¿CUÁL ES LA PALABRA ESCRITA EN EUSKERA MÁS ANTIGUA?

¿CUÁL ES LA PALABRA ESCRITA EN EUSKERA MÁS ANTIGUA ?

Aitzol Altuna Enzunza


Un bronce hallado en una tumba en Roma en el año 1908, conservado en el museo Capitolino y que data del 89 a.C., habla de jinetes de la “Tvrma Sallvtana” (“u” y “v” se leen igual), los cuales participan en las legiones romanas, por lo que se les concede la ciudadanía tras haber ayudado a Cneo Pompeyo el Magno en la toma de la ciudad italiana Ascoli o Ásculo, por lo que es conocido como “El bronce de Ascoli”. 


Estos jinetes, eran legionarios de Cesaraugusta-Zaragoza (Salduba) y su comarca hasta Segia (Ejea de los Caballeros), pero del Pueblo o gentes baskonas-suesetanas, además de otras poblaciones río arriba del Ebro como los libenses de Libia, municipio actual de Herremelluri-Leiva que eran berones (-Oliva- en La Rioja sobre el río Tirón). 


En el listado hay nombres euskéricos -sobre todo entre los padres, mientras que los hijos aparecen latinizados- y otros íberos o de influencia íbera; significativamente también, ninguno celta. 

Los soldados berones de Libia eran: “Umarillun, Adimels, Tarbantu y Bastugitas”, los primeros claramente euskaros, lo que haría difícil o imposible una vez más la hipótesis de una “baskonización tardía”, tal y como hemos ido viendo (http://lehoinabarra.blogspot.com.es/2016/01/las-primeras-palabras-en-euskera.html).

Bronce de Ascoli con jinetes baskones con nombre en euskera


Según el historiador nabarro Manex Goyhenetche (1942-2004) en su libro “Historia General de País Vasco”, están en euskera en el bronce de Ascoli los siguientes nombres: Cacusin chadar, Sosinaden sosinasae, Sosimilud sosinasae, Urgidar Luspanar, Gurtano Bituro, Elandus Enneges, Agirhes Bennables, Nalbeaden Agerdo, Arranes Arbiscar, Umargibas Luspangig, Beles Umarbeles y Balciadin Balcibil

La deformación o adaptación al latín de los nombres indígenas es también manifiesta. Tenemos un “Enneges” y “Ennegensis” por ejemplo (raíz Eneko), nombre que reaparecerá como Ennecus entre los primeros reyes baskones del reino de Pamplona-Nabarra en el siglo IX (romanzado después como Iñigo).

Tanto el filólogo gipuzkoano Koldo Mitxelena (1915-1987) como el antropólogo español Julio Caro Baroja (1914-1995), señalaban que muchos nombres entre los baskones eran íberos (lo cual es extensible a los bardulos y karietas de la actual llanada alabesa), bien por moda bien por bilingüismo. 


En el libro “La lengua vasca”, decía el lingüista gipuzkoano Koldo Mitxelena al hablar sobre la debilidad de la hipótesis de una “baskonización tardía”: “Los argumentos con que se ha apoyado esta teoría no tienen fuerza bastante. Si se dejan a un lado los textos, que nada dicen de lo que se les ha querido hacer decir, ésta en primer lugar la onomástica personal, de carácter indoeuropeo, señalada por Gómez-Moreno (se refiere al que fuera arqueólogo granadino inventor de esta hipótesis). No obstante, la prueba es incompleta, porque nada dice de Guipúzcoa y muy poco de Vizcaya, además de ser excesiva, ya que en parte de (Alta) Navarra se descubren los mismos nombres que en la llanada alavesa. No hay que olvidar tampoco que la onomástica personal está demasiado sujeta a modas”. 

Serían los nombres de persona (antropónimos) más antiguos escritos en euskera, pero no las primeras palabras escritas en euskera.

