LOS PRIMEROS ESTADOS VASCOS
Aitzol Altuna Enzunza
No fueron el romano o el griego los primeros Estados europeos. Del mismo modo que las grandes pirámides de Egipto nos hablan de grandes civilizaciones y por tanto de Estados (pues sin Estados no hay civilizaciones), los círculos de piedras que conforman Stonehenge o los monumentos de Carnac (Morbihan, Bretaña), nos estarían hablando de estructuras sociales más desarrolladas, de clases sociales, religiones con una casta sacerdotal, constructores y beneficiados de esos trabajos, es decir, de los primeros Estados europeos en el sentido que aquí se relata.
Lo mismo cabe decir de la cultura que entre el valle de Leitzaran (Gipuzkoa, frontera baskones y bardulos, aunque recientemente también en el duranguesado en Bizkaia -2022-) y Andorra crean a los dos lados del Pirineo donde se han encontrado alrededor de 1.104 crómlech, que por su tipología (círculos de 3 a 6 metros de diámetro, a veces de forma radial) y cronología (1000 a.C. al año 1) no se parecen a ningún otro crómlech del mundo.
Se haya en 413 conjuntos, de los cuales 291 están en Euskal Herria sobre todo en Alta Navarra y más aún en Baja Navarra en proporción a su territorio.
De una estructuración social importante (quizás no de un Estado), nos habla la existencia paralela en el tiempo a los cromlech baskones de al menos 72 castros vascos amurallados y prestos para la defensa del territorio vasco desde el neolítico (5.000 a.C. hasta la llegada de los romanos). Castros autónomos en recursos naturales, pastoriles y agrícolas pero no exentos de comercio entre ellos y con otros pueblos, todos ellos en las actuales provincias occidentales de Bizkaia, Gipuzkoa y norte de Alaba, pero también en el norte de Lapurdi, Baja Nabarra y Zuberoa, a imitación de los que hacían sus vecinos celtas, astures y cántabros.
Entre los años 800-700 a.C. el clima era igual actual, época donde se han datado las primeras talas de bosques para el pastoreo:
“A lo largo de los siglos IX y VIII a.C. tendrán lugar en Europa una serie de transformaciones de gran calado. P.Brun (1987) recoge tres de los hechos que revelarían estos cambios, el aumento numérico y de tamaño de los poblados, la tendencia a la jerarquización social con la aparición de la aristocracia guerrera con posible estatus hereditario y el desarrollo de la metalurgia del hierro que facilitaría la autarquía de las comunidades. Todo ello generaría una competencia entre las distintas élites, lo que quedará documentado tanto en los poblados como en las necrópolis”. Xabier Peñalver “Los vascones y sus vecinos”.
Restos romanos en Illuntzar frente al castro karistio de Arrola (fotos de abajo) que conquistaron
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Cercana a Marueleza está Gastiburu, santuario con cuatro graderíos de la Edad de Hierro donde se realizarían diferentes cultos quizás al sol y a la luna, no hay otro similar en toda Europa |
Son los primeros poblados en altura frente a los anteriores en espacios abiertos que empiezan a acumular necrópolis con cámaras muy ricas, junto con un aumento de la alfarería y de a orfebrería y la circulación de las mercancías de gran importancia entre el mediterráneo, Europa Central y Europa hiperbólica, como el bronce, el ámbar, el oro, el vidrio o la sal) que surge desde el área alpina oriental, conocida como época hallstática (primera Edad de hierro).
En Baskonia sobre el s. XV a.C, Bronce medio-final, aparecen los primeros asentamientos y poblados fortificados como el de la Hoya (Biasteri-Laguardia), Henaio (Alegria-Dulantzi), Berbeia (Barrio en Alaba, cerca de Pobes), y en el Alta Navarra en el Alto de la Cruz (Cortes) o en Fitero.
La Segunda Edad de Hierro o La Tené (comarca Suiza), s. V a.C. Sobre el año 150 al 50 a.C. se produce un cambio radical en la política, social y económica, se fortalecen relaciones y aparecieron grandes centros urbanos amurallados, los “oppida”. Se sitúan cerca de la materia prima en altos que controlan los valles y se de una especialización económica. Ejemplos de esta época son: el Castro de la Lastra (Karanka, Alaba), El Castillar, Berreaga (Bizkaia, Mungia), Basagain (Anoeta, Gipuzkoa), Intxur (Albistur-Tolosa), y Munoaundi (Azkoitia-Azpeitia). En la ribera del Ebro se observa una “celtiberización” o invasión.
Berreaga
De los 307 poblados hallados hasta el momento en Euskal Herria anteriores a la invasión romana, 73 están en la vertiente atlántica y 234 en la mediterránea.
“La forma de ocupar el territorio, la estructuración interior de los poblados y sus sistemas defensivos, entro otras cosas, nos hace pensar en la existencia de un considerable estado de organización social dentro de la poblaciones que habitaban en esta parte de Europa durante el primer milenio anterior a nuestra Era” X. Peñalver “Los vascones y sus vecinos”.
Revista BERTAN de la Diputación de Gipuzkoa "Burdin Aroko herri harresituak Gipuzkoan" Xabier Peñaver y Sonia San José |
LA LLEGADA DE LAS LEGIONES ROMANAS
A la llegada de los romanos en el siglo II a.C. sus cronistas cuentan que en el sur aquitano, hasta los Pirineos, gobernaba el rey Pisón (rey por tanto de la tribu vasca de los que habitarían el territorio de los crómlech), citado por Julio César como nieto de un rey aquitano aliado de Roma (Bello Gallico III, 12,4).
Bolonburu, castro o ciudad amurallada prerromana de Zalla
La batalla definitiva por el territorio tuvo lugar en Sos de Albert en el 56 a. C. (cerca de Mont Marsan), a la sazón lugarteniente de Julio César, con 6.000 hombres de infantería y una fuerza de caballería importante, fue el vencedor frente al jefe aquitano Adietuanus que se rindió con sus mejores 600 hombres. Existen monedas aquitanas con el nombre "Rex Adietuanus", con una loba en el reverso, símbolo de la conquista romana (la loba que amamantó a Rómulo y Remo, fundadores de Roma). En la batalla Julio César dice que los aquitanos tuvieron la ayuda de los "cántabros", en este caso, se refiere sin duda a otras tribus vascas del sur de los Pirineos.