como “Luis XIII en su Edicto de 20 de octubre de 1620 había conferido únicamente al francés el carácter de lengua oficial”. Por tanto, fue el arranque de la persecución sistemática del euskera y de los euskaldunes en las llamadas “Tierras de vascos”. 

El getxotarra Federico Krutwig en su libro “Vasconia” (1962) escribía: “Así hasta 1789, donde durante la Revolución francesa, la Asamblea Nacional de ese país, decidió de nuevo la anexión a Francia el 28 de octubre de ese año, de nuevo de manera unilateral”, hecho que acabó en genocidio con miles de euskaldunes muertos por no saber francés y ser “malos patriotas” (para más información https://lehoinabarra.blogspot.com/2014/07/la-persecucion-sistematica-del-euskera.html).



CONCLUSIÓN

En la obra Iparla del 2019, en el apartado "Oinarriak-Fundamentos ideológicos", señala claramente el significado político de estos hechos histórico: El Reino de Nabarra no fue nunca formal ni legalmente “incorporado” ni “unido” al Reino de Aragón o al Reino de Castilla, como tampoco lo habían sido sus Territorios periféricos anteriormente usurpados, ni jamás se habló para nada de “Reino Unido”. 

En cuanto al "Edicto de Unión" que el rey Luis II de Nabarra (sic. Luis XIII de Francia) hizo aprobar estableciendo el Reino Unido de "France et de Navarre" en 1620, ello fue un acto de traición a las leyes, libertades y derechos constitucionales del Reino, forzado mediante la presencia del ejército francés de ocupación en Bearne y por tanto nulo de pleno derecho.


El “derecho de conquista”, frecuentemente invocado por Estados medievales y modernos como justificación complementaria, última o suprema de sus rapaces anexiones, quedaba formalmente borrado por la postulada Ley Internacional de las Naciones Unidas. Un Estado, aun ocupado y anexado por el imperialismo mediante la violencia de su agresión y legislación, no desaparece por ello y la anexión por el Estado ocupante es legalmente nula y criminal.



Las instituciones de un Pueblo sojuzgado y su Estado ocupado, continúan existiendo a pesar de su abolición por la “legalidad” imperialista -nula de pleno derecho-, mientras esa abolición siga siendo impugnada por un Movimiento de Resistencia Nacional. Al igual que los crímenes mediante los que se han conculcado, los derechos fundamentales de los Pueblos y de sus Estados son también imprescriptibles.