Noticias de Navarra 14 de noviembre del 2022: 
"Es un hallazgo histórico. Investigadores de la Sociedad de Ciencias Aranzadi han descubierto el texto más antiguo escrito en lengua vascónica (antecedente del euskera) en una lámina de bronce con forma de mano que data del siglo I a.C. y que fue hallada durante la excavación de una vivienda del antiguo poblado de Irulegi (castillo en la sierra de Aranguren a 14 kilómetros al sureste de Pamplona-Iruñea sobre un castro baskón anterior)
La pieza -con una inscripción de cinco palabras, la primera de ellas sorioneku– demuestra que, como ya se venía especulando en los últimos años, los vascones estaban alfabetizados y contaban con un sistema gráfico propio derivado de una variante del signario paleohispánico.

Para los expertos, se trata del primer documento “indudablemente escrito en lengua vascónica”. Mientras el texto paleohispánico del mosaico de Andelos, de una cronología similar, lleva 25 años en discusión sobre cuál es su lengua, en el caso de la mano de Irulegi, en cambio, los indicios parecen irrefutables. Además de que la primera palabra (sorioneku) se entiende en el vasco actual, la presencia del símbolo T ya es suficiente para habar de un sistema de escritura propio adaptado del ibérico. El símbolo T no existe en el ibérico, pero sí aparece en dos monedas vasconas de Navarra (ontikes y unambaate). Así, parece claro que los vascones utilizaron el semisilabario del ibérico, lo adaptaron a su lengua incluyéndole características propias y lo emplearon para escribir su lengua, el vascónico. El poblado se asentó en torno a la zona del castillo en la Edad del Bronce Medio, entre el 1.600 y el 1.400 a.C. y fue expandiéndose ladera abajo durante 1.200 años hasta alcanzar su mayor extensión en el siglo I a.C. En ese momento, terminó siendo incendiado de manera violenta en el contexto de las Guerras Sertorianas. Gracias a ese ataque, perdura una imagen congelada del final de la Edad del Hierro, puesto que los materiales quedaron cocidos y sellados en posición primaria bajo los restos de adobe. 
La pieza en cuestión es una lámina de bronce cuya pátina contiene un 53,19% de estaño, un 40,87% de cobre y un 2,16% plomo, algo que es habitual en aleaciones antiguas. El objeto está recortado para representar la forma de una mano derecha algo esquemática pero de tamaño natural. La lámina es lisa en el lado de la palma, pero en el lado del dorso presenta la forma de las uñas, aunque no se han conservado debido a su fragilidad las correspondientes a los dedos anular, corazón e índice. La pieza mide 143,1 mm de altura, tiene un grosor de 1,09 mm y una anchura de 127,9 mm, y su peso alcanza los 35,9 g. En la muñeca presenta una perforación de 6,51 mm de diámetro que sin duda se produjo al clavar la pieza en un soporte blando, probablemente de madera.

La mano de Irulegi es interpretada como un epígrafe ritual y apotropaico que estaría situada en la entrada de la vivienda. Además, el uso de la palabra sorioneku (afortunado/dichoso) alude indudablemente a un mundo personal, ritual e inmaterial.



LAS PRIMERAS REFERENCIAS A LOS BASKONES

Avieno en s. IV, en su obra “Ora Marítima”, nos dejó la primera descripción de la costa vasca: “Luego avanza en el mar el cabo de Venus y las olas braman alrededor de dos islas, que están por su pequeñez deshabitadas. Más allá se levanta hacia el norte el cabo Aryium”. Las islas serían las de Hendaia en Lapurdi, que dan paso a la desembocadura del Bidasoa. 


El poeta latino Rufo Festo Avieno del s. IV d.C. y natural de Etruria en Italia, en su obra "Ora Marítima" describe la costa europea desde Britania en verso (se conservan tan sólo 713 versos), mezclando diferentes textos antiguos griegos, fenicios y romanos desde el siglo VII al I a.C. Uno de los versos, al hablar del Ebro dice: "Quod inquietos uascones proelabiur". 

Parte de las 106 vasijas funerarias con cenizas y ofrendas halladas en Santa Elena de Irun, en las orillas del río Bidasoa


Pero se puede datar mejor un texto de Marco Terencio Varrón (116 a.C. al 27 a.C.), el cual sobre el año 50 a. C. habla de "uascos". Varrón fue el director de las primeras bibliotecas públicas de Roma, polígrafo, escritor latino y lugarteniente de Pompeyo el Magno, fundador de Pamplona sobre un asentamiento baskón en el 75 a.C. Unos años después, la palabra “vascon” es utilizada por Tito Livio (59 a. C a14 d. C) en “Historia de Roma” al describir la campaña de Sertorio (78-72 a.C.) por el Ebro hasta “Calagurris” (Calahorra): “per vasconum agrum ducto exercita”. 

Julio Caro Baroja señalaba en su libro “Los vascones y sus vecinos”, que “vascones” sería el plural de “vascus” (vasco). Pero este nombre en euskera se puede datar 50 años antes a través de la numismática.

Mapa de la península ibérica según Ptolomeo y realizado por la biblioteca de Alejandría 


Las primeras monedas halladas en el mundo son las del rey Creso, inmensamente rico, que reinó en Asia Menor en el siglo VIII a.C. Las monedas se usaban desde el siglo VI a.C. en Grecia. 

En península ibérica, se observa una mayor concentración de cecas, en aquellas zonas más conflictivas, donde la gente autóctona hacía frente al Imperio Romano, por lo que se puede considerar, que estas acuñaciones surgen como respuesta a una estrategia política de atraerse la fidelidad de los Pueblos o de premiar sus servicios. 

https://numisarchives.blogspot.com/2014/11/imagenes-de-la-charla-taller-sobre-las.html
Desde el desembarco de Escipión en Ampurias en el 218 a.C., hasta la batalla de Munda en el año 45 a.C. supone el intervalo máximo de las emisiones ibéricas de 173 años, sin embargo, la mayor parte de las emisiones, se realizaron tras la caída de la ciudad  celtíbera de Numancia en el año 133 a.C. y el final de la guerra sertoriana, en el 72 a.C.. Es decir, en un corto período de 61 años se concentra la mayor parte de las emisiones de denarios y una gran parte de las emisiones en bronce.


Las cecas de las acuñaciones de moneda, desaparecen con César Augusto (63 a.C.-14 d.C.) tras la Guerras Cántabras que asolaron la costa del norte peninsular, para usar las comunes a las del Imperio, aunque con las particularidades de los diferentes talleres imperiales. Con todo, Roma se reservó siempre el derecho de acuñar en metales nobles y sólo algunas ciudades fueron autorizadas a emitir en plata.



Es así como los romanos introdujeron la moneda entre los baskones, se cree que para pagarles por su ayuda en la lucha contra los diferentes Pueblos celtas que estaban presionando e intentando hacerse con territorio baskón en la comarca del Ebro medio (especialmente los celtíberos), por lo que, los romanos concedieron el privilegio a una serie de ciudades o comunidades de los territorios sometidos para acuñar monedas. 

Otra serie de monedas y cecas provienen de las luchas por el poder entre los generales Sertorio y Pampeyo (78-72 a.C.), que terminaron de dominar a los Pueblos de la depresión del Ebro medio y hasta el Pirineo.

Los ilerdenses y celtíberos apoyaron al Pretor romano Quinto Sertorio que se alzó contra Roma cuando en ésta se impuso una dictadura. Sertorio, contrario a la facción vencedora por el poder romano, se atrincheró con su ejército en Calahorra, Huesca y Lleida. El Senado romano mandó a Cneo Pompeyo el Magno. 


El mencionado historiador romano Tito Livio de Padua, sobre lo ocurrido en los años 75-76 a.C., describe: “Sertorio decide marchar contra los berones y los autrigones, que eran partidarios de Pompeyo, arrasa los territorios de los bursaones (Borja), los cascantinos (Cascante) y graccurritanos (Alfaro, Rioja Baja), llegando hasta Calahorra Nassica, su aliada (todos ellos baskones). Conduce  su ejército a través del territorio de los baskones y llega a la frontera de los berones que estaban ayudados por la caballería de los autrigones (…).

Él mismo había determinado marchar contra los berones y autrigones, llegó a Vareia, la más fuerte ciudad de esta región. Aunque era de noche, sus habitantes no fueron cogidos por sorpresa, pues habían llamado en su auxilio a todo la caballería de su país y de los autrigones”.


Joseba Ariznabarreta Garabieta


Por tanto, estos Pueblos eran aliados entre sí y ya hemos visto que eran además euskaros (http://lehoinabarra.blogspot.com.es/2016/01/las-primeras-palabras-en-euskera.html). 

La baskona Calahorra fue la última ciudad en caer, fue fiel a Sertorio hasta el final, su habitantes llegaron a comer carne humana para subsistir, para no ser llevados como esclavos (de ahí el “hambre calagurritana”), muchos se suicidaron y los pocos que quedaron fueron degollados por los romanos como ocurriera en Numancia (actual Garray) más de medio siglo antes, ciudad celtíbera de los arévacos hasta su total aniquilación en el 133 a.C.


Las monedas realizadas en estas cecas baskonas, tienen varias peculiaridades. En el libro “El Euskera arcaico” (2002) Luis Nuñez Astrain comentaba al respecto: “Entre los 103 lugares de Hispania que el lingüista alemán Jürgen Untermann catalogó como emisores de moneda en escritura paleohispánica, unos 70 pertenecen al área ibérica, unos 24 al área celtibérica y el resto, unos 10, de los siglos II y I a.C., pertenecen al norte del Ebro, en concreto a (Alta) Navarra y Alto Aragón (territorios de los baskones y baskones-jacetanos por tanto)". 


Sigue Nuñez Astrain: "Sus características de todo tipo como monedas son bastante peculiares y su lengua puede ser alguna de las dos anteriores (ibérico o el celtibérico), con algún rasgo vascoide; si la leyenda de alguna de las monedas fuese euskera arcaico, entonces serían probablemente las únicas palabras vascas conservadas escritas en caracteres distintos de los latinos, concretamente en caracteres paleohispánicos: Arsakoson, Arsaos cerca de Pamplona". 

Ceca de Arsaos o de Arsaos.
Ases (semises y cuadrantes) y Denarios. Como Baskunes, emitió numerosos ases y denarios, así como raros semises y cuadrantes. Hoy se admite su ubicación en Sos del Rey Católico (Sofuentes) a partir de una placa.


La ceca de "Ba(r)skunes también estaría cerca de Pamplona, cuya posible etimología ha hecho correr ríos de tinta. Otras cecas serían Bentian Bolskan en latín Osca, en castellano Huesca; Iaka: en latín Iaca, en castellano Jaca (provincia de Huesca); Olkairun para Tovar (se refiere  al filólogo vallisoletano Antonio Tovar 1911-1985), Olka sería celta e Irun el nombre vasco de ciudad, pero esto último es poco probable, ya que en aquellas fechas esta palabra tendría que ser todavía -ilun, por no haberse producido aún el paso posterior l > r (como en Pompailu(n)-Pompaelo hoy Pamplona); Ontikes Sekia en latín Segia, en castellano Ejea de los Caballeros (provincia de Zaragoza), palabra indoeuropea que traduce la idea de "victoria" Sesars Tirsos Umbanbaate”.

El descubrimiento de la "Mano de bronce de Irulegi" arriba mencionada, da una nueva importancia a estas monedas, tal y como hemos visto: "Además de que la primera palabra (sorioneku) se entiende en el vasco actual, la presencia del símbolo T ya es suficiente para habar de un sistema de escritura propio adaptado del ibérico. El símbolo T no existe en el ibérico, pero sí aparece en dos monedas vasconas de Navarra (ontikes y unambaate)".


La primera ceca o centro de acuñación de monedas de “barskunes” (al estar en grafía íbera es sólo una transcripción al alfabeto latino -ver fotos del artículo-) data de los años 140-80 a.C. y hay otra ceca diferente de “baskunes” de los años 120-80 a.C. 

La ceca de “benkota” es del 120-80 a.C. y la de “olkairum” de 120-40 a.C. Todas ellas son cecas dentro del territorio baskón que nos señalan la época de conquista del territorio por los romanos.

Denarios de Baskunes. Tipologia. Crecimiento de la nariz. Los denarios de Baskunes son muy abundantes y forman parte con los de Sekobirikes y Turiasu de los tesorillos de las guerras sertorianas, posiblemente utilizados por Pompeyo. Puede verse una evolución estilística entre los de mejor factura  y pesos cercanos a 3,9 g. y los tardíos de peor estilo y pesos en torno a 3,6. En estos últimos se observa una prolongada nariz, posible fruto de retoque progresivo de cuños. 



Unos años después, dentro de las “Guerras Sertorianas”, aparecen monedas del año 74 a.C. de la mayor ceca del norte peninsular sita en Pamplona o cercanías, tanto denarios como ases en alfabeto ibérico. En todas estas monedas tenemos la leyenda “Ba(r)skunes” o “Barsonnes” y en los anversos “Bengoda” con algunas variantes. 



El que fuera catedrático de Historia Medieval en la Universidad de Deusto y de Historia del Derecho en la UPV, J.L. Orellá Unzué (Pamplona 1935), en su libro “Historia de Euskal Herria” concreta la procedencia de las monedas: 

Barscunes ceca de Pamplona o Biana. Bentian a orillas de Arga, además de Cascaita, Olcarium y Otices. La ceca del jinete ibérico, la más numerosa de la península, es de Kalakorikos (Calahorra, Rioja Baja), han aparecido en el nordeste, levante y sur peninsular, son leíbles pero no se saben interpretar. Las cecas del jinete ibérico estaban sobre todo en Calahorra, pero también en Alagón, Huesca, Borja, Jaca, Ejea, Tarazona y Zaragoza. Estaría acuñadas entre el 120 y el 20 a.C.”.

Todas las monedas son del Blog https://numisarchives.blogspot.com/2014/11/imagenes-de-la-charla-taller-sobre-las.html
 Las ciudades vasconas citadas por Ptolomeo que emitieron moneda son:  Alaun (Alagón en Zaragoza); Sekia (Ejea de los Caballeros, Zaragoza);  Iaka (Jaca en Huesca; Kalakorikos (Calahorra en la Rioja) y Kaiskata (Cascante, Navarra). Salvo la primera ciudad que emite moneda de estilo ibérico (jinete con palma), las restantes emiten con el típico jinete lancero celtibérico.

Por el contrario, otras monedas de tipología “vascona” no aparecen citadas por Ptolomeo y son en orden de importancia: Baskunes o Barskunes; Arsaos; Bentian; Sesars; Arsakos-on; Omtikes; Tirsos; Umanbaate y Olkairun. Las cuatro últimas muy raras y con escasas monedas (ases) conocidos. Se produce una contradicción entre los datos historiográficos y los numismáticos.


No puede ser que haya dudas sobre que sean baskonas y no celtíberas, viendo la procedencia de las cecas en territorio baskón (la frontera estaba en Alagón-Alaone a 15 Km. de Zaragoza-Caesaragusta), el uso del alfabeto ibérico y con palabras en este idioma, la historia conocida y que hemos relatado, el mantenimiento de su acuñación en el tiempo hasta los años 20 a.C., cuando ya los celtíberos y demás Pueblos celtas estaría muy romanizados y algunos otros desaparecidos de la historia tras las tres Guerras Celtíberas (181-133 a.C.) o por su apoyo a Sertorio (78-72 a.C.).

Pero, sobre todo, por las palabras aparecidas en euskera en todo o en parte de algunas de ellas, aunque no conozcamos probablemente más que aproximadamente el 25% del euskera prerromano. Son por tanto cecas baskonas escritas en alfabeto íbero, Pueblo del cual los baskones aprendieron la escritura, ya que los íberos habitaban el mediterráneo y había una gran franja de tierra de fronteriza entre ambos, desde donde probablemente les llegó la misma (habitaban la comarca entre el río Narbona a Játiva y la cuenca del río Jalón de forma resumida). 


En Gipuzkoa han aparecido este tipo de monedas en Usategi (Ataun) y en el caso de Bizkaia en el monte Lejartza en Larrabetzu, donde en el año 1767 se descubrió un tesoro de ciento veintiún denarios y joyas de plata. Las cecas llevaban el nombre de “arekopata, sekobirikes, baskunes, benkota, turiasa, arsaos y bolskan”. 


Las piezas más numerosas pertenecen a la emisión de baskunes relacionadas con las lucha entre Pompeyo y Sertorio. Cuando menos “baskunes” o “turiasa” parecen estar en euskera (probablemente alguna más). Fuera de territorio baskón, las monedas con la inscripción “baskunes” han aparecido en Palencia, Córdoba (Molino de Marrubial), Jaén (denarios) o en Fuenmayor (La Rioja Media, berones). Pero no son las palabras más antiguas escritas en euskera.

Entre estas monedas, tenemos las mencionadas de la ceca de Kalakorikos (Calahorra –Rioja Baja), que es una de las ciudades mejor documentadas de la provincia Tarraconense. Sabemos que fue el municipio donde se aplicó de forma más temprana el derecho romano en el interior de la Península y que Augusto ejerció un efectivo patronazgo sobre él; éste emperador romano incluso tuvo escoltas baskones procedentes probablemente de esta población. 


La ceca de Baskunes. Ases. Baskunes y Barskunes.
Hipótesis sobre ubicación de Baskunes:
1.- Pamplona: teoría tradicional justificada por la gran cantidad de monedas de esta ceca, tanto denarios como ases, en las colecciones del Monetario del Museo de Navarra.
2.- Poblado de La Custodia, Viana, Navarra: aparición de 36 ases y 16 denarios de esta ceca (el 37,4% de todas las monedas ibéricas encontradas en el yacimiento).
3.- Rocaforte, Sangüesa. Lugar denominado por los musulmanes “baskunsa” el 924.   


La ciudadanía y el rango municipal que recibieron los calagurritanos a la altura del 31 o 30 a.C., era un efectivo privilegio otorgado por entonces de modo muy selectivo; nombrada por primera vez durante el proconsulado de L. Manlio Acidino Belarra, emitía monedas en su ceca con el nombre de Kalakorikos en el año 171 a.C.. El nombre vendría de “cala” roca (interpretación posible) y “gorri” roja o pelada (más fundamentada). Pero sería la tercera palabra en euskera conocida hasta el momento.

Hallazgo en 1767, citado primero por Zobel formado por 121 monedas, reconstruido por Isabel Rodriguez en 2009 a partir de los manuscritos conservados en la Real Academia de la Historia.
benkota−baskunes=60 piezas; turiasu= 32 piezas; sekobirikes= 27 piezas; arsaos=1 moneda; arekorata= 1 moneda; bolskan= 1 moneda.  
Tesorillo de monedas romanas encontrados en Ataun (Gipuzkoa)
Cueva de Usategi. Ocho denarios encontrados casualmente por unos montañeros a finales de los años 60 del s. XX: 4 Baskunes (tipo “narizotas”), 2 Sekobirikes y 2 Turiasu.

Tesoro de Barcus: En mayo de 1879, la dueña del caserío Ezpelea en Burguete de Barcus, al llevar las vacas al abrevadero descubrió un recipiente con cerca de 1800 denarios de plata. La mayor parte fueron adquiridas por un peluquero de Navarrenx que las empleó, perforándolas para fabricar makilas artesanales. Antes de ser sacrificadas, el archivero de la sociedad de Borda examinó 1375 monedas: 922 de Turiasu; 298 de Sekobirikes; 105 de Baskunes; 33 de Arsaos; 5 de Bentian.


Es más que probable que los topónimos prerromano y romano de su vecina Alfaro (Rioja Baja) estén en euskera. Reconocida por los historiadores grecolatinos como “ciudad baskona”, fue fundada en el año 179 a.C. en honor a su conquistador Tiberio Sempronio Gracco, por lo que fue rebautizada como “Graccurris” pero se asentó sobre la población indígena “Ilurcis”, ruinas encontradas cerca de esta población en el río Alhama. 

Ambos topónimos tienen el término “ili/uri” ciudad en su variedad dialectal según Julio Caro Baroja, sería el primer topónimo en euskera y estaba en territorio de los baskones, aunque la referencia es tardía, del historiador griego Plutarco (46-120 d.C.). Pero puede que haya palabras en euskera anteriores a estos nombres que nos da la numismática.

"Posibilidad de cecas mixtas itinerantes en relación con los ejércitos romanos (pompeyanos). Se ha encontrado en Calatayud un cuño de bronce pseudocilíndrico con el reverso de un denario de Bolskan en el que la figura del jinete está grabada en positivo, se trataría pues de un patriz, utilizado para marcar matrices o cuños itinerantes del ejército sertoriano". 
"Los dos tipos de emisiones celtas que copian la moneda de la ceca ibérica de Baskunes, son muy diferentes y nos dan valiosas pistas acerca de las técnicas de fabricación utilizadas. En el primer caso, la perfecta similitud, tanto en anversos como en reversos, entre los bronces de “IMONIN” y sus prototipos de denarios de “Baskunes”, nos lleva a pensar que los mismos denarios ibéricos pudieron servir como modelo o “patriz”".

Finalmente, y como anécdota de todo lo que falta por investigar, se encontró en Liria (actual Valencia), un vaso de alfarería donde, a modo de caricatura, dos personajes desde dos barcas diferentes están combatiendo y otro desde tierra amenaza con una lanza. En este vaso aparece escrito con caracteres ibéricos "gudua deitzdea", traducible como “llamada a la guerra” y está datado también del s. II a.C. (ver la foto que ilustra este artículo).  


En el fotomontaje se aprecia la pieza de Liria mencionada con la frase "guda deitzdea".




Es probable que las diferentes inscripciones en íbero escondan nuevas palabras en euskera, más si vemos la fuerte influencia técnica, en la onomástica personal, cultural e idiomática que éstos ejercieron sobre los Pueblos euskaros colindantes y de la Llanada alabesa, así como la existencia de unas aparentemente mejores relaciones que con los diferentes Pueblos celtas. La relación areal, bilingüismo o influencia del íbero sobre el euskera y viceversa (por qué no) parece clara, como en los numerales. 

Así en íbero, aunque no sabemos su correspondencia, existen los numerales: ban, bi/bin, irur, laur, borste/bors, sei, sisbi, sorse…abar u orkei; en euskera el orden de los numerales es: bat, bi, hiru, lau, bost, sei, zazpi, zortzi…hamar u hogei. 

¿Qué otras palabras conocemos en euskera de época romana? Pues hay muchas más, cientos, y las vemos en este artículo: 


¿Estaban en euskera el nombre de los Pueblos euskaros prerromanos?

Explicamos esta polémica en este otro artículo:


Para saber más sobre las primeras palabras en euskera de las lápidas halladas en toda Baskonia, se puede leer: LAS PRIMERAS PALABRAS EN EUSKERA